la bella y la bestia (adaptad...

By LinaMarcelaGalviz

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SINOPSIS: que feo es cuando la personas que mas ama es la persona mas fría del mundo, que feo es que le inten... More

Capítulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
capitulo 10
cpitulo 11
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
Untitled Part 19
capitulo 20
Untitled Part 21
capitulo 22
capitulo 23
capitulo 24
capitulo 25
capitulo 26
capitulo 27
capitulo 28
capitulo 29
capitulo 30
capitulo 31
capitulo 32
capitulo 33
capitulo 35
capitulo 36
capitulo 37
capitulo 38
capitulo 39
capitulo 40
nota
capitulo 42
capitulo 43
capitulo 44
capitulo 45
capitulo 46
capitulo 47
capitulo 48
capitulo 49
capitulo 50
capitulo 51
capitulo 52
capitulo 53
capitulo 54
epilogo
nota
nota
nota

capitulo 34

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By LinaMarcelaGalviz

Me moví un poco y abrí mis ojos, estiré mis músculos y me destapé. Pronto me senté en la cama y moví la cortina de la ventana, estaba oscureciendo. Caminé hasta el baño y luego entré. Al salir vi a una de las chicas de limpieza estirando las sabanas de la cama.

- Oh, veo que ya despertó.- Me sonrió.- El señor Porcella, llamó más temprano y dijo que si usted no se despertaba antes de las siete de la tarde, tendríamos que despertarla.
- Aii, ¿Y qué hora es?- Pregunté refregando mis ojos.
- Las siete y diez.- Me sonrió y terminó de acomodar los almohadones.- Venía a despertarla cuando me encontré con que no estaba.- Hizo una mueca.- ¿Desea algo?- Preguntó con sumo respeto.
- Mmm... no nada, por ahora.- Le dije.- ¿Cómo es tu nombre?- Le pregunté.
- Vanessa.- Respondió pasando sus manos por el delantal negro. Una morocha de ojos claros, de baja estatura, joven y muy sonriente.
- Oh, Vanessa...- La llamé.- No me trates de usted.- Le informé.- Solo tengo diecinueve años.- Mentí.- Puedes hablarme como si fuéramos amigas.
- Gracias.- Me dijo.- Igual frente al señor Porcella no puedo, es que esas son las órdenes.- Su mirada se posó sobre el suelo.
- Ahora yo doy otras órdenes.- Le dije. Me miró.- Él va a saber entender.- Le sonreí, hizo lo mismo.
- Oh, claro.- Dijo risueña.- ¿Va a dormir aquí esta noche?- Me preguntó.- Es que debo traer sus maletas.- Añadió.
- Ah, sí, dormiré con Nicola.- Sonreí. No pensaba dormir con él.- Así que puedes traerme las maletas, si no es mucho pedir.- Le sonreí.- Por favor.
- No hay problema.- Dijo.- Tengo que retirarme.- Añadió.- Si necesitas algo, me avisas.- Dijo de salir por la puerta de madera.

Bostecé una vez más antes de bajar las escaleras en únicamente una remera violeta. Dos de las chicas de limpieza me sonrieron para luego aumentar la calefacción. Me cuidaban demasiado, yo estaba bien cálida con esa remera. Caminé hasta la cocina y me encontré con dos más de ellas.

- ¿Va a querer tomar algo?- Preguntó una de ellas.
- Sí, claro. Un té, por favor.- Miré a Vanessa, quien tomaba una azucarera.- Vanessa...- Llamé su atención.
- Si, dime.- Dio la vuelta para mirarme.
- Luego coméntales a las demás que fue lo que te dije arriba.- Le sonreí. Ella asintió.
- ¿Lo de Nicola o lo de hablar como amigas?- Preguntó. Había entrado en confianza. Me agradó.
- No lo de Nicola no.- Reí.- Lo demás.
- Oh, claro Angie.- Me sonrió.
- ¿Pueden decirme sus nombres?- Les dije a las otras dos, las cuales, solo conocía de vista.
- Sonia.- Respondió una de ellas.
- Alison.- Me dijo la otra. Sonreí mientras acomodaban el té frente a mi.- ¿Desea algo para comer?- Preguntó Alison.
- Mmmm... unas galletas.- Le respondí. Dos minutos después tenía las galletas junto al té.

