capitulo 36

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La analicé un segundo antes de volver a responderle. Su cabello estaba perfectamente ondulado y caía suavemente sobre sus hombros, sus labios con un toque de brillo, se veían extravagantes y delicados.
Mi mano formó un puño intentando contener los celos y las ganas de echarla de "nuestra casa".

- Nicola, Nicola Emilio Porcella Solimano.- Dijo ella.
- Sí, es mi novio.- Le dije. Su sonrisa se hizo aún más amplia y mis ganas de darle un puñetazo, crecieron.- ¿Quién eres?- Enarqué una ceja.
- Ariana.- Dijo sin que su sonrisa se esfumara.
- ¿Y cómo entraste?- Pregunté. Hizo una cara de fastidio y posó su mano sobre su cintura.
- ¿Dónde está Nicola?- Preguntó. Largué una risa mientras mi rostro demostraba enojo y furia.
- No se encuentra en casa.- Respondí.- ¿Cómo entraste?
- Disculpa nena.- Su sonrisa se esfumó.- No estoy como para cuestionarios tuyos.
- Pues deberías estar para mis cuestionarios porque estas en mi casa.
- No, no, no.- Movió su dedo de un lado al otro.- Esta es la casa de Nicola.

Crucé mis brazos y la miré amenazadoramente. Hizo mi mismo gesto y me sacó la lengua. ¡Que aniñada resulto ser! Sonreí con ironía y luego abrí la boca para echarla de casa.

- No es solo la casa de Nicola.- Dije.- También es mía. Es mi novio.- Dije lento y claro. Largó un bufido.
- ¿Eres Angie?- Preguntó arqueando una ceja. Asentí sin bajar la guardia.
- ¿Cuál es tu problema y de dónde sabes mi nombre?- Pregunté rápido.
- Primero, no tengo ningún problema y estoy cansada porque acabo de llegar de Argentina y segundo, se tu nombre porque Nicola te ha nombrado una que otra vez.- Largó al descuido.

Las llaves del otro lado de la puerta se hicieron sentir y ambas dirigimos nuestra mirada hacía allí. Siendo las once y media de la noche, Nicola atravesaba la puerta principal de la casa.

- Angie ya...- Dejó de hablar cuando se dio cuenta de nuestra presencia.- Llegué.- Hizo una mueca al terminar su oración.
- ¿Quién es esta?- Pregunté a Nicola. Él sonrió y miró a Ariana.
-¡Ariana!- Gritó con emoción, acto seguido, la abrazó.- ¿Cómo has estado?- Preguntó aún en sus brazos.

Pintada, tal cual una pintura sobre la pared, con la diferencia que si hubiera sido una pintura de un cuadro, me hubieran apreciado. Los miré atónita y me dediqué a controlar mis notables celos. Mis ojos vagabundearon por la sala y me decidí por irme a dormir en vez de ver a estos dos abrazarse.

- Hey, Angie. ¿A dónde vas?- Preguntó desde el pie de la escalera.
- A dormir.- Respondí secamente y seguí mi paso hacia arriba.
- ¿Ya se han conocido?- Seguía hablándome a mí, porque me gritaba para que pudiera oírle.
- Si y créeme que no ha dado una buena impresión.- Dijo la castaña como al descuido. Paré en seco y la fulminé con la mirada.- ¿Puedes creer me hizo un cuestionario?- Le dijo a Nicola, él alzó los hombros y brindó una leve carcajada.
- ¿Por qué no te vas por dónde has venido?- Dije realmente enojada.- No se cómo rayos ha entrado y encima se atreve a tratarme mal en la casa de mi propio novio.- Dije. Nicola sonrió al escucharme, acto que colmó mi paciencia.
- Esta loca.- Dijo Ariana en una risotada.
- No digas eso.- Le dijo Nicola serio. Ella volvió a reír.

Hice caso omiso a eso y caminé hasta la habitación. Abrí la puerta y me introduje allí. Tomé mi pijama y pronto ya estaba por irme a dormir. Sentí las risas de Nicola y Ariana en el pasillo. Esa era una perra que iba a robármelo.

- ¿Se puede?- Preguntó Nicola golpeando la puerta.
- Si, adelante.- Dije de mala gana mientras me quitaba el maquillaje.
- ¿Te has enojado?- Preguntó desde la habitación. Lo miré por la puerta abierta del baño e hice como que no lo escuchaba.- Hey, Angie.
- Me dejó allí, como una estúpida.- Dije enojada.- Encima tú no le dices nada.
- Es que es absurdo.- Suspiró.- ¿Huele a celos?- Hizo una mueca y se sacó la remera.
- No, creo que huele a sudor, así que colócate desodorante.- Dije. Rió.
- No te enojes.- Dijo tiernamente y se colocó su remera de dormir.- Ni siquiera me has saludado.- Entró al baño, sitio, donde estaba yo.
- No te mereces que te salude.- Terminé de quitar mi maquillaje y tomé el cepillo de dientes.- Tú ni siquiera me has defendido.
- Porque no era necesario.- Dijo. Lo fulminé con la mirada y terminé de cepillarme los dientes.
- ¿Crees que no era necesario? Le hice una y mil preguntas porque cuando llegué al living la vi ahí parada mirando el lugar, no sé quién es, qué hace aquí y odio que te abracé.- Salí del baño. Me siguió.
- ¿Qué fue lo último que dijiste?- Preguntó sonriendo. Lo mire mal.
- Que odio que te abrace.- Repetí. Su sonrisa se explayó.
- ¿Por qué odias que la abrace?- Preguntó mientras me tomaba de la cintura.
- Nicola, responde tú primero.- Dije bajando la mirada.
- ¿Qué quieres saber?- Preguntó.
- ¿Quién es? ¿Qué hace aquí? ¿De dónde la conoces? ¿Está durmiendo aquí en casa?
- Es mi prima, viene a nuestra boda, de toda la vida y sí, en la habitación de huéspedes.- Respondió en orden a todas mis preguntas.

la bella y la bestia (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora