DELÍRIUM

By JorgeMoonRodriguez

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Pepe y sus amigos, viven en la indigencia, limpiando los vidrios de los automóviles e intentando sobrevivir... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
FINAL

Capitulo 36

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By JorgeMoonRodriguez

Y justo cómo se había planeado, la boda sería ese mismo día.
Todo estaba siendo bastante apresurado y sencillo.
Doña Evangelina ni siquiera invitó a sus amistades.
Prácticamente sería la familia y el servicio.

Era evidente que a la viuda no le convenía, que este evento se hiciera del conocimiento público.

—¿Solamente somos nosotros?.— Cuestionó Pepe al no ver mucha concurrencia.

—Ay hijo ¿Pero para que quieres más gente aquí? Además, tu ni siquiera conoces a nuestras amistades. Creo que hacer la boda algo familiar, estuvo muy bien.
Por cierto, te ves guapísimo con este traje.— La viuda se acercó a Pepe y le acomodó el moño.

—Si... Gracias... Oiga ¿A que hora bajará Brandon? Ya lleva mucho tiempo en su habitación y... Tengo miedo de que ya se haya arrepentido.— Pepe estaba algo confundido y triste. La boda debía empezar justo al medio día y ya era pasado de la una.

—Tranquilo mi amor, lo que pasa es que mi Brandon está nervioso. Pero para nada que se arrepintió. No pienses en eso tontito, ahorita te traigo al novio.— La viuda le dio un beso en la mejilla a Pepe y salió rápido al cuarto de su sobrino.

Mientras tanto, Pepe iba por un trago y era alcanzado por su amigo el chacal.

—Quién iba a pensar que hoy sería tu boda. Yo siempre creí que te casarías conmigo.— Soltó el chacal mientras bebía de su copa.

—Tu nunca fuiste alguien de compromisos. Lo único que te gustaba de mi, era las folladas que me dabas. A ti nunca te interesó ser mi novio de verdad.— Respondió Pepe mientras se servía un trago.

—Buen punto, yo no soy un hombre de compromisos. Yo solamente quiero follar y follar y pasármela bien. Aunque cambiando de tema... Tengo un mal presentimiento de todo esto. ¿Por qué Brandon adelantó la boda? ¿No se supone que era en un mes?.

—Si... Pero... ¿Para que esperar? Los dos nos amamos y pues... Mejor así las cosas.— En el fondo, Pepe también seguia dudando, pero quería mantenerse tranquilo y dejar atrás esas ideas de lo repentino que era todo.

—Pues no sé, a mi me sigue pareciendo extraño todo esto. También la actitud de la momia esa, todo parece tan sospechoso.— Añadió el chacal.

—Pues a mi no me parece nada raro. Y no ofendas a doña Evangelina, ella ha sido muy buena conmigo. Ella es cómo la madre que nunca tuve y... Confío mucho en ella.

—Pues, espero que no te arrepientas. Porque a mi, nadie me quita de la cabeza que esa vieja no es de fiar. Presiento que esa bruja trama algo, y pues si, a la mejor me equivoco al pensar así, pero... Ojalá no resulte cierto.— El chacal se sirvió más vino y luego se alejó, dejando a Pepe con más dudas de las que ya tenía.

Mientras tanto...

Doña Evangelina llegó a la puerta de la habitación y abrió con furia.

Brandon estaba acostado mirando hacía el techo.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo?. — Cuestionó la viuda a su sobrino.

—Acostado ¿Qué no ves?.— Respondió sin ganas.

—No me colmes la paciencia, que sabes bien a lo que me refiero.

—No voy a bajar, si eso era a lo que venías. Decidí que se cancela la boda.— Dijo tranquilamente.

—Ah ¿Ahora es así? ¿Te sientes con las suficientes bolas para retarme?.

—Sip, y también le diré toda la verdad a Pepe, no me importa si me dejas sin dinero, ni herencia o si me cierras todas las puertas. No voy a mentirle a alguien tan noble y bueno cómo Pepe. Se acabaron tus chantajes querida tía, incluso le dije a mi novia que se fuera de la ciudad. Ahora ya no tienes poder sobre mi, se acabó todo.— Sonrió Brandon.

