Educando a la futura princesa...

By Emina02

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Tras una típica vida sin preocupaciones por el futuro, nuestras protagonista tiene que enfrentarse a una inev... More

IMPORTANTE
Libro 2!!
CAPITULO 1: "El comienzo"
CAPITULO 2: "Propuesta"
CAPITULO 3: "Destino o Karma"
CAPITULO 4: "Un paseo en la fuente"
CAPITULO 5: "¡Buen apetito!"
CAPITULO 6: "Los gatos y los ratones"
CAPITULO 7: "Game Center"
CAPITULO 8: "Cena y mentiras como postre"
CAPITULO 9: "Grupo de idiotas"
CAPITULO 10: "You're an idiot"
CAPITULO 11: "Un Secreto Problemático"
CAPITULO 12: "Conversaciones De Pasillo"
CAPITULO 13: "Castigo"
CAPITULO 15: "Corredores y pasadizos"
CAPITULO 16: "Cita y parejas"
CAPITULO 17: "Como por primera vez"
CAPITULO 18: "Comidas y visitas"
CAPITULO 19: "La cita perfecta"
CAPITULO 20: "Idiota sin remedio"
CAPITULO 21: "Cine y bodas"
CAPITULO 22: "Juntas de consejo"
Muy importante
CAPITULO 23: "Zeth y apuestas"
CAPITULO 24: "La chica que necesitamos"
CAPITULO 25: "La chica 2A"
CAPITULO 26: "Aniversario"
CAPITULO 27: "Baile Real"
Un enlace ingenioso
CAPITULO 28: "Salto en el tiempo"
CAPITULO 29: "Feliz cumpleaños"
CAPITULO 30: "San Valentín"
CAPITULO 31: "Parque de diversiones"
CAPITULO 32: "Conversemos y riamos"
CAPITULO 33: "Sin un gatito"
CAPITULO 34: "Dos veces"
CAPITULO 35: "Doppelgänger"
CAPITULO 36: "Decisiones"
CAPITULO 37: "¡Mierda!"
CAPITULO 38: "Soluciones"
CAPITULO 39: "La hoja de la reglas"
CAPITULO 40: "Amistades"
CAPITULO 41: "Salida en grupo"
CAPITULO 42: "Días de juventud"
CAPITULO 43: "Verdad o Verdad"
CAPITULO 44: "De princesa a Hada"
CAPITULO 45: "La decisión de Romeo"
CAPITULO 46: "Romeo y Julieta"
CAPITULO 47: "El viaje"
CAPITULO 49: "Somebody call me wrong"
CAPITULO 48: "Somebody call me right one"
CAPITULO 50: "La princesa de la torre"
CAPITULO 51: ¡Por Helios!
CAPITULO 52: "La chica del cuento"

CAPITULO 14: "Fanática loca"

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By Emina02

Fonn parecía desesperada por ir al baño, brincaba como niña pequeña mientras caminábamos por el pasillo hacia nuestra clase de química

― Bueno chicas ― dijo ya en su límite ― Iré a empolvarme la nariz ― y tras eso salió corriendo.

Escuche a Sora resoplarle al teléfono.

― Necesito hacer algo, de alcanzo en el aula.

― ¿Pasa algo malo? ― le pregunte preocupada, y con la esperanza que de su boca saliera más que un "Nada".

― No es nada ― respondió con una sonrisa y se fue sin agregar más.

Entre al salón de química segura de que esta vez no me equivocaba de horario, la profesora ya no estaba y los alumnos de uniformes rojos salían.

― Oh, hola ― me saludó una de ella, con el uniforme bien portado como todos ahí, con unas zapatillas negras que la hacía ver más alta que yo.

Ambas nos habíamos topado al caminar impidiéndole a la otra avanzar, intentamos esquivarnos pero siempre elegíamos el mismo lado hasta que ella me saludó.

― Hola ― respondí extrañada ― ¿No conocemos? ― me atreví a preguntar.

Era una chica de estatura media, pelo rizado y definido y piel morena.

― No ― respondió con una sonrisa agradable ― Soy Meise Peralta.

Cuando escuche su nombre la recordé. Era la chica que fue pareja de Fonn en la visita al castillo de la semana pasada.

