Sumisa ©

By Nicolebrayden

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Libro 1 Sumisa: Seduciendo al dragón rojo. #SAGAMENTIRAS Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el ba... More

Sinopsis
Trigger Warning
Multimedia
Prefacio
Prólogo
1| Falso.
2| Encuentros a medianoche.
3| Normas.
4| Objetivo.
5| Hacia un lugar inesperado
6| Bajo tierra
7| La hija y el culpable.
|8| Mamá.
9| Desterradas.
10| Elixir.
11| Un enemigo común.
12 | El nuevo órden.
13| Dvenadtsati.
14| Vuelta a casa.
15| Castigo.
16| Mentiras.
17| Salvado.
18| Esperanzas y miedos.
19|Prueba nueva.
20| Corazón, pobre corazón.
21| Cabos sueltos.
22| Sospechas.
23| Oral.
24|Fiesta.
25| Señuelo.
26| Escape.
27| La llave.
Nota
28| Centro de investigación
29| Regreso a casa.
30 | Confesiones.
31| Castigo.
32| Crimen.
33| Regalo.
34| Despedida
35 | Enemigos
36 | Adiós
37 | Infiel
38 | Nuevo líder.
39 | Disfraz
40 | Pastel
41 | Fiesta
42 | Olvido
43 | Entregada.
44 | Explicaciones
45 | Olvidada
46 | El hombre de ojos grises.
47 | Virginidad.
48 | Claridad.
49 | Fiesta del té.
50 | Intento de robo.
51 | Su regreso.
52 | División.
53 | Enfrentamiento.
54 | Corazones rotos.
55| Madre.
56 | Conexión.
57 | Compartir.
58 | Fresas con nata.
59 | Visitas inesperadas.
60 | Malentendido.
61 | Promesa.
62 | Heredero.
Extra: Pasado
63 | Ana.
64 | Pesadillas.
65| Falso pretendiente
66 | Nuevos problemas.
67 | Enemigos aliados.
68 | Anticonceptivas
69 | Violación.
70 | Tumba.
71 | Muere, pero hazlo.
72 | Vínculo de sangre.
73| Cobarde.
74| Liberación.
75 | Adiós
76 | Regreso.
77 | Reencuentros
78 | Mentiras hechas realidad.
79 | Veneno.
80 | Deseos prohibidos.
81| Secuestro.
82 | Nueva amenaza.
83| Novia políglota.
84| Compañero de baile
85| Callejón.
86| Corazón roto
87| Guardaespaldas
88| Regreso inesperado
89| Planes en acción.
90| Enfermera
91| Trampa
92| Adicción
93| Caprichos
94| Di Angelo
95 | Unidos por el pasado
96 | Desastre
97| Amores
98| Tablero de ajedrez
99| Juegos
100| Súplicas
101 | Preparaciones de guerra.
102 | Vendida.
103| La reina del veneno
104| Sobreviviendo
105 | Dos almas unidas
106 | La verdad.
107 | Mentira.
108 | Ahora y siempre
109| Un futuro juntos
110 | Procedencia
111| Encuentro
112| Catorce millones en la ciudad del amor
113| El ojo del huracán
|114| Secuestro y Abandono
115| La casa de verano
116 | Pérdida
117| Cuñada.
118| Nuevos senderos
119| Solo
120| Viejos amigos
121 | Liberada
122 | Rota
123| Sentimientos encontrados
124 | Una sonrisa
125| ¿Amor paternal?
126| Separados
127 | Unión
128| Adiós.
129 | Beso.
130| Solo esta noche.
131 | Venganza
132 | Ring
133| Árbol genealógico
Extra: Dia de la madre.
135| Sexo por teléfono.
136 | Ataque.
137| La luz al final del tunel.
138 | Pídele perdón por mi
139| 50 crucifijos.
Grupo de lectura.
140 | Rescate
Extra: Primer beso.
141 | Sacrificio.
142 | Rehén.
143 | Las sombras y el pequeño demonio.
144 | Amor
145 | Criatura
146 | Confesión.
147 | Despedida
148 | Rutina.
149 | Viva o muerta.
150 | Memoria.
151 | ¿Separación?
152 | Repartición.
153 | Secretos.
154 | Besos bajo las estrellas.
155 | Papá.
;

134 | El plan de Cole.

