Grietas del Corazón ; Lee Min...

By haanji_

105K 12.4K 6.1K

¿Un chico malhumorado como él y una chica insoportable como yo llevándose bien? La idea de que pudiéramos con... More

00.
01.
02.
03.
04.
05.
06.
07.
08.
09.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.
final.

38.

1.6K 188 57
By haanji_

Mis ánimos han mejorado en estos últimos días, especialmente después de confirmar que todo está bien con mi cuerpo. Ya sé que no me pasó nada la noche del incidente, pero es mejor estar totalmente segura.

En cuanto a Yuno, no podía dejarle las cosas fáciles así que hablé con su mamá y le expliqué la situación. Ella me pidió vernos y ya que acepté, tuvo que dejar sus responsabilidades a un lado y viajar hasta aquí. La cité en un café cerca de la compañía.

—Qué pena causarle estas molestias, señora Im, pero Yuno ha estado dándome muchos problemas y esto último no lo puedo dejar pasar.

—¡No te disculpes, hija! Yo soy quien está apenada por lo que ese sinvergüenza hizo. De hecho, te agradezco que no le hayas puesto cargos, has sido demasiado buena con él. Lo Sacaré del hospital y lo llevaré conmigo. Te prometo que no volverá a acercarse a ti.

—Lamento que tenga que lidiar con esto. Usted ha sido una mamá increíble y él sólo le causa inconvenientes.

—Yuno tiene mucho por aprender y madurar, lo cuál es vergonzoso porque ya está lo suficientemente grande para saber lo que está moralmente bien y mal. Traté de ser un buen ejemplo para él y ¿cómo me paga? Convirtiéndose en la misma imagen de su papá —suspira negando—. ¿Hay algo más que pueda hacer para enmendar el daño?

—No, todo está bien. Usted no tiene la culpa de nada y le agradezco de corazón que haya venido hasta aquí para encargarse de él. Espero que no le moleste lo que mi novio hizo...

—Por supuesto que no. Con tantas estupideces que ha hecho, ya ni siquiera siento lástima por lo que le pase; son las consecuencias de sus propias acciones. Tú también debiste golpearlo. —me mira con una pizca de decepción y después sonríe.

Es un amor de persona, siempre lo ha sido.

—Espero que las cosas mejoren para usted y que ya no tenga que aguantar este tipo de niñerías. Sabe que la aprecio mucho.

—Lo sé, linda —acaricia mi mano con la calidez de la suya. Ah, si tan sólo su hijo fuera como ella—. No te vuelvas a preocupar por el tonto de Yuno, como dije, no volverá a meterse contigo. ¿Pero sabes que pasó con su celular? ¿Todavía tiene las fotografías?

—Mi novio lo hizo pedazos también...

—¡Perfecto! No pudo hacer algo mejor.

Mi celular vibra y me excuso para revisarlo. Es un mensaje de Minho diciendo que ya viene por mí. Lleva todo el rato preguntándome si estoy bien y de seguro se alarmó porque no he respondido.

—Señora Im, debo irme porque mi hora libre ya casi termina.

—Claro, claro. Yo iré al hospital ahora mismo.

—Muchas gracias por su ayuda y por prestarme su tiempo.

—No hay de qué. Cuídate mucho, ¿sí?

—Usted también. Suerte.

Me da un abrazo y sonríe por última vez, entonces abandono el local. Minho llega pocos minutos después y conduce de regreso a la compañía.

—¿Cómo te fue?

—Bien. La señora Im dijo que se encargará de él y que no lo volveré a ver.

—Espero que así sea porque donde lo vuelva a ver cerca de ti, no me importará mancharme las manos con...

—¡Minho, no digas tonterías!

—¿Qué? Es la verdad.

—Ni se te ocurra. Irías a la cárcel y me dejarías como madre soltera de tres hijos.

Él ríe ante mis palabras.

—Tienes razón.

Cuando llegamos al edificio, Minho se despide de mí con un beso en la frente y cada uno toma rumbos diferentes, pues hay muchos quehaceres por cumplir y no tenemos tiempo que perder.

En días así siento que mi energía se agota fácilmente.

Dios, ¿es esta la temporada en la que la compañía está más ocupada? ¡No recuerdo haber tenido un miércoles tan movido! Ando de aquí para allá imprimiendo papeles, redactando correos, firmando encargos en nombre de Minho y justo ahora voy corriendo por el pasillo mientras cargo un papeleo de suma importancia (según Minho).

