—Esto no está bien —Estefan miraba a Gunnar como si este fuera a transformarse en algún tipo de criatura que los atacaría sin motivo—, sigo pensando que estamos incursionándonos en un territorio que no nos compete.
—Es el poder que la diosa luna le brindó a Liam por alguna razón —le defendió Theo—, no creo que sea un lobo dorado y que la diosa luna le haya bendecido por nada.
—Que tengas un arma de fuego, no significa que puedas ir por ahí disparándole a todo el mundo —gruño Estefan aun mirando mal a Gunnar—, yo soy un demonio, no por eso voy a ir por ahí causando desgracias, no creo que le concedieran ese poder a Liam para usarlo cuando le complazca.
—Créeme, no creo que pueda hacerlo cuando me complazca —Liam se masajeaba el pecho con el rostro contraído por algún dolor—, me siento exprimido, mi poder está casi vacío dentro de mí.
Gunnar seguía en una especie de trance y Bael estaba al lado de Estefan tomando su debida distancia sin decir palabra alguna.
Theo fue el único valiente en acercarse al revivido.
—¿Te encuentras bien? —pregunto el futuro beta del Reino—, ¿Cómo te sientes?
—Como... —se expresó el hechicero en susurros—, siento dolor en el pecho, como si hubiera sido atravesado con algún arma.
Estefan contuvo una risa que terminó con una tos seca.
—¿Será porque Bael literalmente te atravesó con su lanza? —Estefan sonrió con malicia siendo aún cauteloso con el hechicero—, supongo que ese tipo de daños mortales no se olvidan con facilidad.
Gunnar levantó la mirada, conectando con la de Bael.
—Me mataste.
Bael frunció el ceño.
—Si —asintió el semidemonio—, lo hice.
—Me atravesaste con tu lanza demoníaca —Gunnar se tocó el lugar donde Bael dio el golpe mortal sin desconectar la mirada con Bael.
—Efectivamente —respondió impasible.
—Yo morí.
Estefan fue el que le respondió esta vez perdiendo la paciencia.
—Si, imbécil —gruñó Estefan—, moriste, Bael te atravesó con su mondadientes gigante y caíste al suelo como un costal roto.
—Estefan —le advirtió Bael sin mostrar expresión alguna—, cálmate.
—¿Entonces qué hago aquí? —Gunnar empezó a volverse a sí mismo—, se supone que me matarías para acabar con Orión, ¿Logró escapar y sanarme de algún modo?
—No, ese hombre está muerto y de su cuerpo no queda más que cenizas —le explico Theo con cautela, después de todo hablaba de su mate—, estas aquí por otro motivo.
Gunnar abrió muchos los ojos y señaló a los semidemonios.
—¡¿Hicieron un hechizo vinculante conmigo cuando estaba muriendo?! —Gunnar empezó a tocar su cuerpo—, ¡¿Ahora mi alma le pertenece a uno de sus demonios?!, ¡Hubiera preferido morir!
Bael tuvo que sujetar a Estefan del cuello de su uniforme para que no se precipitara sobre el hechicero.
—¡¿Cómo te atreves a siquiera creer que alguno de nosotros quisiera tu miserable alma?! —detonó Estefan señalándole con violencia—, ¡Si hubiera sido por mí también quemaba tu cuerpo al lado de la porquería de tu mate!
—Fui yo —intervino Liam—, usé mi poder para traerte de nuevo.
Gunnar miró por primera vez a Liam.
—Príncipe... —le hablo con respeto—, ¿Cómo...?, no siento rastro de magia oscura en mi o en usted.
—Es porque no he usado ninguna magia oscura —sonrió Liam—, no podría explicártelo porque yo mismo no entiendo esto, soy el único en mi clase, así que voy por la vida dando tumbos sobre lo que puedo o no hacer.
—Yo... —Gunnar no pudo evitar conmoverse—, ¿Por qué?, después de mi historia con ustedes, de mis crímenes pasados, ¿Por qué me salvarías la vida?
—Tu mismo explicaste que no fue tu elección servir a los hechiceros oscuros, además de que te sacrificarte para salvarnos a pesar de que nosotros éramos propiamente tus enemigos —Liam se tocó el corazón—, mi instinto me pidió que te salvara y lo seguí. Espero que puedas tener otra oportunidad en esta vida.
Gunnar estaba llorando.
—Su alteza real —Gunnar tomó sus manos y agachó la cabeza—, no sé cómo puedo pagarte esto. Es un regalo sin igual.
—No tienes que pagarme nada —Liam se sonrojó avergonzado—, no lo hice esperando nada a cambio, que tengas una vida larga y amena es suficiente para mí.
***
—Debí traerlos ahora mismo —Alan lucía amargado—, no puedo creer que nos dejaran al margen de esto.
