Los Recuerdos De Inej [Inej G...

By fanfictiongirl21200

13.1K 1K 232

Inej se ha ido a navegar por el Mar Auténtico para cazar esclavistas. No se detendrá hasta que consiga erradi... More

1 [Editado]
2 [Editado]
3 [Editado]
5 [Editado]
6 [Editado]
7 [Editado]
8 [Editado]
9 [Editado]
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20 (capítulo final)
Epílogo
Haphephobia

4 [Editado]

572 54 26
By fanfictiongirl21200

Capítulo IV

"—¿Por qué la red, Kaz?
Sí, ¿por qué la red? ¿Por qué utilizar algo que complicaría el asalto a los silos que había planeado y los dejaría el doble de expuestos? No podría soportar verte caer.
—Acabo de pasar por un montón de problemas para recuperar a mi araña. No lo he hecho para que puedas abrirte el cráneo al día siguiente.
—Proteges tus inversiones.
Su voz sonaba casi resignada.
—Eso es".
Reino de Ladrones

El Espectro recibió a quince nuevos pasajeros. Inej se encontraba entre ellos distribuyendo comida, agua y otras provisiones que les harían falta hasta que llegaran con los kaélicos.

—Gracias por rescatarnos. —Inej sonrió a la niña que estaba ovillada junto a ella.

—¿Cómo te llamas?

—Amee.

—Soy Inej.

—La capitana. Sí, hemos escuchado hablar sobre ti —Inej encarnó una ceja incrédula—. En el puerto escuchamos a algunos corsarios quejándose de ti. De este barco. Dicen que son una maldición.

—Unos fantasmas diría yo. Unos espectros.

—¿Por qué ese nombre? —Inej jamás pensó que alguien le preguntaría por ello, la tripulación sabía de dónde venía el nombre. No necesitaba explicar nada sobre eso.

—¿Qué edad tienes?

—12.

—Eres mucho más alta que yo. A primera vista apostaría a que tienes mi edad. —Inej le entregó una manta para que se envolviera. —Tengo 17.

—No eres mucho mayor que yo.

—Solo un poco. —Inej se puso de pie y caminó al siguiente grupo para repartir las mantas que le quedaban. Se detuvo cuando Amee la llamó.

—No me dijiste por qué se hacen llamar los Espectros.

—Es un nombre que usa la gente para referirse a nosotros porque así se llama este barco. Si quieres saber la verdad, solo ha habido un espectro aquí.

—Supongo que tú.

—Sí, lo fui. Hace tiempo ya. Creo que en el fondo nunca dejaré de serlo.

—Pero, por qué.

—Eres muy curiosa, ¿sabías? Esa curiosidad puede meterte en problemas. —Inej se despidió y siguió con su ruta.

Ya tenía suficiente con los recuerdos que llegaban en el momento menos deseado, no quería tener que explicarle a una niña cómo o por qué había acabado siendo conocida como Espectro. No tenía ánimos para eso.

***

Después de cierto incidente con un comerciante que acabó lleno de brea y plumas de pájaro, Inej había decidido darse un descanso. Sus padres viajarían con el resto de la Troupe a La Isla Errante, así que había decidió alcanzarlos.

No había dejado de enviar cartas y de recibirlas en cada puerto que tocaban. Sus padres tenían la absurda idea de que ella desaparecería en cualquier momento, no estaban dispuestos a dejar a su niña de nuevo.

Fue difícil hacerles entender que su vida ahora era esa, nunca pensó que acabaría haciendo esas cosas... Pero allí estaba, tenía un propósito e iba a cumplirlo.

Les había costado mucho trabajo dejarla en Ketterdam cuando decidieron seguir el camino de la Troupe con los otros suli. No significa que no dejarán de lanzar sugerencias muy tentadoras para que volviera con ellos. Al final entendieron que Inej estaba por hacer un viaje que cambiaría su vida. Ya no era su niña, dejó de serlo en su primera noche en la Reserva, cuando mató por primera vez... Tal vez, dejó de serlo en el momento en que subió al barco que la llevó a Ketterdam.

Ahora era toda una mujer, una capaz de cuidarse sola. No podían reternerla a su lado, aunque ganas de hacerlo no les faltaban. Habían disfrutado su reencuentro pero había sido hora de avanzar, cada uno por su lado.

En sus pequeñas vacaciones iría con sus padres, los extrañaba y ya no había nada que les impidiera verse. Solo estaría unos días con sus ellos antes de volver con los Espectros. Sería bueno ver actuar a su familia una vez más, incluso pensó en subir a las cuerdas sin miedo a que una asesina loca fuera tras ella.

—¿Estás bien, cariño?

—Sí, mamá. Claro que sí, estoy aquí con ustedes.

