Tik Tok Tae! [kth + jjk]

By MsCloudCream

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Jungkook se unió a aquel trend popular en la plataforma de Tik Tok, y no esperó que aquello lo llevase a reen... More

Próximamente...
Nota de autora
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6* ¡Error!
Capítulo 7**
Capítulo 8
Especial San Valentín
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Especial Halloween
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Regreso
Capítulo 30
capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41: Final.
IG + Especiales

Capítulo 27

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By MsCloudCream

A las nueve de la mañana Taehyung ayudó a HyeSung a vestirse. El infante parecía feliz de poder enseñarle a su papá su ropa y dónde Jungkook guardaba las cosas que necesitaba. Le mostraba todo con especial orgullo de poder ser responsable y Taehyung lo observaba con una sonrisa que no le cabía en el rostro.

—¿Y qué ropa quieres ponerte hoy, Sungie? —Le preguntó sentado en la cama nido deshecha donde dormía HyeSung.

—¡Esta! —Chilló con una risita mientras desordenaba toda la mochila que su Jungkook había traído hasta dar con lo que buscaba—. ¡Capi!

Era una camiseta azul con el escudo de Capitán América en el centro, con sus clásicos colores. Era de manga corta y de tela ligera, perfecta para un día de verano como ese.

—Perfecto, la camiseta de Capi —Taehyung asintió y se levantó para acercarse al desastre de ropa que el niño había hecho. Definitivamente luego tendría que ordenarlo, pero por el momento se concentró en encontrar un pantalón corto que ponerle.

Taehyung no tuvo que batallar mucho con el niño para cambiarle el pañal y vestirlo luego de asearlo un poco con toallitas húmedas, pero cuando intentó peinar su desordenado pelo el niño no paraba de moverse.

Finalmente, encontró algunos juguetes y se los dio para distraerlo.

—¡No corras! —Gritó Taehyung cuando terminó y HyeSung salió de la habitación con prisa. Lo encontró en el pasillo, dando vueltas y riendo a carcajadas mientras Yonghwa estiraba sus brazos, un poco agachado y rugía como si fuera un monstruo.

—¡RAWR! ¡No puedes pasar por aquí sin derrotarme! —Rugió arrugando su nariz y HyeSung soltó un chillido divertido.

Estiró su bracito, que aún sostenía una figurita de Iron Man y apuntó al hombre con ella.

—¡Nooo, me has derrotado! —Yonghwa llevó sus manos a su pecho e hizo una dramática caída al suelo.

De inmediato HyeSung saltó con unas risitas y se acercó al adulto.

—¡'buelo derotado! —Celebró.

Taehyung rodó los ojos mientras veía a su padre levantarse del suelo y volver a desordenar el cabello de Hye.

—Tae, ¿porque no vas a vestirte? Puedes llevar a HyeSung al parque un rato hasta que Jungkook despierte.

—Está bien, ¿puedes echarle un ojo mientras tanto?

Yonghwa asintió y le dio la mano al infante para ir juntos al primer piso.

El pelinegro los vio irse y después entró con cuidado a su propia habitación.

Seguía a oscuras y el bulto en la cama no había cambiado a de posición. Encendió la linterna de su celular para guiarse sin molestarlo mucho y se acercó al armario. Tomaría algo de ropa y se iría al baño a vestirse para no despertar a Jungkook.

Al menos ese era su plan.

—¿Tae? —Escuchó la voz adormilada de Jungkook y se giró para verlo. Tenía la cabeza alzada entre las mantas y los ojos entrecerrados y legañosos—. ¿Qué hora es?

—Apenas son las nueve —se acercó al peliazul con lentitud, encendiendo la lámpara de noche y sentándose en el borde—. ¿Cómo te sientes?

—Cansado —bostezó y se dejó caer en el colchón de nuevo.

—Tú, uhm... ¿Estás bien? ¿Recuerdas a Hye? —preguntó con delicadeza.

Jungkook lo miró un instante y se removió para quedar viéndolo de lado. Taehyung acarició sus piernas por encima de la manta.

—¿Qué?

—Hyesung —repitió de forma lenta—. Tu hijo.

El menor tardó un instante en responder, pero cuando lo hizo Taehyung sintió el el aire volvía a entrar a sus pulmones:

—Estoy bien, Tae —aseguró, sacando su mano de debajo del edredón para acariciar la de Taehyung—. Puedo recordarlo.

El mayor sonrió un poco y sacudió la cabeza: —Me preocupaba que la charla de anoche te hubiera afectado mucho. ¿De verdad estás bien?

Jungkook se enderezó, sentándose en la cama aún algo adormilado.

—Estoy bien, en serio. No estoy teniendo una crisis, pero haber traído esos recuerdos me hace sentir sensible y cansado —admitió con un suspiro—. Me hace sentir que tengo que sobreproteger a HyeSung para evitarle cualquier daño. Aunque debo controlarme porque eso puede ser tan dañino como desentenderme de él.

—Dime si hay algo que pueda hacer por ti, ¿sí?

El peliazul asintió y Taehyung le dedicó una sonrisa antes de inclinarse y darle un beso en la frente.

—Vístete y baja a desayunar, cielo —le dijo antes de levantarse y coger su ropa para salir de la habitación.

Le dedicó una última mirada a Jungkook, viendo cómo se estiraba y se levantaba de la cama para ir a abrir la persiana y que entrase la luz. Taehyung se visitó en el baño y bajó un rato después, viendo la habitación de invitados cerrada y su habitación con la ventana abierta, ventilandose y la cama acomodada.

Lo único que se escuchaba en el primer piso era el televisor encendido. El pelinegro se encontró a HyeSung jugando con su abuelo y a Yoosang en el sofá, apreciando la escena con ternura.

—Es encantador —dijo la mujer cuando notó a su hijo en la entrada del salón.

Taehyung sonrió, de acuerdo, y se acercó para sentarse a su lado antes de responder:

—Lo son. Soy afortunado de tenerlos —susurró, su corazón encongiendose un poco al siquiera pensar que hace un par de meses Taehyung ni siquiera podía imaginarse ese sentimiento tan enorme de amor y devoción, de familia.

Que si no hubiera sido por una casualidad, una probabilidad de uno entre un millón de haber encontrado ese video en Tik Tok y haber sentido curiosidad al respecto, Taehyung nunca habría conocido a Jungkook ni a HyeSung. Nunca se habría enamorado ni se habría sentido tan lleno, tan feliz y completo.

—Soy demasiado joven para tener claro algo como esto, ¿no? —Le preguntó a su madre en voz baja.

—¿Esto?

—Ser padre... Quiero a Jungkook. Estoy convencido de que me estoy enamorándome de él y de que lo voy a seguir haciendo por mucho tiempo. Pero incluso si en un futuro esto acaba... aún quiero esto. Ser un padre para HyeSung. Ser un amigo para Jungkook...

Ser un amigo. Dudaba que ellos hubieran pasado por la etapa de amistad. Su romance pareció iniciar desde el principio: una conexión especial que los unió.

Taehyung ni siquiera quería pensar en dejar de querer a Jungkook. A inicios de verano ni siquiera imaginaba esa situación, ni esos sentimientos. Y, en ese instante, no quería imaginarse un futuro sin ellos.

—Eres joven, sí —confirmó Yoosang con un asentimiento firme—. Pero también eres un buen chico, Taehyung. Responsable, amoroso... Y si esto te hace feliz, si ellos te hacen feliz, entonces no te preocupes por el futuro, porque ya llegará. Mejor concéntrate en el presente y disfrutalo, para que dentro de unos años no tengas ni un arrepentimiento.

El joven le dedicó una sonrisa agradecida a su madre: —Siempre tienes las palabras adecuadas, ¿no?

—Eres mi hijo, ¿cómo no voy a tenerlas? —Se río ella y acarició su mejilla antes de levantarse del sofá, tomando una taza de café vacía que hacía sobre la mesita—. Así que, Taehyung... —dijo antes de salir del sofá, en voz baja para que los otros dos no lo escuchasen—, recuerdalo: la sangre no sabe de amor. Ese niño va a ser tan tuyo como tu sientas que lo es. Incluso si resulta que no es como esperabas.

