Hawaii Five-0

By abby_julyd

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Five-0 es una pequeña unidad especial de la policía estatal creada por la gobernadora de Hawaii para investig... More

Bienvenido, tengo algo que decirte:
Hawaii Five-0
Capitulo. 1 Aloha (Hola)
Capitulo. 2 El chiste del dia
Capitulo.3 Mea Makamae
Capitulo. 4 Limpio
Capitulo. 5 Ka Iwi Kapu
Capitulo.6
Capitulo.7
Capitulo.8 Del pasado al presente
Capitulo. 9 ki'ilua
Capitulo 10. Desiciones Extremas
Capitulo 11. Pahele
Capitulo 12. La Soluciòn
9/11 Teniente Diane Brighton #NeverForget
Capitulo 13. Mai ka wa kahiko
Capitulo 14. El calculo
Capitulo 15. Cabo Sueltos
Capitulo 15. Cabos sueltos Parte II
Capitulo 16. Uku
Capitulo 17.Kalele
Capitulo 18 Venticuatro Horas (Parte I)
Capitulo 18 Venticuatro Horas (Parte II)
Capitulo 18 Venticuatro Horas (Parte III)
Capitulo 19 Reencuentros (Parte I)
Capitulo. 19 Reencuentros (Parte II)
Capitulo 20 Ua hala
Capitulo 21. Deuda saldada
Capitulo 22. Pāheona Pō (Parte I)
Capitulo 22.Pahēona Pō (Parte II)
Capitulo 23. Ke huli (Parte I)
Capitulo 23. Ke huli (Parte II)
Capitulo 23. Ke huli (Parte III)
Capitulo 24. Punipuni Hou
Capitulo 25. Hana I WaʻIa (FINAL)
ACLARACIÓN O NOTA DE ESCRITORA🤷🏻‍♀️😂
Hawaii Five-0 II
Prologo
Capitulo 1. Ke Ho'ohi'
Capitulo 2. Wahines Akamai
Capitulo 3. Imi Loko Ka 'Uhane
Capitulo 4. Kai e'e
Capitulo 5. Huaka'I Kula
Capitulo 6. Olelo Ho'Opa'I Make
Capitulo 7. O ka ʻimi
Capitulo 8. Aloha, Malama Pono
Capítulo 9. Aloha Ke Kahi I Ke Kahi
Capítulo 10. Nā hoʻohiki
Capitulo 11. Akanahe
Capitulo 12. O Kela Me Keia Manawa
Capitulo 13. Inā wale nō (Parte I)
Capitulo 13. Inā wale nō (Parte II)
Capitulo 13. Inā wale nō (Parte III)
Capítulo 14. He hoʻomanaʻo aneiʻoe?
Capitulo 15. Hoʻomanaʻo a me ka makaʻu
Capitulo 16. Aloha makua a me nā hoʻomanaʻo
Capítulo 18. ʻO ke ola, a me ka hoʻopaʻi make
Capítulo 19. Aloha hou Hawaii
Capitulo 20. Malama Ka Aina
Capitulo 21. O ka Pili'Ohana ka 'Oi
Capítulo 22. Malalo o ko'u malu
Capítulo 23. Ina Paha
Capitulo 24. Kuka'awale
Capítulo 25. Mele Kalikimaka
Capítulo. 26 ka hoomanao ana
Capítulo 27. Pono Kaulike
Capitulo 28. Indelible
Capítulo 29. Pono wau i haʻi aku iā ʻoe
Capitulo 30. Ka manao
Capítulo 31. Oia'i'o

Capítulo 17. Nā mākua a me ke kaikamahine

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By abby_julyd

Si de algo estuve segura toda mi vida, era que yo, no le tenía miedo a nada... Y si alguna vez lo tuve, creo que nunca lo note. Ser militar encamino mi vida hacia un perspectiva donde ser débil o cobarde, estaba totalmente prohibido, por lo que desde entonces, estoy segura, que nunca tuve miedo.

O al menos eso quería creer, pues la Diane que estuvo antes de perder la memoria, era así, esta, no tengo idea porque pero siente miedo, tristeza, a veces rabia, nostalgia, algunas veces sola, y si... Justo ahora, estaba ante lo que seguro seria mi primer acto de cobardía; volver a casa mis padres.