—Ese viaje tuyo es demasiado peligroso, no me gusta.

—Ya hablamos de esto —Inej se encogió de hombros y apartó la mirada—. Es algo que he querido hacer por mucho tiempo, mamá.

—¡Estarías en menos problemas con Kaz Brekker!

Inej abrió los ojos de par en par. Durante su estancia en Ketterdam sus padres habían descubierto sus sentimientos por Kaz, no eran un secreto y ella era pésima para ocultarlo. Pero era un tema que ninguno había tocado abiertamente.

Sus padres veían a Kaz como su salvador, su protector. Había hecho hasta lo imposible por reunirlos, le debían más de lo que podían llegar a pagar. Y su madre no paraba de sugerirle que Kaz era un buen partido, que tenía la bendición de ambos si quería seguir adelante con eso.

Su madre no tenía ni idea de lo que significaba estar cerca de Kaz, no realmente. Ella se había encargado de que no lo averiguara, podía saber mucho de lo que había hecho pero dejar que su imaginación volara no era lo mismo que verlo frente a ella. 

—Mamá, créeme cuando te digo que si estuviese con Kaz estaría en problemas aún más grave. Seguro ya debe estar planeando meterse en alguna fortaleza inquebrantable o algo así.

—Sí, pero él siempre busca la forma de cuidarte. Es lo que Jesper y Wylan dijeron, yo misma lo comprobé cada vez que estuve con él.

—Solo fueron un par de veces, mamá.

—No se necesita nada más para conocer el carácter de un hombre. Y ese muchacho está muy enamorado de ti.

—Mamá, conoces el carácter de los hombres suli. Y esos no se parecen en nada a los de Ketterdam. Puedo asegurarte que Kaz es mucho peor de lo que piensas. No niegues ver lo que está frente a ti, aunque puedas decepcionarte.

Inej salió del carromato con las mejillas sonrojadas, lo último que necesitaba era a su madre hablando de cómo era una necia por abandonar a Kaz. Ya habían tenido esa conversación varias veces, no quería tenerla en ese momento. No cuando su padre estaba por salir a escena.

—¿Tu madre está molestándote otra vez con Brekker?

—Sí.

—No puedes culparla. Kaz hizo mucho por nosotros. Tu madre está por hacerle un altar. No cualquiera lo arriesga todo por las cosas que parecen más imposibles.

—Esa es su especialidad, lograr cosas que nadie más podría hacer —Inej apoyó la cabeza en el hombro de su padre—. También es la causa de muchos de mis problemas.

—Haz demostrado que eres muy capaz de meterte en líos tú sola, cariño.

—Las malas costumbres se pegan, papá.

—A tu madre se le metió en la cabeza que vas a casarte con Kaz.

—¡Ay, por todos los santos! Dime qué no le ha dicho eso a nadie más. Ya tengo suficiente con escuchar y leer sobre eso al menos una vez a la semana.

—Todos los saben, conoces el carácter de tu madre. Es hostinada y no hay nadie más decida. Se le ha metido eso en la cabeza, no va a parar hasta que lo consiga. —Inej se apartó de su padre para sentarse frente a él. —Cuando estuvimos en Ketterdam no pudimos evitar notarlo, Inej, hay personas que nacen para estar juntas.

—Papá, puede que eso sea cierto pero no significa que vaya a pasar conmigo y Kaz. Nosotros tenemos muchos problemas, muchas cosas que resolver por nuestra cuenta, tal vez cuando regrese sea demasiado tarde. Tal vez ni siquiera este ahí, o yo no esté interesada. ¡O, puedo no volver!

—Eso es una falacia y lo sabes. Vi como se observaban, Inej. La gente como nosotros solo ama una vez en la vida. Y tal vez tengan cosas que resolver, problemas que enfrentar pero si se aman como tu madre y yo creemos… el cielo es el límite.

—Esta es oficialmente la conversación más incómoda y rara que he tenido. Tal vez deba subir a mi barco y volver cuando estén menos interesados en mi vida amorosa. O la falta de ella.

Inej dejó a su padre carcajeándose mientras le recordaba que unos buenos padres suli se involucraban en cada aspecto de su vida, sobre todo en el ámbito amoroso. Pues, elegir al hombre que cuidaría de su hija cuando ellos no estuvieran era crucial en la cultura suli.

Ayudó en lo que pudo tras bastidores, después de esa conversación con sus padres sus ganas de subir a la cuerda desaparecieron. Igual lo haría, no podía perder la oportunidad. Trabajar con sus padres y tíos era un sueño que había tenido por años, no iba a desperdiciarlo ahora por una rabieta.

Se acostó en la playa dejando que sus pies fueran mojados por el mar. Se sentía extraña llevando los tradicionales vestidos suli, creía que era lo correcto si iba a pasar unos días con ellos. Sin embargo, moría por llevar un par de pantalones.

