Tik Tok Tae! [kth + jjk]

By MsCloudCream

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Jungkook se unió a aquel trend popular en la plataforma de Tik Tok, y no esperó que aquello lo llevase a reen... More

Próximamente...
Nota de autora
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6* ¡Error!
Capítulo 7**
Capítulo 8
Especial San Valentín
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Especial Halloween
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Regreso
Capítulo 30
capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41: Final.
IG + Especiales

Capítulo 28

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By MsCloudCream


—¿Tienes sueño? —Le preguntó Jungkook, terminando de subir las escaleras al segundo piso tras la cena.

La casa estaba completamente en silencio a excepción de ellos dos hablando y riendo; HyeSung estaba más que dormido, así que se aseguraron de caminar con cuidado al pasar su habitación y cerrar la de Taehyung.

—No realmente, ¿por qué? ¿Quieres hacer algo? —El mayor tomó su pijama de abajo de su almohada y empezó a quitarse la camisa sin mayor pudor.

—De hecho... ¿Sabes? La primera vez que me preguntaste si quería dormir aquí, contigo, no quise porque tu habitación no está cerca de la de invitados y tenía miedo de que si Hye llorase no lo escuchase y no pudiera ir a cuidarlo... —Empezó, sentandose en el borde de la cama—. Aunque, ahora que lo pienso, quizás no está tan mal para hoy.

El tono juguetón de Jungkook hizo que el pelinegro detuviera sus movimientos, dejando la camiseta ligera de pijama a medio poner por sus hombros y dedicándole una mirada inquisitiva, quizás un poco sospechosa, también.

La sonrisa maligna de Jungkook tampoco ayudó a quitarle las ideas de la cabeza a Taehyung.

—Y —continuó Jungkook, inclinándose hacia atrás en el colchón para poder ver a su pareja en todo su esplendor—, tus padres no van a volver hasta tarde, ¿no?

—¿Qué estás insinuando, Kook? —El pelinegro se terminó de poner la camisa y se acercó al chico, inquisitivo, pero igualmente juguetón, queriendo tentar hasta dónde podría llegar el descaro de Jungkook.

—No estoy insinuando nada, sólo digo —se encogió de hombros, restándole importancia y subiendo sus pies al colchón—. Hoy me he puesto calcetines para dormir. ¿Es eso una indirecta lo suficientemente directa?

Los ojos del mayor bajaron de su rostro a sus pies y de nuevo a su rostro luego de comprobar lo que le decía, soltando una carcajada entre incrédula y animada por la ocurrencia de Jungkook.

—¿Sabes que puedes decirme si quieres que te vuelva a hacer una mamada, verdad? —Enarcó una ceja, de buen humor, y la sonrisa de Jungkook lo hizo sentirse todavía más feliz.

—En ese caso, quiero que me vuelvas a hacer una mamada y que me folles —concluyó con seguridad, enredando sus manos en la nuca de Taehyung y atrayéndolo para besarlo, dejándose caer finalmente de espaldas contra el colchón con el pelinegro sobre él, que soportó su propio peso en sus codos y rodillas mientras su boca exploraba la contraria.

Taehyung había cerrado los ojos al momento de sentir los labios contrarios, perdiéndose en la química y la electricidad por todo su cuerpo, el cosquilleo en su estómago que podrían ser mariposas, pero él estaba seguro que eran una jauría de palomas aleteando en sus entrañas.

Jungkook enredó sus piernas en su cintura y Tae no dudó en llevar una de sus manos a sus muslos, acariciando su piel por debajo del short de pijama que llevaba. Puso todo su peso en su otro brazo para no caer sobre el peliazul, suspirando con placer por su destreza al besarlo, sus delicadas caricias en su nuca y su iniciativa en todo aquello.

Se le hacía raro, en cierta medida, ya que sus acercamientos sexuales nunca se habían dado por petición. Hasta entonces habían sido cosa del momento, un par de besos y caricias que subían de tono en el momento adecuado, en la soledad de su cuarto o con el ánimo correcto para acabar llegando al orgasmo juntos.

—¿Quieres llegar hasta el final? —Preguntó Taehyung al separarse un poco de los labios contrarios, su mano aún recorriendo la tersa piel del chico.

Podía sentir los finos vellos de su muslo al hacer el camino de vuelta tras llegar a su rodilla. Llegaba a la mitad de su muslo y volvía a bajar, repitiendo el movimiento de forma pausada, acariciando la zona interna y la externa, subiendo de más para tentarlo y luego volviendo a alejarse de su pelvis.