Pero doña Evangelina soltó una carcajada y comenzó a reír como loca.

—Ay mi amor, te felicito. Por fin usaste las únicas dos neuronas que tienes en esa cabecita. Me alegro mucho por ti querido, ¿pero sabes algo? Estás a años luz de ser superior a mi. Tu solamente eres una cara bonita y nada más. Yo soy la que ha controlado tu vida desde siempre, porque tu jamás has sido capaz de distinguir la derecha de la izquierda. Sin  mi nunca has sido nadie, ni lo serás. Porque yo logro que todos hagan exactamente lo que yo quiero, así como tu lo hiciste y como lo seguirás haciendo. Yo soy el maestro de la orquesta, recuerdalo siempre. Nadie toca sin que yo lo autorice, grabatelo bien.
Porque aún siendo mujer, yo he sabido llevar los pantalones de esta casa y de la vida de todos los que me rodean. Algo que un niño imbécil cómo tú, jamás haría ¿Y sabes por qué? Porque eres un mediocre, un cretino sin aspiraciones, un inútil que no sirve para nada, y así será siempre.

—Por eso he decidido que acabará todo hoy.

—No, no, no mi amor. Las cosas se van a terminar cuándo yo lo diga, y cuándo yo lo quiera. Ahora, por tu bien, baja para realizar tu boda con el mugroso ese.

—¡No! Te voy a demostrar que no soy un cretino, ni un mediocre. Voy a armas un escandalo y todos sabrán quien eres en realidad.— Brandon estaba a punto de irse, pero la viuda lo detuvo.

—Te voy a responder a una pregunta que me has estado haciendo tan insistentemente. Antes de que hagas una tontería, deberías escucharme.

—Di lo que quieras, pero eso no cambiará las cosas. No más chantajes, no más.— Brandon se iba ya, pero de pronto...

—¿Sabes dónde está tu hermanita?.— Preguntó doña Evangelina, y Brandon se detuvo en seco.

—No, no te has atrevido, dime que no.

—No, no me he atrevido, pero me voy a atrever si no haces exactamente lo quiero.

—¡Es tu sobrina, maldito monstruo!. — Le gritó Brandon.

—¿Y que? Ya deberías saber que yo no caigo en sentimentalismos estúpidos. Cuándo se trata de dinero, nada ni nadie está por encima de ello. Soy capaz de matar a quién sea por un billete. Imagina que fui capaz de matar a mi propio marido.

—¿Entonces si fuiste tú?.

—Si, fui yo. Y de paso también a mi cuñado, y si tu supieras a quién mas asesiné. Pero bueno, esa es otra historia para otro momento. El caso es que, ahora que sabes todo esto y que la vida de tu hermana corre peligro, no te conviene retarme o hacerme enojar. Así que te doy una última oportunidad para que bajes y te cases con la chusma asquerosa de Pepe. Anda mi amor, y por favor, lavate esa cara, porque se te ven hinchaditos y rojitos tus ojitos. Anda mi bebé, te espero mi guapo bebé de mamá. — Doña Evangelina le dio un beso en la mejilla.— No tardes mi amor, todos te estamos esperando. Y no olvides que te quiero.— Sonrió la viuda.

Brandon se quedó ahí de pie  y en shock. ¿Con que clase de monstruo había estado conviviendo todo este tiempo?. Pero sabía que tenía que obedecer o su hermana Martina sufriría las consecuencias.

Doña Evangelina bajó muy sonriente y se acercó a Pepe.

—Tranquilo mi amor, ya viene el novio, no te desesperes. — Sonrió la viuda.

—¿En serio? Creí que ya no bajaría.

—Ay, no seas iluso. Mi Brandon sería incapaz de dejarte plantado. Así que, mejor ve a tu sitio para empezar... Ah, espera.— Doña Evangelina sacó una hoja y se la extendió a Pepe.

—¿Que es esto?.— Preguntó en chico.

—Ay, no es nada importante querido. Pero necesito que lo firmes. Es por si algo te llega a suceder, nosotros podemos hacer uso de tu dinero para salvarte.— Argumentó la viuda. — Es solamente una pequeña formalidad que ya se hizo costumbre entre la gente de alcurnia cómo nosotros.

