El paisaje ardiente se extendía antes que Peter, reflejando la agitación dentro de su propia mente y alma. Inmediatamente se arrepintió de abrir la boca y de inducir cualquier agujero maníaco que estuviera pasando por todo esto.
"¡Esto sigue repitiendo...!" Primero, fue cuando le preguntó estúpidamente a Yoda sobre la historia del templo, y ahora lo hizo de nuevo... "Debería cerrar la boca en este momento".
Pero no sería capaz de remolcarse en su propia idiotez durante mucho más tiempo, ya que los recuerdos de la muerte de su madre brillaron en su mente, encendiendo una llama de tristeza e ira que ardía profundamente dentro de él.
Con los puños apretados, Peter luchó por contener la rabia burbujeando debajo de la superficie. La imagen del cuerpo sin vida de su madre, que padeció cáncer, y el sonido del pitido del monitor cardíaco en el hospital lo atormentaron, alimentando el infierno de la furia que amenazaba con tragarlo entero.
"¡No!" Peter rugió, su voz resonando a través del paisaje desolado. Las lágrimas se evaporaron en el calor abrasador mientras revivió el dolor de la pérdida, la emoción cruda lo llevaba al borde de la locura.
Las llamas bailaban a su alrededor, reflejando la tumultuosa tormenta que arrasaba en su interior. Cada parpadeo de fuego susurraba historias de traición y angustia, avivando las llamas de la ira de Peter a mayores alturas.
Mientras lidiaba con la abrumadora oleada de emociones, los pensamientos de su padre, Ego, se pusieron en primer plano en su mente. La revelación de la verdadera naturaleza de Ego, la comprensión de que su propia carne y sangre fueron responsables no solo de la muerte de su madre, sino también de cada uno de sus hermanos, a quienes nunca tendrá la oportunidad de conocer.
Todo este dolor y sufrimiento alimentaron la rabia de Peter como un infierno ardiente. "¡Aaaarrrggghh!" Él rugió de furia mientras desataba un torrente de emoción reprimida. El suelo tembló debajo de él mientras desató su ira, el paisaje ardiente que reflejaba el caos dentro de su corazón.
Con cada momento que pasaba, el control de Peter se deslizó aún más, la rabia lo consumió desde dentro. Él atacó contra el paisaje ardiente, con los puños golpeando contra el terreno rocoso como si tratara de vencer a la fuente de su atormentación.
A continuación, los recuerdos de su tiempo con los devastadores inundaron su mente, añadiendo combustible al furioso fuego de su ira. El dolor de la traición, la angustia del cautiverio y las cicatrices de la tortura encendieron una furia diferente a todo lo que Peter había conocido.
"¡Yondu!" La voz de Peter resonaba a través del paisaje ardiente, el nombre una amarga maldición en sus labios.
La traición del hombre que se suponía que se convertiría en su padre sustituto, el que lo robó de su casa la noche de la muerte de su madre, lo atrapó en una celda y lo mató de hambre en un intento cruel de entretenimiento tortuoso.
¡Solo pensar en ello llevó la rabia de Peter a niveles superiores!
Con un rugido primordial, Peter desató toda la fuerza de su furia, las llamas estallando a su alrededor en un torbellino de destrucción, sus ojos iluminándose lentamente con un tono amarillo. El paisaje tembló y se agrietó bajo sus pies mientras desataba su ira sobre el mundo.
Las ilusiones de la rabia de Peter se arremolinaban a su alrededor, cada imagen con una daga apuntando a su corazón. La agonía de perder a su madre, la traición a Yondu y la crueldad de su padre amenazaron con abrumarlo, arrastrándolo más profundamente al abismo de la rabia.
Con cada fibra de su ser, Peter luchó contra la avalancha de las emociones, con los puños apretados con determinación. Se negó a sucumbir a la oscuridad que buscaba consumirlo, sabiendo que perder el control significaría un fracaso.
Pero a medida que las ilusiones se hicieron más fuertes, también lo hizo la determinación de Peter. Con una feroz determinación ardiendo en sus ojos, se enfrentó a cada imagen de frente, negándose a dejar que lo rompan.
Aunque las llamas de su rabia todavía ardían, Peter comenzó a darse cuenta de que tenía el poder de controlarlas. Con cada momento que pasaba, se hizo más fuerte, su voluntad se convirtió en un escudo contra la ataque de su rabia.
"¡No más!" La voz de Peter sonó a través del paisaje ardiente, sus palabras una declaración de desafío. Se negó a ser encadenado por su ira por más tiempo, sabiendo que la verdadera fuerza estaba en dominar sus emociones.
