Momentos antes, justo cuando el alma de Peter y George se fusionaron y se convirtió en una sola, una repentina onda de choque resonó a través de la fuerza, una energía del universo que abarcaba todo, desde la más pequeña mancha de polvo hasta la mayor estrella radiante. Desde el germen microscópico más pequeño hasta el más grande de Summa-verminoth.
La onda de choque, aparentemente causada por la unión de Peter y George, se irradiaba a través de la galaxia como ondas en el agua. Y sin que Peter lo supiera, esta perturbación en la energía cósmica fue sentida por todos los seres sensibles a la fuerza en la galaxia.
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Templo Jedi, Coruscant...
En las serenas profundidades de la meditación, Yoda, el sabio y venerable Gran Maestro de la Orden Jedi, jadeó mientras la fuerza se alzaba inesperadamente, sus antiguos ojos se ensancharon, las líneas de su cara verde se profundizan con una mezcla de terror y fascinación. La fuerza rara vez había reaccionado de una manera tan profunda y violenta.
La naturaleza inesperada de la onda de choque dejó a Yoda inquieto pero intrigado, lo que lo llevó a buscar respuestas a través de la fuerza.
Justo cuando Yoda comenzó a profundizar en su meditación, un guardia del templo Jedi vestido de blanco entró apresuradamente en la habitación, sus pasos se hicieron eco de la urgencia de la situación.
Antes de que el guardia pudiera decir una sola palabra, Yoda, todavía centrado en la fuerza, dijo: "Llama al consejo, debes. Una reunión que debemos celebrar. Sera, la causa de esta perturbación".
El guardia del templo Jedi asintió en reconocimiento y salió rápidamente de la habitación para transmitir el mensaje de Yoda a los otros miembros del Consejo Jedi. A lo largo del templo, Jedi de varios rangos, desde jóvenes hasta maestros, sintieron los inquietantes temblores de la fuerza.
Mientras Yoda reanudó su meditación, reflexionó sobre la importancia de este evento sin precedentes. La fuerza, como un intrincado tapiz, reveló hilos del destino que se entrelazaban a través de las galaxias. Esperaba que la sabiduría colectiva del consejo desentrañara el misterio detrás de la perturbación cósmica que se hacía eco a través de la fuerza.
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Naboo...
En una opulenta mansión en el exuberante planeta Naboo, Sheeve Palpatine se arrodilló en sumisión ante su maestro Muun, Darth Plagueis. Los ecos de la onda de choque de la fuerza reverberaban a través de las elegantes cámaras, llegando incluso a las esquinas oscuras donde los Sith manipulaban las corrientes de la fuerza para sus siniestros propósitos.
Darth Plagueis, una figura imponente con la piel pálida y los ojos profundos, permaneció sentado en contemplación. El lado oscuro de la fuerza surgió a su alrededor, respondiendo a la misteriosa ondulación que interrumpió sus corrientes habituales.
Palpatine, su aprendiz, también conocido como Darth Sidious, mantuvo su postura arrodillada, la incertidumbre grabada en su cara como sombras bailando bajo la luz.
La conexión de Palpatine con el lado oscuro lo hizo sensible a las perturbaciones en la fuerza, sin embargo, la naturaleza de esta onda de choque desconcertó incluso a su mente astuta. Miedo a lo desconocido, un sentimiento rara vez experimentado por el manipulador Señor Sith, agarrado en los bordes de la conciencia de Palpatine.
El silencio colgaba en el aire, roto solo por los sonidos distantes del paisaje sereno de Naboo. Eventualmente, el maestro de los Sith habló, con su voz un murmullo bajo y resonante que cortó la tensión como una hoja sombría.
"Levántate, mi aprendiz", ordenó Plagueis, con su voz profunda llevando un aire de autoridad. "Debes sentirlo. La fuerza tiembla con una energía desconocida".