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By Nicolebrayden

"Un buen líder sabe cuando retirarse y cuando regresar, ese es su más valioso don"

Volamos en aviones privados durante tres días diferentes. El último día es hora de nuestro viaje. Cualquiera pensaría que me he vuelto loca al traer a Ámber conmigo, pero dejarla sola de nuevo no es una opción. Sus llantos cuando volví tras el ataque a la ruleta y mi encuentro con Alex todavía martillean mi cabeza.

No le gusta estar lejos de mí, así que no tengo opción. Tampoco será un ataque a gran escala, por lo que en realidad no hay problema. Amber mueve sus pies, balanceándolos hacia adelante y hacia atrás. El helado que devora como si fuera el último en el mundo. Todavía recuerdo la videollamada que tuve que realizar con Vincent porque no creía que estaba viva.

El imbécil de Massimo le causó demasiados traumas. Más de los que ya tenía. Su nombre cruza mi mente. Él es el siguiente en mi lista de asesinatos a cometer, cuando acabe con la R.R el siguiente en perder su cabeza será él.

— Mamá, quiero ir a la playa.

Asiento.

Sebastian la mira con una sonrisa en su rostro, es su vigilante, es lo mínimo que puede hacer tras lo que le hizo a Alice. Ni siquiera le estoy dando un sueldo. Aunque él ha comprado los tres aviones en los que viajamos en vuelos intermitentes.

Camille suspira desde su lugar, la veo lidiando con mensajes y demás. Me doy cuenta de que ella odia estar al mando tanto como yo.

— Mamá, ¿cuando vamos a ir a visitar a mi papá?

Escupo toda el agua que estaba consumiendo. Sebastian me mira, extrañado.

— ¿Tu... padre?

— Massimo — dice, arrastrando sus palabras, como si estuviera cansada de decirlo.

Camille me extiende un pañuelo que tomo para luego devolvérselo.

— Ámber, ya te dije que Massimo no era tu padre.

Ella dibuja una mueca en su cara, idéntica a la que pongo cuando tengo un plato con brócoli delante.

— Sí es — insiste en un tono de voz alto.

Camille ríe a carcajadas desde su asiento, la veo asomar la cabeza por encima del respaldo y extender la mano para chocarla con la de Ámber.

— Adoramos a ese mafioso italiano, y nadie cambiará ese hecho.

Debo tomar una bocanada de aire y calmarme. Ámber me mira, desafiante.

— Está bien, como quieras.

— ¿Y cuando lo veré? Dijo que iba a comprarme un castillo.

— ¿Ah, si?

— Porque soy una princesa.

Sus palabras no están lejos de la realidad. Ámber lleva en sus venas sangre de los Romanov, de alguna forma somos parientes lejanos aunque los exámenes no son nada concluyentes. Ella tiene sangre imperial rusa corriendo por sus venas.

— Yo te compraré un castillo, no necesitas nadie más que a mamá.

Ámber duda, pero asiente finalmente. Camille me mira una última vez y vuelve a su lugar. Siento que el alma se escapa de mis pulmones a cada suspiro que doy. Esta niña va a volverme loca en busca de un padre inexistente.

— ¿Mamá, te vas a casar con Massimo?

Muerdo mis labios.

— Ámber te compro lo que quieras si dejas de nombrar a Massimo.

Su mirada se ilumina al escuchar las palabras mágicas — está bien, más tarde te digo, mamá — dice, sentándose en el asiento para darme un beso en la mejilla.

La veo acomodarse en su lugar, darme la espalda y dormirse en menos de cinco minutos.

— Tiene tu carácter... — canturrea Camille.

— ¿Sabes dónde acaban los que tienen la lengua tan larga?

— ¿Con Massimo? — se burla.

— Camille — gruño.