—Ah ¿Eso es un poder, cierto?.

—Ah... Este... Bueno... Si, lo es. Pero es para asegurarte mi amor, no sabemos lo que te pueda pasar en el futuro. Solamente es para protegerte a ti y a mi Brandon.

—Con todo respeto doña Evangelina, no considero importante firmar algo así. El licenciado Rodriguez se va a encargar de todo por si algo me pasa.— Sonrió Pepe y doña Evangelina le devolvió la sonrisa.

—Tienes razón querido, pero sinceramente yo no me confiaría mucho de ese licenciado de cuarta. Que no se te olvide que nos estafó y se quedó con todo nuestro dinero, pero bueno, al final tu decides.

—Gracias por entenderlo, ahora si me disculpa, voy a ocupar mi lugar para la boda y a esperar a su sobrino.— Pepe dio media vuelta y se fue a su asiento.

Mientras tanto, doña Evangelina ardía de rabia, pero no lo dio a demostrar.

—Maldito basurero muerto de hambre, todo tu dinero será mio, quieras o no. De eso no hay duda, aunque no me firmes este poder, te voy a dejar en la calle, maldito, mil veces maldito. Voy a disfrutar quitarte todo y verte sufrir, maldito miserable. Te voy a pisar cómo a una cucaracha.— La viuda arrugó el papel entre sus manos y se fue a sentar.

Los poco invitado estaban a a la espera del novio.
Pepe permanecía atento a la escaleras para ver bajar a su futuro esposo.
La ornamenta de la mansión era sencilla, ni siquiera parecía una boda. Más bien parecía una fiesta cualquiera y solamente menos de diez invitados estaban reunidos.

Brandon no tardó en bajar, muy guapo y radiante en su traje negro, que hacía resaltar sus ojos claros.

Pepe sonrió al ver a su futuro esposo y se puso de pie para recibirlo.

—Creí que no bajarías.— Soltó Pepe mientras lo tomaba de las manos.

—Perdón, es que estaba muy nervioso y bueno... No quería preocuparte.

—Está bien, lo importante es que ya estás aquí. — Pepe le dio un beso corto a su novio y el juez les indicó que la ceremonia ya debía comenzar.

Mientras tanto...

El jardinero estaba en el portón, cuidando la entrada y vigilando a los invitados, hasta que...

—Ya estoy aquí. — Lo sorprendió Brenda.

—Creí que no vendría.

—Pues ya ves que si. Ahora, dejame entrar porque necesito detener esa boda. No puedo dejar que mi bebé se case con otro hombre ¡Eso nunca!.— Chilló la chica.

—Pues adelante, tenga esta invitación. — Sonrió el jardinero y le entregó un sobre que al parecer, el mismo le había robado a doña Evangelina.

—Gracias guapo, eres un amor.— Brenda le dio un beso al chico y decidió entrar a la mansión.

Mientras tanto...

—Estamos aquí reunidos, para dar fe y legalidad a este matrimonio que aquí se va a celebrar.— El juez ya había comenzado la boda.

Pepe y Brandon estaban frente a frente, tomados de la mano y sonriéndose uno al otro, listos para jurarse amor eterno, al menos de lado de Pepe.

—Por tal motivo, tenemos a Brandon y a José para que con el poder que me otorga el estado, puedan unir sus vidas en matrimonio, para amarse, respetarse y ser dignos ciudadanos formando una familia.
Así que daré paso a unirlos legalmente en legítimo matrimonio. Y por ello preguntó...

—¡Alto!.— Gritó Brenda, atrayendo la mirada de todos los presentes.— Mi Brandon no se va a casas con un maricón. Él se va a casar ¡Conmigo!.— Gritó.— No me importa si tu tía la loca
me lo quiere impedir, por favor Brandon, no te cases, yo te amo.— Brenda se arrodilló y comenzó a suplicarle a su novio.

Mientras Pepe se mantenía quieto, viendo con coraje como su boda era arruinada.

—Brandon ¿Qué significa eso?.— Preguntó Pepe.

—Nada Pepe, no significa nada.— Una lágrima rodó por la cara de Brandon mientras veía a su novia suplicarle no casarse.