Ya que mi mayor prioridad es llevárselos al chico de la recepción, no me fijo en las personas a mi alrededor, hasta que alguien me aparta del camino con un empujón sumamente brusco y me estrello contra la pared. Ni siquiera tengo la oportunidad de ver quién lo hizo, ya que el dolor en mi cadera me hace retorcer.

Miro por encima de mi hombro y noto una cabellera lisa que reconozco al instante: Hwamin. Me resulta atrevido de su parte cómo sigue jugando sucio a pesar de estar en la cuerda floja.

Como sea no tengo tiempo para rebajarme a su nivel y reclamarle. Maldigo en mis adentros y, con un horrible dolor esparciéndose en mi costado, sigo caminando.

Una vez liberándome de esa tarea, voy de regreso y me encuentro con Minho, quien me mira confundido... Quizá porque vengo cojeando por el malestar.

—¿Qué te pasó?

—Venía deprisa y choqué con alguien.

—¿Con quién?

—No me fijé. —sonrío, tratando de olvidar el tema.

—No me mientas.

Mi sonrisa se desvanece y mi mirada vacila de un lado a otro.

—Con Hwamin.

Minho agarra mi mano y me arrastra a su oficina, cerrando la puerta con seguro.

—¿Dónde te golpeó?

—En la cadera.

—Déjame ver.

—No es la gran cosa, estoy bien.

—No te lo pregunté, te lo ordené.

Su preocupación es un poco exagerada, sin embargo, obedezco levantando mi camisa y jalando el borde de mis jeans. Él se agacha y examina el golpe. Hay una marca roja que de seguro no tardará en volverse moretón.

—¿Te duele?

Ejerce una presión leve con su pulgar e inevitablemente siseo entre una mueca de incomodidad.

—Sí, no hagas eso.

Él suspira.

—Quédate aquí. No quiero que salgas a menos que estés conmigo.

—¿Eh? ¿Qué vas a hacer?

—Nada. Simplemente no quiero que salgas, ¿entendido? —me señala.

No puedo descifrar si está enojado o no y prefiero quedarme con incertidumbre, así que me limito a hacerle caso.

Esa misma noche, después de cenar y completar nuestra rutina nocturna, Minho se encarga de tratar mi herida. Estoy acostada de lado, mordiéndome el labio y apretando los ojos para soportar el dolor mientras él me aplica pomada.

—Se ve peor que esta tarde —suspira y acomoda mi blusa, dándome a entender que ha terminado—. Espero que esta crema ayude.

—Gracias, Minho.

—Quiero saber por qué Hwamin te empujó así.

—Ocurrió de la nada. Yo venía con prisa por entregar unos papeles y de repente sentí el empujón.

—Entiendo —asiente mientras muerde el interior de su mejilla. Por su cara puedo deducir que sigue enfadado—. Bueno, descansa.

—¿Adónde vas? —cuestiono al ver que se levanta.

—Dormiré en el sofá porque no quiero golpearte mientras duermo.

—No hace falta, Minho, podemos...

—No. Me gusta abrazarte mientras duermo y sólo busco evitar que te lastimes más. Anda, acomódate en la cama —toma la sábana y me cubre con ella antes de besar mis labios cortamente—. Buenas noches.

—Te quiero.

—Y yo a ti.

—Te echaré de menos.

—Y yo a ti —repite, acompañado de una risilla—. Me llamas si necesitas algo.

Minho apaga la luz y sale, dejando la puerta entreabierta.

Supongo que este accidente ha sido el factor que desencadenó su lado sobreprotector.

Desde ese día, no me ha permitido salir de su despacho, tampoco me deja sola (especialmente en sitios públicos) y si tengo que ir a algún lugar y él no puede venir conmigo, le pide a Changbin que me acompañe.

El dolor en mi cadera ha cesado pero la marca sigue siendo notoria.

Hablé con Doyoung y le conté todo lo que ha ocurrido. Me dijo que está harto de que pase por tantos problemas y propuso la idea de que me fuera a vivir con él. Según, estaré mejor y no niego que sea cierto, pero tampoco puedo dejar a Minho así por así, por lo tanto, rechacé la propuesta.

Mi vínculo con Minho es demasiado fuerte como para romperlo imponiendo distancia.

Recargo la cabeza sobre el dorso de mi mano y dejo salir un suspiro pesado. Estoy aburrida, terminé de ayudarle a Minho desde hace rato y, como dije, no me permite salir de aquí. ¿Qué podría hacer para entretenerme?

