Over Again. | h.s

By bemyhalfheart

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❝Puedo reparar tu corazón roto y olvidar todo lo que me dijiste. Puedo prestarte piezas rotas, que encajarían... More

Over Again.
Prólogo.
01. "Depresión."
02. "Pánico."
03. "Amnesia."
04. "Complicado."
05. "UCL."
07. "Inútil."
08. "Amenazas."
09. "Especial."
10. "Vencida."
11. "Mentiras."
12. "Kyle."
13. "Mudanza."
14. "Nosotros."
15. "Dolor."
16. "Cumpleaños."
17. "¿Qué quieres?"
18. "Juegos."
19. "Confusión."
20. "Única."
21. "Deseo."
22. "Advertencias."
23. "Ayuda."
24. "Sentimientos."
25. "Intentarlo."
26. "Noticias."
27. "Terapia."
28. "Te quiero."
29. "Promesa."
30. "Final."
31. Halloween.
32. Juntos.
33. "Amor."
34. "Lo siento."
35. "Interrupción."
36. "Explicaciones."
37. "Mágico."
38. "Sonrisas."
39. "Je t'aime."
40. "Feliz."
41. "Temor."
42. "Regalos."
43. "Navidad."
44. "¡¿Nueva York?!"
45. "Cobarde."
46. "Verdad."
47. "Volveré."
48. "Negociación."
49. "Maravilloso y devastador."
50. "Adiós."
Epílogo.
Agradecimientos.
Más historias: Perdition

06. "Comienzos."

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By bemyhalfheart

Esta mañana despierto con energías renovadas, decidida a que este será un buen día por múltiples razones; por un lado, pasaré a buscar a Harry por su casa y lo llevaré a la UCL, y por el otro, esta tarde comienzo a trabajar en American Apparel. Pongo mi mejor sonrisa al salir de la ducha y, mientras escojo mi ropa, me encuentro extrañamente feliz tarareando This Is How We Do. La persona que soy hoy es la antítesis de lo que fui dos semanas atrás, y me alegra haber hecho un cambio tan sustancial tanto para mi ánimo, como para mi persona.

De más está decir que desde que Harry despertó empecé a conciliar el sueño con más facilidad y a comer como lo hacía habitualmente. Si bien la amnesia de Harry debilitó totalmente mis esperanzas, ahora sí tengo una razón para permanecer fuerte y estable, para no bajar los brazos; luchar por él. Antes, sin él, sin su voz, sin sus maravillosos ojos verdes contemplándome con admiración, simplemente no tenía ganas de vivir. Ahora, sí. Porque él está conmigo.


Después de vestirme con unos pantalones blancos, unas botas negras de caña corta con taco y una blusa de gasa azul, decido finalmente maquillarme y ondular un poco mi cabello. Siento que han pasado mil años desde la última vez que me arreglé para ir al colegio e, inevitablemente, algo en mi interior me dice que estoy haciendo todo este escándalo pura y exclusivamente por el rizado de ojos verdes que responde al nombre de Harry Styles, y no porque quiera causar una buena impresión en mi trabajo.

Una vez que estoy lista, bajo las escaleras y me reúno con mi madre en la cocina. La taza de café humeante ya me espera sobre la mesa, por lo que rápidamente le doy un par de sorbos antes de que se enfríe. Mi mamá se enfrasca en un monólogo para nada interesante sobre el hospital donde trabaja, del que definitivamente pierdo el hilo incluso antes de que comience. Mis pensamientos no están enfocados en la vida laboral de mi madre, están enfocados en otra cosa. Un vistazo rápido a la pared que se encuentra detrás de mi progenitora me hace reparar en el antiguo reloj colgado en la misma, que está anunciándome prácticamente a gritos que son las siete y cuarto y que debo marcharme cuanto antes si quiero que Harry llegue temprano a su primer día en la universidad. Me lavo los dientes con urgencia, tomo mi mochila y logro escuchar a mi mamá deseándome suerte en el trabajo antes de salir disparada por la puerta de entrada.

(...)


La residencia Styles permanece en una absoluta calma que es súbitamente quebrada por el sonido del claxon que hago sonar incluso antes de detener el auto. En pocos segundos, la cara de Anne se asoma por la puerta, aunque no me da tiempo a saludarla porque la puerta es abierta con brusquedad y Gemma sale da la casa como alma que lleva el diablo, evidentemente enojada con algo o alguien. Mis pensamientos sobre la mayor de los Styles son empujados fuera de mi mente cuando Harry sale de la casa después de saludar a su madre y se dirige hacia mí con una sonrisa de hoyuelos plasmada en su rostro.