—¡Largate de aquí!.— Doña Evangelina intervino tomando a la mujer del brazo y casi arrastrándola fuera de ahí.

—¡Sueltame bruja!.— Gritó la chica intentado soltarse.

—No te voy a soltar hasta que te largues de mi casa, bandolera.

La viuda llevó a la chica hasta al patio de la casa y la arrastró.

—¡Suelteme!.— Se soltó del agarre.— Bruja desgraciada.

—Escuchame bien maldita, no te atrevas a arruinar esto o soy capaz de matarte, puta.— Amenazó la viuda.

—¿Me está amenazando?.

—¡Si idiota, te estoy amenazando! Te lo estoy diciendo directamente. Te voy a destripar cómo te vuelvas a acercar aquí, ramera.—
La chica chilló, dio media vuelta y se fue.— ¿Y tú?. — Señaló la viuda al jardinero.— ¿Por qué dejaste entrar a esa zorra? ¿Quién te dio permiso, pelagatos?.

—Es que ella tenía invitación, y usted me dijo que dejara entrar solamente a invitados, y eso hice.— Se excusó el jardinero.

—Pues no sé, siento que hay algo extraño en todo esto. Para empezar, porque yo tenía contadas las invitaciones y que yo recuerde, a esa imbécil yo jamás le di una. Pero mejor, cierra la reja con candado y no dejes entrar a nadie más.

—Si señora.

Doña Evangelina dio media vuelta y entró de nuevo a la mansión para seguir la boda.

Mientras tanto...

Pepe y Brandon seguían de pie frente al juez, esperando por la tía Evangelina. El silencio era algo incomodo porque Pepe presentía que algo más estaba sucediendo, y en ese miento, supo que había hecho bien al no firmarle el poder a doña Evangelina, y ahora dudaba que todo fuese real.

—¡Por favor, continuemos!. — Exclamó la viuda apenas entrar.

—Dime si en verdad estás seguro de casarte conmigo, por favor.— Pepe comenzó a llorar mientras indagaba sobre la verdad.

Brandon lo miró con los ojos enrojecidos y por un momento estuvo tentando a decir la verdad, pero recordó el peligro que corría su hermana.

—Pepe, yo te voy a demostrar que te amo. Y lucharé por hacerte feliz, día a día.— Respondió el chico con el corazón destrozado, sabiendo el enorme daño que le causaría a Pepe.

—Gracias mi amor.— Pepe se abalanzó sobre Brandon y le dio un beso.

—Deberíamos proseguir, por favor. — Interrumpió doña Evangelina.

Y efectivamente, la boda continuó y está vez sin ningún contratiempo.

—Por el poder que me otorga el estado, los declaró oficialmente, una pareja unida y establecida.— Concluyó el juez.

Pepe y Brandon se miraron y nuevamente se dieron un beso, sellando su amor.
Al fin, doña Evangelina sonrió porque ya se había salido con la suya.
Ahora, todo el dinero podía pasar a sus manos.

—¡Felicidades mis amores!.— Doña Evangelina corrió a abrazar a los novios. Era obvio que estaba feliz, pues después de esto, ella podría tener poder sobre la fortuna de Pepe. Pues sin que el chico se diera cuenta, incluyó una cláusula dónde la familia del novio, podía tener también poder sobre la fortuna del novio.

—Gracias doña Evangelina, ahora si seremos familia.— Pepe estaba feliz, sin saber todo lo que le esperaba.

—Si... Familia, claro... En fin, pasemos al comedor. Por favor señor juez, si gusta acompañarnos a comer.

—Si, muchas gracias doña Evangelina.

El teléfono de Pepe comenzó a sonar.

—Mi amor.— Se dirigió a Brandon.— Voy a responder esta llamada y ahora te alcanzo al comedor.

—Claro, como tu digas.

Brandon se adelantó, dejando a Pepe en la sala para tomar la llamada.

Hola.

—No te cases Pepe, por favor. Ya lo pensé bien y no quiero esperar a tener pruebas contra doña Evangelina.

—Lo siento...

