Los pasillos del Templo Jedi resonaron con los restos de las acaloradas discusiones del día, sin embargo, dentro de las Salas del Consejo, se desarrolló un intercambio más solemne entre dos de sus miembros más venerados.
La expresión de Yoda seguía siendo ilegible, sin embargo, sus ojos se estrecharon ligeramente, con un destello de preocupación que pasaba a través de ellos. "Preocupados, ¿deberíamos estarlo?"
"De hecho", comenzó Mace Windu, "las acciones de Peter durante nuestra reciente misión... me han dado una pausa". La habitación parecía cerrarse mientras relataba los acontecimientos, con el peso de sus palabras colgando fuertemente entre ellos. "Su imprudencia, su incapacidad para prestar atención a mi guía, su inquietante entusiasmo por el combate, sin mencionar el hecho de que parece estar buscando su planeta natal, todo es muy preocupante, especialmente su condición después de que nuestra misión hubiera terminado..."
"Después de la misión, ¿cómo le fue, hmm?" Yoda preguntó.
Windu suspiró. "Las secuelas le golpearon con fuerza. No porque se arrepintiera de la lucha; por el contrario, su emoción fue palpable, lo cual es alarmante en sí mismo. Pero darse cuenta de la gravedad de sus acciones... quitarle vidas por primera vez, y no solo una, sino muchas, y su papel en la muerte de Ronan... Creo que ha dejado una marca".
La gravedad de la revelación colgaba en el aire, una sombra proyectando sobre los sabios rasgos de Yoda. "Preocupante, esto es. Al principio del camino de un Jedi, tales experiencias pueden afectar profundamente su trayectoria..."
Windu asintió, reconociendo la gravedad de la situación. "Elegí retener estas observaciones del consejo. Temía que solo sembrara la discordia entre ellos y Peter. Si él es realmente el Elegido, tener el consejo en su contra no serviría de nada. Nos corresponde a nosotros, como sus mentores, guiarlo a través de esto y volver al camino de la luz".
El silencio que siguió fue revelador, ambos maestros perdieron sus pensamientos sobre el delicado equilibrio de nutrir su Padawan compartido.
"¿Crees que hacia el lado oscuro, podría dirigirse?" La voz de Yoda era suave, pero cortó la tensión con la precisión de un sable de luz.
"Todavía no", admitió Windu, la incertidumbre del futuro es una pesada carga. "Pero las semillas están ahí, y si no tenemos cuidado, podrían crecer. Debemos estar atentos, guiándolo con una sutileza que no lo aleja, sino que lo dirige suavemente hacia atrás".
Yoda asintió, con los ojos cerrados como para mirar a la inmensidad de la propia Fuerza. "Una línea fina, es, que caminamos. Asegúrate de que debemos, Peter no se desvíe más. Guíarlo con sabiduría y compasión, lo haremos".
Y en esa nota, su conversación llegó a su fin con el entendimiento de que el camino por delante requeriría paciencia, sabiduría y, tal vez lo más importante, fe en la Fuerza.
Cuando Windu salió de la sala del consejo, dejando atrás a un Yoda pensativo y considerado, el peso de su responsabilidad compartida estaba a la vanguardia de sus mentes. El futuro era incierto, pero harían todo lo posible para dirigirlo en una dirección positiva, asegurándose de que Peter no cayera por un camino de oscuridad.
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No mucho después de que concluyera la charla de Windu y Yoda, Peter se despidió de Nebula por la noche, dejándola en uno de los muchos cuartos de invitados en el Templo Jedi, y navegó por los pasillos vacíos, de camino a una cierta sala de meditación aislada.
Asegurándose de que nadie lo siguiera, activó el mecanismo secreto en la habitación, descendiendo al sótano oculto de abajo.
Mientras entraba en la enorme cámara abierta, la figura espectral de Darth Revan esperaba en la parte superior del purificado Santuario Sith. El santuario crepitó con poder mientras Peter subía a la cima, saludando a su maestro.
"Oye, estoy de vuelta", anunció Peter, una sonrisa de broma enmascarando su cara, sosteniendo su nuevo martillo. "¿Con mi nuevo juguete? Tuve que matar a unas cuantas docenas de chicos para conseguirlo".
Darth Revan, ignorando el arma por completo, leyó a través de la fachada sonriente de Peter. "¿Esto debe considerarse desafortunado?" Preguntó, claramente sin molestarse por el asesinato. "Dime, ¿qué pesa tu mente, mi tonto aprendiz?"
