capitulo 34

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Me moví un poco y abrí mis ojos, estiré mis músculos y me destapé. Pronto me senté en la cama y moví la cortina de la ventana, estaba oscureciendo. Caminé hasta el baño y luego entré. Al salir vi a una de las chicas de limpieza estirando las sabanas de la cama.

- Oh, veo que ya despertó.- Me sonrió.- El señor Porcella, llamó más temprano y dijo que si usted no se despertaba antes de las siete de la tarde, tendríamos que despertarla.
- Aii, ¿Y qué hora es?- Pregunté refregando mis ojos.
- Las siete y diez.- Me sonrió y terminó de acomodar los almohadones.- Venía a despertarla cuando me encontré con que no estaba.- Hizo una mueca.- ¿Desea algo?- Preguntó con sumo respeto.
- Mmm... no nada, por ahora.- Le dije.- ¿Cómo es tu nombre?- Le pregunté.
- Vanessa.- Respondió pasando sus manos por el delantal negro. Una morocha de ojos claros, de baja estatura, joven y muy sonriente.
- Oh, Vanessa...- La llamé.- No me trates de usted.- Le informé.- Solo tengo diecinueve años.- Mentí.- Puedes hablarme como si fuéramos amigas.
- Gracias.- Me dijo.- Igual frente al señor Porcella no puedo, es que esas son las órdenes.- Su mirada se posó sobre el suelo.
- Ahora yo doy otras órdenes.- Le dije. Me miró.- Él va a saber entender.- Le sonreí, hizo lo mismo.
- Oh, claro.- Dijo risueña.- ¿Va a dormir aquí esta noche?- Me preguntó.- Es que debo traer sus maletas.- Añadió.
- Ah, sí, dormiré con Nicola.- Sonreí. No pensaba dormir con él.- Así que puedes traerme las maletas, si no es mucho pedir.- Le sonreí.- Por favor.
- No hay problema.- Dijo.- Tengo que retirarme.- Añadió.- Si necesitas algo, me avisas.- Dijo de salir por la puerta de madera.

Bostecé una vez más antes de bajar las escaleras en únicamente una remera violeta. Dos de las chicas de limpieza me sonrieron para luego aumentar la calefacción. Me cuidaban demasiado, yo estaba bien cálida con esa remera. Caminé hasta la cocina y me encontré con dos más de ellas.

- ¿Va a querer tomar algo?- Preguntó una de ellas.
- Sí, claro. Un té, por favor.- Miré a Vanessa, quien tomaba una azucarera.- Vanessa...- Llamé su atención.
- Si, dime.- Dio la vuelta para mirarme.
- Luego coméntales a las demás que fue lo que te dije arriba.- Le sonreí. Ella asintió.
- ¿Lo de Nicola o lo de hablar como amigas?- Preguntó. Había entrado en confianza. Me agradó.
- No lo de Nicola no.- Reí.- Lo demás.
- Oh, claro Angie.- Me sonrió.
- ¿Pueden decirme sus nombres?- Les dije a las otras dos, las cuales, solo conocía de vista.
- Sonia.- Respondió una de ellas.
- Alison.- Me dijo la otra. Sonreí mientras acomodaban el té frente a mi.- ¿Desea algo para comer?- Preguntó Alison.
- Mmmm... unas galletas.- Le respondí. Dos minutos después tenía las galletas junto al té.

Escuché la puerta de entrada cerrarse y supuse que Nicola había llegado. No me moví de mi lugar pero gire para ver por la puerta de la cocina, lo vi entrar.

- ¿Angie ya...- Se quedó callado.- Despertó?- Terminó su pregunta mientras me sonreía.- Veo que si.- Añadió y caminó hacia mí.
- Acabo de levantarme.- Le sonreí.- ¿Tardaste mucho?- Pregunté. Hizo un gesto raro antes de besar mis labios.
- Algo, no mucho.- Me dijo sentándose en la banca de al lado. En el desayunador.
- ¿Quiere tomar algo señor Porcella?- Preguntó Sonia. Nicola pensó un rato.
- Un yogurt.- Le dijo. La chica asintió y corrió hasta la nevera.- Así que has dormido toda la tarde.- Dijo sonriendo.
- Así es.- Le sonreí.- ¿Qué haremos esta noche?- Le pregunté mientras la chica entregaba su yogurt a Nicola. Él me dedicó una pícara mirada para luego sonreírme. Lo había mal pensado.- En serio Nicola, no seas tonto.- Dije sintiendo ese ardor en mis mejillas.
- No lo sé.- Respondió antes de tomar un sorbo de yogurt.- Estoy algo agotado y pienso irme a dormir temprano.
- Okei.- Respondí acabando con mis galletas.- Yo no tengo sueño, así que pienso quedarme viendo televisión hasta que me duerma.- Le sonreí. Hizo lo mismo y volvió a tomar de su yogurt.
- O tal vez, si quieres, podemos rentar una película y hacer palomitas de maíz.
- Ese es un buen plan.- Le dije sonriendo y le quite su vaso para tomar de él.- Me gusta.
- Okei, entonces hacemos eso.- Sonrió y me quitó el vaso.- Vístete así nos vamos a rentar una película.

la bella y la bestia (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora