Todo fue en picada desde la declaración de Junior.
Auguste se transformó inmediatamente y fue en contra de Junior. El vampiro apenas tuvo tiempo para reaccionar y se elevó algunos metros pare evitar el impacto, pero sus poderes apenas estaban empezando así que cayó de nuevo. El lobo del alfa francés estaba listo para matarlo cuando Alan impactó contra Auguste a punto de someterlo a un buen golpe por intentar dañar a su sobrino. Entonces Estefan le lanzó un rayo eléctrico a su tío.
En cuestión de minutos, alfas y miembros de los dos escuadrones estaban inmersos en una pelea extraña donde nadie quería dañar a otro realmente. Excepto el lobo de Auguste que estaba totalmente desquiciado y seguía intentando matar a Junior.
No todos se habían metido en la pelea.
—Ay no, ya empezaron —Jeremy se metió una galleta a la boca—, no es una reunión familiar si no hay peleas a muerte.
—Ni lo pienses —Jose sujeto la mano de Gabriela—, deja que se maten entre ellos.
—Quiero saber qué está pasando —Gabriela comió un poco de su tarta de manzana—, ¿Por qué Auguste atacó Junior?
—Porque es su mate —informó Natsuki, ignorando la cara de sorprendida de Gabriela y mirando a los cazadores que estaban sujetando sus armas—, escuchen esto es normal, cosas de lobos, es mejor que vayan donde Theo. Seguramente Taylor ya despertó.
Aiko asintió con una sonrisa y se fue con sus amigos.
Liam en forma de su lobo dorado no sabía qué hacer, hasta el lobo de su papá se había metido en la pelea. No fue que vio a Liana detrás del lobo de su papá llorando junto a Belial y Angel que no sabía de dónde habían salido, que se dio cuenta que esto debía terminar esto de una vez.
Aúllo con fuerza, una honda casi invisible salió de él. Todos pararon inmediatamente después de eso.
El lobo de Liam gruñó y todos empezaron a transformarse.
—¡¿Por qué estas defendiendo al idiota que quiere lastimar a tu hermano?! —Alan intentaba luchar contra la fuerza mágica de Liam que lo obligaba a detenerse, intentaba seguir ahorcando a Estefan.
—¡Porque mi hermano es un idiota que ha besado a Liana en la cara de Auguste! —Estefan ya no le importaba nada—. ¡Liana y Auguste son mates!
Hubo un grito colectivo.
Después de que Liam se transformara en su forma humana y constatara que ya no iban a pelearse más. Dejó que todos volvieran a la normalidad con la condición de que dejaran de pelear.
Todos se encontraban en la sala principal del palacio, había dos bandos divididos con claridad. Los que protegían a Junior que aún se mantenía desorientado y los que mantenían a Auguste a raya.
Oliver estaba a punto de hablar cuando Liana habló.
—¿Lo sabías ? —Liana miró directamente a los ojos de su padre—. ¿Papá lo sabías?
Jaime resopló cansado, se masajeo los cienes y después miro algo temeroso a su hija.
—Si, lo sabía.
Liana abrió mucho los ojos.
—¿Cuándo...? —Liana intentó preguntar.
—Lo ha sabido desde el mismo momento que lo supe yo, hace seis años en los juicios de guerra —Auguste habló fuerte y claro.
Jaime lo miró con odio.
—¿Por qué? —Liana no sabía si sentirse herida o enojada—. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque eras solo una niña —Jaime bajó la guardia con su hija—, tenías solo 12 años apenas cumplidos, yo solo quería que tuvieras una vida normal. Acorde con él que se mantuviera al margen hasta que cumplieras una mayoría de edad. No lo hice con la intención de dañarte y tampoco pensé que pasaría todo esto.
Liana estaba demasiado confusa con toda la situación.
—Lo siento —Junior también habló saliendo de los brazos protectores de Alex—, de verdad lo siento Liana yo...
—Tu no tenías idea de que ella tenía mate —Alan miraba a su sobrino—, aquí los idiotas son estos dos par de estúpidos por ocultar tremenda información.
Liana miró a Junior, este realmente parecía abatido por todo lo que sucedía.
—Papá —Liana se acercó a Jaime—, quiero ir a casa.
Jaime se tranquilizó, miró a Oliver que asintió de inmediato.
—Está bien cariño —Jaime pasó su brazo por los hombros de su hija—, te sacaré de aquí.
—Liana...
Auguste dio un paso en su dirección, pero varios de sus tíos y primos gruñeron interceptándolo.
—No Auguste —Liam suspiro—, no es el momento.