Escuché la puerta de entrada cerrarse y supuse que Nicola había llegado. No me moví de mi lugar pero gire para ver por la puerta de la cocina, lo vi entrar.

- ¿Angie ya...- Se quedó callado.- Despertó?- Terminó su pregunta mientras me sonreía.- Veo que si.- Añadió y caminó hacia mí.
- Acabo de levantarme.- Le sonreí.- ¿Tardaste mucho?- Pregunté. Hizo un gesto raro antes de besar mis labios.
- Algo, no mucho.- Me dijo sentándose en la banca de al lado. En el desayunador.
- ¿Quiere tomar algo señor Porcella?- Preguntó Sonia. Nicola pensó un rato.
- Un yogurt.- Le dijo. La chica asintió y corrió hasta la nevera.- Así que has dormido toda la tarde.- Dijo sonriendo.
- Así es.- Le sonreí.- ¿Qué haremos esta noche?- Le pregunté mientras la chica entregaba su yogurt a Nicola. Él me dedicó una pícara mirada para luego sonreírme. Lo había mal pensado.- En serio Nicola, no seas tonto.- Dije sintiendo ese ardor en mis mejillas.
- No lo sé.- Respondió antes de tomar un sorbo de yogurt.- Estoy algo agotado y pienso irme a dormir temprano.
- Okei.- Respondí acabando con mis galletas.- Yo no tengo sueño, así que pienso quedarme viendo televisión hasta que me duerma.- Le sonreí. Hizo lo mismo y volvió a tomar de su yogurt.
- O tal vez, si quieres, podemos rentar una película y hacer palomitas de maíz.
- Ese es un buen plan.- Le dije sonriendo y le quite su vaso para tomar de él.- Me gusta.
- Okei, entonces hacemos eso.- Sonrió y me quitó el vaso.- Vístete así nos vamos a rentar una película.

Salí corriendo escaleras arriba mientras Nicola se quedaba en la cocina. Entré a la habitación y vi mis dos maletas al lado de la puerta. Las abrí y tiré toda la ropa sobre la cama para elegir algo que colocarme. Un simple jean nevado y una remera azul con una campera por sobre esta. Simple. Lavé mis dientes y até mi cabellera en un broche. Me coloqué unas zapatillas y volví a bajar corriendo.
Nicola, quien estaba al pie de la escalera, me sonrió y siguió tecleando.

- Siempre estas con eso.- Le dije pasando por su lado.- ¿Qué haces?

- Primero, esto...- Me mostró el pequeño aparato.- Se llama celular.- Rió.- Y segundo, estoy trabajando y buscando contactos mediante esto.- Recalcó la última palabra.
- Okei.- Reí.- Yo voy a necesitar uno de esos porque no sé qué pasó con el mío.- Negó con la cabeza.- Hey, es en serio.- Lo señalé con mi dedo.
- Bueno, ya vamos a comprar uno.- Me dijo y metió su celular al pequeño bolsillo en su chaqueta.- Pero no te prometo que sea el mejor.
- Tacaño.- Dije en un cantito y rió.- Es en serio Nicola, derrochas dinero y ni siquiera gastarás en un buen celular para mí. Eso es ser tacaño.
- Voy a pagar toda una boda, acabo de pagar un viaje para dos a México, tengo que pagar la luna de miel, debo mantenerte, eso implica, ropa, comida, celular, tus caprichos...- Me miró y dejó de enumerar con sus dedos.- Tranquila nena.- Añadió y reí.
- Primero, nadie te está obligando a pagar la boda y la luna de miel, segundo, tú me obligaste a ir a México y tercero, tú me compraste, eso implica...- Repetí sus palabras.- Que debes mantenerme, pero fue tu elección porque yo nunca te pedí que me compraras en esa subasta.
- Bueno, ya camina.- Se adelantó.- No vamos a pelear de nuevo.- Abrió la puerta y lo seguí con gusto.