— Acéptalo, estamos a favor de Massimo. ¿Tu viste sus tatuajes? Su cabello oscuro, sus ojos...  es el cielo.

— Escuché que tiene esclavas sexuales — interrumpe Sebastian, ya harto de ver las alabanzas lanzadas hacia él por Camille.

—¿Dónde puedo apuntarme?

Río ante su comentario, Sebastian resopla — ¿de verdad serías esclava de ese tipo? Pensé que te había gustado Beau.

Mis ojos se giran hacia ella. Camille sonríe anchamente, revoloteando sus pestañas se gira para mirarme. Está un asiento más adelante.

— ¿Ese rubio guapo de la última vez está soltero?

Me cubro con la manta para ignorarla, Camille me pega en las piernas con su mano, intentando llamar mi atención.

— ¡Oh, vamos, no es justo! ¡Por lo menos dame su número! ¡Se hizo el estrecho conmigo pese a que le regalé un tanque!

Con sus quejas y protestas como sonido ambiental, me quedo dormida.

🥀 🥀 🥀

Ámber se ha quedado a cargo de Sebastian y un equipo de hombres especializado para ella.

— Apuesto a que Luzbel también está bueno.

— Camille — le pido.

— Lo siento, la soltería me tiene mal. Además, el otro día leí uno de esos libros eróticos de tu estantería y no he podido borrar esas imágenes de mi cabeza.

Nos encontramos encima de un volcán que podría entrar en erupción en cualquier momento, preparándonos para atacar el círculo de Luzbel, pero Camille no puede hacer otra cosa que preguntar por hombres.

— Te daré el número de Beau si te callas de una vez.

— Trato.

Intento calmarme, Zack, a escasos metros de distancia, se ríe de mí. Hunter no se atreve ni a mirarnos porque se avergüenza de la sucia boca que tiene Camille.

La puerta de piedra en la entrada al Círculo se abre, los primeros hombres salen, seguidos por el gentío habitual después de que realizáramos peleas clandestinas en el ring de fuego. Los recuerdos llenan mi mente, desconcentrándome por un momento. Dejamos que los asistentes se marchen, esperando a los último para poder atacar.

Antes de que los guardias se adentren, el primer equipo, los ataca, logrando inmovilizarlos con mi nueva invención. Una suave sustancia capaz de dormir un caballo, indolora pero persistente.

— Vamos — ordeno.

Todos se levantan. Hombres y mujeres preparan sus armas. Somos un pequeño ejército vestidos de negro capaces de acabar con todo. Bajo la colina de rocas y pequeños ríos de lava hasta llegar a la puerta. Preparo mi pequeña pistola en la que he invertido largas noches hasta perfeccionar su velocidad, todo para este día. Los hombres en la entrada se encargan de ir repartiendo las pequeñas pistolas a todos los asistentes.

No quiero matar a nadie, así que la primera opción es dormirlos. En caso de no ser posible, tienen vía libre para matarlos.

— Reducidlos a todos — ordeno a través del transmisor.

Junto a Camille somos las primeras en introducirnos dentro del círculo de fuego, paso la mano por los pasillos de piedra, puedo sentir el latente calor del interior. Recuerdo que trabajábamos en crear un buen conducto de ventilación para las largas noches de verano.

Como es de esperarse, el primer equipo armado llega hasta nosotros. Camille prepara sus manos, salto por encima de los hombres tras apoyarme en ella. Disparo a dos de ellos, durmiéndolos en el instante. Otros tres se me resisten. Camille, pero, ha logrado dispararles antes incluso de que se dieran la espalda.

— Es una pena que no pueda matarlos — se lamenta.

Ruedo los ojos. Poco a poco aquellos que han ido reuniéndose en el interior de la cueva. Observo mi mano, donde antes estuvo el anillo de Alex ahora descansa el anillo otorgado por mi madre. Debo demostrar que soy la dueña del círculo.

Si Bella hubiera conservado el suyo, también lo tendría en mi poder. Aunque de alguna forma acabó en manos de Camille. Ese tema todavía me molesta.