Luego de enterarme que papá y mamá murieron, tío Jhon no perdió tiempo y a los dos días luego de su sepultura, tomamos un avión hacia L.A y desde entonces, yo, Diane Marie Brighton, jamás volvió a la casa de los Brighton en New York. Jamás, por más que tío Jhon me insistía — aun siendo pequeña—, mi respuesta siempre fue no. Por lo que en todos estos años, nunca fui a una de esos recordatorio que le hacia Tío Jhon a papá y a mamá, como tampoco volví a New York, a menos que fuese necesario. Y de ser así, me hospedaba en un hotel muy lejos de Upper East Side.

Y es que ir a terapia con el Doctor Vianne me ha hecho entender que durante años yo no buscaba ser una héroe, busca escapar de todo lo que venía viviendo, que mis misiones eran para demostrarme que no era débil y que la muerte de mis padres solo me hizo más fuerte, que todos mis proyectos, se alejaban de lo que tal vez mamá y papá quería para mí cuando era niña, porque sabía que si lo lograba, ellos no estarían ahí para felicitarme. Así que decidí que era momento de avanzar, que mi vida ha sido un constante huir, y que por primera vez quiero saber que sería de mí, sino fuese la Teniente Comandante Diane Brighton.

La cobardía tenía que llegar a su fin, o simplemente ya murió desde que me subí a mi auto, porque justo estaba frente a la casa, mi casa. No podía negarlo, quería devolverme a mi auto y salir corriendo de ahí, pero todo dentro de mí luchaba por calmarse, sabía que era necesario. Mi corazón creo que no latía, sino que hacia un zumbido de lo fuerte que latía, y es que al subir las pequeñas escaleras de nuestra gran casa dúplex a la que llamábamos "The Arconia", pude sentir ese olor, era lavanda imperial, el aromatizante que siempre le gusto a mamá. Entonces ya no quería correr, solo quería que este nudo en la garganta me dejara respirar bien.

Revise mis bolsillos —Así es, obtuve las llave de la casa desde los 18. Tío Jhon me las entrego con la esperanza de que algún día volviera, sin embargo se las entregue al abogado de la familia quien resguarda todas las llaves de los bienes inmuebles de mi familia y que hace una semana me entrego—, saque las llaves y las introduje en la cerradura, apenas eso dio vueltas y abrí la puerta, sentía un aire cálido en mi cara.

La casa seguía igual, tanto como el día en que la deje; a un lado estaba la sala que mamá tardo tres meses en arreglar y del otro la puerta que da al estudio de papá, al fondo las escaleras y cerca de estas a lo que le he estado huyendo por casi tres décadas. Sin pensarlo camine justo hasta ahí y mi corazón dio un vuelco a verlo, ahí estaba, intacto y precioso, como desde el día en que se creó y entonces de manera involuntaria una lagrima salió de mi ojo y el resto de mi cuerpo solo estaba a punto de sucumbir a tristeza y la nostalgia nuevamente.

Frente a mi estaba el mural que papá había mandado hacer, un recreación de mi primera vez en la playa; a fondo las frondosas montañas de Hawaii y el inmenso mar. Papá me sostenía hacia arriba, yo reía mientras mamá estaba detrás de él riendo por nosotros.

Amaba ese mural, y fue ahí donde estuve las siguientes 48 horas luego de la muerte de mis padres. Recuerdo haber salido un par de horas para sus actos velatorios pero cuando volví, solo tome un cojín y me senté ahí; ahí llore hasta quedarme dormida, intente comer, intente levantarme, pero nada pudo lograrlo hasta que Tío Jhon me tomo dormida y me llevo con el hasta el auto que nos llevaría al aeropuerto y luego a L.A.

Sé que cuando desperté lamente no haberme despedido de Jen, Anita y Kevin (su hijo y mi compañero de travesuras durante el verano en los Hamptons), pero estaba muy triste para poder siquiera mantener ese pensamiento.

— ¡Ah! —Gritaron de pronto y casi por instinto saco mi arma, pero no la traía conmigo— ¡Carajos! ¿Quién demonios es usted y que mierd...? —escuche esa voz, er conocida esa voz detrás de mí; tanto que me hizo escapar de mis pensamientos, enseguida voltee y ella solo abrió sus ojos e intentaba decir algo pero no podía.