—Sólo si tú quieres —respondió Jungkook con una respiración profunda.

—Yo lo estoy deseando —admitió Taehyung. Y era la verdad. Habría dado cualquier cosa por tenerlo en ese mismo momento, o incluso antes. Por besarlo con pasión, tocar todo su cuerpo, demostrarle con su propio tacto cuándo lo quería y cuándo lo deseaba.

De forma intuitiva, Taehyung llevó sus manos a través de la columna del más joven cuando éste curvó su espalda: tanteó cada vértebra, sus ojos sobre los ojos de Kook, sus labios sobre sus labios. Sus dedos se enredaron en el pelo azul del chico cuando llegó a su nuca, empujándolo más cerca de él, sus bocas abiertas y explorando, deseosas de saborear, conocer, lamer, morder.

Taehyung deseaba perderse en ese momento, igual que había deseado perderse en otros muchos momentos desde que conoció a Jungkook.

No se conocían cara a cara desde hace mucho, pero ¿qué más daba? Si el sentimiento era tan intenso y poderoso, y si ambos estaban dispuestos a darle una oportunidad a eso que florecía entre ambos... ¿Qué más daba?

¿Qué más daba si al día siguiente se iban a separar, sin saber cuándo se volverían a ver? ¿Qué más daba que Taehyung lo quisiera tanto, tanto, tanto? Qué más daba, si lo tenía entre sus brazos en ese preciso momento y Jungkook acunaba sus mejillas, y acariciaba su pecho, y enredaba sus piernas en su cintura para no dejarlo ir, si lo besaba y lo acariciaba con tanto, tanto amor.

Jungkook tomó la iniciativa y lo empujó para hacerlo girar en la cama, colocándose sobre su regazo y volviendo a inclinarse para besar el cuello de Taehyung.

El pelinegro llevó una de sus manos a las nalgas del chico, y con el otro brazo rodeó la cintura para mantenerlo aún más cerca, echando su cabeza levemente hacia atrás para dejarle espacio. Los labios de Jungkook eran suaves sobre su piel. Firmes, expertos, pero delicados: sin dejar marcas visibles, pero que arderían en su cuerpo cada vez que las recordara.

Sabía dónde tocar, cómo tocar. Qué hacer para hacerle perder la cabeza. Jungkook era experto en debilitar sus rodillas y encantarlo. Su simple cercanía le ponía alerta, cada partícula de él completamente atento al chico.

Lo adoraba.

No podría explicarlo, pero adoraba a Jungkook de manera casi inefable.

—¿Tienes condones? Por favor, dime que esta vez sí —suplicó el peliazul con parte de sarcasmo al recordar lo ocurrido en Incheon.

—Por suerte para ti, sí tengo —Taehyung rodó los ojos y le indicó que se levantase de su regazo para poder estirarse a su mesilla de noche y abrir el último cajón—. De sabores, además.

—Buen chico, ¿ahora, me quito la ropa o me la quitas tú? —Insinuó, sentándose de forma provocativa en la cama, tentando a Taehyung.

—¿Me estás diciendo que tengo la opción de desvestirte? ¡Podrías habérmelo dicho antes! —Exclamó, señalándolo de forma acusatoria, haciendo que el menor soltara una carcajada.

Lo recibió en sus brazos, sus labios buscando los del mayor de inmediato, las manos calientes de Taehyung colándose por debajo de su camisa; acariciando la cicatriz de la cesárea, subiendo por su ombligo, llegando a su pecho cálido, rozando sus pezones... todo de forma lenta, pausada, desesperando sus instintos que exigían sus manos sobre él de forma voraz.

El pensamiento de llegar hasta el final lo ponía ansioso: Sería su primera vez juntos y no podía con el deseo y la anticipación. Quería que fuera lento, suave, una forma de trasmitirle todas esas cursis para las que no sabría encontrar palabras. 

—Me encantas —susurró Jungkook, levantando levemente la camisa del pijama del pelinegro para acariciar su espalda; sus omóplatos sobresalían un poco por la posición en la que habían acabado:

Taehyung recostado a su lado, inclinado sobre él, su aliento rozando la oreja a Jungkook y sus manos tocando cada parte de su torso sin pudor.

Sintió al mayor sonreír ante sus palabras. Hundió su rostro en la curvatura de su cuello, dejando un par de besos húmedos allí antes de volver a enderezarse y quitarle la camisa a Jungkook.

