Uno.
Dos.
Tres.
Suena el timbre y termino de trazar las últimas letras de la palabra financiación. Suelto la birome con energía al tiempo en el que me pongo de pie y corro hasta el profesor para extenderle mi hoja con el júbilo de alguien que ha ganado un millón de dólares en la lotería. Finalmente puedo decir que he pasado uno de los primeros exámenes más difíciles de la historia de mi vida.
Me acerco a Jay, quien me aprieta entre sus brazos con la misma alegría que yo llevo dentro. A los pocos minutos, cuando ya estamos camino a la cafetería, Kyle se nos acerca expresando lo bien que le fue en el examen, tanto como a nosotros dos. Y, mientras nuestra alegría continúa en aumento, nos dirigimos a tomar algo para comer mientras charlamos de banalidades y desviamos nuestra atención de lo que se había convertido en nuestro particular dolor de cabeza durante las últimas semanas.
Cabe destacar que la situación entre Kyle y yo es algo rara desde el pasado fin de semana, cuando pasamos prácticamente toda la noche juntos en aquel club, besándonos y, por mi parte, tratando de molestar a Harry. Sin embargo, no he logrado sacarle ninguna opinión al respecto y espero que continúe siendo así. Últimamente he descubierto que estoy mejor sola, que mal acompañada. No digo porque Kyle sea una mala persona o algo por el estilo, sino que lo digo justamente porque Kyle no es Harry. Y alguien que no sea Harry, es una mala compañía para mí ahora. Así que agradezco que el rubio todavía no haya sacado a colación nuestros momentos juntos aquel día, porque de verdad no tengo energías para enfrentarlo.
Por lo tanto, supongo que es un poco comprensible el hecho de que me sorprenda cuando él pone su brazo en torno a mi cintura, atrayéndome a él. Trato de no moverme, pero termino cediendo más por cortesía que por otra cosa. No quedaría bien que me plantara en el medio del pasillo y le diga que me suelte, ¿verdad? Inevitablemente mis músculos se tensan al sentir su agarre sobre mi piel, pero no emito comentarios al respecto y actúo como si nada mientras buscamos una mesa donde almorzar.
El resto del día pasa sin pena ni gloria, sin ningún suceso atractivo como para ser contado y, una vez que salgo del trabajo, no me sorprende encontrar un mensaje de Kyle en mi bandeja de entrada.
"¡Hey Lola! ¿Quieres que pase por tu casa y vayamos, no sé, a tomar un café o algo?"
Este mensaje está personificando el terror que sentí durante toda la semana y que finalmente está materializándose frente a mí: Kyle quiere definir los términos de nuestra relación, algo que es tan inverosímil que no existe. Tal vez (y es así) muchos me consideren una perra por "utilizarlo", pero lo cierto es que yo nunca busqué una relación estable con él y eso Kyle lo sabe muy bien. Así que no puede utilizar el típico discurso de las falsas esperanzas conmigo, porque yo en ningún momento di lugar a una relación sentimental. Simplemente fue... un rollo de dos noches. O por lo menos, desde mi punto de vista.
(...)
Después de ser sometida al interminable interrogatorio de mi madre, finalmente escapo de mi casa apretando el abrigo en torno a mi cuerpo. Son las siete de la tarde, un horario para nada decente para estar saliendo a tomar un café, pero no podría aceptar nada más si estoy a punto de romperle el corazón en pedazos.
Kyle conduce hasta un Starbucks que queda en una avenida a apenas cuadras de mi casa y ambos nos refugiamos en la calidez del local. El aroma café revuelve mi estómago, recordándome que hace horas que no pruebo bocado. Insisto en pagar mi bebida, pero Kyle se rehúsa y finalmente me marcho para buscar una mesa o algún lugar en el atestado local mientras el paga los cafés. Logro ubicarme en un extremo del Starbucks, en un sillón individual que se encuentra enfrentado a otro con una mesa ratona en el medio. Kyle me encuentra esperándolo con la mirada perdida y la mente en otro lado, buscando la excusa perfecta que no logro encontrar.
-Gracias. No tenías por qué hacerlo...
