—La cena está maravillosa —Deniska le agradeció a Oliver—, siempre es un gusto visitarlos.
—Me alegra que todos ustedes siempre se sientan bienvenidos aquí —hablo Oliver mirando a los alfas jóvenes—, por la diosa, todos aquí ya son mayores, pero para mí siempre van a ser esos niños que se escondían en la habitación de Liam para hacer pijamadas.
Liana removía su comida con melancolía, levantó la vista y miró en dirección de Angel. Este hablaba con Junior de algo y los dos reían. Belial veía como Alan le cortaba la carne de su plato. Era la primera vez en mucho tiempo que no se sentaba al lado de ellos. Angel aún estaba enojado por ocultarle lo que le hicieron a Belial.
Liana sabía que solo debía disculparse de corazón y realmente lo sentía, pero también creía que su padre tuvo razón en hacer lo que hizo. Ya que en ese mismo momento Bael y Gerard estaban buscando a los hermanos demonios completos.
Miro a los demás alfas, también observó a los cazadores amigos de Taylor. La mate recién encontrada de Natsuki hablaba con él, aunque sonreía podía notar lo incómoda que se sentía. Los otros dos estaban totalmente a la defensiva. El tipo enorme parecía esperar cualquier excusa para tomar su arma y atacarlos, el otro conversaba con Noel animadamente, pero sin dejar de vigilar de reojo.
El grupo de alfas partiría ese día, así que era como una especie de despedida.
Escucho la risa de Angel y Junior, miro nuevamente a su dirección, pero ellos no la miraron en ningún momento. Intentó mirar a cualquier cosa antes de que notaran que los veía y se encontró con otra mirada que tampoco deseaba atrapar.
El alfa Auguste la miraba profundamente, Liana noto la tristeza en su rostro. Ella no pudo retirar su vista, era como si estuvieran conectados. Su corazón se aceleró en contra de su voluntad y de pronto los recuerdos de la última vez que habían hablado llegaron a su mente.
El alfa Auguste le dijo que estaba enamorado de ella.
Logró apartar la vista y empezó a cortar su carne con algo de violencia.
—La pequeña Liana —Bastian que estaba sentada a su lado y que había estado metido en una conversación amena con Kerim y Murat, le habló con cariño—, ya no tan pequeña a mi pesar, ¿Aún te gustan mucho las paletas de helado?
Liana tuvo que plasmar su mejor sonrisa, aunque no era muy difícil en ese momento, Bastian siempre fue muy agradable con ella.
—¿Hay alguien a quien no le guste las paletas de helado? —respondió con jovialidad—, aunque tengo que abstenerme un poco ahora hasta que me transformé y las caries no sean un problema.
—Estas a nada de transformarte ¿verdad? —Bastian le paso una bandeja de ensalada que nadie parecía comer además de ellos dos—, en unos meses ya serás una mujer loba en todo su esplendor ¿estás emocionada?
—Mucho —Liana asintió.
—¿Añoras encontrar a tu mate? —Bastian jugó con sus cejas coqueto.
—Un poco —Liana tomo un poco de agua sonrojada—, intento no pensar mucho en eso, sé que puede demorarse algunos años encontrarlo.
—Yo creo que lo encontrarás rápido —Bastian parecía suprimir una risa—, debes tener fe.
—Lo que la diosa luna tenga planeado para mi —Liana se encogió de hombros.
Bastián se acercó cuidadosamente a ella.
—¿Cómo quieres que sea? —le susurré a Liana.
Liana lo medito por un momento y le sonrío con algo de picardía.
—Guapo —le susurro a Bastian—, muy guapo.
—¡Auguste! —exclamó Gabriela.
—Maldita sea, Isaac estúpido inglés —Auguste limpiaba el desastre que hizo con una servilleta—. ¡Me hiciste derramar mi copa de vino!
—¡Yo no hice nada maldito francés! —exclamó Isaac.
Los demás empezaron a reírse cuando los dos se enfrascaron en sus típicas discusiones infantiles. A Liana siempre le había gustado las interacciones de los alfas, podían ser las personas más poderosas de los hombres lobos e inclusive del mundo, pero cuando estaban juntos eran como niños molestándose entre sí.
Suspiro al ver al alfa Auguste riéndose después de rabiar. Liana esperaba que su mate fuera al menos la mitad de lo guapo que era el alfa francés. Ella podía quedarse viéndolo todo él día.
—¿Guapo como Auguste? —volvió a susurrar Bastian.
A Liana se le heló el cuerpo, había sido atrapada mirando al alfa.
Se metió un trozo grande de carne a la boca para no responder.
—Lo que tiene de guapo lo tiene de idiota —Bastian la miro sonriente—, a mí me gustaba cuando andaba en la escuela.
Liana dejó caer sus cubiertos.
—¿De verdad?
—Si, bueno, traía locos a casi toda la escuela —Bastian puso los ojos en blanco—, por la diosa, ni que decir de la universidad.
Liana había perdido el apetito.
—¿Cómo vas tú en la escuela? —Bastian la observó con detenimiento—. ¿Algún noviecito oculto?
Liana negó con la cabeza inmediatamente.
—¡AUCH! —Isaac miró ofendido a Auguste—. ¿Me acabas de pisar el pie?
—¿Estás alucinando? —Auguste lo miro enojado.
—Eres preciosa y más inteligente que muchos tontos de aquí —Bastian tomó un poco de su vino—, debes tener alguien detrás de ti o seguro te gusta alguien.
Liana no supo qué responder y fue salvada por Liam que llamaba la atención de todos golpeando su copa con su cuchillo.