Aun asi enarqué una ceja por su cordialidad, no era algo característico de estudiantes de la clase A.

― Vamos, se lo que piensas ― me dijo con una sonrisa ― Pero no todos en la A somos unos patanes prepotentes.

Su comentario me hizo gracia, en realidad ella parecía compartir cierto odio hacia esos alumnos como el resto de la escuela.

― Debes admitir que se han ganado su fama ― dije viendo como el salón se vaciaba.

― Si, y más con el "príncipe" aquí ― la vi rodar los ojos al hacer comillas con sus dedos ― Debemos admitir que es un idiota, pero no podemos decirlo en su Real cara.

― ¡Por todos los cielos! ― exclamé emocionada ― Alguien que me entiende ¿Dónde has estado toda mi vida?

― Ahogada en el aire que hay en este salón gracias a tantas cabezas huecas ― señaló al aula casi vacía ― ¿Y cuál es tu nombre, entonces?

― Bastet Bannett ― me presente con una sonrisa.

― ¿Cómo la diosa egipcia? ― preguntó con extrañeza y gracia.

― Exacto ― señalé ― Mi madre ― me excusé después.

― ¿Qué hace nuestra detestable acosadora aquí? ― la voz ya era tan conocida para mi como las estaciones del año, extrañamente estaba solo esta vez, su legión del miedo no se veía por ninguna parte.

Vi a la chica frente a mí cruzarse de brazos.

― No puedes vivir sin hablarme ¿No? ― pregunte con una sonrisa ladina ― porque pudiste salir en silencio ― agregué señalando la puerta.

― Me perturba que estés merodeando cerca de mí, Bannett.

― A mí, simplemente me perturba tu existencia ― le dije resignada al peor de los castigos ― pero quizás es el castigo de la humanidad por tantas guerras ― dramaticé.

― Ustedes parecen ser muy cercanos ― murmuró la pelinegra entrecerrando los ojos.

― No ― dijimos al mismo tiempo, lo que nos molestó más con el otro.

― No sabía que se conocían ― quizás estaba un poco perturbada por lo que me había dicho antes de él.

― Solo lo normal ― respondió con frialdad el chico ― No hablo mucho con gente ordinaria como ella.

― Muérete soberano idiota ― respondí al instante, como si fuera la frase programada para salir en automático cada que el abría su bocota.

Los dos nos miramos con odio y quizás eso le advirtió a ella que debía salir de ahí.

― Calmemonos ― sugirió con una sonrisa nerviosa ― parecen una pareja casada.

Cuando dijo esto nuestras expresiones cambiaron de enojo a terror.

― Cruel sufrimiento ― solté como si me fuera sentenciado a una tortura y yo fuera una indefensa chica apunto de desmayarse.

Eso le ofendió a él.

― ¡Te mueres por ser mi esposa! ― respondió intentando recuperarse.

― ¡Exacto! ― exclamé con una sonrisa falsa ― me muero si soy tu esposa.

― Bannett, tú me amas ― se cruzó de brazos y me miró con el mentón levantado ― Solo admítelo, eres una más de mis fanáticas.

― En tus sueños.

― Quizás debería irme ― murmuró la chica dando un paso a un costado ― Parece un coqueteo que no quiero escuchar.

― La torturas con tus palabras Dylan ― sonreí por mi broma pero la expresión de ambos fue seria, de hecho mucho más de lo que esperaba para una mala broma.

― ¿Lo llamas por su nombre? ― preguntó la chica con los ojos abiertos, tan grandes como podía, y un gesto de total confusión.

Pude ver el terror correr por los ojos del mencionado, pero había descubierto que era bueno para guardar las apariencias, porque tan rápido como apareció se esfumó.

Mierda, se me salió... ¡Inventa algo pronto!

Le exigí a mi cerebro.

― No tengo por qué llamarlo con formalidades aquí, todos somos alumnos y tenemos los mismos derechos y posiciones ― fingí que me ofendida ante su sorpresa, quizás mas nerviosa porque descubriera algo que por lógica.

Realmente, aun si nada de este problema del compromiso hubiera ocurrido, yo lo hubiera llamado por su nombre igual; pero tener algo que esconder hacia que mis actos, que antes serian normal, lucieran para mi muy sospechosos.

