Entre mis brazos poseo a Nicolás rendido, con su cachete presionando mi pecho.
Con dedos temblorosos acaricio su cabello.
Para que negarlo, estoy que muero de nervios, su mirada me penetra hasta lo más profundo de mi ser. Mi ritmo cardiaco no es normal, la sala se siente asfixiante.
Mantengo la mirada en cualquier lugar de la habitación.
—Estoy siendo paciente, te estoy dando tiempo a que me digas.
Su tono de voz denota que realmente le cuesta mantener la calma.
Lo miro por unos instantes, la tristeza y el enojo opacan sus pupilas.
—No tengo nada que decirte Ower.
Suelta una risa sínica.
—No seas estúpida, ni te la des en víctima. No supe nada de ti en tres años, en tres malditos años.
En esos momentos simplemente lo deje hablar.
"Te busqué, juro que lo hice. Siquiera tomaste un peso de la cuenta por estos años. ¿de qué vivías? ¿De que mantenías a mi hijo? Porque también es mío. No porque seas su madre te da derecho a ocultarme su existencia, fuiste y eres egoísta. Me robaste tres años de su existencia, y eso jamás te lo perdonare, me volví loco al saber de qué habías mudado a otro país. ¡Estabas embarazada por el amor de Dios! Nunca pensé que harías eso".
Dolió, realmente arde lo que acabo de escuchar.
—¿Terminaste?
El nudo en mi garganta, solo me permite decir esas palabras.
—Claro que no he terminado. Quiero decirte tantas cosas, pero para este tipo de situaciones, no existen palabras, que describan y expliquen a la perfección mi estado en este momento.
Estoy tan llena de impotencia, que exploto.
—Puedo ser lo que quieras, me importa poco lo que pienses de mí ahora, solo quiero saber ¿qué era lo que querías?
"Sabes todo lo que tuve que aguantar, personas desconocidas acampando fuera de mi casa, todo por querer una exclusiva con la ex esposa del magnate hotelero, mi salud mental estaba en juego, no podía dormir, no podía comer, si quiera podía respirar en paz. Sentí tanta decepción cuando me enteré que no estabas, ingenua al fin. ¿Sabes porque no tienes idea de la existencia de nuestro hijo? Te lo dejare de tarea, porque no vale la pena hablar con una persona tan poco pensante y la cual se hace la víctima, sal de mi propiedad. Si no lo haces llamare a la policía. ¡Largo de mi casa!".
Deje fluir todo lo que sentía, no me di cuenta que eleve la voz hasta que los gritos de Nicolás captaron mi atención.
Lo acurruco entre mis brazos pidiéndole disculpas por despertarlo.
Las lágrimas se amontonan en mis ojos, pero no permito que me vea llorar. Me levanto del sillón, camino hacia la habitación de mi hijo para calmar su angustia.
—Lo siento amor, mami no quiso asustarte, shhh, tranquilo amor.
Me toma como veinte minutos calmarlo y otros veinte en dormirlo.
Pensé que me complicaría la vida dormirlo, pero agradezco al cielo que pude lograrlo.
Este día, ha sido difícil, literalmente estoy drenada.
En sentido emocional estoy hecha un asco y físicamente estoy peor.
Me quedo unos momentos observándolo dormir tan pacíficamente, me siento responsable de que no tuviera una figura paterna sus primeros tres años, todo hubiese sido tan diferente.
No es que me queje, amo cada momento, pero en parte no sé qué hubiese pasado si me hubiera quedado.
Trato de convencerme que cada decisión que tome fue la mejor para nosotros.
Aunque por ahora, mis pensamientos sean una tormenta. No encuentro la manera para reaccionar, más bien ignoro la solución para tomar esta situación en estos momentos, en los cuales estoy poniendo en tela de juicio cada paso que di.
No puedo evitar llenarme de tristeza mientras no despego la vista de su rostro.
—Todo lo que hice, fue por tu bien y tu seguridad. Nunca actué de manera egoísta, tampoco te robé tres años de tu vida sin tu papa.