— ¿Jen? —dije y ella me sonrió.

Las dos simplemente reímos y fuimos hasta donde estaba la otra y nos abrazamos. Jen era nuestra mucama, pero era mi mejor amiga, con ella podía contar para obtener dulces cuando mamá me los prohibía... Bueno, eso pensaba mi yo de niña, para mí, Jen era mi mejor amiga.

—May, no puedo creer que estés aquí, hace tantos años que no te vemos... bueno, en las noticias has aparecido varias veces, y a mamá la has hecho llorar como seis veces, así que...

—Lo lamento —dije riendo—, es mi trabajo.

—Lo sé, ¿Cómo fue que te convertiste en Marine? ¿Y luego en Agente, y luego en FBI y luego en Policía? —dijo Jen haciéndome reír nuevamente—, vaya eres como Barbie pero de la justicia.

—Es una larga historia, pero si, en eso me convertí.

—Me alegra que estés bien. Jamás olvidaré como lloramos mamá y yo cuando el Sr. Brighton nos dijo que casi morías en Kabul.

—Mmm... Bueno —Vaya, siempre creí que solo le importaba a Tío Jhon— sí, fue un poco duro, pero ya ves. Aquí estoy.

—Lo sé —repone ella con una enorme sonrisa—, tengo que llamar a mamá y a Kevin. No van a creer que estas aquí.

— ¿No están aquí? Creí que aquí Vivian —comente.

—Oh si si, pero mamá a esta hora está en la iglesia y Kevin está en Gazni, resulta que también es militar.

—No puede ser —dije incrédula pero divertida— ¿A que pertenece?

—A la aviación, está feliz. Siempre sabíamos de ti por él y por Jhon. Lamentablemente nunca coincidieron en una misión, pero me dijo que en una oportunidad, luego de estar en Dakka, había oído sobre ti, que eras una leyenda por haber estado en el borde y seguir viva —decía ella con el entusiasmo que un niño le coloca a sus historias, yo solo reí.

—Mmm, pues... Eso son solo cuentos, casi muero ahí, así que ni tanto.

—Pues, estás viva, eso te hace una leyenda. Ahora ven —dice ella y me toma de la mano, halándome hasta la cocina—, quiero saber de ti ¿Cómo estás? Estoy tan emocionada de verte de nuevo May.

—Oye, solo Tío Jhon me llama May ¿Ok?

—Ay por favor May, estamos muy viejas para quejarnos de los apodos ¿O es que acaso no recuerdas que me apodaste "Colmillos" solo porque mordí a Kevin una vez.

—Mmm, si, lo recuerdo... —Respondí riendo. Después de todo mis recuerdos de niña no son tan malos— Supongo que tienes razón, puedes llamarme May, pero eso sí, solo aquí ¿De acuerdo? De esas puertas para afuera soy la Teniente Comandante Diane Brighton, y tengo una reputación que cuidar.

Jen solo rio a carcajadas tomando un vaso y sirvió un poco de jugo de manzana, siempre me gusto. Después de un rato llego Anita; o Ana, como realmente se llamaba, pero papá la llamaba "Anita", quien no paraba de abrazarme y llorar, me conmovía mucho aquel gesto, era muy dulce y pude recordar que aparte de Jen también tenía Anita, que me trataba como a una madre cuando mamá se iba de viaje por trabajo.

Se sentó junto a mí y a Jen en el mesón grande de la cocina y ahí estuvimos hablando un buen rato, hasta que ella se levantó y le pidió a Jen que me llevara a mi habitación pues se dispondría a cocinar, pero antes de seguir con mi camino ella se me acerca de nuevo y me da un gran abrazo "Bienvenida a casa May" dijo ella y yo solo correspondí con un fuerte abrazo, era como si una parte de mi madre siempre vivió con ella.

Anita a pesar de ser nuestra ama de llaves era de las mejores amigas de mamá, siempre estaban juntas en la cocina por horas o si mamá necesitaba ayuda en su nueva colección de ropa ella y Anita pasaban horas en el taller riendo, tomando y escuchando música. Así que Anita, más que nuestra ama llaves, era para mí como una tía.

