-Esta es la moraga de Paco Pepe Temboury. No me digas lo que tengo que hacer.
-Mari..-dijo Margarita.
María Ángeles le pegó otro trago a su botella Ron Negrita y morreó a Paco Pepe como si nosotras no existiéramos.
-Es que no deberías haber invitado a esta chusma a esta moraga.
¿Me había invitado Margarita a esa moraga para humillarme? Sentí una infinita rabia hacia ella y el amor pasó a odio durante cinco minutos. No me volvería a ver. Eso fijo. Y el trabajo de "Crimen y Castigo" que se lo hiciera su putísisima madre.
Llena de rencor y acuciada por la necesidad de orinar me interne en el mar, que me alivió con su frescor, dos olas remotas que batían en la orena, uno, dos, espuma rizada blanca, y la pureza de una naturaleza aunque fuera un Mediterraneo tan explotado como ante el que me encontraba.
-Con tal de que no me joda la noche.
Margarita seguía tan mudita como el enanito de Blancanieves. Yo no sabía donde meterme. Tenía el corazón en un puño.