Una vez que se encuentra dentro del auto, se acerca para darme un beso. Sus finos labios rozan mi mejilla, enviando millones de descargas eléctricas a cada una de mis terminaciones nerviosas. Es increíble cómo Harry puede hacerme sentir como una pre-adolescente enamoradiza, cuando en realidad la relación tempestuosa que mantuvimos (y mantenemos) no es para nada de la pre-adolescencia.

–Hola. –dice con la vista aún pegada en mi.

Me remuevo incómoda en el asiento de piloto, poniendo nuevamente el auto en marcha. –Hola Hazza. –le digo sonriéndole, pero no mirándolo. –¿Todo bien?

–Todo bien. –asiente con la cabeza. –¿Y tú?

–Perfecto. –murmuro, para después atrapar mi labio inferior entre mis dientes.

–¿Sabes, Lola? –dice, mirándome de nuevo. –Te queda bien el azul.

Trato de reprimir el súbito sonrojo, pero contra toda mi voluntad, la sangre se sube a mis mejillas tornándolas de un color carmesí intenso.

–Gracias, Harry.

Después de aquello, el interior del auto se sume en un silencio en el que soy capaz de oír los latidos frenéticos de mi propio corazón. Por el rabillo del ojo, puedo ver a Harry mordiéndose las uñas y moviendo la pierna derecha de arriba abajo en una señal de evidente nerviosismo.

–Harry, ¿por qué estas tan nervioso? ¿Es por las clases?

–No, no. –farfulla, los labios aun pegados a sus uñas. –Hay algo que estuvo rondando por mi mente... quiero preguntarte algo.

–Vale. –murmuro algo insegura.

Inconscientemente, sé lo que va a preguntarme. Afortunadamente, la noche anterior había estado pensando hasta altas horas de la madrugada en la respuesta que le daría.

–¿Prometes no enloquecer?

Le sonrío. –Te lo prometo.

–Vale, esto... estuve mirando mucho la foto que nos tomamos en la cabina y... simplemente sigo preguntándome qué demonios somos.

–Bueno... –suspiro. –Somos muy buenos amigos. Nos queríamos mucho. Bueno, yo lo sigo haciendo.


Espero poder volver a hacerlo.


–Yo también espero que lo hagas, si te soy sincera.

Harry se da cuenta del rumbo incómodo que está tomando la conversación y cambia radicalmente de tema, haciéndome sentir internamente agradecida por el gesto. Nos la pasamos riéndonos y diciendo cosas absurdas el resto del recorrido, lo que me hace recordar los viejos tiempos; cuando la tensión no existía entre nosotros. Al finalmente detener el auto frente a la UCL, Harry murmura:

–¿Hacíamos esto muy seguido?

–¿El qué? ¿Ir juntos al colegio?

–Sí, y reírnos de todo.

Sonrío con un atisbo de melancolía. –Sí, lo hacíamos. Pero era al revés; tú pasabas por mí.

–Entonces supongo que cuando consiga un auto nuevo podremos hacerlo.

Asiento con la cabeza. –Sería un placer. Por cierto... –recuerdo antes de que se baje del coche. –Después de clases tengo que ir a trabajar, así que probablemente Zayn o tu hermana te recojan, ¿vale?

–Está bien.

Se inclina sobre mí para darme un beso en la frente antes de bajarse del auto y marchar hacia la facultad. Sonrío al recordar que él siempre me besaba la frente, porque alguna vez me dijo que era su forma de hacerme sentir protegida por su presencia. Suspiro tirándome sobre el asiento, pensando cuán asombroso es que, a pesar de ser una persona completamente vulnerable por el hecho de padecer una amnesia, siga siendo increíblemente protector conmigo.

(...)


El local de American Apparel luce muchísimo menos aterrador que la última vez que lo visité. Claro está, el miedo que experimenté la primera vez que atravesé las puertas de cristal se debía a que estaba a punto de asistir a mi primera entrevista de trabajo. Quizás de ahí saqué el miedo irracional al lugar, que poco a poco se disipaba a medida que me indicaban cosas que yo ya sabía. Sí, sabía cuántos talles había. Sí, también sabía dónde se colocaban las prendas. Sí, sabía dónde estaban los probadores. Y sí, definitivamente sabía sumar.

