Sumisa ©

By Nicolebrayden

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Libro 1 Sumisa: Seduciendo al dragón rojo. #SAGAMENTIRAS Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el ba... More

Sinopsis
Trigger Warning
Multimedia
Prefacio
Prólogo
1| Falso.
2| Encuentros a medianoche.
3| Normas.
4| Objetivo.
5| Hacia un lugar inesperado
6| Bajo tierra
7| La hija y el culpable.
|8| Mamá.
9| Desterradas.
10| Elixir.
11| Un enemigo común.
12 | El nuevo órden.
13| Dvenadtsati.
14| Vuelta a casa.
15| Castigo.
16| Mentiras.
17| Salvado.
18| Esperanzas y miedos.
19|Prueba nueva.
20| Corazón, pobre corazón.
21| Cabos sueltos.
22| Sospechas.
23| Oral.
24|Fiesta.
25| Señuelo.
26| Escape.
27| La llave.
Nota
28| Centro de investigación
29| Regreso a casa.
30 | Confesiones.
31| Castigo.
32| Crimen.
33| Regalo.
34| Despedida
35 | Enemigos
36 | Adiós
37 | Infiel
38 | Nuevo líder.
39 | Disfraz
40 | Pastel
41 | Fiesta
42 | Olvido
43 | Entregada.
44 | Explicaciones
45 | Olvidada
46 | El hombre de ojos grises.
47 | Virginidad.
48 | Claridad.
49 | Fiesta del té.
50 | Intento de robo.
51 | Su regreso.
52 | División.
53 | Enfrentamiento.
54 | Corazones rotos.
55| Madre.
56 | Conexión.
57 | Compartir.
58 | Fresas con nata.
59 | Visitas inesperadas.
60 | Malentendido.
61 | Promesa.
62 | Heredero.
Extra: Pasado
63 | Ana.
64 | Pesadillas.
65| Falso pretendiente
66 | Nuevos problemas.
67 | Enemigos aliados.
68 | Anticonceptivas
69 | Violación.
70 | Tumba.
71 | Muere, pero hazlo.
72 | Vínculo de sangre.
73| Cobarde.
74| Liberación.
75 | Adiós
76 | Regreso.
77 | Reencuentros
78 | Mentiras hechas realidad.
79 | Veneno.
80 | Deseos prohibidos.
81| Secuestro.
82 | Nueva amenaza.
83| Novia políglota.
84| Compañero de baile
85| Callejón.
86| Corazón roto
87| Guardaespaldas
88| Regreso inesperado
89| Planes en acción.
90| Enfermera
91| Trampa
92| Adicción
93| Caprichos
94| Di Angelo
95 | Unidos por el pasado
96 | Desastre
97| Amores
98| Tablero de ajedrez
99| Juegos
100| Súplicas
101 | Preparaciones de guerra.
102 | Vendida.
103| La reina del veneno
104| Sobreviviendo
105 | Dos almas unidas
106 | La verdad.
107 | Mentira.
108 | Ahora y siempre
109| Un futuro juntos
110 | Procedencia
111| Encuentro
112| Catorce millones en la ciudad del amor
113| El ojo del huracán
|114| Secuestro y Abandono
115| La casa de verano
116 | Pérdida
117| Cuñada.
118| Nuevos senderos
119| Solo
120| Viejos amigos
121 | Liberada
122 | Rota
123| Sentimientos encontrados
124 | Una sonrisa
125| ¿Amor paternal?
127 | Unión
128| Adiós.
129 | Beso.
130| Solo esta noche.
131 | Venganza
132 | Ring
133| Árbol genealógico
Extra: Dia de la madre.
134 | El plan de Cole.
135| Sexo por teléfono.
136 | Ataque.
137| La luz al final del tunel.
138 | Pídele perdón por mi
139| 50 crucifijos.
Grupo de lectura.
140 | Rescate
Extra: Primer beso.
141 | Sacrificio.
142 | Rehén.
143 | Las sombras y el pequeño demonio.
144 | Amor
145 | Criatura
146 | Confesión.
147 | Despedida
148 | Rutina.
149 | Viva o muerta.
150 | Memoria.
151 | ¿Separación?
152 | Repartición.
153 | Secretos.
154 | Besos bajo las estrellas.
155 | Papá.
;

126| Separados

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By Nicolebrayden

"Lo haría dos veces, si es por ti"

— ¡Encuéntrala! — bramo, golpeando a Bjorn contra la pared tras cogerlo del cuello — ¿Entiendes? ¡Es una puta órden!

Nunca me vi a mi mismo alzando de esta manera tan desesperante mi voz o temblando en rabia, incapaz de calmarme. En mi corazón ha surgido una extraña y dolorosa sensación de ahogamiento que no me abandona por más que trate de alejarla.

— Señor, a estas alturas ella debe estar... — no le dejo acabar, vuelvo a poner mi mano sobre su cuello

— ¿Has visto cómo ha acabado Massimo? — demando, Bjorn asiente — ese es tu puto camino si no la traes de vuelta, y a diferencia de esa perra mimada de Massimo no existe nadie en este mundo capaz de salvarte de mí.