― Por cierto ― agregó el chico de repente logrando ganar la atención de ambas ― No creo que nos conozcamos formalmente ― le dijo a la pelinegra, la vi fruncir el ceño con molestia ― ¿Una estudiante de la clase A de algún año inferior?

Vi a sus ojos oscuros estudiar el rostro sonriente del chico y me sentí incomoda por unos segundos, solo antes de recordar que él había hecho que llamarlo por su nombre fuera un asunto del pasado en un segundo.

― Me siento detrás de ti ― soltó la chica con una expresión neutra pero quizás con lago de veneno en la voz.

En mi mente sonó un:

¡Uuuuuuuh! Eso debió doler.

Pero mi expresión no mostró más que una ligera, y casi inexistente, sonrisa. Probablemente solo la comisura de mi labio subió un poco.

― Hemos sido compañeros desde hace años.

Vi al chico tragar fuerte y en una faceta nerviosa que no había visto antes. Su sonrisa estaba tensa y a un costado del él frotaba sus dedos entre sí como si eso le hiciera pensar mejor.

― Lo lamento, a veces soy un poco despistado, siempre hay algo en mi cabeza ― trató de aligerar con una risa el habiente pero al chica no lo ayudó.

― Lo cual vuelve extraño que recuerdes el nombre y cara de esta chica ― Me señaló con los ojos y un movimiento de cabeza ― que no es de nuestra clase y solo has visto ¿Qué? un par de veces.

¡Entiéndelo pequeña, soy importante!

― No entiendo que pasa aquí ― intente ser yo quien quitara un poco el peso y la intensidad del momento ― pero quizás lo estas malentendiendo un poco.

― En realidad no tiene importancia ― soltó con una exhalación que sin duda le sacó toda su frustración ― Eres el príncipe después de todo.

― Lamento mucho mi error ― Dylan parecía realmente hacerlo ― ¿Podrías decirme tu nombre?

― Meise Peralta― respondió ella.

― Lo recordaré ― le aseguró con su voz y sonrisa encantadora de bestias ― Ahora debo irme antes de que Amber se ponga de malas ― con una sonrisa de disculpa se fue de la escena dejándonos a las dos sola en el aula vacía.

― Bueno, Meise ¿Has hablado con Fonn? ― pregunté haciendo conversación y quitar la atmosfera incomoda.

Ella tenía una mueca de molestia en la cara dirigida hacia nadie en particular.

― Me tengo que ir a mi clase.

Después de ello tambien se fue, su expresión final era de todo menos de simpatía.

Pero la vi detenerse en la puerta, voltear hacia el pasillo y luego volver con la expresión más colérica que antes.

― Te lo advierto ― me dijo señalándome con el dedo índice ― ¡ALÉJATE DE ÉL! ― Gritó.

― Wow se te salió el diablo ― solté ante la inesperada amenaza, una completa sorpresa, considerando que parecía odiarlo.

― ¡NO TE QUIERO CERCA DEL PRÍNCIPE!

Su cara quizas se había vuelto un poco roja, aunque lo más probable era que me lo estuviera imaginando junto con el humo que salía de sus orejas.

― No logro entender como alguien como tú consiguió un poco de su atención, ¡pero más vale que jamás vuelvas aparecer frete a él!

Nada más por algunos encuentros con Dylan y el tema de que el me reconoce y habla y ella ya me quiere matar y abandonar en el desierto.

No es mi culpa ser inolvidable, simpática y merecedora de atención..

Claro, y su prometida.

― Tu carácter esta del asco ¿Te lo habían dicho? ― Mi comentario sonó fuera de lugar después de su griterío, muy relajado ― Primero me tratas bien y luego no. Confundirías a cualquiera.

― ¿Querías que fuéramos amigas? ― preguntó con burla ― ¿Yo con un de la clase B?

Su voz y expresión fue de desprecio absoluto.

― Solo quería saber sobre su relación, pero no pude soportar ni siquiera un encuentro con alguien de tan baja clase como tú.

Quería arrancarle sus bonitos risos de la cabeza y dejarla pelona, pero reprimí mi molestia porque si era descubierta en terreno institucional tendría graves problemas.