Justo cuando estoy buscando opciones, mi cara se ilumina con una sonrisa al verlo entrar.

—Bienvenido.

—¿Ya terminaste?

—Sí y estoy muriendo de aburrimiento. ¿Por cuánto más vas a tenerme en cautiverio?

—Te traigo de comer seguido, no reniegues.

—No me estoy quejando —río en silencio—, pero se me hace raro. ¿Estoy en peligro?

—Con tanta gente estúpida que te ha hecho daño, yo diría que sí. —responde mientras acomoda algunas carpetas en su estante.

—¿Estás planeando algo?

Veo cómo se congela por un instante (algo muy fugaz, pero que logré captar) luego niega con la cabeza, todavía dándome la espalda.

—¿Por qué lo estaría? Ya tengo suficientes tareas en el trabajo.

—Mhm... —entono en acuerdo, sin embargo, no le creí del todo—... Tengo una pregunta para ti.

—Dime.

Por fin se voltea y me mira.

—Si tuviera la oportunidad de irme de este país y empezar de cero en uno nuevo, ¿estarías de acuerdo con que me fuera?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —arruga la frente— ¿Quieres irte?

—No, al contrario, pero quiero oír tu opinión.

—Bueno, si sientes que este lugar no es bueno para ti y realmente necesitas nuevos aires, entonces opino que deberías tomar el camino que más te convenga. Pero, en caso de que te fueras, te extrañaría muchísimo. ¿Estás planeando irte?

—Ya te dije que no —río y me pongo de pie, yendo directo a él para abrazarlo y susurrarle—: Ya encontré un nuevo hogar, uno donde me siento protegida.

Él no dice nada, sólo me aprieta contra su cuerpo. Podría quedarme en sus brazos por horas y horas. La calidez que emana de él es mi sensación favorita en todo el mundo porque fortalece mi confianza.

El abrazo se prolonga y el silencio domina, hasta que yo reacciono.

—¿Has comido bien? —le miro sin separarme mucho.

—He estado muy atareado, pero me bebí un café.

—Minho, eso no es comida. Te preocupas demasiado por mí, pero ¿qué hay de ti?

—Oh, mentí. También comí una barra de proteína.

—Cómo si eso lo hiciera mejor.

Me separo de él y coloco ambas manos en mi cintura, reprochándole con la mirada. Él me recorre de arriba hacia abajo y ríe.

—Qué linda te ves de mal humor.

—Muy gracioso.

—¡Vaya, pues! Te ves fea.

—Feo tú.

—Tú lo eres más.

—Cállate antes de que te cierre la boca a besos.

—Prefiero besar el suelo antes que a ti.

—¿Ah, sí?

Le lanzo una mirada desafiante antes de lanzarme a él para intentar besarlo, algo que evita deliberadamente y sin dificultad, especialmente porque me gana en fuerza y pronto me apresa por las muñecas, dejándome inmóvil. La distancia que nos separa es mínima, entonces hago un último intento por tocar sus labios, pero él se aleja con una sonrisa arrogante.

—No te saldrás con la tuya.

—Ya verás que sí.

Forcejeo para zafarme, pero es inútil. Él vuelve a reírse de mí mientras yo lucho por mantenerme seria, cosa que no dura mucho. Los dos estallamos en risas.

Nuestro momento es interrumpido por el celular de Minho, que ha comenzado a sonar. Él me suelta para atender y se da la media vuelta.

—Dime —tapa el altavoz. Un cortísimo silencio nos rodea—. Bueno, ya voy para allá.

Cuelga y guarda el teléfono en su pantalón. ¿Está escondiendo algo? Yo lo miro con recelo.

—¿Qué pasa?

—Emergencias en el departamento de admisión.

—¿Me vas a dejar sola otra vez?

—No me tomará mucho. No salgas, ¿entendido?

—Pero dime que pasa.

—No pasa nada.

Da un corto beso en mis labios y sale sin más, dejándome levemente confundida. Suspiro resignada y regreso a mi asiento.

(...)

Poco después de ese día, Minho por fin me ha dejado salir de su despacho pero sigue igual de protector, es decir, rara vez me deja sola. Lo más sorprendente es que la noticia de que Hwamin fue despedida ha llegado a mis oídos.

—¿Por qué todos dicen que despidieron a Hwamin?

Changbin es quien está haciéndome compañía en el almuerzo, pues Minho está en una junta directiva en el último nivel del edificio.

—Eso pasó hace días.

—Binnie, te pregunté por qué pasó, no cuando.

—Pues cometió un error y le costó su posición.