Avanzo hacia las escaleras. Sin demasiado tiempo para bajar tantos metros a pie, lanzo en el techo las púas de metal conectadas a mi cinturón a través de unas resistentes cuerdas de hierro elásticas y tras asegurar la cuerda, empiezo el descenso hacia abajo. Camille por su parte, activa el escudo que diseñé para ella. La veo deslizarse por las escaleras. Parece estar surcando las escaleras de piedra.

Una vez abajo, tiro de las púas para guardarlas de nuevo en el cinturón. La forma en la que se encogen formando un círculo de metal brillante y encajando como un simple complemento bajo mi ombligo me hace sentir un poco más cerca de quien solía ser.

Los primeros tipos se acercan. Dudan al verme frente a ellos. No los reconozco, y ellos, al no reconocerme a mí, dan la voz de alarma. El primero se lanza por mí, pero uno de mis hombres lo intercepta. Los veo forcejear, hasta que finalmente consigue dispararle. Orgullosa, sigo avanzando.

Conozco de sobras todo el terreno, he entrenado por meses junto a los míos. Así que Zack y Hunter tienen armas especiales. Francotiradores diseñados para alcanzar la velocidad de un arma real, con agujas capaces de traspasar casi cualquier material existente. Ellos serán los que cubran nuestras espaldas. Un pequeño grupo se queda en la entrada. Los otros avanzan. Zack y Hunter se preparan para empezar el ataque. Camille se dirige hacia otra sala con un pequeño grupo. Y me quedo en medio del caos, esperando por Luzbel mientras me distraigo con algunos de sus hombres.

Algunos de ellos se atreven a venir contra mí, aquellos que logran pasar el perímetro de seguridad que Zack forma a mi alrededor, son recibidos con alguna de mis llaves. Empiezo a formar una pila de hombres a mis espaldas. Mis brazos se cansan cuando ya he reducido a más de la mitad. Estoy ahorrando fuerzas, porque en los años pasados a su lado, Luzbel fue el único capaz de vencerme.

Ahora no es de ese modo, muchas personas han arrastrado mi orgullo por los suelos. Pero de errores de aprende. No quiero volver a rebajarme por nadie.

Un tipo se acerca, la furia corre por mi sistema recordando a Jass. Así que tal vez por eso rompo mi propia norma y tuerzo la pierna del tipo que intenta atacarme, tomo su muñeca para girar su cuerpo y estamparlo contra el suelo, logrando que el sonido resuene con fuerza.

Tres disparos detienen mi diversión. Se una patada empujo el cuerpo del tipo dormido hasta encontrarme a Luzbel sin camisa frente a mis ojos. Su cabello negro oscuro me recuerda al de ese estúpido mafioso italiano. Recordando que todos compartimos el mismo destino tiempo atrás la idea de que ellos sean familiares no es tan alocada ahora. Excepto por el hecho de que Luzbel tiene ojos azul cielo.

— Я бы узнал угодно.

*Hubiera reconocido esos ojos en cualquier sitio.

Odio el acento ruso en cualquier persona que no sea Alex. Pero debo reconocer que Luzbel logró atraerme en su momento.

Igual que él ha hecho conmigo, le respondo en el idioma que más detesta.

— El ángel viene a cazar al demonio.

Luzbel extiende su mano, sus marcados músculos se mueven bajo la piel sudorosa de sus brazos. Con un solo gesto él detiene a sus hombres, hago lo mismo con los míos. Apenas elevo mi mano todos se detienen, los únicos que no abandonan su posición son Hunter y Zack. Ellos nos siguen con las armas en alto apuntando a la cabeza de Luzbel.

Camille aparece tras reducir a los hombres de una de las salas. Adoptando su papel, hace una reverencia hacia nosotros a nuestro paso. Luzbel masculla en ruso la palabra "шлюха", se traduciría como puta.

Ella, en situaciones normales hubiera cortado la cabeza de Luzbel, pero no queríamos una rebelión de sus hombres, no queremos una rebelión ahora.

— Я думал, ты погибла

*Pensé que estabas muerta.