Su mirada se paseó por el pecho descubierto del peliazul; la noche era clara, así que no necesitaban luces para poder verse el uno al otro. Los dedos templados del menor recorrieron su columna vertebral, sacándole un suspiro alargado.

A Taehyung le encantaba ser tocado por el chico, todo su cuerpo era receptivo a sus manos, sus labios, su tacto sutil y a veces ansioso.

Conocía bien el deseo, como cualquier joven de veintidós años que ha vivido una juventud promedio: entre la vida estudiantil también estaba la otra vida, la de algunos excesos y experiencias temerarias, la de fiestas y líos y romances fugaces y a veces demasiado dramáticos.

La vida de discotecas, de botellones en parques, de grupos de amigos y de festivales en la otra punta del país al cumplir lo veinte que te llevan al momento más precioso de tu vida, dos años después, entre los brazos del hombre que te ofrece una familia que nunca pediste pero que estás desesperado por mantener.

Así que sí, Taehyung conocía el deseo, y también conocía el amor. Conocía brevemente el sexo de una noche y conocía aún mejor las relaciones con una pareja a la que amaba. Y, aún así, si en ese momento hubiera tenido que responder, hubiera dicho sin dudar que nunca había sentido algo así.

Porque Jungkook sólo lo estaba besando; lo besaba con profundidad, de forma húmeda y sensual, pero también llena de un deseo que iba más allá de lo erótico. Sus manos acariciaban sus costillas, su lengua acariciaba su lengua, sus piernas enredadas entre las propias...

El momento podría haber durado toda la vida. Taehyung ni siquiera necesitaba llegar al final de eso para sentir el éxtasis, la cumbre del placer y del amor y de todo lo que hubiera en el medio.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó el mayor entre medio del beso, alejando sus manos del pecho de Jungkook para quitarse el pantalón.

El peliazul soltó una risita, entreabriendo sus ojos para mirarlo y dejar un beso superficial en su boca.

—¿Por qué no lo estaría? Nos hemos masturbado juntos y me has hecho una de las mejores mamadas de mi vida, créeme que la sola idea de tenerte otra vez así me vuelve loco.

—Oh, genial. No sabía que mis mamadas eran tan buenas como para querer que te folle a la noche siguiente, pero me halagas —Taehyung sonrió, divertido.

—Has practicado mucho, veo.

—Muchísimo. Lo de chupar pollas ha sido de mis especialidades desde que descubrí que soy gay —se encogió de hombros con diversión y Jungkook río, dando un golpecito en su hombro.

—Eres un idiota.

—Oh, sí, pero le acabas de pedir a este idiota que te folle.

—¿Todavía puedo arrepentirme? —Inquirió con sarcasmo, y Taehyung le sonrió, besando sus labios castamente antes de enderezarse y sacudir la cabeza.

—No, ya es muy tarde. Ahora nos tendremos que casar y comprar una casa juntos.

Taehyung se levantó de la cama para quitarse la camisa y desabrochar sus pantalones. Ahora que ambos estaban sin la parte superior de sus prendas, pudieron disfrutar más del contacto piel con piel; el pelinegro alentó a Jungkook a acercarse a él cuando volvió a tomar posición en la cama y a colocarse encima.

Sus labios volvieron a encontrarse de forma torpe y ambos acariciaron la piel descubierta del otro, tomándose su tiempo para tantear terreno, descubrir texturas, palpar y rozar y luego besar esa piel mientras jugaban con sus nervios.

Lo hicieron lento: conocerse. Se tomaron su tiempo para disfrutar lo que estaba por pasar, sin prisa por llegar al final sino disfrutando cada parte del camino. No les importaba el tiempo, demasiado absortos en ellos.

Los suaves jadeos de Taehyung cuando Jungkook rozaba sus pezones lo volvían loco. Le encantaba escuchar su respiración agitada cuando se movía suavemente sobre su regazo y luego besaba su cuello.

Y mientras tanto, Tae se dedicó a contar las vértebras de su espalda, besar su cuello, aspirar su aroma para guardarlo tanto como pudiera, sabiendo que pronto desaparecería de su almohada el olor de Jungkook.

—Me encanta cuando me acaricias así —jadeó Taehyung al sentir la yema de los dedos de su pareja deslizarse por sus costillas y luego subiendo por su abdomen.