Sorbo mi nariz, limpio el rastro de lágrimas de mis mejillas.
Realmente estoy cansada.
No tengo las fuerzas necesarias para afrontar, me alejo de la cuna de Nicolás.
Por inercia voy a la sala, y me encuentro con Ower de pie.
—No quiero discutir, por favor, quiero que te marches. No puedo...
Mi agobio es tal que mis palabras son simples susurros, solo quiero acurrucarme entre mis colchas, llorar hasta el punto de quedarme dormida.
Por unos instantes me permito flaquear, y la angustia sale desmesuradamente.
Es demasiado, el estrés acumulado, trabajar tantas horas extras para poder cumplir esta semana, la reunión que se aproxima, la intensidad de tener fuerzas para pasar tiempo de calidad con mi bebe.
Tener un niño de tres años el cual posee un rendimiento que vale por mil, no es fácil, ellos no entienden cuando estás cansado y un "no puedo jugar" no lo van a entender por más que trates de explicárselos.
Por la sencilla razón de que son niños.
Levantarme todos los días a las cinco de la mañana para tener todo listo antes de las ocho, ser madre y padre, cumplir con los pagos de las facturas, había situaciones que no podía dormir porque Nico tenia temperatura y esto automáticamente me quitaba el sueño.
No me quejo, juro que no me estoy quejando por la situación, mi hijo vale cada uno de los esfuerzos que hago. Sin embrago, hay un punto en el día que me cuestiono si estoy siendo una buena madre.
Simplemente me rebase...
Como se atreve a decirme, toda esa basura sin pensar en todos los sacrificios que tuve que hacer. Cada lagrima derramada por la presión que tuve que aguantar, no me limito al decirle que salga de mi casa.
—Por favor, vete.
Me encamino a la puerta para que mis palabras sean decisivas. Ower me sujeta por el antebrazo.
—Ali.
No le permito que diga más y me deshago de su agarre.
—Entiende, necesito que te vayas, tu presencia en estos momentos no me hace nada bien.
De pronto todo dejo de tener sentido, tengo tantas ganas de llorar, siquiera trato de controlarlas.
—He tratado de ser amable, de tragarme todo. No colaboras en la cuestión.
Su figura se hace borrosa por las lágrimas.
—Sal.
La voz sale quebrada. Abro la puerta, y lo veo pasar por esta. No lo miro cuando la cierro y me sostengo de la misma. Mis piernas fallan y me dejo caer.
Aguanto la respiración y paso mis manos por mi pecho y cuello para tratar de liberar la presión, no es suficiente para sentirme bien.
Cubro mi rostro y dejo salir todo ese peso que haba dentro.
Me siento tan indefensa, sola y triste.
—Estoy aquí amor, está bien llorar.
Sus palabras me hacen sentir tan protegida que simplemente me deshago en su abrazo, permito que me mantenga a camino evitando que me derrumbe.
—Mami, Sabes que él no tienes razón ¿verdad? ¿Me crees mami?
Digo entre lágrimas.
—Si mi amor, claro que te creo.
Escuchar eso me alivio en gran manera.
Apoyo mi cabeza cerca de su cuerpo, mientras acaricia mi pelo. Mi madre coloca su palma sobre mi hombro, mientas con la otra acaricia mi pelo. Con su afecto me hace sentir que no estoy sola y que de esta puedo salir, aunque caiga mil veces
Me sostengo de ella, porque en estos momentos lo que quiero es que me mantengan de pie, ya que he cargado con tanto y realmente no se ahora mismo donde estoy parada.
A ver mis amores mucho tiempo sin estar por aquí espero que todas estén bien. He estado unos días escribiendo este capitulo y no sé si realmente salió como esperaba, pero me gusta como quedo. Estaré escribiendo la parte b de este capitulo y en cualquier momento lo subiré, gracias aquellas personas que han esperado por mi, y espero que me den su punto de vista del capitulo.
Sin mas que agregar, se les quiere y espero que disfrutaran del capitulo