-Está bien, Lola. No es molestia, solo fue un café.
Me muerdo el labio y me alejo un poco, buscando refugio en el pequeño sillón y tratando de hacer que la incomodidad que siento se esfume de una vez por todas, aunque no logro hacerlo. Sé que nada bueno saldrá de este encuentro y también se que lamentablemente no puedo hacer nada para evitarlo o remediarlo. Sé que le causaré daño y nunca quise que fuera de esta forma, pero los hechos simplemente se dieron y es hora de terminar con lo que empecé y nunca debí haber empezado.
-Kyle, hay algo de lo que quiero hablarte.
-Sí, vale... yo también.
Aprieto el vaso de café entre mis manos buscando el calor que el oscuro líquido emana. -Probablemente no estemos pensando en lo mismo, Ky.
-A mi me parece que sí.
Él sonríe y estoy a punto de abandonarlo todo y salir corriendo. No puedo hacerle esto. Mi celular vibra y la pantalla se enciende de súbito, anunciándome que tengo un mensaje nuevo. Lo tomo y lo desbloqueo, leyendo el mensaje de texto que Harry me ha enviado:
"Quiero hablar contigo, ¿podrías desbloquearme en whatsapp? ¡No pienso gastar dinero en ti, Lola!"
«Dulce.» Pienso con una sonrisa en la cara. Vuelvo la mirada a Kyle y luego de nuevo al móvil, donde mi fondo de pantalla exhibe una foto de Harry y yo, que cobardemente, nunca logré quitar. La nostalgia ocupa mi corazón y alguno de todos los sentimientos que tengo por el rizado me impulsa a hablar.
-Lo lamento, pero no puedo hacer esto.
-¿De qué hablas?
Suspiro, tomando un sorbo de mi café y moviendo la rodilla con velocidad. No sé por qué estoy tan alterada; incluso ni siquiera cuando rompí con Trevor me tocó experimentar esta clase de nervios. Quizás era por la confianza que él y yo teníamos, algo que definitivamente no comparto con Kyle.
-Hablo de que lo que pasó entre nosotros fue una... confusión.
Sí, al parecer siempre me escudo con las confusiones.
El semblante de Kyle cambia radicalmente mientras lo observo hacer una mueca que no me revela nada. -Oh... vale, eso no me lo esperaba.
-La verdad es que lo siento muchísimo, Kyle. Nunca pretendí jugar contigo o darte a entender que podíamos llegar a ser algo más... simplemente sucedió y estoy muy arrepentida.
-Sí, Lola, está bien. No pasa nada. Pero la próxima vez avísame que vas a utilizarme para darle celos a tu ex novio, ¿vale?
Mis ojos se abren por completo, y aunque no estoy sorprendida por su reacción, es algo que me descoloca de sobre manera.
-Lo que sucede es algo complicado, Kyle. No lo entenderías.
-Estoy seguro que no soy lo suficientemente estúpido como para no entender que él ya tiene novia y tú estabas buscando a algún idiota que se prestara para besarse contigo frente a él y ponerle los pelos de punta.
-Vale, vale, ya entendí tu punto, Kyle. Ya te he pedido perdón, ¿vale? No sé que más pretendes de mí. Estaba confundida, había tomado y no voy a negar que eres guapo. Harry no tiene nada que ver en todo esto. Lamento lo que sucedió y si te di a entender otra cosa, pero la situación es completamente distinta. Estoy segura que ya has vivido momentos como éste con otras personas. Ahora, si me disculpas, debo irme. Gracias por el café.
Dejo el vaso sobre la mesa y me levanto. Si, lo que había hecho era de puta, pero no iba a tolerar que me lo dijera en la cara. Prefiero recurrir a la negación en estos momentos y enfadarme con alguien más y no conmigo. Porque, cuando ese momento llegue, tendré bastantes cosas por las que molestarme conmigo misma.
(...)
Después de ducharme, cenar, ponerme el pijama más abrigado que encuentro y terminar de alistar mis cosas para el día siguiente, me acuesto en mi cama y dejo a mi mente divagar. De súbito, recuerdo el mensaje que Harry me ha mandado horas atrás y tomo mi celular dispuesta a tener una charla amena con mi ex novio. Lo desbloqueo en whatsapp y no espero a que él me hable para hacerlo.