—¿Sí? —La sonrisa de Jungkook se coló entre el beso que compartían, y volvió a deslizar sus manos de forma delicada por el pecho de Taehyung, llegando a sus hombros y luego bajando suavemente por sus brazos—. A mí me encantas tú.

—Creo que eso es lo más cliché que podrías haber dicho durante el sexo —se burló Taehyung, pellizcando una nalga del menos y haciendo que saltase un poco sobre él, soltando una risita por el susto—. ¿Cómo quieres hacer esto? Yo puedo ir de cualquier forma, arriba o abajo, me da igual. ¿Cuál prefieres tú?

—Soy versátil, pero ¿te importaría ser top esta vez?

Taehyung negó con calma, dejando un beso en el mentón de Jungkook y luego abrazando su cintura para cambiar de posición, aprisionando a Jungkook contra el colchón y su cuerpo.

El peliazul no perdió la oportunidad de empezar a besar su cuello: sus labios recorrieron la marcada manzana de adán del mayor y luego bajaron a su hombro.

Taehyung aprovechó para jugar con el borde del pantalón de pijama de Jungkook, bajando la prenda un poco hasta dejar levemente al descubierto la zona V del chico.

A tropezones y tomándose el tiempo necesario ambos acabaron desvistiendose. A Jungkook le pareció ridículo quedar completamente desnudo a excepción de los calcetines, pero también era divertido en cierta forma, algo que tenía gracia para ellos.

Tomó el miembro semi erecto de Taehyung con una mano y empezó a masturbarlo de forma lenta, descubriendo qué le gustaba: cuando giraba la muñeca o hacía más presión al bajar, cuando acariciaba su punta con el pulgar, cuando subía o bajaba el ritmo... Se permitió a sí mismo descubrir qué movimientos hacía al cuerpo de Taehyung reaccionar.

El mayor le dejó hacer, jadeando y echando la cabeza hacia atrás del gusto, el estímulo de la mano de Jungkook en su erección y sus labios sobre sus pezones era una sensación a la que no se iba a negar.

Abrió los ojos cuando dejó de ser masturbado, y vio a Jungkook tomar uno de los paquetes de condones y abrirlo, sacándolo con cuidado para llevarlo a su pene.

Dejó que se lo pusiera, presionando la punta y deslizandolo hasta la base.

—¿Quieres prepararte o lo hago yo? —Le preguntó al menor, recorriendo su cuerpo desnudo, tan precioso como siempre—. Puedo decirte cochinadas mientras te metes los dedos, si lo prefieres.

—Cállate y masturbate, anda —rodó los ojos con diversión y se acomodó en la cama.

Colocó algo de lubricante en sus dedos y los llevó a su propia mano a su entrada para tantear la zona, empezando a estirarla con cortas intrusiones de uno de sus dedos mientras se estimulaba la erección para hacer más fácil el proceso.

Soltó un jadeo de molestía cuando, unos minutos después, empezó a abrir y cerrados de sus dedos en su interior. 

—Déjame terminar, Kook —le pidió Taehyung acercándose a él y atrayéndolo a su cuerpo por los muslos.

El menor lo dejó, sacando sus dedos y centrándose en acariciar ambos miembros, haciendo a Taehyung gemir.

Le encantaba lo vocal que era; su forma de expresar el placer en forma de pequeños sonidos que inundaban el cuarto, su respiración pesada al masturbarse, sus ojos oscurecidos cuando miraba a Jungkook prepararse a sí mismo...

Era caliente y hacía la espera mucho más excitante.

—¿Cómo se siente? —preguntó el mayor cuando metió dos de sus dedos de una, moviéndose en su interior con calma, sin apresurar la lubricación.

El chico jadeó y miró los ojos atentos del otro antes de responder con voz algo cortada: —Pu-puedes meter otro.

Y lo hizo. Tres dedos lo estiraron y rozaron su punto dulce en un par de ocasiones antes de que Taehyung decidiera, en base a los gemidos cortos que empezaba a soltar Jungkook, que era suficiente.

—Muy bien, levanta ese bonito culo para mí —le ordenó con picardía y Jungkook le dedicó una mirada afilada antes de acomodarse en el desastre en el que había convertido las sábanas.

—Sé que dije que me pone mucho hablar durante el sexo, pero ahora mismo por favor concéntrate —le indicó y Taehyung besó cada parte de su rostro antes de tomar una de las manos del peliazul y guiarla a su miembro.