― Te arrepentirás si te cruzas en mi camino ― me advirtió antes de dar la vuelta en dirección a la salida.

― ¡Ya me arrepiento! ― exclamé fastidiada, pero ella no se detuvo por mi cometario y salió de ahí ― Otra fanática loca.

Después de unos minutos los alumnos se reunieron para tomar la última clase del día. Intente olvidar todos los problemas relacionados con Dylan o el tema de la clase A.

Todo para volver al palacio después y recordar que todo eso es real.

Me lance a la cama y cerré los ojos un poco cansada por todo, quizas solo me faltan algunas vitaminas que me da el sol o las grasas y químicos que me aportan las chatarras.

Me levante y camine hasta un mueble con repisas en el interior y entre mis cosas busque una pequeña botella con pastillas de colores y tomé una.

Cuando tocaron la puerta me asuste y el interior se vació. Asi que solo arroje la botella vacía ahí y cerré sin darle mucha importancia.

Cuando abrí la puerta fastidiada por el destrate que había causado, me tope que con chico de cabellos claros, su sonrisa era muy ligera y miraba a la nada distraído, pareció colcarse una máscara diferente cuando se me dirigió a mí.

Una sonrisa más amplia y enderezó su postura.

― Hola Bannett ― Me saludó, y yo miré hacia los lados buscando a alguien que nos estuviera observando ― No hay nadie.

― Eso noto ― respondí con dudas y con los ojos entrecerrados como asi pudiera leer sus intenciones ― ¿Qué es lo que quieres?

― Nada en particular ― respondió encogiéndose de hombros.

Llevaba unos jeans azul marino, unos deportivos grises y suéter del mismo color de lana tejido.

Sus lunares en realidad se volvían más llamativos a medida que pasaba el tiempo ¿o solo era yo?

Mis ojos se deslizaron por su cuello antes de volver en mis sentidos y regresar a sus ojos azul profundo.

― ¿Y que se te perdió aquí? ― pregunté encogiéndome de brazos.

― Solo vine a pasar el rato, la reina me pidió que pasara más tiempo contigo ― su mascará de chico carismático salió volando y dejó ver cuánto le molestaba la idea ― Se supone que estaría revisando el nuevo programa educativo, para la inversión de recursos a nivel básico; pero al parecer juguetear con mi prometida es mucho mas "productivo".

Sus comillas y el veneno que me salpico en la cara me dio a entender que él hubiera querido apuñalarse con su propia pluma antes de estar ahí parado.

― Entiendo que quieres estar aquí tanto como yo quiero que estés aquí, asi adiós.

Intenté cerrar la puerta pero él me detuvo colocando una mano en ella.

― En realidad, me tomo mis responsabilidades como heredero muy en serio ― me dijo con seguridad y una expresión seria ― Si todo esto forma parte, cumpliré, por el bien del país y mi coronación como rey.

Esto solo lo admitiré en mi cabeza; pero un chico que toma en serio sus responsabilidades y deberes me parece muy atractivo.

Sonreí ― Entiendo.

Puse menos fuerza en la puerta y esta se volvió abrir a como estaba antes.

― ¿Qué te gustaría hacer entonces? ― me sentí dispuesta a ayudarle en esto solo por el puro placer, no de su compañía por su puesto, si no el placer de ver su determinación.

― En realidad solo tenía planeado hasta aquí ― respondió incómodo ― ¿Algo que quieras hacer?

 Lo pensé un poco, en realidad no mucho.

― Comer golosinas, estoy baja de azúcar ― dramaticé.

― ¿Y por qué no tomaste algunas? ― preguntó mirándome como si fuera lo más obvio y de hecho lo era.

― Baje a la cocina pero no hay nada, ni una migaja de chocolate.

El rió.

― Entiendo ― respondió asintiendo ― Aun no conoces ese lugar.

― ¿Qué lugar? ― pregunté con una sonrisa llena de curiosidad y expectación ― ¿Tienen la fábrica de Williy Wonka aquí?

― ¿Quién? ― Su mueca me ofendió.

― Cuanta falta de cultura.

― En realidad solo es como un lugar de almacenaje ― dijo mirando al techo, quizas pensando en el lugar ― Solo que mejor.

― Definitivamente quiero conocerlo.