—Mamá deja de llorar, te vas a deshidratar —dice Jen riendo y ella solo le da una reprimenda, suficiente para que Jen me tome de la mano de nuevo y me hale con ella hasta el salón principal de la casa.

—Que cruel eres —dije.

—Solo la molesto, se cuánto le alegra volver a verte.

Una vez que entre a mi habitación mire a Jen y reí.

—Tenia 11 la última vez que estuve en esa cama, es seguro que ya no quepo ahí.

—Bueno, aun esta la habitación principal, pero te traje aquí porque pensé que querrías volver a verla.

—Lo sé —dije con nostalgia. Pero creo que me quedare aquí, aun no estoy lista para ir a la habitación de mamá y papá—, está bien, me quedare aquí.

—Vale, cualquier cosa que necesites me avisas —dijo ella y se dio la vuelta.

Yo coloque mi pequeña maleta donde había empacado lo necesario para un fin de semana. Mañana y el domingo decidí ir a Los Hamptons después de ir a visitar a mamá y a papá al cementerio. Ahí me encontraría con Tío Jhon, por más que quisiera, no podía hacer esto sola, así que le pedí ayuda. Este enseguida casi llora de la emoción, pero por compromisos y viaje llegara mañana por la tarde.

Mientras esperaba la comida que Anita estaba preparando para nosotras me quede a ver mi habitación. Estaba intacta, bien cuidada y hasta limpia. Parecía que los años no hubiesen pasado por aquí.

Ahí sobre la repisa estaban todas mis muñecas, mi casa, mi casa para barbies y mi escritorio de estudio. Salí por el pequeño balcón que había y ahí seguían mis pequeños muebles, una mesita y sus tazas de café, del otro lado estaba el baúl con cientos de disfraces, sombreros, zapatos de tacón y joyas que le colocaba a mis invitados para que vistieran apropiadamente para mi reunión del té.

Reí cuando vi el sombrero de rosa azul y plumas negras, era el favorito de papá. El mío era uno pequeño muy al estilo inglés de color rosa y con una pequeña malla que caía sobre mi cara. Mamá lo había hecho para mí, lo adoraba.

Ver esto me hizo pensar que tal vez, debía hacer esto antes, en los recuerdos estaban mis momentos felices, y nunca debí intentar deshacerme de ellos, porque justo ahora, aunque me duele esto, no me siento tan mal como pensé.

...

Por alguna razón conciliar el sueño no fue tan imperioso, supongo que después de todo, parte de mí, si se sentía en casa. Así que al despertar, no me sentía tan cansada como lo es lo usual, sentía que había descansado.

En mi baño, donde aún los lavamanos y los retretes estaban hechos para altura de una niña, incluso la bañera y la ducha; fue donde hice mi rutina diaria. Una vez terminado baje y de inmediato me encontré en la cocina con Anita y Jen; las tres nos sentamos a desayunar y charlar como si el tiempo jamás hubiese pasado por nosotras. Nos contamos mil y una cosas, hasta que Anita fue la primera en irse pues según ella tenía que hacer unas compras importantes antes de viajar.

Un rato más tarde Jen también se marchó pues también tenía que irse hacer un par de cosas, al parecer también viajaría, por lo que ya no le podía seguir dando largas, la siguiente fui yo. Tome mis cosas, subí al auto, era momento de después de casi tres décadas ir a visitar a mis padres.

Jamás supe porque pero mi Tío decidió que mis padres estuviesen juntos en el cementerio de Green-Wood en Brooklyn, bueno... Mi tío no decidió que estuviesen juntos, ellos ya así lo habían dispuesto desde que se casaron, pero ¿Por qué Green Wood? Creo que jamás lo sabré.

Me tomo 28 minutos llegar a Green-Wood, y encontrar a mis padres menos de 5. Frente a un Mármol de tonalidades Grises y con letra cursiva que tenía inscrito "Marie Brighton Bouvier (1942-1988) & Jhonatan Brighton Hastings (1940-1988) Amados Padres, hermanos y Ángeles en la tierra".