Lola: Hola.
Harry: Hola corazón.
Lola: Ugh, que asco. No me llames así.
Harry: ¿Por qué no?
Lola: Pues porque tienes novia, cielo.
Harry: Pues yo no estaría tan seguro de ello. Y no me llames cielo, tú también tienes novio.
Algo dentro de mí salta cuando leo su revelación. Nadie me ha mencionado que ellos rompieron. ¿Acaso lo han hecho o Harry solo está jugando con mis sentimientos?
Lola: Pues yo tampoco estaría tan segura de ello.
Harry: Pues... eso está bien.
Suelto una carcajada. Es tan idiota.
Lola: Eres tan idiota.
Harry: Gracias, nena. Ya me lo han dicho antes. ¿Cómo te ha ido en el parcial?
Lola: Estuvo bien, creo.
Harry: Seguro que sí.
Lola: ¿Cómo sabes que hoy rendí?
Harry: Por las noches te espío.
Lola: Sabes que eso suena horrible, ¿verdad?
Pasan los minutos y no logro obtener respuesta alguna de su parte. Resignada, dejo el móvil a un costado y enciendo el televisor, dispuesta a ver algo de tele antes de dormirme. Digamos que soy una persona que ama dormir con ruido, y el televisor es mi compañero ideal a la hora de irme a la cama. Al cabo de aproximadamente veinte minutos desde que mandé mi último mensaje, mi teléfono vibra otra vez.
Harry: De hecho, ese pijama te queda muy bien.
Lola: ¿Verdad que los conejitos son sexys?
Harry: Y con ese moño en la cabeza luces... diez puntos.
Lola: Harry... deja de hacer eso.
Harry: ¿No tienes frío con el cabello mojado?
Lola: La verdad es que sí, quizás un abrazo me vendría bien.
Harry: Vale entonces abre la jodida puertaventana porque en tu balcón hace un frío de morirse.
Me cubro la boca con las manos soltando una carcajada. «No lo ha hecho, joder, no lo ha hecho.» Repito en mi interior. Me levanto de mi cama con rapidez y corro hasta el balcón, tirando de las cortinas y abriendo la puertaventana para permitirle ingresar en la calidez de mi habitación. Tiro de su brazo apenas lo veo, mis manos escurriéndose dentro de la manga de su abrigo y tocando su gélida piel.
-Joder, estás helado. ¿Cuánto tiempo estuviste allí fuera?
-Lo suficiente como para odiar tu lentitud al escribir mensajes de texto. Venga, ¿no me debes un abrazo?
Le sonrío con la actitud de una niña que tiene la adoración de la inocencia y envuelvo mis brazos en torno a su cuerpo, apretándolo contra mí y refugiándome en la calidez de su pecho. Él hace lo propio, cubriendo mi cuerpo con su gigante anatomía. Mi corazón late furioso dentro de mi caja torácica y puedo sentir el suyo acompañarlo en el ritmo frenético. Joder, lo amo. Lo amo tanto.
-¿Qué mierda haces aquí? -susurro.
-No lo sé. Simplemente estaba aburrido y se me ocurrió venir a visitarte.
-No me espías por las noches, ¿verdad?
Suelta una carcajada y siento su pecho vibrar. -No, nena. ¿The Notebook y un bote de helado de chocolate?
Sin pensar, susurro: -Dios, por eso te amo tanto.
Harry suelta una risita para disipar la incomodidad que mi comentario ha creado en el ambiente antes de darme un beso en la frente y separarse de mí para poner la película. Luego se sienta en mi cama, se quita las zapatillas y se acuesta, invitándome a acompañarlo. Me acerco lentamente y él tira de mí, obligándome a acostarme junto a él y a acomodar mis brazos en torno a su torso.
-¿Angie no se molestará por esto?
-Lola, ¿puedes dejar de pensar en ella por un minuto? Aquí estamos solo tú y yo.
Sonrío complacida y coloco mi cabeza contra su pecho, dándole play a la película.