"No es necesariamente algo malo..." Peter relató los acontecimientos de su misión, su voz firme pero atada con un trasfondo de conflicto. Habló de la batalla, las vidas que había tomado y las emociones turbulentas que siguieron, así como de su posterior aceptación de todo.
Mientras Revan escuchaba, su rostro fantasmal seguía siendo impasivo. Sin embargo, cuando Peter terminó, se midió la respuesta de Revan, su tono imbuido del peso de los siglos.
"Matar es una faceta ineludible de la existencia, Peter, especialmente para los Sith", la voz de Revan resonó en toda la cámara. "Ya sea en tiempos de paz o conflicto, ya sea como Jedi, un Sith o simplemente alguien que defiende lo que les es querido, uno debe estar listo para quitar vidas. No es el acto en sí lo que te moldea, sino la intención que lo impulsa. Acéptalo como un acto necesario y sigue adelante".
Peter escuchó atentamente, las palabras tocando una cuerda dentro de él. "Sí, esa es la conclusión a la que también llegué..."
En un momento de reflexión, Revan luego dio: "Además, recuerda que esos tontos buscaron tu muerte primero, lo que selló su destino desde el principio. Deberían considerarse afortunados de que no fuera yo, u otro Sith, porque si lo hubiera sido, su fin no habría llegado tan suavemente. Créeme, la rápida desaparición que les concediste fue un acto de misericordia. Porque incluso para nosotros, los Sith, la justicia servida en defensa de tu propia vida no es nada si no es justa".
La perspectiva de Revan era muy diferente a la de sus mentores Jedi, pero llevaba una verdad innegable. La galaxia no era en blanco y negro, y tampoco lo eran las decisiones que tendría que tomar.
Cuanto más lo pensaba, más Peter estaba cada vez más de acuerdo con ese sentimiento, menos lo poco sobre la tortura, por supuesto.
"Tu viaje requiere equilibrio, Peter. Has elegido seguir tu propio camino, aprendiendo de los Jedi y los Sith para moldear tu propia identidad, y lo respeto. Sin embargo, eso también significa que tendrás que encontrar tu propio camino en situaciones como estas. Puedo darte todo el asesoramiento del mundo, pero depende de ti interpretarlo como quieras. Acepta las complejidades de tu naturaleza y deja que ninguno de los lados de la Fuerza domine".
La lección fue clara, y a medida que la forma de Revan se desvanecía, dejando a Peter solo en silencio para contemplar su consejo, un último sentido de determinación se estableció sobre él. Ahora entendía que su propio camino era forjar, un equilibrio entre la luz y la oscuridad, la vida y la muerte.
"Oh, y tomaré esto para estudiar..." Revan apareció de nuevo, arrebatando el Arma Universal del alcance de Peter antes de desaparecer de nuevo, el martillo desapareciendo con él.
"..." Peter suspiró, aunque una parte de él esperaba esto. Después de todo, su maestro hizo lo mismo cuando recibió su sable de luz por primera vez.
A medida que regresaba a la superficie, el templo a su alrededor parecía diferente, como si reconociera la carga, y el poder, del equilibrio que se esforzó por mantener.
Y en la tranquilidad de la noche, mientras estaba acostado en la cama, con sus auriculares tocando una de las canciones favoritas de su madre, Peter sintió que el peso de su misión anterior se levantaba lentamente, su persistente incertidumbre se desvanecía por completo.
🚨Play Goodbye Stranger de Supertramp🚨...
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Había pasado una semana desde la muerte de Ronan el Acusador, y la galaxia se encontró en la cúspide de un paradigma cambiante. La República Galáctica, tradicionalmente neutral y sin un ejército permanente, había lanzado su suerte con el Imperio Nova.
Aunque el Senado no envió tropas, sus políticas lo prohibían estrictamente, la asistencia que proporcionó en forma de cosas como armas y barcos a costos reducidos, y la inteligencia estratégica marcó un cambio significativo en la marea contra el agresivo Imperio Kree.
Peter, de vuelta en el Templo Jedi, se encontró leyendo en su bloc de datos, hojeando la serie más reciente de guerras de información entre la República y el Imperio Kree.
El bloc de datos que él y el Maestro Windu habían tomado de Ronan era ahora un arma en el arsenal de la República. Descifrados por las mejores cortadoras, sus registros revelaron los extensos crímenes de guerra cometidos por Ronan, dejando al descubierto las brutalidades del Imperio Kree para que toda la galaxia las viera en la holonet.