Jungkook rodeó la erección de Taehyung, sintiendo el cálido tacto de su mano sobre la propia y sabiendo lo que le estaba pidiendo sin palabras. Guió el glande del mayor a su entrada lubricada y ayudó a que su miembro empezara a entrar en él, sintiendo todo el aire estancarse en su garganta al sentir la intromisión.

Todo el calor de su cuerpo se intensificó, como si estuviera ardiendo. Los labios de Taehyung trazaban sus clavículas, queriendo distraerlo de la sensación inicial que nunca dejaba de ser rara, y mucho más tras dos años sin haber tenido relaciones sexuales.

Jungkook jadeó, soltando el aire que había estado reteniendo una vez Taehyung totalmente dentro de él. Se sentía bien; raro, pero bien. Algo incómodo al inicio, aunque sabía que esa sensación pasaría y se convertiría en placer.

Se sentía extraño estar viviendo eso luego de dos años; en su juventud Jungkook había follado sin vergüenza, había probado y descubierto su cuerpo, sus límites y sus places más profundos. No obstante, tras el nacimiento de HyeSung, fue como si todo eso se desvaneciera; su vida pasó a girar en torno a ser padre, y a todo lo que, en su situación, implicaba.

—¿Estás bien? —Preguntó Taehyung unos largos segundos después, esperando a que se terminara de acostumbrar antes de empezar a moverse.

—Sí —el peliazul asintió, cerrando los ojos y echando su cabeza hacia atrás.

El mayor entrelazó sus dedos y empujó su cadera hacia atrás lentamente antes de dar una pequeña estocada que le robó el aire a Jungkook. La sensación recorrió todo su cuerpo, acelerando su corazón.

—¿Se siente bien? —Quiso saber Taehyung, atento a las reacciones de su pareja para poder saber si seguir o detenerse.

—Es muy amable de tu parte preocuparte, pero no hace falta que preguntes todo el tiempo —Jungkook soltó una risita, jadeando.

—Lo siento, estoy nervioso. No quiero decepcionarte cuando me compares con el maravilloso polvo que echamos en Incheon hace dos años —rodó los ojos, acomodándose entre las piernas de Jungkook para estar más cómodo, volviendo a salir y entrar de él con lentitud.

Su comentario le sacó una risa al chico, que se mezcló con un gemido bajo y la respiración pesada de Taehyung. El mayor volvió a besarlo, sonriendo sobre sus labios con cariño mientras iba acelerando la velocidad de las embestidas hasta encontrar un ritmo adecuado para ambos.

El sexo tenía la característica de ser desordenado, incómodo incluso. Pero Jungkook se sentía tranquilo con Taehyung, libre de cualquier vergüenza. No se preocupó por los sonidos que podría hacer él o su cuerpo, sus expresiones, su posición y si le favorecía... Se concentró en disfrutar las manos de Taehyung acariciando sus muslos, sus embestidas, sus labios por todo su cuello y su boca.

Era cierto que, con la persona adecuada, el sexo podía ser divertido aparte de excitante, y el pelinegro se lo demostró por completo: Sus palabras halagándolo y alentándolo lo encendían y lo hacían jadear gravemente, a la vez que sus comentarios tontos lo hacían reír.

Jungkook no se quedó atrás: Acarició a Taehyung en los lugares que sabía que le gustaba, expresándole lo mucho que lo quería y lo hermoso que era y lo bien que se sentía, aunque le costase más verbalizar esos pensamientos.

No dejaba de sorprenderse por lo vocal que era Taehyung: no tenía vergüenza de gemir para expresar su placer.

—¡Descanso! —Chilló el mayor en medio de la faena—. Me ha dado un calambre en la pierna.

—Cómo matas la pasión, Kim Taehyung —Jungkook rodó los ojos, con la respiración agitada.

—¿Disculpa? ¡Antes me has hecho parar porque tenías que estornudar! —Le reprochó, sentándose sobre el colchón y acariciando su pantorrilla—. Tenemos que cambiar de posición.

—Déjame montarte —dijo Jungkook de inmediato.

Taehyung sonrió coqueto, enarcando una ceja: —Bueno, si insistes...

—Idiota. Por eso te dan calambres.

—¿Qué tiene que ver? —Taehyung frunce el ceño mientras Jungkook se acerca a él hasta quedar sobre su regazo.

—No lo sé, pero seguro que algo tendrá que ver —sonríe, tomando ambas erecciones con sus dos manos y masturbándolos simultáneamente.