Liana no se dio la vuelta para mirarlo, se fue junto a Jaime inmediatamente.
—Ven Auguste —Joon le tomó de la mano—, vamos a la mansión de tu manada, necesitas tranquilizarte.
Auguste fue guiado por sus amigos, aun sintiendo el fantasma del dolor de la traición en su pecho. Verlo y sentirlo a la vez fue demasiado para él, fue como si le atravesaran el pecho con una espada candente. El peor dolor que jamás experimentó.
Se volvió loco de repente, su parte racional se había ido dando pie a su parte lobo. Todo lo que quería era matar al bastardo que osó tocar a su mate. Quería tenerla a su lado. Quería arroparla contra él y nunca dejarla ir. Marcarla para que todos supieran que era de él y no permitir que otros intentaran quitársela.
Ahora ella se fue sin querer siquiera mirarlo. Ella era al fin consciente del lazo que los unía y ni siquiera lo miró o le dirigió la palabra. Su lobo se retorcía de dolor en su interior porque consideraba el comportamiento como un claro indicio de rechazó.
Todo lo que su lobo entendía era que su mate estuvo con otro y que daba evidentes vislumbres de que quería rechazarlo.
Auguste empezaba a morir internamente, podía sentirlo.
No se dio cuenta en qué momento llegó a la residencia que tenía su familia en el Reino, ni que los únicos que lo acompañaban eran Estefan, Natsuki, Joon y Bastian.
Lo único que quería es meterse debajo de alguna manta y dejarse morir de una vez.
Estaba en tal estado que Joon y Bastian tuvieron que ayudarlo a echarse en su cama.
—Plan A —Estefan caminaba por la habitación del alfa francés—, aparezco en la habitación de Liana, la secuestro y la traigo aquí para que Auguste la muerda.
—No seas imbécil —Joon miró exasperado a su esposo—, lo único que provocarías es que tu tío Jaime llame a tu tío Alan y que este venga a matar a Auguste.
—Plan B —Estefan ignoro a Joon—, voy a amenazar a mi tío Jaime, diciéndole que no dejaré que intervenga en la relación y habló con Liana para que entre en razón.
—Eso sigue terminando con Alan y de paso Bael matando a Auguste —dijo Bastian.
—Plan C —Estefan ya empezaba a enojarse—, mandamos a el príncipe brillitos a que hable del amor y lo importante que son los lazos de los mates, bla, bla ,bla y que convenza de que Auguste no es el idiota que parece.
—Eso si es un buen plan —Natsuki miró sorprendido a Estefan—, pero seguramente Liam va a querer dejar que Liana piense un poco antes de ir a hablar con ella.
—Creo que todos deberíamos dejar que Liana también descansé —hablo Joon—, ella se veía igual de afectada que Auguste.
—¡Auguste parece que se está muriendo! —Estefan olfato—, huele a que se está muriendo de tristeza.
—Ella pasó de estar feliz a aterrorizada porque un alfa casi mata a tu hermano —Joon frunció el ceño—, tú también deberías ir a ver cómo está Junior.
Estefan asintió.
—Si, ese mocoso está herido, dentro de un rato voy a abrazarlo —Estefan miró preocupado a Auguste—, pensé que era una tontería lo de Junior y Liana, por la diosa, debí detenerlo antes que eso pasé.
—Ella dejará de quererlo cuando se transforme y se dé cuenta que Auguste es su alma gemela —razonó Natsuki.
—Liana ya quiere a Auguste —Bastian sonrió con tristeza—, lo vi hoy en el almuerzo, estaba embelesada con él. Estoy totalmente seguro.
—Si, yo también lo note —Joon asintió—, bueno, note que Junior se veía incómodo. Después seguí su mirada que iba a Liana, que a la vez está veía a Auguste como si este estuviera hecho de oro.
Estefan se palmeó la frente.
—Junior beso a Liana seguramente porque estaba celoso —Estefan puso los ojos en blanco—, diosa, que triángulo amoroso tan ridículo.
—Se durmió —Bastian tapó a Auguste con delicadeza—, pobre, ver como besan a tu mate. De solo imaginar el dolor que debió sentir me causa escalofríos.
—Deberíamos dejar que descansé un rato —hablo Bastian—, seguramente sabremos más sobre la situación si vamos al palacio. No creo que despierte hasta mañana. Volvamos temprano para decirle los nuevos acontecimientos.
Los cuatros se fueron poco después dejando a Auguste solo. Ya era de madrugada cuando Auguste despertó recordándolo todo. Intentó ahogarse en la ducha y después fue por una copa al pequeño bar de la sala de estar de la mansión.