Su sonrisa era relajada y confiada mientras decía aquello; Taehyung se hundió en el sofá cuando su madre se fue y suspiró, no por preocupación, simplemente por alivio.

En el fondo quería creer que HyeSung era hijo suyo: el parecido era innegable cuando lo buscabas. Pero tenía claro que, incluso de no ser así, nada iba a cambiar para él.

Porque amaba a Jungkook y amaba a HyeSung. Y sobre todo, amaba la familia que podrían formar juntos.



Apenas pasaron un par de horas cuando Yonghwa se asomó por la puerta de cristal del patio trasero, donde el pelinegro estaba chateando con algún compañero de la universidad sobre el final del verano, que se acercaba vertiginosamente rápido.

—Hyuna está en el salón —avisó—. No sabía que la habías invitado.

El chico encaró una ceja: —Yo tampoco lo sabía —contestó con una risita y se encaminó al interior de la casa, siguiendo a su padre.

Hyuna estaba en el sofá, hablando con Yoosang de forma animada. Cuando vio a su mejor amigo entrar, le sonrió ampliamente y se levantó: —¡Mira a quién tenemos aquí! Una semana con Jungkook y ya te olvidas de tus amigos, ¿eh?

El pelinegro rodó los ojos con diversión y se acercó a abrazarla.

—¿Dónde está el papá luchón y la criatura? —Quiso saber la mujer.

—Kook le está dando un baño —respondió Taehyung, restándole importancia—. No tardará mucho, supongo.

—¿Al final se va mañana? —inquirió, volviendo a tomar asiento.

Los padres de Taehyung se retiraron para hacer sus cosas y dejar que los dos amigos pasaran un tiempo ameno juntos.

—Después de comer —confirmó—. Estaba pensando en ir a comprar algo hoy. Un detalle que darles como despedida o algo.

—¡¿Puedo acompañarte?! —Hyuna saltó de inmediato, sus ojos brillando—. Me encanta darle detalles a la gente. Además puedo aprovechar y comprarle algo a Chen.

El pelinegro soltó una risa amplia y asintió con la cabeza hacia su amiga. Su emoción era divertida.

—Podemos ir en lo que Jungkook termina de bañar a Hye —propuso la mujer—. No tiene porqué enterarse que hemos salido, así será sorpresa.

—Prefiero avisarle de que voy a salir —repuso con una mueca—. Papá tiene que ir a la oficina hasta el mediodía y mamá va a salir con su hermana. No me gustaría que bajara y no encontrara a nadie.

Hyuna asintió, comprendiendo el punto. En ese momento escucharon pasos apresurados bajando las escaleras y a Jungkook aparecer por la entrada del salón con la camisa algo mojada y el pelo echado hacia atrás:

—Tae, ¿dónde puedo tomar una toalla grande? —Preguntó apresurado, no queriendo dejar a HyeSung mucho tiempo en la bañera por miedo a que le pasara algo.

—¿No hay en el armario del baño? —El menos negó y Taehyung se levantó, apresurandose al almacén donde solían guardar esas cosas.

Sacó una toalla mediana y se la entregó, recibiendo una sonrisa de Jungkook en respuesta.

Entonces, el peliazul se fijó en la invitada:

—¡Hyuna! No sabía que venías —se acercó a ella para darle un corto abrazo, aunque la mujer siguiera sentada en el sofá.

—Ha sido sorpresa —confesó ella con complicidad.

—Tengo que subir a por Hye, pero ha sido bueno verte de nuevo. ¿Nos vemos luego? —le ofreció.

—En realidad —Taehyung carraspeó, acercándose a el par—. ¿Te importa si Hyuna y yo salimos un momento? Quiere ir a comprar un regalo para su novio y me ha pedido ayuda. No tardaremos mucho, así te dará tiempo a terminar de preparar a Hye sin prisa.

La mujer enarcó una ceja al haber sido usada como el chivo expiatorio de sus verdaderas intenciones.