Aquella tumba lucia tal y como la imagine, tenía flores nuevas, el pasto estaba verde y bonito y en su alrededor todo estaba igual de limpio y bonito. Abajo del mármol había un San Miguel Arcángel y junto a ella una rosa azul, no sabía que significaba pero me acerque a ella, la tome y la olí... Parecía lo más loco del mundo, pero olía exactamente a mi madre. Era solo una niña cuando ellos se fueron, pero mamá tenía ese aroma tan suave y tan dulce que jamás olvidaría, y papá, el siempre aunque estaba vestido de traje tenía un olor a mandarinas, le gustaba que su auto y su oficina olieran así, por lo que por momentos podía sentir aquel olor invadir el lugar.

La brisa era suave pero podía sentirse, y aquel lugar estaba cubierto de un hermoso naranja por el día, y aunque el sol era de media mañana parecía darle tanta vida aquel lugar donde reposaban aquellos que ya no nos acompañaban en esta vida. Coloque las flores que había traído para ellos justo al lado del San Miguel Arcángel, me senté frente a la lápida y procedí a quitarme otra de las cosas que traía para ellos.

Mi identificador en la Marina, aquella placa plateada con mi nombre escrito, el cuerpo al que pertenecía y mi número de ID dentro de la misma.

—Mamá, papá... Yo... Esto es extraño ¿ok? —Dije un poco ¿nerviosa? — Traje esto para ustedes porque siento que en casi treinta años jamás me he comunicado con ustedes, quisiera poder decir porque pero yo... Yo solo nunca supe como sobrellevar el hecho que ustedes se habían ido. Dios... aquello me dolía tanto, jamás entendí porque me sentía tan molesta, sé que nunca estuvo en sus planes dejarme aquí, siendo tan pequeña, pero... jamás entendí porque yo. Esto —deje la placa junto a la rosa azul—, es en lo que me converti, y es lo que soy. Algunas veces me he preguntado si estarán orgullosos de mí, o si los decepcione; creo que jamás lo sabré. Mamá, extraño tus abrazos, tu hermosa sonrisa y aquellas historias antes de dormir; justo ahora que soy una mujer, me gustaría poder tener alguien con quien hablar de algunas cosas, y nadie mejor que tú para ello. Papá, no tienes idea de lo que añore verte en mi primer ascenso, en todas esas condecoraciones. Mi sueño era oírte decir que tu hija era Teniente Comandante de la Marina, verlos cuando 23 de mis huesos llegaron rotos a América... Mamá, papá, los amo. Siempre lo he hecho, y los extraño todos los días de mi vida. Lamento haber querido olvidarlos, pero yo solo no quería seguir sufriendo.

>>Han pasado un millón de cosas, y nunca tuve el valor de hacer esto hasta ahorita. Pero justo ahora que más los necesito, sé que nunca debí alejarme de su recuerdo y que aunque ustedes no están aquí físicamente viven en mi corazón y en cada cosa que hago. Este recorrido llamado vida jamás fue sencillo sin ustedes, pero Tío Jhon se esforzó y mucho; en la marina encontré una fuerza, y un sentido a mi vida. Sé que en parte es por ti papá, porque siempre quisiste hacer lo mejor para los demás, y también por ti mamá, porque soy inteligente y decidida por ti. No habría podido pedir mejores padres, y si eso de otras vidas existe, ahí quiero verlos de nuevo. Los amo.

***
East Hamptons, New York


Recuperarme de aquello fue imperioso, creo que es la tercera vez que lloro tanto en mi vida, pero el alivio que sentía justo ahora no podía si quiera describirlo. Pero sobretodo, algo extraño pasaba, y es que por alguna razón ya no sentía esa soledad que siempre sintió mi alma, sentía que había dos seres más ahí, dentro de mi acompañándome; hacer esto me costó casi treinta años de olvido, pero esta hora que pase frente a la tumba de mis padres me devolvió una parte de mi vida.

Esta vez frente a la gran laguna que había en esta casa de verano de mis padres, recuperaba parte de la paz que había ido perdiendo durante tantos años. Ya podía decir que algunas cosas en mi vida, estaban tomando un rumbo. Aun me confunde cuantos son los años que perdió mi memoria pero si se, que todo aquello que debía resolver y que tanto le di largas iba a resolverlos, era momento de estar en paz con todo y con todos.

—Así que lo hiciste —dijo una voz detrás de mí. Sabía quién era.