Apenas el chico de tatuajes, lentes hipster y gorro de lana gris me liberó de sus indicaciones, pude tomar mi celular y ver el whatsapp de Julie que había recibido mientras el tipo me hablaba atropelladamente y me decía que hacer.

"Suerte, cariño. ¡Te ira de maravillas en tu primer día! Confiamos en ti, xoxo :)"


"Gracias mamá, xoxo" contesto al reparar en el tono maternal que mi mejor amiga había utilizado en el mensaje.

Le doy inicio a mi jornada laboral con una sonrisa de mi parte, dispuesta a dar lo mejor de mí hasta que el día termine. El chico que me había recibido, cuyo nombre es Johnny, es bastante simpático y se la pasa todo el tiempo libre contándome sobre su novio. Entre un cliente y otro, la tarde se me hace amena y Johnny ciertamente ayuda con aquello. Sin embargo, la calma del local es súbitamente rota cuando unos cuantos clientes entran reclamando nuestra atención, por lo que tenemos que dividirnos y comenzar a atenderlos. Mi celular suena en mi bolsillo y me sobresalto un poco al sentirlo, sin embargo lo dejo sobre el mostrador y me encamino hacia el par de chicas que mira el estante donde se encuentran las faldas.

Cuando me giro y paso junto al mostrador para ir al depósito y buscar el talle de pollera que la chica me pide, escucho mi celular sonar por segunda vez. Trato de restarle importancia, pero mientras busco la prenda, el aparato suena una vez más desequilibrando toda mi calma. Suspiro mientras guío a la impaciente clienta hacia el probador y tomo mi móvil. Son tres whatsapps, de Harry.

"Lola, puedes ayudarme?"


"Quería darte una sorpresa en tu trabajo, Gemma me dio la dirección y ahora no puedo encontrarla."


"Estoy perdido."


Me siento algo sorprendida en la butaca, escuchando de fondo la voz de la otra adolescente que acompaña a la chica que esta probándose la falda.


"Dime dónde estas. Y tranquilízate." Tecleo con rapidez.

Dejo el celular en el mostrador, me encuentro visiblemente nerviosa y afectada por la situación. Harry está perdido en quién sabe dónde, completamente confundido. Cuando levanto la mirada, la chica de la falda se encuentra diciéndome que va a llevarla, así que simplemente asiento con la cabeza y acepto su tarjeta de crédito. Justo cuando estoy pidiéndole que me firme el comprobante, el celular vuelve a vibrar sobre el mostrador. De reojo, leo en la pantalla iluminada su mensaje:


"Delancey y Arlington."


La chica me sonríe cuando le entrego la bolsa y se va charlando con su amiga. Respiro hondo, sintiéndome libre de mis responsabilidades y sabedora de que ahora tengo una nueva.


"Estoy en camino. No te muevas, ya llego." Contesto.


Me encamino hasta Johnny, quien sigue atendiendo a una madre que busca una blusa para regalarle a su hija.

–¿Johnny? –llamo.

El chico le indica un par de cosas a la señora antes de darse vuelta y mirarme. –¿Qué pasa, linda?

–Esto... mi... ¿novio? –me detengo para resoplar y maldecir en voz baja. –Bueno, sí, él... está perdido.

–¿Está perdido? ¿Cuántos años tiene?

–Tiene dieciocho años, jodido idiota. –farfullo en tono sarcástico. –Y, Johnny... él tiene amnesia.  –la cara de confusión del chico solo logra impacientarme más. –Te contaré más tarde si quieres. Sólo... cúbreme diez minutos, no está lejos de aquí. Lo busco y vuelvo.

–Vale, vale, vete.

Le sonrío por última vez antes de colgarme de su cuello y darle un beso en la mejilla con inusual naturalidad, como si fuera mi mejor amigo de la infancia. –Gracias, eres el mejor.

Apenas salgo del local, me dirijo hasta la esquina de Camden y Parkway y paro el primer taxi que veo. Me subo y le indico al conductor la esquina en la que Harry se encuentra, para después sacar mi celular y revisar el último mensaje que hacía unos minutos me había llegado.


"Soy tan estúpido."

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