—Claro, sin problema —Jungkook asintió de inmediato—. Voy a terminar de bañar a Hye y a vestirlo. Nos vemos en un rato —se inclinó sobre Taehyung para dejar un casto beso en sus labios antes de volver a desaparecer escaleras arriba.

Hubo un momento de silencio en el salón, donde Taehyung contuvo una sonrisa encandilada y Hyuna lo miraba con grata sorpresa.

—Así que... —habló la chica, levantándose—. ¿Cómo fueron las confesiones?

—¿Confesiones? —Taehyung carraspeó, mirandolo confundido.

—Quiero decir, ya sois novios, ¿no? O al menos ya habreis hablado de lo que sea que haya entre vosotros, para besaros así de tranquilamente —se encogió de hombros y el pelinegro lo pensó un instante.

—Mmh, bueno, en realidad no nos confesamos. Supongo que tampoco intentamos ocultar que nos gustamos como para que hubiera algo que confesar, así que todo se ha desarrollado muy natural.

—¿Os gustáis?

—Uhm, creo que si —Taehyung frunció el ceño, no muy seguro de a qué venía esa pregunta.

—¿Crees que sí? —la mujer enarcó una ceja divertida.

—No, no. Definitivamente nos gustamos.

—Me alegro por tí, Tae —acabó diciendo Hyuna con una sonrisa.

El pelinegro también sonrió, relamiendo sus labios con algo de timidez.

—¿Nos vamos? —cambió de tema, apresurandose a tomar las llaves de la casa, escuchando la risa enternecida de su mejor amiga.

...

Esa misma tarde el timbre de la casa volvió a sonar.

Hyuna se había ido un rato antes de comer, luego de pasar un tiempo con Taehyung, Jungkook y HyeSung en la casa. Por esa razón, el pelinegro no sabía quién podría ser en esta ocasión, hasta que fue a abrir la puerta y se encontró a sus primos.

—¿Noona? —Ladeó la cabeza, confundido, deslizando su mirada de Yiren a Yoongi—. ¿Qué hacéis aquí?

—La tía Yoosang nos ha invitado —respondió Yoongi, ingresando a la residencia cuando Taehyung se hizo a un lado para dejarlos pasar—. Vamos a ir con tus padres a la cena que han organizado los tíos —explicó apresuradamente.

—¿Aquí nadie avisa o qué? —Rodó los ojos por las visitas inesperadas de ese día—. Como en vuestra casa, eh.

—¿Dónde está HyeSung? —interrumpió Yoongi, ignorando el sarcasmo en la voz de su primo. Éste sonrió divertido por sus ansias de ver al infante.

—Está en mi cuarto, con Jungkook.

Los guió al segundo pisó y el peliazul los saludó enérgicamente al verlos. Hyesung fue trastabillando hacia Taehyung, y luego de recibir un beso sonoro en la mejilla se apresuró a Yoongi, quien lo recibió con brazos abiertos, encantado de que el niño agarrara dos de sus dedos con su pequeña mano.

HyeSung vestía un body color amarillo con un estampado de patitos en el pecho. Llevaba los pies descalzos y su chupete colgando del cuello.

—¿Qué hacéis aquí? —Preguntó el peliazul, saludando a Yiren con una pequeña reverencia y una sonrisa amigable.

—Vamos a ir con Yoosang y Yonghwa a la cena familiar —explicó la mujer—. Mi novio va a venir a buscarnos cuando salga del trabajo, hemos quedado en reunirnos aquí para que nos lleve.

—¡Oh, va a venir Seokjin! —Su sonrisa se volvió más amplia y entusiasmada.

Le gustaba tener a un miembro que considera de su familia tan cerca en un lugar desconocido. Hacía tiempo que no veía a Seokjin antes de encontrarselo en aquella cena; lo había extrañado casi tanto como el mismísimo Jinseo.

No lo había visto desde que se mudó a Daegu y apenas se habían llamado porque su relación no era tan cercanos como con su hermano menor. Sin embargo, se tenían cariño, se apreciaban y Seokjin también los consideraba como parte de su familia a Hye y a él.