Él me sonrió con complicidad y extendió la mano en dirección al pasillo invitándome a salir.

Volteé hacia atrás como si olvidara algo, pero no había nada que debiera llevar asi que camine hacia donde él me indicaba.

― Este lugar es algo privado ― me dijo mientras caminábamos por el largo pasillo hacia las escaleras ― De hecho, no todos los empleados pueden subir hasta las plantas superiores.

― ¿Sería raro que me emocione? ― moviendo mi cabeza energéticamente con una sonrisa en los labios ― Es como ir a un lugar secreto en un castillo antiguo.

― Supongo ― respondió extrañado por mi comparación.

Bueno, él ha vivido toda su vida en un palacio, seguro nada ahí le emociona.

― Se supone que en el último piso están las habitaciones de la familia real ― me explicó ― pero es una tortura subir y bajar las escaleras, asi que por eso dormimos en el primer nivel.

Subimos las escalinatas hasta el segundo nivel y caminamos por unos pasillos hasta una puerta alta de color rojos, que destacaba entre todas.

― ¿Por qué es roja? ― pregunté señalándola mientras nos acercábamos, él se rió.

― El palacio es muy grande, y las personas fuera de aquí se confunden mucho, solo es por practicidad.

La situación me pareció cómica.

― De hecho fue Mikaru quien se perdió cuando éramos niños ― admitió con una gran sonrisa ― Hizo un escándalo y junto con Oliver estuvieron de acuerdo en pintarla.

El abrió la puerta y me di cuenta de que su concepto de "lugar de almacenamiento" no era más que patraña.

Yo lo descrinaría como el paraíso.

Había maquinas expendedoras, anaqueles con toda clase de golosinas, y una estúpida fuente de chocolate, que por cuestiones de practicidad no estba encendida.

Ahí se le sumaban juegos de mesa y una gran pantalla, que era como una versión se ricos del cine.

― ¿Hockey aéreo? ― pregunté acercándome a dicho juego.

El solo me observaba caminar de aquí para allá maravillándome con ese mundo.

― Wow el mundo de los ricos es muy bueno ― murmuré pegando mi cabeza al cristal de refrigerador con todo tipo de bebidas dentro.

― Y será tu mundo tambien ― me dijo acercándose.

De hecho no respondí a eso, no quería arruinar el momento hablando de cosas que nadie quiere que pasen más que nuestros muertos abuelos.

― Imagino que este lugar es todo tuyo ― pegunté intentando elegir unas gomitas, pero había de toda clase.

― Si, la reina no es fanática de estas cosas ― respondió riendo ― se acercó a donde yo estaba y tomó una bolsa de gomitas de gusanos espolvoreados de azúcar.

Al final me decidí por unas acidas.

― Puedes venir cuando quieras, no vengo a menudo últimamente.

― ¿Por los programas y no sé qué de relaciones públicas?

Mi pregunta o la forma en la que lo plantee, estoy casi segura que la segunda, le hicieron reír.

― Si ― se metió una gomita a la boca, y recargó su cuerpo contra la pared ― falta tan poco para la coronación, no puedo dejar que mi imagen caiga.

― Bien, te daré un consejo ― le dije golpeando su brazo para llamar su atención.

El me miró con una sonrisa, seguro de que lo que yo diría no sería nada serio, pero aun asi yo me incline como si fuera un secreto.

― Deberías dejar de tener ese carácter de mierda.

En seguida se rió y yo retrocedí complacida.

― Mi carácter no es de esa forma.

― Sí, claro que sí, sin duda, absolutamente, definitivamente.

― No tanto como el tuyo por lo menos ― se encogió de hombros.

― Nunca he dicho que mi carácter fuera bueno, pero sin duda es mejor que el tuyo.

Me metí la bolsa entera de gomitas e hice muecas mientras masticaba, la boca apenas y me cerraba y era un resto total tener tantas gomitas.

Él se me quedó viendo con un gesto de preocupación por mi estado mental.

Sin decir algo fue a traer una bebida del refrigerador, una bebida gaseosa de sabor limón, la destapo y la extendió quizas temiendo que en cualquier momento me ahogara y me muriera en su cara alfombra carmesí.

Cuando por fin me pase todo bebí el refresco.