Me gustaba la nueva relación entre Nicola y yo. Si bien, no era la mejor porque no era nada normal, estaba bueno que él supiera cuando terminar con una de nuestras discusiones triviales.

- Vamos, elige una que quiero irme a casa.
- Es que hay tantas.- Dije frente a la estantería de películas de terror.- ¿Estás seguro que quieres que veamos de terror?- Le pregunté mordiéndome las uñas.
- Si, pero veo que tú no.- Rió- Vamos, quiero irme.
- Pareces un niño.- Le dije mientras soltaba su mano para alcanzar una de las películas de la última estantería.- Esta se ve buena, ¿no crees?- Miré la tapa. Una rubia llena de cicatrices salía en un primer plano y atrás un hombre de negro con un cuchillo ensangrentado.- Da miedo.
- Si, llevemos esa.- Me sonrió.
- Me da miedo.
-¡Que importa!- Exclamó quitándome la película de las manos.- Ven, vamos.- Tomó mi mano y fuimos a pagar.

Pagamos y luego nos subimos al auto para ir al supermercado por palomitas de maíz para hacer y otras cosas que Nicola dijo que había que comprar para la casa. Él tarareaba una canción mientras íbamos cargando un carro.

- ¿Te gustan estos cereales?- Preguntó. Asentí y el los cargó.- ¿Esto?- Asentí nuevamente y los tiró dentro del carro.
- Apúrate.
- Debo comprar comida.- Me informó.- En casa no hay más que leche, yogurt y una que otra galleta. No hemos estado en semanas.
- Bueno, bueno. Entonces préstame tu celular.
- Ni lo sueñes.
- ¿Hay algo que debas ocultarme?- Pregunté avanzando junto con él.
- No, pero no voy a prestártelo.- Me dijo haciendo una mueca.

Luego de pagar las compras en el supermercado, Nicola y yo cargamos todo al auto y nos encaminamos hacia la casa.
La noche marcaba su asistencia sobre Nueva York y las estrellas se hacían notar sobre el oscuro cielo. Las nubes se desplazaban formando otras nubes en conjunto y no me sorprendería si estas desataban sus aguas sobre Nueva York. El frío se apoderaba de toda la ciudad, haciendo que cada persona llevara un abrigo diferente. Nicola y yo, tomados de las manos, entramos a la casa para encontrarnos con un hermoso clima.

- Oh, sí, aquí se está muy bien.- Sonrió dejando su chaqueta sobre el sillón.
- Señor, la cena ya está lista- Dijo Sonia haciendo una tímida sonrisa.
- Gracias.- Le dijo sonriendo.- ¿Vamos a comer y luego vemos la película?- Me preguntó viendo como yo me sacaba mi campera.
- Claro Nicola.- Le respondí y caminé hasta la mesa, me senté en una silla. Nicola se sentó a mi lado.

Cenamos tranquilamente mientras Nicola decía cualquier cosa sobre cuando era chico. Me contó las pavadas que hacía con Patricio y Rafael, y que también existía un tercer amigo que se llamaba Liam, al cual iba a conocer en nuestra boda. Reímos y tonteamos hasta que Nicola por fin terminó de cenar.

- Voy a hacer las palomitas mientras tú te pones el pijama.- Me dijo entrando a la cocina.
- Okei.- Murmuré sabiendo que él no me escuchaba y comencé a subir las escaleras.

Mi ropa revuelta sobre la cama de Nicola me dio a entender que si él subía a su habitación y veía eso, yo moría al instante. Comencé a doblar la ropa y la metí dentro de las maletas. Por ahora no tenía armario donde meter mis pertenencias, por lo tanto, debía dejar todo dentro de la maleta.

- ¿Ya estás?- Golpeó la puerta de la habitación.
- No, pero puedes pasar.
- ¿Qué hace toda esa ropa sobre mi cama?- Preguntó entrando.
- Es que cuando nos fuimos a rentar la película, tenía que buscar ropa y lo primero que se me ocurrió fue tirar todo sobre tu cama.- Le sonreí mientras él analizaba el desorden.- No me regañes.
- No lo haré.- Me dijo. Se sentó sobre la cama y comenzó a doblar una de mis remeras.- De a dos terminaremos más rápido.- Sonrió.