Pensó en todas las equivocaciones que tuvo en su corta vida. Incluso se permitió pensar en Jessy para rematar el flujo de dolor que lo estaba ahogando. No había algo que le sintiera sentir más culpa que pensar en Jessy. En el que, si hubiera sido un buen primo, hubiera podido detener todo lo que le hicieron.
Recordó a su beta y su grupo de amigos que se sacrificaron por él para que pudiera vivir, jamás se sentiría digno de aquel sacrificio. A veces pensaba que no valía lo suficiente la pena por lo que hicieron.
Iba en su tercer vaso de alcohol cuando escucho a alguien en su puerta. Cuando reconoció el olor de la persona quien estaba en la puerta se levantó de inmediato. Casi corrió hacia la puerta y cuando la abrió, esa persona dio unos pasos atrás por la impresión.
—Liana.
Auguste la vio ahí, pareciendo asustada.
—Alfa Auguste —estaba impresionada al verlo.
Auguste solo estaba en pantalones de dormir.
—Son como las tres de la madrugada —Auguste no creía tenerla enfrente suyo—.¿Qué haces aquí?
Liana seguía mirando su pecho desnudo, después lo miró al rostro avergonzada.
—No podía dormir —hablo Liana abrazándose a sí misma—, yo... hable con mi familia, pero sigo siendo un lío en mi cabeza.
—¿Y viniste aquí para hablar?
—No sabía que esperar en realidad, tenía miedo de que me cerraran la puerta en la cara —Liana se acomodó los lentes—, después de todo lo que paso, no sería raro que no quisieras verme nunca más. Tienes todo el derecho de odiarme después de lo que te hice.
Auguste noto el tono de amargura en su voz. Su lobo salió del hoyo de autodesprecio para asomar la cabeza.
Liana pensaba que él era quien estaba enojado.
Lo estaba, una parte que no se sentía miserable de él estaba tan enojado que podía hacer cosas realmente crueles. Sin embargo, ese odio no iba hacia ella en lo absoluto, ante sus ojos ella era totalmente inocente de cualquier cargo.
—¿Quieres pasar? —Auguste se hizo a un lado.
Liana asintió caminando a su interior. Conocía bien el lugar, pero camino temerosa como si fuera su primera vez ahí. Auguste le ofreció agua que ella aceptó. El dejo de tomar no creía estar ebrio, pero con Liana ahí era mejor controlarse.
—¿Tus padres saben que estás aquí? —era una pregunta tonta, pero no sabía qué más decir.
—Me salí por la ventana —habló ella sonrojada—, nunca me he escapado de mi casa, estaba algo asustada.
Auguste sonrió un poco.
—Hablé con mis padres de esta situación —Liana miró su vaso de agua nerviosamente—, mi mamá está muy molesta con mi papá por ocultarlo tanto tiempo. Creo que si no hubiera estado presente cuando se lo dijo, le hubiera dado con algo en la cabeza.
La imagen de Jaime Dickens siendo golpeado fue gratificante para él.
—Entiendo porque papá guardó el secreto y entiendo tu comportamiento mejor —Liana siguió hablando—, pero creo que debiste decirme todo después de lo del baño. Pude haberte metido en un real problema, cuando solo eras tú actuando bajo el instinto de tu lobo.
—No estaba actuando bajo el instinto de mi lobo —refuto Auguste—, estaba actuando con los celos encima y con deseo, he querido saltarte encima y besarte desde que te vi después de tantos años caminar al altar en la boda de Liam y Leia.
Liana dejó su vaso de agua en la mesita de centro casi temblando.
—Este es el problema, no sé cómo actuar cuando me dices las cosas tan directamente —Liana parecía sufrir—, lamento lo que pasó en la tarde, si hubiera tenido una idea de lo que pasaba yo nunca...
—No tienes que disculparte, que tengas una vida normal de un adolescente es la principal razón por la cual no dije nada todos estos años —Auguste se pensó mejor y volvió a tomar su vaso de alcohol—, eso incluye novios pubertos para mi desgracia.
—No volverá a pasar.
—Eso espero, porque no sé qué será de mí si vuelvo a sentir el dolor de la traición —sonó más enojado de lo pretendía.
—Mi papá piensa que debería interrumpir el tiempo que pasamos juntos hasta que me transforme para poder enfocarme mejor en mis tareas con mi nuevo cargo en el escuadrón del Liam. Mi mamá dijo que era un idiota y que yo tenía el permiso para verte cuando quisiera.
—¿Y qué dices tú?