― Eres como una salvaje ― su sonrisa divertida hizo que la ofensa no lo fuera como tal, sino como una broma que le dices a un amigo.

― Podria tener rabia, deberías tener cuidado y alejarte de mí.

― Te juro que lo tendré en consideración.

― Tu cara arrogante me hace querer darte una paliza en hockey aéreo ― le dije señalando el juego.

― Pues te quedaras con la ganas, porque soy el mejor.

― El mejor después de mí, quizas ― me encogí de hombros ― Mis reflejos y velocidad dejarían llorando a los guepardos.

― Ya lo veremos ― me retó.

Pasamos toda la tarde jugando e intentando barrer el piso con el otro, llegó un punto en el que arroje tan fuerte el disco que casi lo dejo sin descendencia.

Y el resultado fibal, después de horas sin soportar que el otro tuviera alguna ventaja, quedamos en empate.

Comí tantos dulces que había cargado mi nivel de azúcar hasta el día de mi muerte, pero de igual manera me fui con dolor de estómago y satisfacción a mi habitación.

El telefono tenía mensajes de Fonn, revise la vista previa para saber si era algo importante, pero solo eran cosas que podían esperar.

Me metí a bañar antes de ver un poco más la tele para esperar que se me bajara todo lo que había comido en lugar de un almuerzo de verdad y después irme a dormir.

A la mañana siguiente deseé haber leído esos mensajes y estar preparada mentalmente para lo que me estaba contando mi amiga.

Cuando llegue, todo el salón era un caos, pero ignore el momento y salude a Karlar con alegraría, una que dudaría muy poco.

― Hi, my dear cousin.

― Imagino que no te enteraste de las nuevas noticias ― mi prima parecía divertirse con dicha situación asi que me preocupe.

― Eso suena a que es algo terrible ― mi sonrisa se esfumó y volteé a ver alrededor, esperando un oso salvaje caminar suelto por ahí y destrozando a alguien.

― Para ti, quizas, para mí, en absoluto.

― ¡CAT! ― gritó una rubia desde el otro lado del salón, mi vista volvió a ella, quien estba feliz, no, mucho más que eso, eufórica.

― Buenos días, Fonn.

La mencionada se me lanzo encima y me abrazó con fuerza.

― Ayer te mande mensajes y no respondiste ― hizo un puchero que no duró mucho ― No sabes lo que me ha pasado.

― Por supuesto que no, pero imagino que me lo contaras.

Ella dio un grito de emoción antes de hablar, todos en el aula nos prestaban atención con sonrisas.

― ¡He ganado el concurso para vivir en el castillo por dos semanas!

Les juro que si tuviera una bebida la escupiría en su cara.

De hecho casi vomito todos los dulces del día anterior.

― ¿Qué? ― alcancé a decir incrédula.

― Entro todos los años pero este resultó ser el vencedor ― mi cara seguro ya era una mueca y la sonrisa de Karla me lo confirmaba.

― Que casualidad ― balbuceé.

― Ella tiene la mejor de las suertes ¿No? ― Karla parecía disfrutar la tortura.

― Si ― dije obligando a mi cabeza a no actuar tan rara.

― Mi familia no puede asistir ― me explicó tomándome de las manos, muy emocionada ― Mi padre tiene que atender la empresa y mis hermanos son muy pequeños, asi que pedí a las personas del castillo llevarlas a ustedes.

― Me niego ― solté casi al instante.

Su emoción se apagó, como cuando una linterna de apaga al pisarla, asi de rápido y triste, lo cual me hizo sentir culpable.

― ¿No quieres ir al castillo? ¿Me abandonaras? ¿Realmente eres mi amiga? ― me soltó y mostro su cara lastimera ― No puedo creer que seas asi de cruel conmigo.

Pero la culpa desapareció cuando empezó a usar el drama para lograr su cometido.

― Yo creo que deberías aceptar ― me dijo la castaña pasando su brazo sobre mis hombros ― te conviene ― canturreó.

Si yo acepto esa espeluznante invitación tendré que esconderme de todos en el palacio, estar siempre alerta y fingir demencia como poco.

Aunque, ciertamente, si no acepto sería peor. Tendré que esconderme de ellas todo el tiempo y sería más problemático, no tendría excusa para estar ahí.