Peter comenzó a ponerse lentamente bajo un pequeño mínimo de control, sus ojos todavía brillaban de un color amarillo tenue mientras su mente corría, tratando de recordar la descripción del juicio. "Enfréntate al infierno de la rabia dentro... Sí, ya lo hice... Las llamas pueden tratar de engullir, pero canalizan la furia hacia un propósito. Domina la tormenta de la ira, porque en su crisol, emerge la fuerza templada por el control".
"Así que tengo que canalizar mi ira mientras mantengo el control..." Murmuró, su voz molesta tensa y sin esperanza. "¡¿Cómo diablos se supone que debo hacer eso?!"
Después de tomar algunas respiraciones calmantes, Peter se alcanzó profundamente dentro de sí mismo, aprovechando el pozo de poder que estaba inactivo en su interior. Lentamente, comenzó a canalizar su rabia, convirtiéndola en un arma para empuñar contra sus enemigos.
Las llamas a su alrededor respondieron a su orden, inclinándose a su voluntad mientras las forjaba en una hoja de pura furia, que agarró con fuerza, con la mano ardiendo por el calor. *Sizzle...*
"Ugh..." Gruñendo de dolor, Peter se negó a dejarlo ir, su mano ardiendo constantemente mientras sostenía la espada, sintiendo que su poder lo envolvía.
Con cada giro de su arma improvisada, cortó las ilusiones que buscaban atraparlo, cortándolas hasta que se desvanecieron. Le gustó especialmente destrozar la ilusión de Yondu y Ego, deleitándose con su caída.
Pero cuando se trató de la imagen de su madre, Peter se quedó congelado, incapaz de atacarse a sí mismo. A diferencia de Yondu y su padre, amaba mucho a su madre, y solo la idea de atacarla lo disgustó consigo mismo.
"Pero ella no es real..." Se recordó a sí mismo.
Respirando pesadamente mientras su mano seguía chisporroteando, Peter se encontró mirando a su madre durante minutos y minutos antes de finalmente cortar su ilusión, un sentimiento de culpabilidad que bue en su pecho mientras ella desapareció.
Sabía que en realidad no era ella, pero simplemente no se sentía bien.
Sin embargo, con un último swing de su espada de fuego, Peter derrotó a la última de las ilusiones, su victoria un testimonio de la fuerza de su voluntad.
A medida que las llamas a su alrededor comenzaron a desvanecerse, Peter se calmó considerablemente, aunque todavía podía sentir su rabia ardiendo en lo más profundo. "Puede que lo haya controlado durante un tiempo, pero si realmente quiero dominarlo, entonces tendré que practicar..."
Muy pronto, el paisaje cambió y Peter se encontró de pie en un vacío de oscuridad, tomándose un momento para recuperar el aliento. A pesar de sus esfuerzos, la brasa de la rabia todavía ardía dentro de él, un recordatorio constante de su necesidad de practicar.
De repente, la voz áspera de antes resonó a través de la oscuridad, felicitando a Peter por completar el juicio. "Felicidades. Has pasado el Juicio del Crisol de la Ira", la voz entonó, sus palabras resonando ominosamente en el espacio vacío.
Peter entrecerró los ojos, su mano todavía palpitaba a pesar de que se había curado de nuevo. "¿Sí? ¿Y ahora qué?" exigió, su voz teñida de desafío. "¿Me vas a llevar a otro juicio? ¿Se supone que esto es alguna forma enfermiza de entretenimiento para ti?"
Hubo un momento de silencio antes de que la voz respondiera, su tono críptico e inquietante. "Has demostrado potencial, pero todavía falta tu control sobre tu rabia", admitió, sus palabras llevan un peso de advertencia. "Debes seguir practicando si quieres aprovechar realmente tus emociones".
Peter apretó los dientes, la frustración hirviendo a fuego lento bajo la superficie. "Genial", murmuró, poniendo los ojos en blanco. "Entonces... ¿Puedo irme ahora, o...?"
La voz se rió oscuramente, su diversión envió un escalofrío por la columna vertebral de Peter. "Ahora, ¿por qué querrías irte tanto? ¿No soy un buen anfitrión?"
"No, has sido... encantador". Peter responde con una fuerte dosis de sarcasmo.
"Oh, eso está bien. Estuve preocupado por un momento". La voz respondió, ignorando por completo su sarcasmo. "¡Ahora es el momento del último juicio!" se anunció antes de desvanecerse en la oscuridad
Con un fuerte suspiro, Peter se enfrentó a los desafíos que se avecinan. Aunque puede que no haya dominado su rabia por completo, estaba decidido a continuar en el viaje hacia el autodescubrimiento y la redención.
Mientras la oscuridad lo envolvía, Peter se preparó para las pruebas que le esperaban a continuación, aliviado de saber que era la última.