—Sí, me tomo mucho, pero creo que era el momento perfecto —respondí sin dejar de mirar a dos garzas que estaban en la laguna.

—Si me muero mañana, me puedo morir en paz —dijo Tío Jhon. Me hizo reír, tanto que quería darle una reprimenda con la mirada pero solo le sonreí.

—Gracias Tío Jhon.

— ¿Por qué? ¿Por darte las llaves de esta casa? —dijo con sorna.

—Por todo —voltee y me acerque a el—, nunca te he dicho cuanto te quiero y cuanto valoro el hecho de que me hayas tomado como una hija cuando mamá y papá murieron.

—Diane, cuando esta familia se enteró que Marie estaba embarazada estallamos en felicidad. Tu padre y yo siempre estábamos tan metidos en los negocios y en hacer dinero que ambos casi se nos pasa el cuarto de hora; afortunadamente Jhonny conoció a Marie, porque si no hubiese muerto, solo y feo —dijo riendo y enseguida yo solté una carcajada—. Yo soy un tipo más difícil así que me costó conseguir a alguien... pero volviendo a lo que iba, cuando llegaste a esta familia, la iluminaste. Nunca había visto a Jhonny llorar de la emoción, nunca hasta que tu naciste, y yo... Woow, no podía creer que era tío, y que había alguien muy pequeñito que un futuro iba a molestarme para que le comprara dulces y para que la llevara al zoológico.

—Oye, creí que te gustaba ir al zoológico —dije riendo.

—No, odio ese olor. Pero lo hacía porque tú lo adorabas, y adoraba verte correr por todo el lugar y luego meterte al serpentario y pedirme con todo tu corazón que te regalara una coral —Y de nuevo se carcajeo—, eras lo más raro y lo más bonito que tenía mi vida. Cuando Jhonny y Marie se fueron sentía que nadie tenía el deber más que yo de cuidarte. No tenía ni idea de que haría o como lo haría, solo sabía que no iba a dejarte nunca, que aunque ellos iban a ser una pieza faltante en tu vida, yo podía al menos medio encajar en ella. Y así lo hice, solo que nunca supe que tan bien lo había hecho.

—Fuiste el mejor, tío.

—Siempre creí que no, es decir... Tú te fuiste a la Marina y creí que estabas huyendo de mí. Luego paso el tiempo y te convertiste en la gran Diane, la Teniente Comandante, alguien que fue a pelear a Irak por el atentado del 9/11 y supe que si tal vez no lo había hecho bien, al menos te empuje a huir a algo que te hizo grande.

— ¿Enserio creías eso?

—Sí, era lo que pensaba. Pero me enorgullecía saber en lo que te habías convertido —dijo y vi como sus ojos se cristalizaron.

—Tío, yo jamás hui de ti. Estaba huyendo de la vulnerabilidad y de sentir dolor. Tú hiciste no solo lo mejor, sino que fuiste más de lo que hubiese podido desear. Sé que papá desde donde esta te agradece que hayas estado conmigo todos estos años. Y yo también lo agradezco. Te amo tío Jhon —dije y me acerque abrazarle.

—May, te adoro. Me has enseñado tanto de la vida, y te admiro tanto, pareces personaje sacado de Top Gun y eres un tanto insoportable cuando te lo propones—Y enseguida reí. No sé porque pero en ese momento a mi mente vino una imagen de un hombre alto, moreno y robusto que con una gran sonrisa me decía "insufrible". No tenía ni idea de quien se trataba pero tenía la corazonada de que se trataba de Hawaii— pero, dios eres fantástica.

—Gracias Tío. No pude haber pedido mejor persona para que recibiera mi bandera cuando muera en combate —dije riendo y él se apartó enseguida de mí.

— ¡Oh vamos! —dijo y se encamino hasta la puerta que daba a la cocina de la casa.

A carcajadas me acerque a él corriendo y le di de nuevo un abrazo, este me susurro un "eres insoportable May" y juntos nos dirigimos hasta la cocina donde nos esperaban Anita y Jen. Ahora entiendo que era ese viaje del que hablaban temprano.

Y también entiendo que sin querer, termine en uno de esos memorials, que le organizaba mi Tío cada año a mis padres. Entonces entendí, que hacer esto podía ser el comienzo para arreglar muchas cosas a las que les había estado huyendo desde hace mucho y que a partir de ahora no iba a parar. Todo absolutamente todo, en mi vida debía estar en orden, y sino, al menos lo intentaría.