— Era la dueña de este lugar — le recuerdo — diría que me parezco al ave fénix, ¿alguien alguna vez ha conseguido derrotarme?

—  Тебя стоило убить еще при рождении.

*Debieron matarte el día que naciste.

Sonrío en cuanto veo frente a nosotros mi tan esperado lugar favorito. Solíamos cazar a pederastas y ponerlos en este lugar para que se mataran unos a otros. Al que quedaba en pie, lo lanzábamos al mar de lava que existe bajo el ring de piedra suspendido solo por una base rocosa.

Puedo sentir el olor de magma quemando las rocas al pasar por debajo. Observo el río de lava bajo nuestros pies, a tan solo ocho metros de distancia.

— Дамы вперёд, дорогая.

*Primero las damas, querida.

Como le odio. Camino hacia el círculo de piedra. Camille gruñe hacia Luzbel cuando el me sigue. Sus hombres se mueven hacia el lado donde él se posiciona. Recogen el puente de madera ante la atenta mirada de todos.

— Но без оружия, только при помощи рук

*Sin armas... con los puños.

— Como en los viejos tiempos.

— El ángel no me atacaría de esta manera, a su propio círculo al que abandonó, prefiriendo a la perra de Bellamy.

Hago un puchero, empezando a despojarme de todas mis armas. Empiezo con la pistola — ¿el pobre bebé no pudo arreglárselas sin su mamá?

Lo siguiente de lo que me libro son de mis cuchillos. Mis pistolas son lo último. Abro mis brazos para demostrarle que me encuentro despojada de todas mis armas.

— Bien.

— Bien.

Luzbel corre en mi dirección sin previo aviso, pero lo esperaba, porque es conmigo con quien entrenaba y ese hecho no puede cambiarlo. Concentro la fuerza en mis manos, las apoyo en el suelo y salto por encima de él antes de que logre llegar a mí. Giro mi cuerpo antes de caer y resbalar por el suelo de tierra. Luzbel queda algo anonadado, pero se repone con facilidad. Al darse la vuelta vuelve a por mí. Su primer ataca es un puñetazo que logro esquivar.

Mi golpe va directo a sus costillas, escucho el ruido de una de ellas al romperse.

— ¿No pudiste haber venido a por mi? — gruño, sintiendo cómo la ira se desliza a través de mis poros.

Luzbel toma mi mano, deteniendo mi próximo puñetazo. Sus ojos azules me fulminan.

— ¿Cómo iba a saber dónde estabas? Tuve noticias tuyas cuando ya eras la dueña del círculo de agua. Además. ¿Para qué? ¡Nos abandonaste! — ruge, empujándome y propinándome una patada en mi costado izquierdo.

El golpe me deja sin aire antes de tirarme a varios metros de distancia, en el borde del ring. Todo porque no he tenido tiempo de prepararme para el dolor que vendría, de nuevo sigo siendo demasiado débil. Escucho el murmullo ahogado de mi gente a mis espaldas. Luzbel luce demasiado decepcionado, pero a la vez veo el dolor en él.

No puedo juzgarlo.

No fui una buena líder pese a prometerle permanecer junto a él, le abandoné.

Trago el nudo en mi garganta y vuelvo a levantarme.

— No necesitabais una líder incapaz de racionalizar, Luzbel. Era inútil — confieso.

— Ты сейчас сам ведёшь себя как клоун.

*No tanto como lo eres ahora.

Trago el nudo en mi garganta. Le ordeno a mi cuerpo que se levante. Vuelvo a ponerme de pie pese a que pongo una mano en mi estómago para aliviar el dolor.

— Solo hay una forma en la que salgas vivo de aquí, Luzbel, debes perder.

— No vendrás a decirme lo que tengo que hacer después de abandonarme como un sucio perro.

Humedezco mis labios. Vuelvo a mi posición inicial. Él ríe al verme preparándome. En métodos de pelea, antiguamente no habría hecho falta un gesto como este en mí. Pero estoy en desventaja pese a mi entrenamiento.