—Entiendo... De todos modos, haré lo posible por demostrar la culpa de esa anciana. Ya estoy terminando de recavar las pruebas. Solamente me faltan unas ultimas y listo. Te voy a demostrar la clase de víbora con la que has estado conviviendo Pepe. De verdad espero que para eso no sea tarde.

—Pues, ahorita doña Evangelina parece feliz por la boda y está tranquila... No sé que vaya a hacer después.

—¿Hiciste lo que te dije sobre el poder?.

—Si, no lo firmé.

—¿Y cómo lo tomó?.

—Pues... Parecía un poco molesta, pero después de se le pasó.

—Ten cuidado Pepe, puede estar planeando otra cosa. En verdad temo por ti, porque te haga algo. Debo confesarte que le tengo mucho miedo a esa mujer, porque es capaz de lo que sea.

—Gracias por todo... Y... Bueno, espero verte después de que llegue de mi luna de miel.

—Como desearía ser yo quien te lleve a esa luna de miel. Desearía ser yo quien te haga el amor y tomarte entre mis brazos.

—Disculpa... Tengo que irme, adiós.

Pepe colgó cerró los ojos por un momento.
Había tanta confusión en él, y ahora reflexionaba si había sido buena idea casarse con Brandon.

Pero pronto tuvo que salir de su trance, pues doña Evangelina lo interrumpió.

—Querido, los invitados te están esperando en la mesa, y no es muy cortés hacerlos esperar. Deberías atenderlos porque yo tengo que hacer una llamada, anda querido.— Dijo la viuda.

—Si doña Evangelina, muchas gracias. ¿Y usted a donde va?.

—Ah... Es que... Yo tengo que hacer una llamada a mi amiga Rebeca y a otras de mis amistades. Necesito contarles sobre lo magnífica que fue la boda.

—Ok, la esperamos también.

—Si hijo, gracias.— Pepe se marchó, y la viuda se cercioró de que el chico ya no estuviera cerca para realizar la llamada.

Mi doña ¿Qué milagro que recibo una llamada de usted?.

Dejate de idioteces y dime ¿Cómo está mi sobrina?.

—Pues, casi no quiere comer y se intentó escapar.

—Bien, quiero que la retengas ahí, al menos hasta que me vaya a Europa.

—Nos vayamos ¿No? Porque yo también quiero  viajar a las Europas esas que tanto cuentan.

—Ah... Si querido, seguro. Por cierto... Antes de irme... Digo, antes de irnos, hay que matar al licenciado Rodriguez, que no se te olvide.

—No mi doña, se lo prometo.

—Bien, además, quiero que llames a la agencia por lo del auto. Cuándo Pepito vuelva, se lo voy a regalar. Le regalaré un auto deportivo, pero con el pequeño detalle de que tendrá los frenos cortados. Quiero que ese mugroso maldito se muera.

Uy, que malvada eres mi muñeca.

—No me llames así, piojoso.

—Uy, está bien mi doña.

—Bueno, me voy.

—¿Y que? ¿No me va a mandar un besito?.

—No, adiós.

La mujer colgó y sonrió. Las cosas estaban comenzando a salir exactamente como ella quería.

—Ahora, tengo que hablar con la maldita bandolera esa.— Dijo refiriéndose a la pelos.

Así que tomó su teléfono de nuevo y volvió a marcar.

Buenos días doctor.

—Buenos días doña Evangelina ¿A que debo su llamada?.

—Ah, no es nada importante realmente. Pero me gustaría hablar con la pelos, ¿Está lúcida?.

—Si, claro doña Evangelina, enseguida se la paso.

Doña Evangelina esperó unos minutos, hasta que la misma Pelos le respondió.

—Maldita bruja ¿Qué es lo que quiere?.

—Ay querida, que modales tan feos tienes. Yo que si me acuerdo de ti, y quería saber ¿Como te encontrabas?.

—Dudo mucho que usted quiera saber si en verdad me encuentro bien.

—Ay, la verdad es que si, tienes razón. Me importa una mierda lo que te suceda. Bueno, en realidad no tanto, porque si me gustaría que te cuides ahora.

—¿A que se refiere?.

—Ahorita te cuento, primero lo primero. ¿Que crees maldita piojosa? ¿Que crees que sucedió hoy?.