Sobre la arena casi podía sentir a Kaz junto a ella, a él no le gustaba la playa pero si le gustaba hacerle preguntas que la dejaban aturdida en momentos muy extraños.

* * *

—¿Qué hacías cuando vivías en las caravanas? ¿Cuál era tu aporte al acto? —Kaz observaba por la ventana, no llevaba su chaleco y la camisa estaba abierta. Inej no sabía en qué momento había ocurrido aquello, había estado muy concentrada afilado sus cuchillos.

—Caminaba en la cuerda floja, aprendí a bailar en las sedas pero jamás llegué a hacer un acto con ello… era demasiado erótico para mí, al menos eso es lo que decía mi padre —Inej dejó de afilar sus cuchillos y volteó a ver a Kaz—. ¿Por qué quieres saber?

—Me gustaría ver lo que hacías.

—¿Por qué?

—Curiosidad.

—Tu curiosidad suele meternos en problemas, Kaz.

Kaz estaba tramando algo, ella lo sabía. En el último año había aprendido cómo funcionaba la mente de Kaz, jamás estaba quieta y siempre necesitaba algo que hacer. Todo lo que hacía podía tener una segunda intensión, así que él estaba buscando usar esas habilidades para algo.

Aún así, no pudo resistirse ha aceptar hacer una demostración. Desde que llegó a Ketterdam no había subido a una cuerda, aunque si había hecho mucho baile después de eso, comenzaba aborrecer bailar entre sedas, cuando de niña era una de las cosas que más quería hacer.

Kaz lo preparó todo, o tal vez ya lo tenía preparado antes de preguntarle. Fueron junto con Jesper a un salón vacío y destartalado, tenía la cuerda cruzando la habitación y las sedas colgando en medio de ella.

Tuvo que comprobar y ajustar todo de nuevo, no se sentía segura subiendo a esas cosas si no había sido ella misma quién las había preparado. Ketterdam le había enseñando que cualquiera puede matarte en cualquier segundo, esas posibilidades aumentaron en el momento en que se convirtió en la araña de Kaz.

—¿Listos?

—¡Vamos, Inej! ¡Sorprendenos! —Jesper estaba aplaudiendo antes de tiempo, ella le agradecía el ánimo sobre todo porque Kaz parecía que acababa de chupar un limón.

Caminar por la cuerda fue liberador, había cargado con un peso sobre sus hombros que no sabía que tenía. Cuando pasas toda tu vida haciendo algo y luego te lo arrebatan abruptamente, tu imaginación no puede evitar volver a esos días donde todo parecía más sencillo. Esa vez no era su mente jugando con ella, Kaz había conseguido subirla a las cuerdas una vez más y sentía como si todo fuera posible.

Confiando en los ajustes que había hecho, Inej saltó de la cuerda floja a las sedas para comenzar a bailar. Hizo una vieja rutina, una que práctico hasta el cansancio y nunca llegó a utilizar. Disfrutó de la presión de la seda enredándose en sus piernas, la fuerza que ejercían sus brazos y caer hasta ser atrapada por un delgado trozo de tela.

La función terminó con Inej de cabeza, la seda enredándose en una de sus piernas mientras ella giraba lentamente por la habitación.

—¡Eres maravillosa! ¡Te recomiendo que huyas ahora, con este talento puedes llegar lejos!

Kaz observó a Jesper de reojo hasta que se calló, él no parecía feliz como Jesper o impresionado. Solo era Kaz, solo tenía una expresión en su rostro, ya no se molestaba en buscar otras reacciones, sabía que llegarían solas.

—Tal vez tenga un trabajo para ti, Inej.

—Siempre tienes un trabajo para mí, Kaz.

El trabajo no fue fácil pero subir a las sedas sin miedo a que algún cliente se atreviera a tocarla hizo todo el golpe maravilloso. Puede que alguien intentará tocarla después de eso, pero retrocedían al ver a Kaz. Había estado pegado a su espalda toda la noche, aunque ella era capaz de defenderse por su cuenta, fue bueno que ninguno de esos hombres lo haya descubierto, aún tenía un as bajo su manga.

Esa noche subiría a las cuerdas mientras su padre animaba al público. Ahí no estaría Jesper para gritarle lo grandiosa que era, no estaría Nina para asustarse y pedirle que no hiciera una locura así de nuevo; y no estaría Kaz para observarla fijamente mientras apretaba la cabeza de su cuervo con fuerza, nervioso de verla caer. Aunque prefieriese morir antes de admitir aquello.

Continue Reading

You'll Also Like

307K 23.7K 52
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.
289K 19.7K 92
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
2.4M 244K 133
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
501K 68.9K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!