Pasaron un rato hablando animadamente hasta que el teléfono de Jungkook empezó a sonar por una llamada.

Se excusó rápidamente y salió del cuarto, bajando al primer piso y saliendo al jardín casero para responder.

—¡Jin! —saludó con entusiasmo, escuchando a su mejor amigo reír al otro lado de la línea.

—¿Qué tal va todo, Kook? —Le preguntó y el peliazul sonrió. No habían hablado mucho esa última semana, ya que Jungkook había estado ocupado pasando tiempo con la familia Kim, pero se habían llamado un par de veces e intercambiaban mensajes seguido.

—De maravilla. Me está encantando Daegu —admitió con una sonrisita tímida—. Y Taehyung es muy atento.

—Me alegro —Jinseo le dijo con honestidad. Jungkook estaba seguro de que también estaba sonriendo—. ¿A qué hora vuelves mañana?

—Salgo después de comer, supongo que estaremos allí a media tarde o así —comentó—. Podríamos vernos entonces.

—Si quieres podeís venir a cenar. Supongo que Taehyung no se va a quedar mucho, ¿no?

—Tiene que volver, así que no va a quedarse en Busan más de una hora —explicó. Jungkook pensaba que quizás podría retrasar un poco la despedida, invitarlo a su departamento a tomar un café aunque fuera media hora y después dejarlo ir—. Por cierto, Jin...

—¿Pasa algo? —Su voz sonó extrañada por el repentino cambio de tono de Jungkook.

—De hecho, Seokjin me dijo algo, pero no lo entendí bien —empezó—. Sobre algo que te pasó antes de volvernos amigos... Me dijo que debería preguntarte a tí, y creo que me gustaría hablar de eso cuando vuelva.

Hubo un silencio largo al otro lado de la línea y después un suspiro.

—Sí, sí —Dijo Jinseo, aunque no muy convencido.

—Está bien si no quieres contármelo todavía, no quiero presionarte, pero me gustaría saber al menos si estas bien y porqué no me has usado como apoyo cuando estabas pasando un momento difícil —susurró el peliazul, pasando una mano por su pelo con nerviosismo.

Por supuesto que no lo iba a forzar; él mismo tenía cosas de su pasado que no le había contado explícitamente a Jinseo. Pero de la misma forma en la que su amigo había estado para él todo ese tiempo, le habría gustado poder apoyarlo y servirle de hombro para llorar cuando lo necesitó.

—Hablaremos de eso cuando vuelvas, ¿sí? Te lo prometo.

—Está bien... Te quiero, Jin —dijo Jungkook con un suspiro.

—Yo también; como un milagro.

Jungkook volvió al interior de la casa un rato después de terminar la llamada. Se quedó ahí, pensando mucho en lo que acababa de pasar. Se sentía hipócrita exigiendo explicaciones a su mejor amigo cuando él nunca le había contado nada de su pasado.

En el fondo sabía que Jinseo lo entendía y lo respetaba: que no necesitaba saber más de lo que ya sabía, que apoyaría a Kook de todas formas.

—¡Kook! —La voz de Seokjin hizo que volviera a la realidad.

Sonrió ampliamente al verlo en la entrada del salón, acompañado de Taehyung, Yiren y Yoongi.

—¡Seokjin! —Exclamó y corrió a abrazarlo como un niño. El hombre lo recibió en sus brazos de forma protectora y Kook dejó un beso tierno en su frente. Eran casi de la misma altura a pesar de la diferencia de edad—. Pensé que vendrías más tarde.

—Acabo de salir del trabajo, he venido a recoger a los Kim —explicó, separandose un poco y enarcando una ceja.

Jungkook lo miró confundido, desviando luego su vista a Taehyung:

—Has estado en el jardín un buen rato, Kook...

—Oh —fue todo lo que pudo decir—. Ni siquiera me he dado cuenta del tiempo. Me había llamado Jinseo, por eso salí.

—¿Qué tal está? Debería llamarlo mañana —dijo Seok al escuchar el nombre de su hermano menor.