Jungkook se había corrido una vez ya, cuando Taehyung, por alguna razón desconocida, tuvo la idea de masturbarlo mientras seguía penetrando y golpeando su punto dulce, a la vez que sus labios succionaban los pezones del peliazul.

Esa triple estimulación fue demasiado para Jungkook, que acabó corriéndose primero, quedando con la respiración agitada y cubierto de sudor. Por eso ahora quería que Taehyung se corriera de una vez; había hecho un increíble trabajo con él, así que quería devolvérselo llevándolo a la cumbre del placer.

Taehyung llevó sus manos a las nalgas del menor, apretándolas a su antojo a la vez que Jungkook tomaba su erección con toda su palma, empezando un lento y sensual movimiento. Su propio pene dolía por la tensión y el deseo contenido. La fricción de sus cuerpos lo empeoraba, haciendo que el cuerpo del menor se tensara.

—¿Sabes lo que estaría bien? —Jadeó Taehyung, absorto en la placentera presión en su erección.

—Sorpréndeme.

—Que me hagas una mamada.

Jungkook soltó una risita y buscó sus labios para besarlo antes de responder: —Me lo pensaré.

—Oh, vamos —protestó el mayor, su voz rompiéndose al final ya que Jungkook acarició su glande con su pulgar.

—Cállate y disfruta el momento. Luego te haré lo que quieras —Lo calló con un beso tierno, sonriendo sobre los labios de Taehyung.

La compatibilidad de ambos hacía del momento algo mucho más íntimo y placentero, pero también ameno y cómodo. Taehyung no tenía como objetivo el correrse, sino disfrutar el placer tanto como pudiera y hasta donde su cuerpo le permitiera.

A pesar de no tener tanta experiencia sexual como Jungkook, tenía una considerable resistencia que le permitía aguantar el orgasmo más tiempo, tocando cumbres del placer que no muchos conocían, llegando al clímax sin tener que detener el acto.

Jungkook era más rápido, por el contrario. Así como no era tan vocal como Taehyung, su cuerpo era mucho más sensible en los puntos correctos. Todo su cuerpo reflejaba el placer que estaba sintiendo; desde rodar los ojos hasta la forma en la que su pecho se llenaba de aire con respiraciones temblorosas y su piel se erizaba.

Era altamente expresivo a un nivel mucho más discreto que a Taehyung le encantó apreciar.

La estimulación que Jungkook hacía con su mano hizo que el pelinegro empezara a temblar. Arqueó su espalda, buscando más contacto, pero en ese momento el menor decidió parar.

—Oye —protestó Taehyung, entreabriendo sus ojos a la vez que Jungkook rompía el beso. Lo vio erguido frente a él, desnudo y con su estómago todavía manchado de su orgasmo anterior.

—Espera —lo calló, acomodándose sobre el regazo de su novio, volviendo a tomar la erección de Taehyung y guiándola a su entrada dilatada. Untó más lubricante que había echado sobre sus dedos en el pene de Taehyung y empezó a penetrarse a sí mismo, montándolo—. ¿Te gusta así?

—Dios, sí —Gimió, su voz temblorosa y su respiración pesada.

Los labios de Jungkook encontraron de inmediato la mandíbula del otro, besándola suavemente, casi como el aleteo de una mariposa. Eso no dejaría marca alguna, pero no era necesario más para hacer a Taehyung retorcerse y apretar sus nalgas con deseo.

—¿Puedes estimular mis pezones? —Jadeó el mayor, algo avergonzado por su propia petición—. Es una zona muy erógena y...

No pudo terminar de hablar ya que Jungkook de inmediato había pellizcado uno de sus pezones para luego empezar a masajear ambos en círculos con sus pulgares.

—No te avergüences, cielo... —Jadeó Jungkook con voz grave, empezando a mover sus caderas hacia arriba para estimular a Taehyung—. Dime lo que quieres que te haga, yo lo haré.

El mayor no respondió, en su lugar deslizó sus manos por la espalda de su novio, cerrando los ojos y echando su cabeza hacia atrás, imaginando dónde estaría cada lunar de Jungkook e intentando trazar líneas que los unan mientras el placer crecía en todo su cuerpo.

Los movimientos de cadera de Jungkook eran expertos; alternaba entre subir y bajar su cuerpo sobre su erección y moverse de manera circular en su regazo. Lo escuchaba respirar agitado y tocaba sus pezones mientras sus labios seguían la forma de su mandíbula.