— Si quieres morir, entonces muere.

Una sonrisa cruza mi cara.

No moriré. No puedo morir cuando queda una guerra por librar. Si esto me trae a reunir a los míos de nuevo, entonces pelearé hasta quedarme sin fuerzas. Necesito salvar a tantos como pueda, mi equipo no puede quedar atrás. No puedo abandonarles pese a que ellos quieran resistirse, lo hice una vez. Los dejé atrás antes, no sucederá ahora.

Luzbel se prepara para venir a por mi otra vez. Nos miramos antes de atacarnos de nuevo, tomo su primer golpe en mi estómago, más no el segundo. Con su muñeca en mi mano giro todo su cuerpo. Lo dejo de espaldas en el suelo y con ayuda de mi pie, descoloco su hombro. Escucho los jadeos de su gente, opacados por los aullidos de triunfo de Hunter. Camille tiene que callarlo.

Retrocedo un par de pasos. Esto no será suficiente, pero le enseñará que no he venido a jugar. Luzbel se levanta con una mueca de dolor dibujada en todo su rostro.

— ¿De verdad quieres morir?

— Inténtalo, lo único que harás es quemarte con mi fuego.

Hunter aplaude de nuevo, Camille enreda su brazo alrededor de su cuello y logra callarlo. Ella sabe lo que intento evitar.

Esta vez no voy a detenerme. Tomo impulso antes de darle más tiempo. Luzbel intenta pararme con su mano buena, no lo logra, salto sobre su rodilla, clavo mis uñas en sus hombros y lo hago girar para tirarlo al suelo. Escucho sus gruñidos, cuando una vez inmovilizado, empiezo a darle puñetazos hasta que siento el ardor en mis nudillos.

Tengo que acabar esto antes de que los suyos empiecen a ir contra los míos. Quiero evitar muertes innecesarias. Así que enredo el cinturón alrededor de su cuerpo, engancho las púas en el suelo y lo lanzo hacia el mar de magma.

Tengo que clavar mi pie en el aparato que sostiene a Luzbel en el aire para evitar matarlo por accidente. Mi risa es lo primero que se escucha en el silencio del lugar.

— ¿No te dije un día que lograría tirarte?

— ¡Te voy a matar! ¿Me oyes? ¡Cuando suba te asesinaré!

Sus hombres, entre ellos muchas chicas jóvenes, empiezan a arrodillarse en el suelo mientras su antiguo líder profana mi nombre tanto como puede. Los hombres son los siguientes en empezar a rendirse. Hunter les saca el dedo, lleno de sorna.

Algunos de los miembros, ante el gesto de Hunter, intentan moverse, provocando que suelte momentáneamente el único objeto que mantiene con vida a su líder. Luzbel, desde abajo, maldice mi nombres por quinta vez. Solo puedo reírme más alto.

— ¡Suplícame, perro!

— ¡Vete a la mierda!

— Bien — acepto, vuelvo a soltar un poco más la cuerda.

— ¡Maldita loca!

— ¡He dicho que me supliques!

— ¡Está bien, joder! ¡Sálvame!

— ¡No te escucho!

— ¡Sálvame, maldita sea!

Todos los del círculo de fuego que todavía no se habían arrodillado lo hacen. Dándome a entender que pese a todo, todavía me recuerdan.

🥀🥀🥀

— Este es mi despacho — murmura Luzbel a unos metros de distancia de mí.

— ¿Tuyo?

— Oh, vamos.

— ¿Tuyo? — repito, elevando mis cejas.

— Hasta le puse cortinas — se queja.

Rio por lo bajo e intento calmarme.

— No estaremos mucho tiempo aquí, de todas formas.

Camille gruñe cuando Luzbel entra primero.

— Quédate fuera — le ordeno a Camille.

Luzbel saca la lengua, arquea las cejas y le cierra la puerta en las narices. Creo entender que ha olvidado demasiado rápido su paseo por la muerte.

— ¿Y bien, cuales son sus planes, majestad?

— Os moveréis todos hacia un lugar destinado. Entonces atacaremos la ruleta.

— Te volviste loca.

— No, de hecho tengo todos los planes en marcha. Solo que en medio camino, me acordé de los rezagados.

Veo cómo sus ojos se oscurecen, pero intento verme indiferente. No puedo mostrarme débil pese a que sean ellos.

— Estamos trabajando en muchas cosas aquí actualmente, no puedo solo irme. Además, tengo pactos con alguien importante a quien no puedo fallarle.

— Tú te has vuelto loco — gruño, sentándome en la mesa.

Bell suspira y se deja caer en una de las butacas de cuero cercanas a la mesa.

— Hablo enserio. No puedes solo venir y pedirnos que nos larguemos a todos contigo. 

— Lo estoy haciendo — recalco.

— Ángel.

—¿Ya no soy la perra?

Ambos nos miramos, desafiantes. Le veo acomodarse en el asiento, buscando la forma de explicarme aquello por lo que está pasando.

—  ¿Has oido hablar alguna vez de la sangre dorada?

— No — niego.

— Es capaz de regenerar cualquier veneno en el cuerpo.

— Lo dices por algún motivo en especial, imagino.

— En realidad te estaba esperando, tu posees esa sangre y yo la necesito para curar a alguien.

La idea de que Luzbel se haya encaminado en el mismo viaje de Bellamy no resulta tan descabellada ahora.

Mis cejas se arquean — pero no vas a decirme a quien.

—Obviamente, no.

— Es alguien a quien necesitas

— Puede.

— No te daré mi sangre.

— Seguiré tus ordenes si haces eso por mi.

— Estaba dispuesta a asesinarte, no he venido a por un trato.

— Sigo con vida.

—  Hasta que el resto de mis hombres rodee este lugar, si.

— Es para Aleksey.

Mi mente recorre a gran velocidad a través de mis recuerdos hasta llegar al dueño de ese nombre, el novio de Bellamy se llamaba así. Aunque solo logré verlo un par de veces, no era demasiado afín a él, siempre preferí la compañía de Cole. Fue como un hermano mayor para mí en muchos sentidos.

Por otro lado, no supe de él después del intento de asesinato de Bellamy.

—¿Ese día estaba con ella?

Luzbel se levanta, se acerca hacia una estantería llena de vinos. Destapa uno con cautela, sirve el contenido en dos copas para acercarse a mí y entregarme una.

— Eres una mujer inteligente, imagino que pudiste ver que no fue un simple ataque.

— Quién sabe.

También traía un veneno en su cuerpo. Ese día querían asesinar a quien estaba allí a toda costa, tal vez incluso planearon mi asesinato.

— Imagino que sabes dónde esta.

— Imagino que Aleksey la está buscando, porque le hicieran lo que le hicieran, no fue él quien la traicionó ese dia. Recuerdo que su obsesión con ella era demasiado turbia.

Aunque en ese tema no puedo opinar. Alex es peor que nadie.

— ¿Dudabas de él?

— ¿Quien más lograría acercarse tanto a ella como para dispararle en la cien?

Luzbel suspira, cualquiera que sea los problemas que tuvieran no quieren matarse, y ella está bien, pero él no. Esa es la conclusión a la que puedo llegar.

— No fue él, también sufrió en ese ataque.

La persona que salvó a Aleksey, dejó atrás a Bellamy. ¿Fue Luzbel quien decidió ignorarla por el odio que le tiene? Sea cual sea el motivo de su repentina amistad con el ex novio de Bellamy, no creo poder dejar morir alguien importante para ella. Le debo el favor de haber cuidado a Ámber el tiempo que estuve ausente, ahora que ella no está debo cuidar de los suyos también.

— Asi que quieres mi ayuda para salvarle, ¿cuanto tiempo lleva envenenado? No es fácil conseguir sangre de ese tipo, a estas alturas debería estar muerto.

— Su hermana tiene el mismo tipo de sangre, pero es demasiado para ella. Ya no puede soportar más transfusiones y nos ha sido imposible conseguir una cura.