—No estoy para juegos, maldita momia polvorienta.

—Ay, yo quería jugar un ratito y divertirme un poco con tu desgracia, pero ya que te haces la difícil. Resulta que adelanté mis planes y justo hace unos minutos, finalizó la boda de Pepe el basurero y mi Brandon. Legalmente ya están casados y juntos, algo que tu no pudiste lograr, loca del demonio.

—¡Le juro que no se va a salir con la suya!.

—Ay mi amor, pero sí ya lo hice, ya me salí con la mía. Y ahora ni Pepenatas, ni nada me van a detener. Toda la fortuna de tu amigo, legalmente ya es mía y ¿Si sabes lo que sigue no?. Pues si no lo sabes, te lo digo; voy a dejar a tu amiguito en la miseria, tal y cómo estaba antes... Oh, espera, recordé que ya decidí asesinarlo antes de irme lejos de aquí con todo su dinero. Le voy a regalar un auto sin frenos, y cuándo menos lo piense ¡Bomb! Pepito terminará estampado contra una pared y muerto o lisiado, lo que sea.

—¡Maldita bruja desgraciada, te odio!.

—Me vas a odiar más después de lo que te voy a decir.

—¡Dejame en paz maldita, dejame en paz!.

—No te voy a dejar en paz, porque me regocija tu sufrimiento y me da vida. Pero en fin, no quiero alargar más esta conversación ¿Recuerdas que te violaron?.

—Cómo olvidarlo, si usted fue la maldita bruja que organizó todo.

—Ay claro, el merito es todo mio. Y no sabes como lo disfruté, aunque me hubiese gustado que no salieras viva, pero ni modo. Dios no me concedió esa gracia, pero bueno, a lo que iba. El caso es que, en esa violación, tu resultaste embarazada ¿Que tal?.

—¡¿Que?!.

—Si maldita, estás preñada. Pero tranquila, no tendrás que cargar con el pecado, porque yo te voy a liberar. Así que no te preocupes por en bastardo que vas a tener.

—¡No maldita bruja, tu no vas a tocar a mi bebé, prefiero que me mates, pero no te lo voy a dar!.

—Mala suerte querida. Resulta que en Estados Unidos, hay una pareja que no ha podido tener hijos, y pues les dije que acá hay una loquita embarazada que no puede cuidar a su bebé. Así que hicimos negocios y pues, me van a dar una fuerte cantidad de dinero por tu bastardito.

—¡No, no, no, no te lo voy a permitir, bruja maldita!.

—No me importa si me lo permites o no, ya lo hice. Así que cuándo esté en el mediterráneo, tomando mi piña colada, recibiré en mi cuenta ¡Medio millón de dólares! ¿Como ves?.

—¡No se cómo, pero te haré pagar por esto, maldita anciana!.

—Ay, ya te estás alterando, así que te dejó. Adiós loquita, y cuidate mucho para que entreguemos a tu bastardito, sano y salvo.

Doña Evangelina colgó y sonrió de oreja a oreja.
Las cosas estaban yendo bien para ella y quizás, se saldría con la suya.

—Doña Evangelina, la estamos esperando.— La interrumpió Pepe.

—Ah... Si, claro querido. Vamos, no hagamos esperar a la gente.

—Si, gracias doña Evangelina.

— No agradezcas mi amor, sabes bien que yo te amo cómo si fuese tu madre ¿Lo sabes, verdad?.

—Si, y se lo voy a agradecer toda la vida.

—Ven aquí querido, dame un abrazo para seguir celebrando todas las cosas buenas que nos están pasando.

La viuda abrazó a Pepe, poniendo cara de asco sin que el chico se diera cuenta.

Al parecer, las cosas no podrían terminar bien para Pepe.

Continuará...


El jardinero

El Chacal

Lic. Rodriguez

Brandon

(Ya todos recatados porque no quiero que me caiga la ley de Wattpad)

Gracias a quienes me siguen y una disculpa por la tardanza.
Este es el capitulo más largo de la novela y pues me costó bastante escribirlo. De todos modos, espero que les guste.

Gracias de nuevo y recuerden que se acerca el final.
❤😇😇😯😯






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