CAPÍTULO 36.- primer fragmento

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—Me siento terrible —Liana se envolvió en sábanas—, jamás me había sentido tan enferma.


—Es tu transformación querida —Lauren se sentó al pie de la cama—, no lo he vivido yo misma, pero he leído mucho sobre eso. Es como una gripe, pero multiplicada por diez.


—Tengo fiebre —se quejó Liana—, no quiero salir de la cama.


—Es tu cumpleaños —Lauren le sacó la sábana que le tapaba el rostro y le acarició—, es un día muy importante, tu tío Dylan te preparó una pócima especial para que combatas tus síntomas por algunas horas. La familia está esperándonos en el palacio.


—Apenas volvimos ayer del palacio —se quejó Liana—, además de que Bael y Gabriela están peleados. Cancela todo, no quiero un cumpleaños incómodo.


Lauren no pudo contestar porque la puerta se abrió estrepitosamente.


—¡Feliz cumpleaños!


Los mellizos Ted y Tomas entraron gritando alegremente aun en pijamas.


Se subieron a la cama y saltaron sobre Liana, esta se quejó.


Timothee apareció en la puerta sonriendo al ver como sus hermanitos machacaban con su amor a una dolorida Liana.


No hizo más que unirse al abrazo colectivo.


—Los odio —lloriqueó Liana siendo aplastada por sus tres hermanos.


—¿Ya puedes sentir a tu Loba? —preguntó Ted—, ¿Te ha hablado?


—¿Tiene la voz gruesa o suave? —pregunto Tomas—, ¿Te ha dicho a qué hora saldrá?


—Ya dejen a su hermana en paz —los reprendió Lauren con una gran sonrisa—, tiene que alistarse.


—Vamos chicos —Jaime apareció apoyándose en la puerta con los brazos cruzados—, alístense para desayunar, tenemos un gran día hoy.


Lauren sujetó a los mellizos y los arrastró a sus habitaciones, no sin antes besar a su esposo en la mejilla. Está contenta de que llegará a tiempo para desayunar con su familia y no se quedará de largo en el palacio.


—Deberías alistarte ya —Timothee ayudaba a su hermana a levantarse—, si no quieres que Belial, Angel y Junior decidan que es buena idea recogerte.


—Ya los amenacé que se esperen en el palacio —replicó Jaime—, venga Timmy, tú también arréglate, yo ayudare a tu hermana.


Timothee asintió y salió de la habitación de su hermana.


—¿Cómo estás? —preguntó Jaime—. ¿Son tan malos los síntomas?


—Creo que moriré.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now