—Alan —Jaime miró a su amigo—, no vamos a estar siempre para protegerlos, esto era algo que debían hacer.
—Todavía no —Alan negó con la cabeza—, aun les falta aprender demasiado, no están completamente listos.
Jaime miró a los demás, Oliver solo negaba con la cabeza, Alex parecía decaído, Dylan ponía los ojos en blanco y Matt parecía preocupado.
—Las heridas de Taylor eran graves a pesar de las pócimas que tomó —dijo Matt.
—Eso se debe a la magia altamente oscura con que la dañaron, es humana, es normal que la dañara más que a los demás —explicó Dylan apretando el hombro de su pareja.
—Yo no voy a estar tranquilo hasta tener a Estefan conmigo —Alex estaba notablemente nervioso—, ¿Por qué no volvieron inmediatamente?
—Porque tienen que cumplir bien esta misión —dijo Oliver—, yo también estoy muy preocupado, más que nadie quiero a mi hijo sano y salvo bajo mi mismo techo, pero tiene que dejar todas las cosas en orden. Es su deber como mi sucesor.
—El pobre Joon estuvo al borde de un colapsó —explicó Alex—, está descansando en su casa que tienen aquí en el Reino, necesitaba el olor de mi hijo para calmarse.
—No había más peligro, de eso estoy seguro —Alan intentó calmar a su gemelo—, y estaban bien esos mocosos, los revisé yo mismo. Mañana traerán a esos alfas y podremos zanjar esto.
—Se que es difícil para todos nosotros dejar que ellos enfrenten sus propias batallas, ahora entiendo mejor a nuestros padres cuando intentaban protegernos —Oliver suspiro—, pero sabría que tendrían mucho éxito. Jamás dude de ellos.
—Yo solo espero ver la cara de Liam cuando se entere que sea papá —habló Matt emocionado—, voy a tener una cámara lista, va a ser un momento único.
—¿Liam va a ser papá? —preguntó Alan casi temblando.
Todos abrieron mucho los ojos al recordar que Alan estuvo todo ese tiempo en Japón y no se había enterado de las buenas nuevas. Matt lamentó abrir su bocotá.
—Leia está embarazada —Oliver miro a su cuñado y amigo—, voy a hacer abuelo.
Nadie se sorprendió al escuchar el grito de júbilo y la estrepitosa salida de Alan en busca de Leia.
***
Caminaron entre los escombros y las personas que recogían los cuerpos para cremarlos ya que en esas temperaturas era mejor hacerlo que enterrarlo.
Liam no soportaba ver tanta muerte, Theo se acercó a su amigo pasándole el brazo por los hombros y apegándolo más a él.
—Creo que esta misión fue exitosa —Theo intentó animarlo—, se salvó muchas vidas.
—Pero al costo de otras —Liam miró a su alrededor—, sé que peleaban en su nombre, pero no tienen la culpa de que él fuera su alfa.
—Tienes que entender que no puedes salvar a todos —Theo suspiró—, no tengas esos pensamientos. Aunque tus poderes son enormes, no eres un dios Liam, no puedes desterrar el mal de este mundo, solo nos queda hacer nuestro mayor esfuerzo para mejorar.
Liam asintió mirando detrás de él un momento. Gunnar caminaba apartado mirando todo a su alrededor inmerso en sus propios pensamientos, Bael tenía el rostro en blanco mientras Estefan le hacía mímicas de lo que parecía su pelea con Orión.
Cuando llegaron a la entrada de la manada, varios de los alfas y bastantes pobladores de las diferentes manadas los recibieron con gritos y alabanzas.
Incluso abrazaron a Bael y Estefan a pesar de sus caras de descontento. Al parecer Cameron, Kenai y Roman contaron con lujo y detalle como el príncipe heredero con su escuadrón lucharon y arriesgaron sus vidas para salvarlos. Como el príncipe Liam se arriesgó para proteger a Kenai y su nueva encontrada mate, como el príncipe Estefan casi muere a manos del infame asesino de alfas, como Bael y Liam lograron salvarlo y entre los tres vencieron a todos sus enemigos.
Algo exagerado para Liam, aunque no podía decir que no estaba emocionado por ser tratado como un héroe.
—¡Estos niños están agrediéndome! —exclamó Estefan cuando algunos niños empezaron a rodearle apara abrazarlo—, ¡Esta es una invasión de mi espacio personal!
—Señoras por favor contrólese —Bael era ya tenía encima varias pieles abrigadoras.
Liam se carcajeó mirando a todos esos hombres lobos felices de tocarlos y agradecerles. Miró a Theo que en ese momento le daba la mano a una ancianita. Liam asintió y Theo también lo hizo.
Liam no podía salvar a todos, pero la diosa luna sabía que lo intentaría.