Un rato después de estar en el jardín, en unas sillas frente a la laguna con Jen y Tío Jhon contando algunas anécdotas de estos años de mi vida y como Tío Jhon tiene un trauma cada vez que le llaman de un numero internacional; —al parecer siempre pensó que le llamarían para avisarle que yo había muerto— y de como siempre se negó a ir a mis actos de ascenso o conmemorativos en la marina.

—Es totalmente cierto, solo fue al quinto aniversario del 9/11 y cuando comenzaron a conmemorar a los soldados caídos en Irak, se levantó y se fue corriendo —dije entre risas y Jen también comenzó a reír—. Era divertido porque Dan y yo siempre hacíamos chistes sobre él.

—Eso fue cruel May —dijo Tío Jhon tomando de su vaso de whisky.

—Después de eso, siempre me enviaba flores o catálogos de autos de lujos para regalarme uno, pero no volvió a ir a ningún acto.

—Pues era mi manera de decirte que estaba orgulloso de ti, pero que no estaría dispuesto a ver como la posible próxima conmemoración, era la tuya —repuso tío Jhon.

—Ahora entiendo porque jamás quiso ir a los actos de ascenso de Kevin —dijo Jen.

—Sí, ahora que ya lo saben, no tienen que enviarme esas invitaciones de nuevo —Sin duda podía entender que esta forma de hablar mía, que muchas veces parece un desdén venia de familia.

— ¡La cena esta lista! —anuncio Anita y los tres salimos de nuestras sillas como si están tuvieran agujas, y es que la comida de Anita era lo más cercano al cielo que podrías conocer.

Aquella fue algo que jamás podre describir, si bien tenia estos momentos en casa de Dan con su familia; tenerlo con mi propia familia era muchísimo mejor. En esta mesa estaba todo aquello a lo que siempre pertenecí, a mi familia conformada por Jacqueline —Quien llego minutos antes de la cena— y sus hijos quienes hacían muy feliz a mi Tío, a Anita y Jen que siempre fueron parte de esta familia e incluso a Tobey, un Golden Retriever que tenía mi Tío en Francia y que esta vez se trajo Jacqueline.

Esta imagen jamás podrá salir de mi mente, y estoy segura que quiero vivir esto, de ahora en adelante más seguido.

Un rato después de aquella fantástica cena, donde Jacqueline nos contó a todos como se había enamorado de Tío Jhon—Bonita historia. No sabía que Tío Jhon podía ser tan romántico—, estábamos sus hijos y yo jugueteando y corriendo con Tobey, que era cosa más adorable del mundo.

—Oigan chicos, es hora de ir a dormir, mañana partimos muy temprano —Se acercó Jacqueline hasta donde estábamos Henry, Tommy y yo en la grama junto a Tobey.

—Ay mamá —se quejó Tommy el más pequeño—, quiero quedarme aquí con Diane y Tobey.

—Eso suena genial pero creo que tu madre tiene razón. Yo debo volver a Manhattan mañana muy temprano también —le dije al chico mientras Tobey se acercaba a lamer mi cara y yo intentaba esquivarlo.

— ¿Sigues siendo policía? —pregunta Henry.

—Sí, soy policía —respondí y al chico parecía iluminársele los ojos.

—Diane ¿Me enseñarías? Cuando salga de la escuela me gustaría ser policía

—Si quieres a Jhon le dé un infarto —dice Jacqueline y ambas reímos.

—Por supuesto que te enseñare todo lo que necesites Henry.

— ¡¿Y a mí también?! —dijo emocionado Tommy y se lanzó a mis brazos.

—A ti también —dije abrazando al pequeño—. Oigan pueden llamarme y contar conmigo para lo que sea ¿De acuerdo? Sé que estamos un poco alejados, pero si me necesitan, tomare el primer vuelo a Paris y me iré con ustedes.

—Vendrías a golpear a Cris ¿por nosotros? —pregunto Tommy.

—No le digas eso a Diane, ella solo golpea a los malos. Cris es solo un niño tonto —dice Henry y yo no puedo evitar reír.