"Sí, Maestro... Es extraño..." Palpatine obedeció, levantándose de su posición arrodillada. Sus penetrantes ojos amarillos se fijaron en el enigmático rostro de su maestro, esperando orientación frente a esta perturbación inexplorada.
"Mira esta ondulación", continuó Plagueis, su tono enmascarando la curiosidad que acechaba debajo de su exterior compuesto. "Recoge información de tus conexiones en la orden Jedi e informame. Me gustaría saber qué piensa el Consejo Jedi de esto..."
Palpatine, aunque lleno de incertidumbre, asintió de acuerdo. Con un gesto de Plagueis, Palpatine se fue, saliendo de las opulentas cámaras y entrando en la exuberante noche de Naboo.
El Señor Sith no perdió tiempo. Su mente astuta analizó la situación cuando comenzó a acercarse a sus "amigos" en Coruscant.
Mientras tanto, Plagueis permaneció sentado, profundizando en su propia contemplación, en sintonía con las corrientes oscuras que surgieron a través de la fuerza. 'Qué extraño...'
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En lo profundo de la vasta extensión del espacio salvaje, en los confines de la conocida galaxia, el poderoso Thanos, el loco Titán, se sentó sobre un trono flotante, con su imponente figura observando a sus hijas, Gamora y Nebula, encerrada en un combate acalorado.
El habitual baile de la muerte entre los hermanos pequeños llegó a su conclusión predecible cuando Gamora salió victoriosa. Sin embargo, justo cuando la niña de piel verde celebraba su triunfo sobre su hermana de piel azul, una fuerza rasgó la zona.
Una onda de choque surgió a través del tejido mismo del universo, e incluso el poderoso Thanos, que se había incursionado en los misterios de la fuerza, se vio afectado. Gamora y Nebula, también, se tambalearon bajo el impacto imprevisto, sus pequeños marcos temblando con los ecos de la fuerza.
A medida que la onda cósmica disminuyó, Thanos apartó a sus hijas con un movimiento desdeñoso de su mano. Su voz profunda y grave resonaba a través de la cámara cósmica, "Vete".
Gamora y Nebula intercambiaron miradas perplejas, pero obedecieron la orden de su padre, saliendo corriendo de la habitación.
El imponente Titán cerró los ojos, meciéndose en una meditación que trascendió el reino físico. Su escaso conocimiento abarcaba la fuerza, una energía que conectaba todos los seres vivos, y trató de descifrar el significado detrás de esta perturbación que incluso él, con todas sus fuerzas, no podía ignorarlo.
...
En los pasillos exteriores, Nebula siguió a Gamora, sorprendentemente optimista. La falta de castigo de su padre por su derrota fue una victoria inesperada a sus ojos. Sus pocas mejoras cibernéticas brillaron mientras saltó, deleitándose con el inusual giro de los acontecimientos.
Por lo general, cuando ella pierde ante Gamora, su padre la castigaba, y últimamente sus castigos han ido empeorando cada vez más, de ahí las mejoras cibernéticas en el cuerpo de un niño. Su padre no solo estaba empezando a forzarla con estas "mejoras", sino que lo haría sin adormecer el dolor, añadiendo sal a la herida de un castigo ya de por sí grotesco.
"Gamora, ¿qué crees que fue allí? El padre parecía bastante serio al respecto..." preguntó Nebula mientras seguía a Gamora.
Aunque Thanos hizo todo lo que pudo para arruinar su relación, Nebula hizo todo lo posible para no culpar a su hermana por las acciones de su padre. A pesar de que se enfrenta constantemente a Gamora, y pierde cada vez, todavía la ve como familia, y trata de acercarse a ella, pero...
"No lo sé..." Gamora respondió claramente mientras se iba, sin siquiera mirar hacia atrás a su hermana.
"O-Okay..." Ella murmuró, sin saber cómo continuar la conversación. "Entonces... ¿Quieres jugar un juego? Ya no tenemos que practicar, ya que el padre está ocupado..."