—¿Yo?
—Liana —ahora si se sentía molesto—, esto no es sobre los demás, esto es sobre tú y yo como pareja. La única razón por la cual obedecí las instrucciones de tu padre es porque estoy de acuerdo con él que fue lo mejor para ti. Pero ahora que sabes la verdad, me importa muy poco lo que tu familia tenga que decir al respecto. Somos almas gemelas, los dos solos en esta ecuación, lo que pase desde ahora dependerá de lo que decidamos por nosotros mismos ¿entiendes?
Ella se quedó callada un momento.
—Tengo miedo, tú eres mayor por varios años y tienes más experiencia con respecto a las relaciones amorosas —Liana no parecía como alguien con miedo en ese momento, de hecho, Auguste noto la intensidad y ferocidad en su mirada—, siento que no soy yo misma cuando estoy a tu lado, pierdo el control de mis pensamientos y mis sentidos. No estoy transformada y me aterra el control que puedas tener cuando ya lo esté.
—¿Qué crees que me haces tú? —Auguste alzo una ceja—, estaba pensando seriamente en el suicidio antes de que llegaras, casi me matas esta tarde.
El alfa francés no supo en qué momento se había vuelto en una discusión.
—Yo no tuve conocimiento de que eras mi mate, pero tú has sabido que yo soy la tuya en mucho tiempo —Liana se cruzó de brazos—, sin embargo, has estado como un libertino saltando en cama en cama de posiblemente todas las mujeres que se te han cruzado en el camino, así que lo siento si no tengo mucho remordimientos por salir con Junior.
Auguste abrió la boca asombrado.
—Merde, no he estado años con alguien —frunció el ceño—, varios años Liana.
Liana bufo.
—Me siento ofendido en este momento —Auguste se bebió todo su vaso y lo dejó con fuerza sobre la mesita de noche—, creo que te voy a besar.
Hizo el ademán de levantarse y Liana lo miró aterrada.
—Tenemos que hablar de cosas importantes antes —Liana se cubrió con un cojín—, algo en especial antes de aceptar tener una relación contigo.
Auguste sonrió coqueto sentándose otra vez, ella era ingenua si creía que no iba a ver una relación entre ellos.
—¿Dime que es tan importante?
Liana respiró y volvió a ponerse seria.
—No voy a ser la luna de la manada francesa —Auguste arrugó el gesto—, aún si tenemos una relación y nos casamos. Yo no voy a dejar mi puesto como miembro del escuadrón del príncipe. No pienses que esto es una decisión precipitada y tampoco pienses que me puedes hacer cambiar de opinión en el futuro. Todo lo que he deseado desde que tengo memoria es ser parte del escuadrón, honrar mi apellido y dejar mi huella como la primera mujer Dickens en ser parte de todo esto. No voy a cambiar nada de eso, ni siquiera por ti.
Auguste resoplo.
—¿Es todo lo que me ibas a decir?
Liana parecía sorprendida.
—¿No estás enojado?
—Yo sabía que tomarías ese camino —Auguste sonrió—, eso es lo que eres y estoy orgulloso. Jamás desearía que dejaras tus planes por mí. Podemos hacer lo de Joon y Estefan, yo quiero estar contigo a pesar de las distancia.
Liana seguía sorprendida.
Auguste se levantó y caminó hasta ella. Se sentó a su lado y sujetó su rostro.
—Magnifique mon amour, te ame desde el momento que apareciste de la mano de Bael hace muchos años ese día tan soleado, te ame desde que me viste con esos ojos azules tan profundos, te ame a pesar de la distancia y del tiempo —Auguste la besó castamente—, y te seguiré amando no importa si tomes un camino que te aleje de mí. Que seas mi mate no te ata a mí, ser mates significa que nuestras almas se complementan la una a la otra y que a pesar de todo te seguiré amando no importa que. Tu es tout ce qui compte pour moi.
Liana se sacó los lentes y saltó sobre él para besarlo, Auguste le correspondió al fin sintiéndose completo por primera vez en su vida.
—¿Quieres ser mi novio? —le pregunto Liana cuando se separaron para respirar.
—¿Novios? —Auguste se río—, Mon amour, nosotros estamos en otro nivel ¿no crees?
—Aun no me transformo y quisiera tener citas —ella entrecerró los ojos—, te ves un poco borroso sin mis lentes.
—Seamos novios entonces —sonrió Auguste acariciando su rostro—, hasta que te transformes, entonces realmente te secuestrare y te llevaré a Francia.
—No hagas promesas que no vas a cumplir —le pico Liana.
—No me tientes belle.