Taehyung envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Jungkook mientras éste seguía moviéndose sobre él, con estocadas suaves pero certeras, montándolo.

Lo apretó contra su propio cuerpo, pegando sus torsos de manera que podían sentir el latido del otro a través de la piel. Taehyung consiguió llevar la biblia a otro nivel porque en ese momento, Jungkook estaba seguro de que sus costillas se habían fundido y él no era más que la extensión de una parte de Taehyung.

Le robaba el aire su existencia, su piel junta y sus besos tiernos, sensuales y llenos de un sentimiento que Jungkook nunca había experimentado en el sexo. Para él, que no había tenido una pareja formal, le resultaba fascinante que el sexo pudiera sentirse así, no sólo placentero, también como una forma de demostrar ese amor oculto detrás de sus pulmones y en sus ojos y en su boca cuando no era capaz de pronunciarlo:

Te quiero... —jadeó, sintiendo el placer recorrer su cuerpo, el calor recorriendo sus venas.

A veces le costaba expresarse. No había crecido en una familia de muchas palabras en cuanto a sentimientos se refiere. Era más fácil para él quedarse callado, porque el amor que sentía por Taehyung era nuevo y a veces un poco confuso.

—También te quiero, Jungkook. Tantísimo...

Jungkook movió sus caderas hacía adelante antes de levantarse con sus rodillas y volver a bajar con firmeza, robándole un jadeo a Taehyung.

Taehyung arañó la espalda del peliazul por el éxtasis, entreabriendo sus ojos. El movimiento de sus pelvis, los jadeos bajos, la excitación que Jungkook reflejaba en todo su cuerpo...

Se corrió con un gemido desvergonzado, apoyando su cabeza en el hombro de su novio para recuperar el aliento.

—Eres increíble.

Jungkook río bajito ante sus palabras, levantándose de su regazo con cuidado. El pelinegro se quitó el condón y, tras asegurarse de que no se había roto, lo envolvió en papel que guardaba junto al lubricante.

—¿Estás cansado? —Preguntó el menor, tumbandose en las sábanas desordenadas con cansancio, con su erección aún latente.

—No lo suficiente como para dejarte duro, eso claro —bromeó Taehyung, tumbándose a su lado y empezando a besarlo con dulzura—. Este ha sido de los sexos más largos que he tenido.

—Nosotros no hemos tenido sexo, Taehyung. Hemos hecho el amor —le respondió, recordando aquella vez en Incheon en la que el mayor le dijo algo parecido. Ciertamente se habían tomado mucho tiempo con los preliminares, preparando el ambiente.

—Cierto, hemos hecho el amor —sonrió y volvió a besar a Jungkook con lentitud, con sensualidad.

Taehyung empezó a masturbar al menor, estableciendo un ritmo rápido y ansioso por los empujes de la cadera de Jungkook, que estaba desesperado por correrse y aliviar la presión en su vientre bajo.

No hizo falta mucho tiempo para que se corriera en la mano de su novio, soltando todo el aire de sus pulmones con alivio, su pecho subiendo y bajando de forma veloz.

—Si no estás cansado... todavía te la puedo chupar —murmuró, coqueto, separándose un poco de los suaves labios del mayor.

Taehyung sonrió divertido: —Bueno, si insistes... Podemos hacer un 69.

—Tentadora oferta, pero será para otra ocasión —rodó los ojos de buen humor, alcanzando la mesilla de noche para sacar otro condón—. Dijiste que eran de sabores, ¿no?

—Sí, de fresa, creo —se encogió de hombros un poco, empezando a estimularse a sí mismo para prepararse. No podía esperar a sentir la experta boca de Jungkook.

—Suelo preferir el de naranja o fussion, pero el de fresa siempre es el más elegido —comentó, volviendo a acomodarse en la cama con el envase del condón entre sus dedos, sonriendo atrevidamente.

—Bueno, el de fresa le gusta a todo el mundo —se encogió de hombros.

—¿Así que ha pasado mucha gente por tu cama? —Preguntó burlón mientras se acercaba a Taehyung.

El mayor soltó una risa entretenida: —No, no mucha. Sólo parejas, en cualquier caso.

Realmente, Taehyung se aseguraba de tener condones ya que, estando soltero, no descartaba la posibilidad de que pasase algo con alguien en alguna fiesta que acabase en su cama. Por lo general se sentía más atraído por hombres que conociera de antes, con los que hubiera algo de confianza ya que disfrutaba más el sexo así, pero no evitaba algo más.

