CAPÍTULO 1.- tercer fragmento

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—Osito —Jess acarició la cabeza de su hijo—, no se debe tomar las cosas de otros niños, sabes que hurtar está mal.


—¡Yo no robe nada! —se defendió Dantalian—. Les devolví sus tontos juguetes.


—Romperlos y lanzarlos a su cara no es devolvérselos Dan —Jessy suspiró—, tienes que entender que lo que hiciste está mal.


—Ellos se estaban burlando del señor Toto —gruño tiernamente Dantalian—, no quiero que se burlen del señor Toto, él es sensible.


Toto era un oso tallado en madera que Kenai le había regalado. Jess podía entender que los niños señalaran el oso, era tétrico y de noche podía sacarte un buen susto. Kenai hacía figuras de piezas de madera unidas por una soga interna que los hacía mover como si fueran títeres. Descubrieron que Dantalian y Kenai tenían un gusto en común por juguetes que parecían sacados de una casa de terror.


Kenai le regalaba algunas de esas figuras a Dantalian. Jess se sentía observada cuando limpiaba la habitación de su hijo. Las figuras de animales con grandes ojos huecos la miraban fijamente y Jess juraba que alguno se movía sutilmente.


El favorito de Dantalian era Toto, un oso bastante grande y pesado para un niño normal, era de la mitad de tamaño de Dantalian. Pero a su hijo le encantaba, Jess últimamente se preocupaba porque su hijo jugaba a que Toto secuestraba y mataba a sus otros juguetes de madera.


Iba a pedirle seriamente a Kenai que dejara de hacerle juguetes a su hijo.


—Por favor osito —Jess miró suplicante a su hijo—, prométeme que no te meterás en más problemas. Si algún niño te molesta tienes que decirle a tu profesora, no atacarlos. Si lo vuelves a hacer te sacarán de la escuela. ¿Quieres dejar de aprender?


Dantalian negó con la cabeza triste, el puchero empezó a temblar y Jess lo abrazó inmediatamente.


—Es...es que los niños me molestan porque soy muy pequeño para estar en esa aula —dijo Dantalian intentando hacerse el fuerte.


La escuela lo había adelantado dos grados, porque al parecer Dantalian era un niño superdotado y aprendía mucho más rápido que los de su edad.


—Puedo hablar con la escuela para que te devuelva al grado que corresponde a tu edad —Jess se le rompió el corazón al ver a su hijo triste.


—No, los de mi edad apenas están aprendiendo el abecedario mamá —se quejó Dantalian—, me aburro mucho en esas clases.


—Entonces hablaré con algunos padres, el hijo de Wasilla está en tu clase, le regalare algunas bayas que recolecto que tanto le gustan para que juegue contigo ¿está bien?, solo tienes que ser paciente mi niño, al ritmo que creces. Creo que sobrepasarás a tus nuevos compañeros pronto y no te molestarán más.


Antes de que Dantalian pudiera contestar, la puerta se abrió sorpresivamente haciendo que los dos saltaran asustados de su cómodo nido de mantas que habían hecho cerca de la chimenea.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWo Geschichten leben. Entdecke jetzt