La conversación se interrumpió cuando Yoosang y Yonghwa aparecieron de la cocina con HyeSung tomado cada uno de una mano. El infante se soltó en cuanto vio a sus padres y corrió hacia Jungkook, quien se agachó a besarlo en toda la cara.

—Hola, campeón —lo saludó, sus ojos encogiéndose de puro amor.

—¿Ondestaba papá? —balbuceó.

—Estaba en el jardín, hablando con el tío Jin —le explicó con delicadeza y el niño, confundido, miró a Seokjin y luego de nuevo a su padre, quien soltó una risita—. No, no, el otro tío Jin, el tío Jinseo.

Oka —asintió el niño y luego se acercó a saludar a su tío para abrazar su pierna. El mayor se agachó y lo tomó en brazos, llenándolo de besos y mimos que hicieron carcajear amplio—. ¡Tío Jiiiin!

—¿Qué dices? ¿Qué quieres más besos? —fingió no escuchar y siguió saludando efusivamente al infante—. Mis dos humanos favoritos, ¡ay, cómo os quiero! —Decía con voz aguda, divirtiendo a todos.

—¿Hye y yo, asumo? —Yiren se cruzó de brazos y enarcó una ceja de forma bromista. Seokjin la miró, aún con Hye en sus brazos, y sonrió inocente.

—Bueno, mis tres humanos favoritos contando a mi novia, por supuesto.

Jungkook rodó los ojos con diversión cuando Seok rodeó sus hombros con su brazo y lo atrajo a él.

—Lo siento, Yiren —dijo con falso tono altanero—. Hye y yo somos sus únicos favoritos.

—No hay mucho que pueda hacer contra vosotros —la mujer aceptó la derrota y luego se acercó a darle un abrazo a Jungkook, cuando su novio lo liberó—. Ha sido un verdadero gusto conoceros, Jungkook. Espero que nos veamos pronto.

El peliazul devolvió el abrazo, conmovido por el gesto, y luego se despidió de Yoongi y los señores Kim.

Se fueron unos minutos después y, cuando la puerta se cerró, hubo un instante de silencio en la casa.

Taehyung llegó por su espalda y lo abrazó con dulzura.

—Hye ha ido a buscar sus juguetes —le avisó cuando Jungkook deslizó su mirada por el salón en busca de su hijo—. Iba a acompañarlo, pero me ha apartado.

El menor sonrió. Tae sería un buen padre, pensó al escuchar su preocupación por Hye, cómo lo cuidaba y cómo lo miraba con adoración.

—Intenta ser independiente —Jungkook se encogió un poco de hombros—. Sólo nos tenemos que preocupar cuando vaya a bajar las escaleras, todavía le cuesta.

El pelinegro hizo un sonido gutural de afirmación, enredando sus manos sobre el estómago de Jungkook y empezando a balancearse suavemente. Posó su cabeza en el hombro de Jungkook para mirarlo.

Jungkook también giró su rostro, intentando poder ver el rostro de Taehyung. Vio sus ojos, sus cejas, su nariz... Cada lunar y cada ángulo de su rostro, ese doble parpado en uno de sus ojos que le daba una asimetría hermosa a su cara, todo en Taehyung lo hacía precioso.

Jungkook nunca había conocido a un hombre tan hermoso en su vida, ni siquiera cuando era joven y conoció a mil personas. Nadie como Taehyung.

—¿Qué quieres hacer ahora? —Le preguntó al mayor, concentrando en el leve balanceo de sus cuerpos.

—Lo que quieras. Podemos ver una película o jugar con Hye.

—Me temo que va a ser esa última —soltó una risita, escuchando la voz aguda llamando a sus padres.

Se separaron y fueron a los pies de las escaleras, viendo al infante agarrado a los pilares de la escalera, bajando torpemente el primer escalón con una caja de figuritas a su lado.

Taehyung fue el primer en subir las escaleras, quedando un par de peldaños por debajo del infante por si acaso se caía, pero sin tomarlo en brazos.

—¿Necesitas ayuda, cariño? —Jungkook preguntó desde abajo, enternecido.

—¡No! —Hyesung negó fervientemente con la cabeza, bajando otro escalón de un saltito y luego tomando la caja y bajando al mismo escalón en el que estaba.