La imagen de los Kree se empañó, su alto nivel moral se erosionó por las revelaciones de su propia crueldad. Pero los Kree no eran un pueblo que aceptara tales desprecios acostados. En represalia, lanzaron su propia salva en esta guerra de información.
Las imágenes de la nave de Ronan surgieron, que representan las acciones de Peter y Windu bajo la luz más desfavorable. La narrativa de los Kree pintó a los Jedi como agresores que atacaron sin provocación, ejecutaron a Ronan y a sus hombres a sangre fría, y profanaron a los muertos saqueando el Arma Universal y el bloc de datos, exigiendo que fueran devueltos de inmediato.
Pero las demandas para su regreso sonaban vacías; estos eran botines de guerra, y los Kree, ahora declarados enemigos de la República, no tenían ningún derecho sobre ellos a los ojos de la República o de sus aliados.
Peter, descansando en sus cuartos, no pudo evitar sonreír ante lo absurdo de la situación. "No devolverlo, eso es seguro", murmuró para sí mismo, mirando el Arma Universal apoyada contra su pared. "Mi precioso..." pensó, en broma.
El Consejo Jedi, por su parte, guardó silencio sobre el asunto. Las aguas turbias de la guerra no eran su arena habitual. Sin embargo, la participación de dos de los suyos había provocado cierto debate.
Las discusiones susurradas llenaron los pasillos del Templo, una mezcla de preocupación, desaprobación y, en algunos casos, tranquila admiración por las atrevidas acciones de Peter y su maestro.
En esta guerra de información, Peter se encontró en el ojo de la tormenta, aunque no parecía molestarle mucho.
"Seguiré haciendo lo mío. Que digan lo que quieran...'
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En los confines lejanos del Espacio Salvaje, donde las propias estrellas parecían estar envueltas en la oscuridad, Thanos, el Titán Loco, se sentó en su trono. A su alrededor se arrodillaban sus hijos: Ebony Maw, su voz tan sedosa como engañosa; Cull Obsidian, una montaña de músculo y malicia; Proxima Midnight, rápida y letal con su lanza; Corvus Glaive, su figura alta e imponente.
Y por último, la más joven, Gamora, su marco es pequeño y maltratado debido a la brutal tutela que se ha visto obligada a soportar desde que perdió a su compañero de combate habitual.
Una pantalla holográfica sobre ellos parpadeó, reproduciendo el vídeo lanzado por el Imperio Kree, el rostro de Nebula, la hija fugitiva de Thanos, entrando en el foco.
Gamora, sus rasgos torcidos con el ceño fruncido, dio testimonio de la hermana que no había visto en más de una semana, la hermana que, a sus ojos, había cometido el pecado insondable de huir del dominio de su padre, un pecado que también había contemplado cometer, pero nunca tuvo el coraje.
Thanos, su mirada fija en el holograma, observó con una expresión ilegible mientras los dos misteriosos Jedi ejecutaban a Ronan el Acusador. Su interés no se despertó por el acto en sí, sino por la visión inconfundible de Nebula corriendo y abrazando a uno de los Jedi con lo que solo se podía describir como alivio y alegría.
El holograma desapareció, y Ebony Maw se adelantó, su voz un susurro que llenó la habitación. "Señor mío, ¿recuperamos a nuestro hermano?"
Thanos se sentó en silencio, contemplando la solicitud antes de responder finalmente. "Sí, envía a Corvus y Proxima..."
Antes de que pudieran irse, Gamora habló, su voz apenas por encima de un susurro. "Padre, ¿puedo...? ¿Puedo ir con ellos? Fue culpa mía que Nebula se fuera. Deseo traerla de vuelta yo mismo".
Thanos levantó una frente, su mirada se movió hacia Gamora, notando los moretones y heridas que estropearon su tez, que de otro modo sería verde. Con Nebula desaparecida, Gamora se había enfrentado a Proxima, una batalla que estaba destinada a perder desde el principio.
Proxima y Corvus intercambiaron miradas, su desdén por la idea clara. Sin embargo, todos los ojos estaban puestos en Thanos, esperando su decreto.
Después de un momento que se extendió como una eternidad, Thanos asintió con la cabeza. "Sí, Gamora. Puedes acompañarlos. Tal vez, al hacerlo, Nebula regrese con menos resistencia".
Proxima y Corvus aceptaron a regañadientes la decisión, aunque sus expresiones hablaban mucho de sus dudas.
Mientras se preparaban para partir, la voz de Thanos se hizo eco en toda la cámara, un mandamiento que no dejó lugar para el fracaso. "Tráela de vuelta. Y si se resiste... recuérdale su lugar en este universo..."