¿En qué momento se había puesto tan buena onda? No lo sé, pero me gustaba.
Juntos terminamos de doblar mi ropa y me prestó dos de sus estantes para que yo pudiera dejar lo justo y necesario fuera de mi maleta. Con el pijama en mano, entré al baño. Me lo coloqué y salí de allí mientras me ataba el cabello. Vi que Nicola se estaba desordenando el pelo frente a un pequeño espejo. Vestía unos pantalones a cuadros y una camiseta para dormir.

- ¿Lista?- Me dijo y volteó a verme.
- Claro.- Le sonreí.- ¿Vamos a verla en el living?- Él asintió ante mi pregunta.- ¿Bajamos almohadones?- Le dije.
- Si, como quieras.- Respondió agarrando dos almohadas y una manta grande.- Lleva dos más.- Fue casi una orden. Asentí y tomé dos.

Bajamos por las escaleras mientras nuestras fosas nasales se inundaban con un exquisito olor a palomitas de maíz recién hechas. Nicola tiró todo sobre el sillón y fue hasta la cocina. Mientras lo esperaba, coloqué todo sobre el sillón. Dos almohadas para él, dos para mí y la manta cubriendo todo el sillón.
Nicola llegó con un tazón grande de palomitas y las dejó sobre la pequeña mesa del living.

- ¿Sabías que se puede hacer esto?- Me dijo haciendo una palanquita hacía atrás y el sillón se volvió algo más extenso.
- No, no sabía. Si no, lo hubiera hecho.- Le sonreí.

Me senté sobre el sillón y estiré mis piernas para luego taparme con la extensa manta celeste y verde. Nicola prendió el televisor y puso todo en orden para que pudiéramos ver la película.

- Voy por los refrescos y vuelvo.- Me alcanzó el control remoto.- ¿Puedes poner el idioma y eso?- Me dijo mientras salía del living.
- Okei.- Grité mientras analizaba el aparato. Configuré el idioma y los subtítulos.
- Listo.- Los dejó junto a las palomitas de maíz y apagó las luces.- No vayas a llorar, ¿eh?- Se burló.
- Cállate Porcella.- Dije entre pequeñas risas. Tomó las palomitas y se sentó a mi lado.
- Ahora sí, has que comience la película.- Me dijo. Asentí y presione el botón.- Toma.- Me pasó mi refresco.- Si tienes miedo, solo dilo. Luego ya no hay vuelta atrás.
- Ai, sí, claro.- Le dije mientras la película comenzaba.- Creo que el que tiene miedo, eres tú.
- No lo creo pequeña.- Se acomodó y pasó uno de sus brazos por mis hombros.- Si necesitas que te abrace, solo dilo.
- Claro, aprovecha la situación.- Dije mordiendo mi labio inferior. Dio rienda suelta a una carcajada.- Hey, ya, veamos la película.
- Okei.- Dijo entre risitas.

Iba todo normal. Como siempre, en las películas de terror, la rubia gritaba asegurando que el peligro venía en segundos. El suspenso ponía mis nervios de punta y esto provocaba gracia a Nicola, quien me asustaba cuando me agarraba desprevenida.

- No, no, no, no entres.- Grité haciendo que Nicola se sobresaltara.- Va a matarte, vas a morir como tu amiga.- Seguí gritando.
- No te escucha.- Me dijo Nicola al oído haciendo que yo riera.- Igual, no entres, no entres, no entres.- Gritó. Reí.

Tomé la manta entre mis manos y Nicola hizo lo mismo. El hombre cubierto de negro, iba a matarla y nosotros íbamos a ver su muerte.

-John no está ahí.- Le avisó Nicola a la chica que no podía oírnos.- Es en serio.- Dijo desesperado y agarró mi pie con su mano.
-¡Voy a matarte!- Grité cuando me asusté. Rió y me abrazó.
- Era solo una broma.- Dijo entre risas.
- Pero me asustaste.- Grité y vimos como la chica caía al suelo con un cuchillo en su pecho.