Tardó un rato y varios sustos en llegar a la planta baja, pero valió totalmente la pena al ver su felicidad y orgullo por haberlo logrado él solo. No paró de sonreír por un rato largo, regodeándose en lo super mega mayor que era por poder bajar él solito las escaleras.

Ambos chicos le repitieron lo orgullosos que estaban de él, celebrando el logro con el mismo entusiasmo que el niño, y acabaron los tres en la alfombra del salón, con todas las figuritas de Hye esparcidas por el suelo y los tres jugando.

El infante hacia pequeños edificios con los bloques y luego jugaba a una invasión de dinosaurios en los que sus padres eran los monstruos y él el heróico guerrero que protegía la ciudad.

—¡Esta vez no nos vas a vencer, Guerrero Sung! —Exclamó Taehyung, con una figura de dinosaurio y otra de dragón en cada una de sus manos.

HyeSung usó su muñeco de Iron man y se interpuso entre la torre que había construido y el feroz enemigo.

—¡No pasadás de-aqui! —Sentenció con firmeza, haciendo sonidos de batalla mientras peleaba contra los muñecos de Taehyung.

—¡Noooooo, me has derrotado! —El dinosaurio acabó tirado en el suelo y el pelinegro tiró el drago desde un sueño—. Has ganado, HyeSung, ¡has protegido la ciudad!

El infante aplaudió feliz, celebrando la victoria.

Jungkook soltó una risita enternecida, haciéndole mimos en el cabello a Taehyung, que estaba sentado entre sus piernas en el suelo y apoyado contra su pecho.

El peliazul esperaba que la escena se viera tan cálida y familiar por fuera como se sentía desde dentro, porque se sentía pleno y feliz. Inmensamente feliz.

Estuvieron toda la tarde pasando un bonito momento familiar; al ser su última noche en Daegu, Jungkook permitió que HyeSung se quedase despierto más tarde de su hora usual, por lo que dieron las nueve y media y ellos aún estaban en el salón; el infante saltando por el sofá y Taehyung persiguiendolo entre risas, mientras Jungkook huír de HyeSung, quien lo tenía que atrapar para ganar el juego.

—¡No me atraparás! —Jungkook río de forma maligna, corriendo muy lento para escapar de su hijo.

Cuando HyeSung estuvo a punto de tocar a su padre, Taehyung apareció de la nada y lo tomó en brazos, corriendo en la dirección contrario mientras el niño chillaba entre carcajadas.

—¡Te tengo, he ganado! —Dijo el pelinegro, alzando a Hye sobre su cabeza y dando vueltas.

—¡Nooooo! —Protestó el niño, haciendo un pucherito aunque estuviera disfrutando el pequeño vuelo—. ¡Yo ganar!

—¿Has ganado tú? —le preguntó Taehyung, dejándolo en el suelo.

—¡Otra vez, otra vez! —exigió de inmediato, olvidándose del juego previo. Taehyung lo alzó de nuevo sobre su cabeza y volvió a bajarlo, antes de subirlo otra vez y hacer al infante reír ampliamente.

—¡El dragón bebé ha aprendido a volar! —Exclamó Taehyung, dirigiéndose a Jungkook quien le sonrió ampliamente, enternecido.

—¡Con cuidado, no nos vaya a quemar! —Le siguió el juego y entonces HyeSung empezó a imitar a un dragón, moviendo sus brazos. Taehyung lo dejó en el suelo y dio dos largas zancadas hasta llegar a donde Jungkook.

—Has despertado a la bestia —tartamudeó falsamente, usando al peliazul como escudo.

El infante correteó hacia ellos, sacudiendo sus brazos como si fueran alas y rugiendo adorablemente.

Ambos padres chillaron y empezaron a correr alrededor del sofá, huyendo del dragón que los quería comer.

Al infante no le duró mucho la concentración porque poco después volvió a pedirle a Taehyung que lo alzara en los aires y, después, volvió a jugar con sus figuras de dinosaurio.