"No". Gamora respondió, ya sea inconsciente o sin tener cuidado con los sentimientos de su hermana. "Y deja de seguirme..." Ella resopló de molestia mientras giraba una esquina, dejando atrás a Nebula.
Nebula se detuvo en sus huellas mientras sus pequeñas manos se apretaban en puños. ¿Por qué todo el mundo es tan malo conmigo? Ella se preguntó a sí misma.
A los ojos de su padre, ella no era más que un fracaso, lo que también la convirtió en un fracaso para todos sus lacayos. La única esperanza de Nebula era Gamora, que solía tratarla con amabilidad, pero tristemente, esos días felices parecían haberse ido hace mucho tiempo.
Corriendo en la dirección opuesta, mientras su hermana le decía que no siguiera, la visión de Nebula se nubló a medida que las lágrimas rodaban por sus mejillas.
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A través de la vasta extensión de la galaxia, cada individuo sensible a la fuerza sintió la onda de choque. Desde las tribus desconocidas que habitan en planetas remansos, que consideraban la fuerza como una magia antigua, hasta las formidables Hermanas Nocturnas de Dathomir, una onda que corría a través de sus seres como un eco distante. Cada uno, a su manera, sintió la perturbación que emanaba de la fusión de las almas de Peter y George.
Pero solo uno estaba lo suficientemente cerca de la onda de choque como para seguir las ondas de vuelta a su origen.
...
En la inmensidad del espacio, Mace Windu, el estimado Maestro Jedi, flotó en tranquilidad meditativa a bordo de su nave. El suave zumbido de los motores del buque resonó en el fondo mientras buscaba centrar su conexión con la Fuerza.
Sin embargo, una onda de choque inesperada en la Fuerza interrumpió su meditación serena, aunque pudo sentir que la perturbación que sentía estaba muy cerca de su ubicación actual.
Corriendo a la cabina de su nave, Windu siguió el rastro de la perturbación, guiado por la propia Fuerza. El nave Devastador, una nave oxidada y desgastada, salió a la vista, a la deriva con el telón de fondo de las estrellas. Mace Windu no pudo evitar sentir un sentido de urgencia que emanaba de la fuente de la anomalía cósmica.
Al recibir la nave Devastador a través de su sistema de comunicación, Windu esperó una respuesta. Después de un breve momento, una figura de piel azul con un mohawk electrónico apareció en la pantalla.
Yondu, el líder del buque Devastador, parecía desorientado y posiblemente bajo la influencia de algunas sustancias ilegales.
"Whassup, ¿has perdido o algo así?" Las palabras de Yondu salieron confuso mientras entrecerraba los ojos en la pantalla holográfica. Detrás de él, Windu podía ver a todo tipo de rufianes, y todos ellos parecían tan intoxicados como Yondu.
Mace Windu, manteniendo su compostura Jedi, respondió con un tono tranquilo pero firme: "Soy Mace Windu, Maestro Jedi. He sentido una perturbación en la Fuerza que proviene de esta nave. Identifícate y prepárate para ser abordado".
Yondu se rió, aparentemente divertido por la presencia de los Jedi. "Bueno, ¿no eres elegante? Ustedes, los monjes con los palos brillantes, ¿verdad? ¿Dices que es una perturbación? Bueno, déjame decirte que tenemos algunos problemas aquí, pero dudo que sea asunto tuyo...", dijo, burlonamente.
Al ser cauteloso con el comportamiento dudoso de Yondu, Windu terminó la llamada, decidiendo tomar el asunto en sus propias manos. Navegando por su nave con precisión, se acercó a la nave Devastador. El proceso de acoplamiento fue cualquier cosa menos suave, ya que tuvo que forzar la conexión entre las dos naves.
Atracado con la nave Devastador, Mace Windu, vestido con sus túnicas Jedi, encendió su sable de luz púrpura. Preparado para la posible confrontación que se avecina, se aceró y se abrió camino hacia la nave Devastador.