—A ver, a ver... ¿Quién es Cris y porque necesitan que lo golpee?

—Es un pequeño mal educado que ha estado molestando a los chicos. Hace poco Henry y el pelearon y los suspendieron por eso —dice Jacqueline a modo de regaño.

—Ok, ok... Vengan acá chicos —les pedí a ambos que se colocaran frente a mí—, la violencia nunca resuelve nada ¿de acuerdo? Eso solo denota poca inteligencia, y ustedes son muy inteligentes así que no deben pelearse con Cris de nuevo ¿Me lo prometen?

—Te lo prometo —dijo Tommy extendiendo su pequeño dedo mequiñe?

—Bien hecho. Choquen esos cinco —y entre los tres como si de una promesa se tratara chocamos nuestras manos—, ahora escuchen a su madre y vayan a dormir ¿Si?

—De acuerdo —dice Henry y se despide de mí con un abrazo y más atrás le sigue Tommy.

—Buenas noches Diane —dijeron ambos.

—Buenas noches chicos.

—Te veré adentro luego de que estos chicos se hayan dormido —dijo Jacqueline mientras tomaba de la mano a Tommy.

—Vale.

***

Necesitaba ser sigilosa. Como pude llegue a la habitación de los chicos sin hacer mucho ruido, solo habían pasado unos minutos desde que Jacqueline había salido de la habitación así que podía ser que los chicos aun no estuviesen dormidos.

— ¿Diane? —dijo Henry al verme y yo le hice una seña para que no hablara muy fuerte.

—Sabes, me quede pensando en el tonto de Cris y no puedo dejarlos, que suban a ese avión sin que sepan esto... A ver, levántate —le pedí al chico y este muy emocionado lo hizo, creo que intuía lo que iba a decirle—, si ese tal Cris te vuelve a molestar, tu harás lo siguiente... Estos chicos por lo general son bravucones que no tienen idea de cómo pelear así que presta atención.

Y Ahí estaba yo, dándole una pequeña clase de defensa personal a mi pequeño primo, porque no permitiría que ese tal Cris volviera a meterse con él, además de que lo que le enseñe es básico, y como sé que el chico es un genio, sé que sabrá desarrollar estas técnicas muy bien.

Había hecho un buen trabajo, así que mientras intentaba dejar la habitación, me encontré con que Tío Jhon había estado detrás de la puerta todo este tiempo.

—Ok, en mi defensa, no dejare que ningún bravucón se meta con mis pequeños primos ¿De acuerdo? En primer lugar. Y en segundo, solo enseñe como neutralizarlo, no como matar... A menos que él quiera —dije intentando ser un poco graciosa pero Tío Jhon seguía serio.

— ¿Debería estar aliviado o algo así? Porque no lo estoy.

—Tranquilo Tío, Henry es un buen chico se usara este nuevo poder con gran responsabilidad.

—Dios Diane ¿Qué hare contigo? —dijo este y parecía querer reírse.

—Mmm... ¿Dejarme cuidar a los chicos? En tres semanas ya serian cinta negra en Krav Maga.

—Sobre mi cadáver —respondió este y yo solo reí.

¡¡¡Alohaaaa!!! ¿Cómo están? Espero súper bien.

Si, ya se... Ha pasado mucho tiempo, peeeeero, yo supongo que ya ustedes deben estar acostumbradísimos. So... Con respecto a estos capítulos, quiero confesarles que no tienen idea de cómo he disfrutado escribirlos, es la primera vez desde que escribo a Diane que me meto realmente en su mente, en sus sentimientos, a veces sentía que ni yo podía cruzar esa barrera y yo la cree, por lo que estos capítulos significan mucho para mí.

Y es que hasta esa frustración de no poder describir lo que exactamente ella sentía me la disfrute.

Estos capítulos son para aquellos que más allá de Five-0 están aquí por Diane, porque esta es su historia, o mejor dicho conocer a los Five-0 es parte de una época de su historia, así que espero lo disfruten.

Como siempre mil gracias porque casi semanal me siento a ver los comentarios, los votos y como agregan mi novela a su lista de lectura, y ustedes más que nadie saben lo que eso significa para mí.

So... Como siempre...

Mahalo por leer :*

Con Amor D.A Blaez.

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