¡MALDICIÓN!

― Bien, sería un poco genial vivir ahí ― contesté resignada.

― ¡Genial! ― exclamó ya siendo la misma de siempre ― igual ya les di toda tu informacion ― rió.

La miré con sorpresa por su atrevimiento, pero al mismo tiempo sintiéndome tonta por no haberlo esperado.

― ¡YO TAMBIEN IRE! ― gritoneo Tabita.

― Muchas personas ― lloriqueé para mí.

Sora entró arrastrando los pies y con la corbata chueca, lo que tenía un gran significado siendo ella.

― ¿Sucede algo Sora? ― pregunté curiosa.

― No ― respondió de mala gana.

Vi a Fonn encogerse de hombros y acercarse para susurrarme

― Ayer le llamé pero parece que se puso de peor humor después de preguntarle, asi que mejor no preguntes nada.

Después de algunas clases fuimos a los casilleros solo por un libro que necesitábamos y me topé con una desagradable sorpresa. Había un pescado ahí. El olor era terrible y algunas cosas se habían llenado de sangre.

― ¡Que mierda! ― exclamé enojada. Azoté el casillero y decidí irme con las manos vacías devuelta al aula para tomar la clase de cálculo.

Cuando me senté en mi lugar, tomé mi mochila y la puse en mis piernas para sacar mi libreta, pero cuando sentí algo mojado y pegajoso al contacto la puse en mi mesa.

Había un líquido verde en la horilla de mi falda y piernas, cuando abrí mi mochila pude ver que mis cosas estaban llenas de esa cosa asquerosa. Saque la libreta e intente limpiarla un poco, pero la profesora Wretter estaba muy enojada por "las condiciones de mis pertenencias" y me sacó del aula.

― Quien sea que esté haciendo esto me las pagará muy caro ― murmuré mientras salía con la mochila lejos de mí. Tuve que ir al baño para ponerla en las mejores condiciones y lavarla un poco, al igual que deshacerme de la suciedad de mi casillero y eso tomó gran parte de mi hora de descanso tambien.

Para la segunda mitad del día, ya volvíamos a nuestra aula, me adelanté en ir al salón porque había perdido el apetito. Pero vi a Sora y a Fonn cerca de ahí en dirección ahí.

Cuando abrí la puerta agua helada cayó sobre mí y sin despertarme aun de la horrible pesadilla que estba viviendo.

― ¡Mierda, esta helada! ― exclamé solo para sacar mi frustración.

Mis amigas no se acercaron mucho con temor a ser víctimas de una broma tambien, pero las vi reírse un poco. Hasta donde la prudencia las dejaba.

― ¿Quién mierda está haciendo esto? ¿Un niño de cinco años? ― pregunté enojada ― Estamos en 2014, esto ya pasó de moda hace años, ¿no le interesa una maldita máquina del tiempo para volver al presente?

Tuve que faltar a esa clase tambien.

Fui a cambiarme por mi uniforme de EF, que de hecho tendríamos a la siguiente hora.

Pensándolo bien, quizas me merecía la siguiente.

Cuando caminaba por el pasillo de cristal que unía el edificio principal y las canchas escuche un grito fuerte y lleno de terror en el exterior, asi que corrí para ver que sucedía y si alguien estaba en peligro.

Pero lo único que me gane fue agua sucia, sacada de no sé dónde desde el algún piso superior.

Grite antes de hacer otra cosa y le dio tiempo al maldito psicópata que hacia eso de arrojarme tambien bausa con tierra.

¡Mi cabello parecía un maldito nido de pájaros! Un completo desastre, todo enredado y convertido en basurero.

No pude ver a nadie por las ventanas y aun si corría por ahí buscando a alguien estaba segura de que huiría antes de que yo llegara.

¿Quién demonios lo estba haciendo?

Son el tipo de cosas de dijo Dylan que solo podría hacer un niño rico, nada que aventarme al rio o un precipicio, lo cual ahora estaba reconsiderándolo muy bien como una mejor opción.

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Deje el nombre del capitulo como el original, pero moví muchas situaciones para darle mas coherencia a la historia, pero sin perder los diálogos y eventos, espero les guste.

1.Asi que comenten su parte favorita aqui. 

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