—Es grato tener a viejos amigos aquí reunidos con nosotros —Liam se levantó alzando su copa—, también es fantástico haber conocido a nuevos y espero duraderos amigos —dijo mirando a los cazadores—, soy el más feliz cada vez que nos vemos y compartimos un momento tan ameno que me hace añorar nuestro tiempo en la escuela y la universidad.
—Por favor, Liam —Deniska se burló—, no vayas a llorar.
—No prometo nada —sonrió Liam—, pero hoy no solo se trata de una reunión del viejo y nuevo escuadrón con nuestros amigos alfas. Hoy tengo un importante anuncio que hacer.
Liana frunció el ceño y buscó la mirada de su papá sin éxito. No sabía que Liam iba a anunciar algo.
—Tengo que anunciar la fantástica noticia que Liana tomará por fin su lugar en mi escuadrón —Liam alzó la copa en dirección de Liana—, brindemos todos por Liana Dickens, la nueva integrante del escuadrón del príncipe heredero.
—¡Por Liana! —todos alzaron las copas y brindaron en su honor.
Liana sabía que debía sonreír y agradecer a todos con educación. Es algo que le habían enseñado, pero estaba tan emocionada que se levantó y corrió en dirección de Liam para prácticamente saltar sobre él y abrazarlo con mucho cariño.
—Oh preciosa —Liam le beso la frente y limpio sus lágrimas—, te hemos necesitado siempre, me alegra que al fin estés junto a nosotros.
***
—¿Estoy escuchando bien? —Bruce miraba extrañado a su hermano—. ¿Tú el mayor antimonárquico que conozco está diciéndome que aceptemos la ayuda del Rey?
—Si, lo sé —Clark lo miró con amargura—, para mi pesar, no son unos idiotas.
—¿Los conociste realmente? —preguntó Bruce sorprendido.
—Conocí a algunos príncipes y al Rey —explico Clark mirando como su hermano abría mucho la boca—, puede que casi provocara un linchamiento hacia la futura luna y un príncipe demonio casi me destripara.
Clark empezó a relatar todo lo que había sucedido en su verano.
—Por la diosa Clark —Bruce fruncía el ceño—, estuvo muy mal lo que le hiciste a la princesa, que es estés en contra de su gobierno no significa que puedas provocar atacar a una joven indefensa.
—Lo sé, todo se me salió de las manos, ni siquiera sabía que los hombres lobos pudieran ir en contra de su instinto de no hacerle nada a alguien superior —dijo Clark.
—La universidad del Reino está llena de extranjeros según me dijiste, ella aun no es la luna, tal vez sus lobos aun no la reconozcan como su luna propiamente dicho.
—Ella usó su voz de mando y se detuvieron, así que no es así del todo.
—Gracias a la luna usó voz de mando y lo detuvo antes que esos demonios te aplastaran —Bruce bufo—, no entiendo como no te golpearon o si quiera te expulsaron.
—Como dije antes —Clark puso un gesto aburrido—, no son los idiotas que pensé que serían, son bastante decentes la verdad.
—Causaste revuelo y te saliste con la tuya, al final estarán publicando los movimientos administrativos de su gobierno —Bruce silbo—, sabía que llegarías lejos con ese cerebro tuyo.
Clark solo suspiro, la verdad es que su hermano le estaba dando demasiado crédito.
—Tienes que ayudarme convencer a los alfas —Clark lo miró suplicante—, Escúchame, podemos salvar vidas, estos malditos invasores no son nada, absolutamente nada al costado del poder del Reino ¡Nada!, crees que estoy exagerando, pero el Reino de los hombres lobos es tan poderoso que erradicaría esa manada invasora en menos de un día.
—Y nos dominarían al otro —Bruce lo miró consternado—, si los dejáramos entrar, seríamos muy fáciles de conquistar si lo que dicen de su poder es cierto.
—A ellos realmente no les interesa, han tenido el poder para dominar las tierras libres desde el siglo pasado, pero no han movido ni un músculo porque realmente no les importa, de hecho, algunos del Reino ni siquiera saben que son las tierras libres —habla Clark exasperado—, eso me hacía enojar mucho en realidad, la princesa Leia me dio su palabra de que solo quiere ayudar y aunque no lo creas, tengo bastante fe en su palabra y la del príncipe heredero.
Bruce lo observó con detenimiento.
—Mierda, deben ser espléndidos para que te ganaran tan rápido —Bruce seguía observando a su hermano con asombro—, tú eres un maldito desconfiado.
—Son la bondad personificada —gruño Clark —, me hacen querer vomitar, pero si, me ganaron por completo.
—¿La princesa Leia? —sonrió Bruce cambiando de tema —. ¿Cómo en StarWars?
—Deben molestarla horrores por ese nombre —Clark sonrió —, sus padres deberían ser detenidos por ponerle así.
Bruce pareció un poco triste.
—Mi papá quería nombrar a nuestra hermanita así de hecho —Bruce suspiro —, ya sabes que era un gran fanático de esa saga.
Clark no lo sabía, él no se acordaba mucho de su padre. Sin embargo, Bruce si lo hacía.
—Si, me llamo Clark por Superman y tú te llamas Bruce por Batman —siseo Clark —, supongo que debió ser fanático de los superhéroes también.
Bruce se quedó callado después de eso, Clark sabía que seguramente estaba rememorando sus recuerdos de la niñez. Clark evitaba hacerlo, ya que solo recordaba fuego, gritos y el cuerpo de su madre.
—Está bien, te ayudaré a hablar con ellos —Bruce sonríe después de un rato de silencio—, mañana será la reunión de alfas, tendrás que preparar un buen argumento para convencerlos.