48.

1.2K 176 129
                                    

Estando a mitad de la lección de Johnny recibo otra llamada de Minho, cosa que me resulta extraña, y entonces me excuso para contestar.

—Dime, Minho.

—¿Dónde estás? Ya pasaron más de diez minutos.

¿Changbin todavía no llega?

—¿No ves a nadie conocido cerca?

—Ahm... —alarga, como si estuviese mirando alrededor—... Veo a dos chicas y una de ellas me parece familiar.

—¿Qué?

—Se están acercando a mí.

—¿No ves a Changbin por ahí?

Minho me ignora, pues tal parece que ha apartado el móvil de su oreja y es entonces cuando oigo dos voces femeninas a lo lejos.

Aquí está. ¿Ves? Te dije que es el chico que te gusta.

No reconozco esa voz.

Minho, ¿qué haces aquí?

Él no les responde.

Se ve muy mal ,las dos se carcajean—. Deberíamos ayudarlo.

Minho, ¿quieres venir a mi casa?

Esperen... Esa voz...

—Minho, ¿quién está ahí? —pregunto estando un poco alterada, pero de nuevo soy ignorada.

Vamos, te llevaré a mi casa y me aseguraré de que te sientas bien —dice con fingida dulzura. Maldad es lo único que destila—. ¿Estás así por que la despreciable de tu noviecita se fue? Yo te daré consuelo, te demostraré que hay mejores chicas.

No, no, no. ¿Eso qué significa? ¿Qué planean hacerle? La malicia en sus voces es ostensible.

¿Con quién hablas? —percibo un ruido extraño como si le ha arrebatado el celular— Es un número sin registrar.

—¡No te atrevas a tocarlo, maldita lo...

La llamada se corta, quitándome la oportunidad de decirle todo lo que quiero, entonces resoplo con molestia. Minho tiene muchas enamoradas, pero sólo hay una desquiciada que se atrevería a aprovecharse de él en ese estado.

Johnny está mirándome confundido.

—¿Qué te pasa?

—Te lo explico luego.

Mis manos comienzan a temblar y marco el número de Changbin como puedo. Temo que Minho pase por lo mismo que yo, que se aprovechen de él mientras está inconsciente.

—Changbin, por favor atiende... —muerdo mis uñas mientras agito una pierna con ansias. Él finalmente descuelga—... ¡Changbin, Minho no está bien!

—¿Qué? ¿A qué te refieres? Tranquilízate, estoy a nada de llegar.

—¡Hwamin lo encontró y ahora mismo se lo está llevando a su casa! Ayúdalo, por favor, quién sabe lo que esa enferma le puede hacer.

—Tranquila, ya casi estoy ahí.

—No cuelgues, ¿de acuerdo?

—Sí.

Mantengo el teléfono pegado a mi oído para estar al tanto mientras Changbin se concentra en conducir lo más rápido que puede. El pasar de los segundos se siente eterno y después de un rato, Changbin vuelve a hablar.

—Oye, aquí no hay nadie.

—¡¿Qué?!

—No veo a Minho por ningún lado.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoWhere stories live. Discover now