Ignoraba que tuviera una hermana.

Hago una mueca — si acepto, vendrás conmigo sin hacer preguntas.

— ¿Alguna vez he hecho preguntas?

— Y voy a necesitar una muestra de su...

El me entrega un frasco con sangre en el interior.

— ¿Porque no viene el mismo?

— Siempre lo odiaste, ¿me equivoco?

Aleksey, todavía debe recordar la vez en la que intenté asesinarlo porque creí que trabajaba con la ruleta.

Poco hombre, cobarde.

Luzbel lee la expresión en mi cara.

—¿Ves?

— Como sea, necesito un laboratorio, y aquí no lo tengo.

— ¿Quien dice que no, ya no recuerdas todas las mierdas que creabas aquí?

— ¿Quieres que trate un envenenamiento en estado grave de avanzado con... ese equipo?

— Me tendrás que dejar salir de tu escondite, entonces.

— Una vez estás dentro nadie sale, ya te lo dije.

— Excepto tu.

— Yo soy la excepción a todo.

— ¿Que tal si el viene a la isla?

—¿Para luego salir? Ni de coña, no confío en ese hijo de perra.

— Nunca confias en nadie.

— Eso me ha mantenido viva.

Luzbel ríe. Lo examino atentamente mientras acabo la copa que me ha ofrecido.

— Perdona que me ría, pero las noticas de Francia han sido interesantes últimamente, sobretodo ese anillo de catorce millones.

Presiono mi mano alrededor de la copa, rompiéndola en pedazos. La sangre de mi herida se mezcla con el poco líquido que contenía.

— Perdón, pero podrías tener a ese tipo haciendo el trabajo sucio por ti.

— ¿Quien dice que no lo tengo haciendo el trabajo sucio por mi? Mientras yo me preparo, él está destruyendo diferentes bases de la ruleta, fijando el enemigo en otro lugar, no esperarán mi ataque por la espalda.

— ¿Porque me cuentas tus planes?

Observo mi teléfono — ya te tengo rodeado, puedes buscar una solución o bien morir con los tuyos.

— Te veneran, pero estás loca

Sus palabras me desconciertan, no he escuchado a nadie venerándome jamás.

— No me venera, me tienen miedo, precisamente porque estoy loca.

Luzbel suspira — te traeré lo que quieras, solo hazlo aquí.

—¿Para que luego me asesines?

— Por favor, Ángel, jamás haría algo así.

— ¿Que tal si vuelvo en unos días?

— Bella te odiaría si se entera de que pudiste salvar a su amado y te negaste.

— Bella está muerta

— Ambos sabemos que no es así.

Chasqueo la lengua y me levanto en busca de algo con lo que limpiarme.

— Esta bien, está bien, me quedaré, pero quiero tu anillo.

Luzbel lo extiende en mi dirección

— Eran cuatro, ahora tienes dos en tu posición.

Sonrío al saber que es de ese modo. Coloco el anillo en mi mano libre e intento limpiarme con la toalla que él me entrega.

— Rush Parker tiene una copia de este.

— Cole le dejó esa base... quién sabe porqué.

— Y decidiste respetar sus deseos.

— Después de esta conversación, me hago una idea, la verdad. Así que si, decidí respetarle.

— ¿Compartirías esa idea conmigo?

Los ojos de Luzbel brillando con curiosidad.

— No — admito.

Con una sonrisa, Luzbel observa cómo me coloco el anillo que el tenia en su poder junto al de mi madre, con ese son dos los que poseo, Camille tiene otro, Hyung debe tener en su posesión el ultimo pero no tengo intención alguna en quedarme con sus territorios así que está bien. Solo he venido hasta aquí  porque este lugar me pertenecía.

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YA SABEIS QUE SUBO SIEMPRE VIDEOS EDUCATIVOS. 🥰

ESPERO QUE ESTE CAPÍTULO OS GUSTE, YA CASI SE ACABA ESTA NOVELA.

QUÉ NERVIOS PARA EL FINAL.

OS AMO MUCHO.

ATT: NICKY 💋

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