...
Segundos más tarde, Peter se encontró encaramado en la cima de una montaña escénica, su mirada se atascó en la impresionante vista que se extendió ante él, aunque se mantuvo consciente de que esto era definitivamente una ilusión.
A su lado, un altar manchado de sangre con un cuchillo largo encima envió un escalofrío por su columna vertebral, lo que le hizo preguntarse qué tipo de prueba tendría que enfrentar a continuación.
Antes de que pudiera reunir sus pensamientos, la voz áspera regresó, su presencia a la vez espeluznante y un presentimiento. "Bienvenido al Juicio de la Ascendencia Sacrificial", entonó, las palabras resonando en los acantilados circundantes.
Peter frunció el ceño, su corazón latiendo de malestar. ¿Sacrificio? ¿Qué se supone que debo hacer ahora?" preguntó, su voz teñida de aprehensión.
La voz se rió oscuramente, su tono lleno de diversión. "En la cima más alta de las montañas, debes enfrentarte a la necesidad de sacrificio", explicó de forma críptica. "Renunció de buena voluntad a su vida por el bien común".
El estómago de Peter se agitó al pensar, su mente se aceleró con las implicaciones del juicio que se avecina. "¿Acabas de decirme que me suicidara?" presionó, su voz se vió más incrédula. "¿Y cuál es el "mayor bien" que se supone que debe ser?"
Pero antes de que pudiera recibir ninguna respuesta, la voz desapareció, dejando a Peter solo en la cima de la montaña con nada más que sus propios pensamientos. Con un fuerte suspiro, volvió su atención hacia el altar, acelerándose para el desafío que se avecinaba.
Al acercarse al altar de piedra manchado de sangre, Peter no podía sacudir la sensación de temor que colgaba en el aire. Con una respiración profunda, cogió el cuchillo largo que descansaba en el altar, con la mano temblando ligeramente mientras agarraba la empuñadura. El peso de la hoja se sentía pesado en su mano, un duro recordatorio de la gravedad de la tarea que tenía ante él.
"Es solo una ilusión..." Se tranquilizó, con las manos temblando mientras se metía el cuchillo por la garganta. "Así es, es solo una ilusión. ¿Qué me preocupa tanto?"
Cerrando los ojos, Peter se acercó por lo que creía que debía hacer, preparándose para cortarse la garganta. Pero justo cuando la hoja rozó su piel, una repentina ola de desafío surgió a través de él, deteniendo sus acciones.
Esta vida fue su segunda oportunidad de vivir, y no la desperdiciaría por los caprichos de un juicio retorcido. Después de todo, por lo que sabía, este cuchillo era real y estaba a punto de morir de verdad.
"No vale la pena el riesgo..." Con un gesto desafiante, Peter tiró el cuchillo a un lado y levantó el dedo medio hacia el cielo, con su voz llena de determinación. "¿Quieres un sacrificio? ¿Por qué no vienes aquí y te matas, bastardo sádico!" gritó al vacío, sus palabras resonando en la ladera de la montaña.
Segundos después, una figura espectral roja se materializó ante él, su forma parpadeando con una energía de otro mundo. La figura llevaba una antigua armadura sith, sus rasgos faciales recuerdan sorprendentemente a Keanu Reeves, pero con un aura oscura y con sentido.
La figura fantasmal se rió oscuramente, con los ojos brillando de diversión. "Bien hecho", entonó, su voz resonando con una resonancia espeluznante. "Eres el primer Jedi en pasar la prueba final".
"Q-Que... ¡¿Pasé?!" Peter respondió confundido.
"Sí", el fantasma rojo parecía divertido. "Después de cuatro mil años e innumerables rivales, eres el primero en negarse a suicidarse estúpidamente por el bien común". Se echó cuando las dos últimas palabras salían de su boca. "Lo que se supone que eso significa..."
"¿Estás diciendo que ese cuchillo era realmente real?" Peter no pudo evitar preguntar.
"Sí, y la sangre también". El fantasma Sith respondió con la asentir . "Todos los contendientes antes que tú eligieron suicidarse". Reveló, una divertida voz inclinada. "Ustedes Jedi realmente saben cómo convertir a la gente en mártires, ¿verdad? En realidad es bastante impresionante..."
Peter parpadeó con incredulidad, inseguro de qué hacer con la aparición espectral que le ante él. "¿Quién... o qué eres tú?" preguntó con cautela, con la mirada fija en la figura fantasmal.
Los labios de la figura se enroscan en una sonrisa siniestra, su presencia inquietante. "Soy Darth Revan, Señor Oscuro de los Sith. Pero a partir de hoy, puedes llamarme Maestro..."