Por lo tanto, los condones de sabor de fresa siempre serían un acierto seguro para casos concretos.

—¿Alguna vez has probado el de chocolate? Ese es mi favorito —volvió a hablar el pelinegro mientras dejaba que Jungkook deslizara el condón sobre su miembro, pellizcando la punta para que no entrase aire.

—Uhm, creo que no. Quizás algún día deberíamos —propuso.

—Lo tendré en mente cuando vaya a visitarte a Busan.

Jungkook sacudió la cabeza con una amplia sonrisa: —Ni se te ocurra. A no ser que Jinseo se quede con Hye una noche, mi apartamento está vetado de toda actividad sexual.

—Daba por hecho que Jinseo sería tan amable de darnos tiempo a solas y cuidar de su sobrino —Taehyung enarcó una ceja, haciendo reír a Jungkook, quien volvió a besarlo con buen humor.

Taehyung y Jungkook apenas dejaban de ser adolescentes, y estaban disfrutando su juventud y su sexualidad a pesar de ser padres. Sin embargo, estaba claro que debían poner límites y cuidar, ante todo, a HyeSung.

—¿Qué posición te resulta más cómoda? —preguntó el mayor.

—Acuéstate —le ordenó.

Taehyung no dudó en acatar la orden, acomodando unos cojines para poder estar algo erguido y ver a Jungkook mientras éste se colocaba frente a él. El menor tomó sus piernas y las colocó sobre sus hombros, atrayendo el cuerpo de su novio hacia él y sonriendo coqueto.

—¿Qué tal así? —Le preguntó a Taehyung, deslizando su boca por los muslos del pelinegro, dejando pequeñas mordidas suaves y acercándose cada vez más a su pelvis.

En respuesta, el mayor soltó un jadeo pequeño y placentero, que hizo a Jungkook sonreír.

Taehyung tuvo que tapar su boca con su mano cuando sintió la lengua del chico pasear por su glande. Ni siquiera el látex del condón impidió que sintiera la calidez de su aliento, y cuando el peliazul empezó a chupar su erección se perdió por completo.

Puso los ojos en blanco, enarcando su espalda al momento en el que Jungkook adentró su erección en su boca húmeda, ahuecando sus mejillas para succionar y haciendo una deliciosa presión.

El peliazul saboreó el regusto del látex, apenas perceptible por el sabor a fresas del condón. Se concentró en complacer al mayor, acariciando sus muslos y usando su lengua para recorrer toda la extensión.

Los gemidos y jadeos de Taehyung se volvieron más erráticos con el pasar de los segundos, y apenas un par de minutos después Jungkook sintió cómo el condón empezaba a inflarse un poco dentro de su boca, así que lo sacó y miró al pelinegro con una sonrisita.

—¿Qué tal?

—Definitivamente impresionante —jadeó Tae sin aliento, respirando agitado sobre la cama, completamente cubierto de sudor—. Voy a ir a por toallas húmedas para limpiarnos —se levantó de la cama, se quitó el condón y se puso su calzoncillo, ya que lo tendría que echar a lavar de todas formas.

Mientras el mayor salía del cuarto, llevándose consigo los condones que habían usado y sus envoltorios, Jungkook aprovechó para retirar la sábana superior, manchada y húmeda por su sudor.

Cuando Taehyung volvió, ya se había limpiado el sudor del cuerpo y se concentró en lavar a Jungkook con cuidado, quien se dejó consentir solamente porque estaba cansado y porque, bueno, era Kim Taehyung.

Luego de vestirse con su pantalón de pijama, atrajo a Taehyung hacia sus brazos y lo abrazó por la espalda, hundiendo su rostro en su nuca.

El pelinegro acarició su brazo hasta que, poco a poco, cayeron dormidos abrazados, y enamorados.



...


Un milagro navideño jeje

JURO QUE INTENTO ESCRIBIR, es que estoy en un bloqueo creativo horrible TT

Tengo intención de terminar esta historia antes de que finalice febrero de 2024, pero la última vez que me puse una fecha límite, acabé así lol

(se supone que TTT iba a estar acabada para junio de 2023, este año, y aquí seguimos)


Así que me lo voy a tomar con calma pero voy a seguir trabajando arduamente. 

Espero que os haya gustado el capítulo de hoy, ns vemos, espero, dentro de poco <3

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