—No puedo más —jadeó Taehyung, recuperando el aliento luego de hacer tanto ejercicio en tan poco tiempo—. Jugar con niños parece simple, no sabía que requería tanta energía.

—Oh, y apenas te estás introduciendo en el maravilloso mundo de la paternidad —Se burló Jungkook, acercándose a Taehyung.

Este de inmediato rodeó su cuello con sus brazos y atrajo al peliazul a él. El menor río por eso, y alzó a Tae por la cintura, haciéndolo reír.

—¿Todavía tienes energía? —preguntó, divertido, enredando sus piernas en las caderas de Jungkook para agarrarse bien y dejando un beso en su nariz.

—Por supuesto, soy muy atlético —presumió, caminando con Taehyung en brazos hasta el sofá y dejándose caer de espaldas, dejando al mayor sobre su regazo—. Debería ir a acostar a Hye en un rato, ya se ha quedado mucho tiempo despierto.

—Está bien, yo iré preparando nuestra cena —dijo. HyeSung había cenado un rato después de que los Kim se fueran, así que el niño ya estaba listo para irse a la cama.

Antes de que Taehyung pudiera levantarse del regazo de Jungkook, el niño se acercó a ellos y subió al sofá, siendo recibido por los brazos de Jungkook, que le dejó un besito cariñoso en la frente.

—¿Tienes sueño ya, Hye? Es hora de irse a dormir —le dijo el peliazul a su hijo. El infante negó con la cabeza y miró a Taehyung con una sonrisita.

Baba Tae y pá Kook —dijo, señalándolos a ambos.

—¿Te gusta ver a papá Tae y papá Kook juntos?

—Uhum, ¡familia! —chilló contento.

El pelinegro sintió su pecho oprimirse. Familia. Lo que el resto siempre le echó en cara que no podía darle a su hijo. Familia, normalidad. Pero HyeSung lo tenía a él, y ahora tenía también a Taehyung. Y a los Shin. No necesitaba más. Ellos eran su familia, sin importar que tan anormal fueran para el resto de personas, para el resto de adres de la guardería, para el resto del mundo.

—¿Y te gustaría que Tae fuera tu papá, como yo, cariño? —siguió preguntando Jungkook al infante, apartando su cabello de su rostro con ternura.

El niño asintió con la cabeza, determinado.

Quiedo a baba Tae y pá —confesó, acurrucados contra su padre. Ambos adultos se miraron con una suave sonrisa en sus labios y fue Taehyung el que tomó la palabra:

—Nosotros también te queremos mucho, Hye. Muchísimo —le aseguró, inclinándose para besar sus mejillas y su frente—. Mañana volveréis a casa, a tu casita. Pero no significa que yo ya no vaya a estar, ¿sí? Volveremos a vernos y voy a seguir queriendoos a tí y a tu papá.

El infante asintió levemente, mirando atento a Taehyung. El pelinegro sólo deseaba que HyeSung no se sintiera mal por la separación. Ese último tiempo debió haber sido confuso para él: conocer a tanta gente y tantos nuevos lugares, y de pronto que todo se esfumara de golpe...

Para cuando dieron las diez, Jungkook ya había acostado a su hijo en la habitación de invitados y dejado el intercomunicador de bebés cerca de la cama.

No había costado mucho que Hye se durmiese ya que, al haber pasado su hora de acostarse hacía rato, ya tenía sueño suficiente como para caer rendido una vez fue arropado por su padre.

Bajó a la planta baja luego de ponerse el pijama él también y se encontró con Taehyung en la cocina, preparando algo ligero de cena para ambos.

Se acercó y lo abrazó por detrás, olisqueando el aroma a comida:

—¿Necesitas ayuda con algo? —Le preguntó y el mayor negó con la cabeza.

—Ya estoy terminando, ¿puedes sacar dos planos y cubiertos?

Dicho y hecho; Jungkook puso la mesa para ambos y esperó sentado a que Taehyung terminara de cocinar. La cena fue ligera y pasó entre charlas y risas comñices por comentarios o chistes que hacían.

El cielo ya estaba oscuro cuando terminaron de recoger todo y se dirigieron a la habitación de Taehyung para dormir.



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