—¿Algo cómo qué?

Changbin mira alrededor para cerciorarse de que nadie nos veo o escucha, luego se inclina hacia mí.

—No le digas a Minho que te conté esto.

—No lo haré.

—Pasa que Hwamin guardaba información de marketing en su computadora, ya sabes: estrategias, datos internos, investigación de competencia y cosas así. El director se la daba porque confiaba bastante en ella, pues se sabe que es una chica responsable. Se supone que perdió absolutamente toda esa información y con esa pérdida, la compañía podría tambalear. Al tacharla de descuidada, la echaron, pero no fue ella quien la perdió.

—¿Entonces qué fue lo que pasó en realidad?

—Minho la robó. Sustrajo la información y la borró de la computadora de Hwamin, así que en realidad la información no se perdió, sólo fue una trampa.

—¿Y tú cómo sabes todo esto?

Changbin esboza una sonrisa diminuta.

—¿Tú qué crees?

—Changbin, no puede ser que tú hayas formado parte de esto.

—No fui el único. Te aprecio mucho y lo que Hwamin te hizo es horroroso, así que no me siento mal por ella. —encoge los hombros.

—Sí, pero esto es demasiado. ¿Dejar sin trabajo a esa pobre chica? Lo que hizo estuvo mal, sí, pero gracias a ella Yuno no se sobrepasó conmigo.

—Lo hecho, hecho está.

—Son muy malos.

—Y ella una hipócrita.

Está bien, entiendo que trató de estropear nuestra relación, pero ¿hacer que la despidieran? Creo que eso es sobrepasar los límites.

Una vez que concluye nuestra hora de descanso, me dirijo a la oficina de Minho. Afortunadamente, él está ahí. Golpeo mis manos contra el escritorio y él me mira confundido.

—Quiero que me digas si tú tuviste algo que ver con la expulsión de Hwamin.

—¿Cómo te diste cuenta de que la despidieron?

—No la he visto y, por favor, todos están hablando de eso. Por esta razón te tenías tanto misterio, ¿no?

—Yo no tuve nada que ver.

—Minho, eso es exagerar —me cruzo de brazos. Él ni siquiera se atreve a mirarme y con esto sé que oculta algo—. ¿Qué tal si ella tiene alguna necesidad financiera? Ahora está sin trabajo.

—No permitiré que te arriesgues estando cerca de ella.

—Pues sí, pero esta no es la manera de solucionar las cosas, Minho.

—¿Por qué te preocupas cuando ella ni siquiera tuvo empatía por ti y no lo pensó dos veces para unirse al imbécil de Yuno y hacerte daño? Deja de ser buena por un segundo. ¡Por esta razón es que la gente se aprovecha de ti!

Oh, vaya... Tiene razón. Sé que puedo llegar a ser muy terca y en ocasiones sólo entiendo a voz alzada, pero esto último dolió de sobremanera. Aunque trato de disimular el impacto que sus palabras han causado, mis cejas se fruncen y mis labios decaen casi por cuenta propia, entonces sus facciones se suavizan al notar mi estado.

—Okay, olvidémonos de ella, ¿pero qué pasará contigo si se enteran de lo que hiciste?

—Nadie se enterará y ya deja de preocuparte por esto. No quiero verte triste otra vez, así que por favor acomódate a la situación. Ella hizo algo malo y estas son las consecuencias.

—Cómo quieras, Minho.

Es lo único que digo antes de tomar asiento a su lado.

—Y no te enojes conmigo, sabes muy bien que lo hago porque me importas.

—Ya sé. Te lo agradezco.

Él me mira de reojo y niega entre un suspiro. Lo admito, mi tono salió muy sarcástico a pesar de que esa no era mi intención.

No estoy enojada, más bien en shock. Este hombre acaba de deshacerse de las personas que me lastimaron... ¡¿Y lo hizo todo solo?! Es tan rápido y astuto para actuar.

Continue Reading

You'll Also Like

7.8K 706 32
Kang Haneul es una chica hermosa y bastante exclusiva, siempre llevando ropa de diseñador, codeandose con los hijos de los mejores políticos. Pero to...
10K 541 45
Historia 100% mía no se permiten adaptaciónes sin mi permiso Está historia se basa en un sueño mío que tuve no hace mucho solo que la adapte
216K 15.4K 32
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
381K 33.5K 27
현진 | ✦ "Fueron simples días...Unos simples días fueron los que bastaron para que Hyunjin comenzara a caer por esos ojos tan brillantes cómo las estre...