Mi corazón comenzó a latir a mil por hora al escuchar un ruido en la cocina. Nicola dejó de reír y desparramó las palomitas de maíz en el suelo.

- Tengo miedo.- Le dije y cubrí mi cara con la manta.
- Debe ser el viento.- Dijo no muy seguro.- No tienes por qué asustarte.
- Pero tú también estas asustado.- Le dije. Respiró hondo.
- No lo estoy.- Me dijo y se acomodó en el sillón.- No es nada Angie.

Tomé aire y me aferré al cuerpo de Nicola. Nunca me gustó ver películas de terror, por esto. Porque nunca podía conciliar el sueño luego de una.
La película finalizó y levanté la cabeza para ver a Nicola, quien dormía plácidamente tirando su cabeza sobre el respaldo del sillón. Respiré hondo, tenía que prender las luces pero tenía miedo.

- Nicola.- Lo moví un poco.- Despierta, ya acabó.- Le informé. Arrugó la nariz y abrió los ojos.
- Tengo sueño.- Me dijo y se movió un poco.- ¿Vamos a dormir?- Preguntó estirándose.
- No voy a dormir contigo.- Le informé poniéndome de pie.- ¿Puedes encender las luces?- Pegunté.
- Claro.- Dijo mientras apagaba el televisor y se ponía de pie a la par mía.- Entonces...- Caminó hasta el interruptor y encendió las luces haciendo que mi miedo cesara, solo un poco.- ¿Dónde vas a dormir?- Preguntó.
- Aquí.- Le dije.- Tengo la manta y dos almohadas para mi.- Sonreí.
- ¿No vas a tener miedo?- Preguntó tomando el tazón y las dos botellas vacías.
- No, no creo.- Respondí insegura.
- Okei, si tú quieres dormir aquí, está bien.
- Bueno.- Suspiré.- Ya me dio sueño.- Bostecé viendo como Nicola se iba hacía la cocina y a los segundos volvía.- ¿Ya te vas arriba?- Pregunté. Asintió y besó mi mejilla.
- Que descanses y si necesitas algo, avísame.- Sonrió y comenzó a subir las escaleras.

Cuando sentí como cerraba su puerta, fue cuando me entró el miedo de vuelta. Me senté en el sillón y pensé en dejar la luz prendida por el resto de la noche, pero no iba a hacerlo, sería una tontería. Me puse de pie y busqué el control remoto, corrí hasta el sillón y me tiré allí una vez más para encender el televisor.

- Tranquila, nada puede ocurrir.- Me dije a mi misma.- Solo camina hacía el interruptor, apaga la luz y corre hacía el sillón nuevamente.- Respiré hondo y salté del sillón para apagar la luz.

Sana y salva. Me recosté en el sillón y comencé a pasar de canales. El sueño comenzaba a apoderarse de mí mientras yo luchaba por no cerrar los ojos y terminar de ver la serie.
Una rama se azotó contra una ventana de la cocina haciendo que abriera mis ojos de golpe. Tomé un almohadón y me cubrí con este. El televisor permanecía encendido, por lo tanto, una tenue luz adornaba el living.
Estaba más que dicho, con ese viento, la tormenta que se avecinaba y la película que horas atrás había visto, no iba a dormir nada. Me enderecé y cambié de canal mientras regulaba mi respiración. La pantalla del televisor se tornó negra y el control se resbaló de mis manos cayendo sobre una parte del sillón. Me puse de pie y corrí a prender la luz. Una, dos, tres, cuatro pero no prendía. La tormenta había atraído mi miedo y se había llevado la luz, dejándome completamente asustada.

- Nicola.- Fue lo primero que pensé.

No iba a gritarle desde el living y él era mi única opción para sobrevivir esta noche. Me cubrí con la manta y tomé los dos almohadones en mano.

Sí quería dormir como una persona normal, debía dormir con él. Y con ese pensamiento, comencé a subir las escaleras con sumo cuidado de no tropezar y terminar en el suelo.

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