capitulo 35

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Llegué hasta la puerta de madera detallada. Mi corazón parecía jugar una carrera hasta llegar a mi garganta. Dudé unos segundos antes de empujar la puerta que permanecía sin cerrojo. Di dos pasos y ya me encontraba dentro de la habitación. Suspiré, debía ser más valiente y no una simple niña asustada. Cerré la puerta por donde había entrado y la manta cubriendo mis pies, me jugó una mala pasada haciendo que cayera redonda al suelo.

- ¿Quién está ahí?- Preguntó una voz adormilada y amago a encender la lámpara.

La electricidad se negó a aparecer en la habitación y Nicola se desesperó por eso. Comenzó a apretar el pequeño interruptor con notoria desesperación.

- Soy yo.- Respondí con dolor en mi voz. Me acababa de dar un buen porrazo contra la nariz y la barbilla. Mi boca sabía a sangre.
- ¿Angie?- Preguntó alarmado.- ¿Qué haces aquí y qué fue ese ruido?- Preguntó sentándose en la cama.
- Dolió.- Le dije mientras me sentaba sobre el suelo y cruzaba mis pies, acto seguido, cubrí mis dedos helados con la manta.
- ¿Te caíste?- Preguntó y segundos después sentí su presencia a mi lado.- Hey, nena, ven aquí.- Dijo con ánimos y me envolvió en sus brazos.

Mi cuerpo se tensó y a los segundos se relajó sabiendo que estaba en buenas manos y nada podía ocurrirme. Estar entre sus fuertes brazos me hizo sentir protegida y todo el miedo se esfumó, dejándome tranquila y en paz junto a él.

- Me duele la barbilla.- Me lamenté. Se separó un poco de mi cuerpo y levantó mi barbilla.- Auuch, justo ahí.- Dije quitando mi cara de sus manos. Chasqueó la lengua.
- Creo que no hay luz.- Dijo más que acertando.- Y si no me equivoco, te has lastimado la barbilla lo suficiente como para que estés sangrando.- Dijo y se puso de pie. Extendió su mano y la tomé.- ¿Se puede saber qué hacías?
- Tenía miedo.- Admití antes de volver a estrecharlo en mis brazos. Sin pensarlo dos veces recibió mi abrazo y agradecí que lo hiciera, pues ya me estaba arrepintiendo de haberlo abrazado.
- Vamos a ver qué pasa con la luz.- Dijo besando mi frente y luego nos separamos.- ¿Llueve?
- No lo sé.- Dije levantando la manta del suelo y al ponerme derecha me mareé.
- ¿Estas bien?- Preguntó preocupado cuando me afirmé en su hombro.
- Si te digiera que sí, estaría mintiendo.- Dije con sinceridad.
- Okei, quédate en la cama, iré a ver qué pasó con la luz.- Me dijo.

El miedo que antes se había despedido de mí, volvió siniestramente para quedarse. Mis manos sudorosas y temblorosas sobre el hombro de Nicola, se negaron a soltarse y Nicola lo notó.

- En serio, no estás bien y sin luz no puedo saber qué es lo que te ocurre.- Me tomó por la cintura.
- No te alejes.- Le dije arrugando mi nariz.
- Iré a solucionar ese tema y vuelvo.
- No quiero estar sola.- Mis ojos se cristalizaron.

Solo veía su silueta a mi lado y sentí sus manos sobre mi cuerpo, pero no podía verlo del todo. Pensé que él me veía igual y por eso fue que no dudé ni un solo segundo en dejar escapar mis lágrimas.

- En serio, voy y vuelvo. Lo prometo.- Me dijo. Asentí y sequé mis lágrimas.- Hey, no, no, no llores.- Dijo rápidamente.- Okei, vamos juntos.- Tomó mi mano.- Pero vamos rápido, no quiero que te enfermes.

Juntos salimos de la habitación. A la hora de bajar las escaleras, Nicola no dejó de tomarme la mano y me condujo hasta la cocina.

- Quieta, tengo que salir solo un segundo.- Me informó. Asentí con miedo y besó mi mejilla.- En serio, está todo bien.- Secó mis lágrimas y salió por la puerta de madera blanca que daba a una pequeña habitación de servicio.
- Nicola...- Lo llamé con miedo.
- Aquí estoy.- Respondió al instante.- Ya voy.

Hizo algo con sus manos y a los segundos apretó un interruptor haciendo que la luz volviera a las bombillas colgadas al techo de la casa.

- Mira cómo tienes la cara.- Dijo tomando mis mejillas entre sus manos.- ¿Consiente de que sangra tu barbilla?- Preguntó. Negué con la cabeza.

la bella y la bestia (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora