Esperaba que la discoteca, siendo una discoteca nocturna, estuviera cerrada. Sin embargo, Pool empuja la puerta que cede sin ninguna dificultad bajo su manaza. Dentro tampoco está oscuro, los focos parecen encendidos, demasiado blancos para mi gusto, pero al menos sirve para calmar un poco los acelerados latidos de mi corazón.
Porque es una idea molesta y aterradora, pero no me abandona. Si Pool fuera el asesino (o el cómplice de Jimmy), me estaría metiendo en la boca del lobo. Nada, absolutamente nada, los pararía si yo me metiera voluntariamente en una trampa. ¿Por qué iban a hacerlo?
Ya me ha visto demasiada gente con ellos, sería ponerse la soga al cuello, incluso el jefe de la policía sabe que represento a Burnside. Sería un suicidio, sí, pero parece que a esta gente las consecuencias les importan poco y una vez que esté muerta de nada me sirve que se haga justica... La justicia se hace por los vivos, la venganza por los muertos. Y no quedaría nadie dispuesto a vengar mi muerte, seguro.
La idea me hace parpadear un poco. Hace dos años de la muerte de mi padre y desde entonces me he sentido desamparada cada día de mi vida. Él era mi protector, siempre amenazaba a los chicos con los que salía y me acompañaba cuando salía tarde de la biblioteca por quedarme estudiando y cosas así. Hacía que me sintiera pequeña incluso después de los treinta y era algo que solo le permitía a él. Lo echo de menos.
Cojo aire un par de veces mientras sigo a Pool por la discoteca. Si tuviera que describir el sitio con rapidez diría que es una mezcla del bar de Hijos de la Anarquía y el Lux de la serie Lucifer. La discoteca está perfectamente separada en dos ambientes, que se ven a la perfección desde la entrada.
Llegamos por el primer piso, lo que significa que hay otro debajo y uno más encima, que he visto desde fuera. A ambos lados de la entrada hay escaleras que descienden hacia la discoteca y pasarelas laterales que llevan al espacio superior. La discoteca inferior es un espacio enorme, bien iluminado, con sofás de aspecto elegante ocupando todas las paredes laterales y rodeando mesas cuadradas y un gran espacio central delante de la barra para hacer de pista de baile. La pista en sí misma también es enorme.
Pool, sin embargo, ignora la discoteca inferior y me lleva por una de las pasarelas laterales al espacio superior. Aparta una cinta de terciopelo para que pase. En una discoteca normal esto sería la zona VIP, pero no es una discoteca normal, es el cuartel general de la banda más peligrosa de la ciudad. Así que la parte superior está destinada a ellos.
Hay una serie de mesas de billar en el centro y una barra más pequeña a un lado. Aquí los asientos son todos sillones y las mesas redondas. También hay una serie de barras para bailar en ellas que me hacen sonrojarme, colocadas sobre plataformas. El balcón deja ver desde la mitad de la discoteca hasta la entrada y se extiende más allá. La parte de la banda es incluso más grande que la inferior y tienen una vista privilegiada sobre esta. Unas gruesas cortinas que permanecen abiertas aíslan la zona superior en caso de ser necesario, aunque desde abajo apenas se verá nada. Desde la puerta quizá haya mejor vista, pero ni de broma puede verse todo lo que pasa aquí, porque es demasiado grande.
Tardo en notar que no estamos solos. Una chica que mastica chicle con la boca abierta está sentada sobre la barra, jugando con una pajita metálica con aspecto pensativo. No parece tener más de veinte años y va vestida con un estilo muy cuestionable. Lleva un escote exagerado y muy ceñido y unos pantaloncillos cortos que encima están llenos de rotos. Su pelo rubio tiene mechones de todos los colores y está recogido en una coleta torcida y su maquillaje es excesivo y de mal gusto. Pero, lo que más llama mi atención, es que está descalza y agita los pies sobre la barra como una niña pequeña.
―¿Pool? ―Otro tipo, en el que tampoco había reparado, me sobresalta. Está sentado en uno de los sillones que parece que le engulle entero, con un portátil sobre las piernas. No me extraña no haber reparado en él, aunque ahora llama mi atención,
Y la llama más que ella. La chica parece alguien normal en este ambiente, es decir, que si se subiera a bailar en una de las barras no me extrañaría. Pero él debería estar en un despacho de una calle elegante, o algo parecido. Lleva traje con pajarita gris, aunque sin chaqueta, con el chaleco a la vista, el pelo casi rubio repeinado de punta y unas gafas de pasta que le dan un aspecto de lo más intelectual. O le han secuestrado o extorsionado, otra cosa no la entiendo.
―Garret, ¿qué tienes? ―le pregunta Pool, acercándose para chocarle la mano.
―Duncan "Randy" Randall es policía desde hace veinte años ―explica el tal Garret, tecleando en el ordenador que tiene colocado sobre sus piernas―. Sirvió en el ejército con honores, en operaciones especiales. Un tipo duro. No he encontrado nada turbio en su expediente, ni siquiera he encontrado nada que no esté en su expediente. ―Me mira por primera vez y parece que considera que necesito saber a qué se refiere―. Cuando se tapa algo, es más fácil encontrar el agujero que deja que lo que realmente se ha tapado. El tipo no tiene nada. Aparte de cara de perro.
Pulsa algo más y gira la pantalla hacia nosotros para dejarnos ver su cara. De verdad parece alguien temible. No me imagino a Christal rindiendo cuentas ante él mientras hacía tratos con su vieja banda. Randy tiene el pelo muy corto, al estilo militar, unos ojos oscuros y fríos y los labios estirados en un gesto indiferente. Parece la foto de seguridad de la comisaría, o algo parecido. En cualquier caso, lo que más llama mi atención es su mejilla. Tiene la piel plegada con algunas arrugas y tostada por el sol, pero la cicatriz en forma de equis sobresale blanquecina sobre esta.
―¡Hijo de puta! ―Pool llega a la misma conclusión que yo, a juzgar por su exabrupto―. Es la marca de Christal. Fue él.
―¡Espera! ¡No tan rápido! ―Se da la vuelta como si fuera a irse, así que tengo que correr para ponerme delante de su enorme cuerpo.
Si es que soy tonta. ¿Para qué me meto? Ah, ya, no puedo dejar que maten a un hombre inocente. Ya no se trata solo de salvar a James Burnside, se trata de evitar que su banda vaya por libre a buscar venganza. Porque estoy más que dispuesta a hacer justicia.
―¡Eso no prueba nada! ―le grito, porque me mira con las aletas de la nariz dilatadas y los ojos muy abiertos.
Está claro que Christal era importante para él. Además, no sé cómo de listo será un tipo llamado Pool, pero parece que la furia le ciega. Y yo estoy entre su cuerpazo enorme y la salida, junto a un balcón a cinco metros de altura.
―Christal empleó sus fuerzas en mandar un mensaje que ese tipo lleva grabado en la cara ―me dice.
―No. No sabemos si Christal marcó eso en su cuerpo de verdad. Sé lo que opina el seño... Jimmy. ―Trato de hablarle con cercanía para que se abra ante mí―. Quizá lo hizo y, tal vez, trataba de decirnos otra cosa. Es posible que el mensaje no significase que él era el culpable, sino que tenía pruebas para llegar al verdadero asesino. Y si empezáis a partir cabezas todos sabrán la información que tenemos y el verdadero asesino podría huir u ocultar mejor su rastro.
―Con el debido respeto, señorita Irons, limítese a recabar información. Eileen la llevará al dormitorio de Christal.
Me empuja con suavidad (hacia la pared y no hacia el balcón, por suerte), y no le cuesta nada apartarme de su camino. Aprieto los puños furiosa y recorro con la mirada la espalda grande y fuerte de Pool y luego a Eileen, que ha dejado de masticar chicle, y a Garret, que parece pensativo. Ninguno de los dos va a pararle, pero yo no voy a dejar que vayan a hacerle a saber qué a un tipo que por lo que sabemos puede ser inocente.
―Si lo haces, dejo el caso ―le digo, haciendo que se pare en el acto y su espalda se ponga mucho más tiesa―. Jimmy me quiere dentro, no sé por qué. Pero si no seguís mi forma de trabajar, me largo y se acabó.
No se oye ni el vuelo de una mosca. Pool sigue de espaldas y la tensión queda patente en él. Mis puños siguen apretados a los lados de mi cuerpo. Odio que la gente no me respete por tener aspecto de niña y ser pequeña. No me gusta tener que amenazar, pero está claro que ha servido, porque el matón ha dejado de andar. Trago saliva con dificultad cuando se gira hacia mí.
―Sigue buscando sobre ese tipo, Garret ―le ordena, aunque no quita la vista de mí―. Eileen, lleva a la señorita Irons al dormitorio de Christal.
―¿Cómo sé que no vas a ir? ―pregunto nerviosa.
No quiero cuestionarle, porque da miedo, pero no se lanza a por mí, ni nada.
Tampoco cede, creo que se siente humillado por mí. Sus mejillas (que es lo poco que se ve entre tanto pelo) están muy rojas. Al final es Garret el que resuelve el misterio.
―No puede hacerlo. Jimmy te quiere dentro y Pool no hará nada para arriesgar eso.
Pool se gira hacia la discoteca y se apoya en la barandilla. No va a hablarme porque está mosqueado conmigo. Así que vuelvo a mi labor. Necesito ver las cosas de Christal. Cuando camino hacia Eileen ella salta de la barra y me hace un gesto, aunque creo que también está enfadada conmigo. No es como si me importase. No asusta tanto como el gigante.
Abre una puerta lateral, que está junto a la barra y tiene un cartel de prohibido el paso, y me deja entrar primero. Da directa a unas escaleras que suben, supongo que al piso superior que he visto desde fuera. Tomo aire antes de subir y me sorprende que huela bien, a limón y desinfectante. Sin duda no es lo que esperaba en el local de una banda.
La escalera acaba directamente en un corredor lleno de puertas bastante separadas entre sí. Habrá una docena, al menos. Esperaba que arriba estuviera la casa de Christal, o de Jimmy, más probablemente, no esperaba aquel lugar, que parece algún tipo de hotel. Tiene hasta una moqueta gruesa y limpia cubriendo el pasillo completo. Aquí también huele bien, hay apliques iluminándolo con fuerza y todo parece limpio y cuidado.
―¿Hace mucho que eres camarera? ―le pregunto, tras comprobar que mi iPad ha estado grabando todo el rato sin darme cuenta. Con los nervios se me debe haber pasado apagarlo.
―No soy camarera. La habitación de Christal esesta. Y la de Jimmy es la del fondo.