Una vez lo suelto, Bjorn tose y aspira en busca de aire para llenar sus pulmones. Con una sola mano arrojo la mesa del escritorio contra la estantería, los objetos encima de esta vuelan en diferentes direcciones. No contento con eso descargo mi ira contra las butacas y arranco las estanterías de la pared. Los libros van directamente a la chimenea.

Libros que había escogido para que ella leyera. Qué puto sentido tienen ahora.

Ángel escapó y pese a que envié incontables helicópteros en su búsqueda ninguno dio resultados, ahora Bjorn quiere hacerme entender que mi mujer está ahí fuera, acompañada por el hijo de puta que debía estar muerto,no va a volver. Y quiere que lo acepte.

Una mierda.

Es mía.

Siempre ha sido mía y no descansaré hasta tenerla de regreso conmigo, porque su lugar siempre será a mi lado.

Vincent interrumpe mi momento de desfogarme contra cualquier objeto que se me cruza por delante, hace poco más de una hora regresó a trabajar y por la forma en la que me mira parece tener algo muy importante que decirme.

🥀🥀🥀

Nuestros ojos se conectan entre el polvo levantado por las helices del helicóptero, Ángel me observa con lágrimas no derramadas en ellos. Mis hombres han ido cayendo tras de mí porque ella les ha disparado. Nos trata como si fuéramos enemigos.

Soy el único que queda frente a ella cuando Sebastian eleva un arma en mi dirección. Nuestros ojos se conectan. Bramo su nombre a modo de súplica. Sé que entiende aquello que quiero transmitir, no hacen falta palabras entre nosotros, lo sé porque muerde sus labios con fuerza como si la simple mención de su nombre acarreara cada palabra que no logro decir.

No me muevo, decido que es ella quien debe tomar tomar una decisión. Ella aparta el arma de ese imbécil en el último segundo.

Las balas llegan a mis pies, pero no a mí. Ha detenido a Sebastian. Decidió dejarme vivir pese a que cree que elegí a otra.

Aún así, se va.

Tomo una bocanada de aire y observo hacia la ventana con los ojos medio abiertos. Un dolor punzante atraviesa mi nuca por haberme quedado dormido en una mala postura. Los rayos del sol están más altos de lo que esperaba. Llevo la mano a mi pecho, al lugar exacto donde me duele cada vez más.

Ha pasado una semana desde que nos separamos.

Cuando el helicóptero dejó de ser visible para mí, Bjorn llegó a mi lado. Lo siguiente que recuerdo es que volví a la mansión de Massimo y arrasé con todo hasta que su padre logró calmarme.

No estoy seguro de si sobrevivió, pero logré que lo exiliaran del poder. Tampoco tenía tiempo para perder con él. Mi prioridad es Ángel.

Nuestros helicópteros siguieron a su pequeño ejército sin mucho éxito durante toda la noche.

El daño vino después.

Cuando Vincent entró por la puerta con noticias para nada agradables. A tres horas de distancia en la mañana del día siguiente, encontraron el helicóptero donde viajaba Ángel hecho pedazos. Había restos de lucha, una cantidad impresionante de casquillos de bala y signos de llantas derrapando en el asfalto.

Lo único válido que encontraron en la escena del crimen fue un pequeño botón de hierro con una serpiente gravada sobre el desgastado metal.

Sigo teniendo el metal entre mis dedos.

Al día siguiente Ronan me llamó, las drogas habían empezado a llegar al mercado, pero estaban en Nueva York también. Provocando una crisis que pedía mi colaboración con urgencia. Políticos, dueños de diferentes territorios a mi cargo e incluso el jefe de policía estaba pidiendo mi regreso.

Envié a Bjorn en busca de cualquier indicio de Ángel mientras yo volvía a Nueva York.

Y más problemas llegaron a mi ciudad.

El círculo dejó un mensaje muy claro.

Han dejado de jugar, el telón ha caído y están disparando contra todo aquel que se pone por delante en busca de su líder perdida. Las muertes se cuentan por centenas. Clanes enteros han ardido vivos, aquellos que estaban solos ayer, hoy ya no existen.

Vagos recuerdos viajan a mi mente de tanto en tanto.

Cómo Sebastian intentó a apuñalarme y esa pelo negro que parecía demasiado inocente para romper un plato, salvó mi vida. Los lamentos de Bjorn cuando su mujer se marchó resuenan como un eco lejano de mis propios lamentos en mi cabeza .

En ese helicóptero, había sangre de Ángel, pero también de Alice, por eso el se está volviendo loco revolviendo cada clan que encuentra en busca de respuestas. He estado negando la verdad ante mis ojos demasiado tiempo.

La razón por la que Bjorn conoce exactamente dónde buscar es clara. Él leyó el informe completo sobre Ángel. Sobre su procedencia.

Yo lo hice anoche, y por primera vez mi sueño cambió.

Pensé que no lo necesitaría porque iba a recuperarla, pero me vi en la necesidad de conocerla realmente. Debería matarla. Lo mejor para mí sería acabar con ella. Robó cargamentos, me estafó y ha recorrido todas mis cuentas bancarias, logrando robarme gran parte del dinero. Nadie se ha atrevido a tanto. Y de nuevo tampoco podría tocar un solo cabello de su cuerpo porque sigue siendo mi mujer.

Relamo mis labios, nuestro primer beso fue hace muchos años. Ella era el ángel oscuro. La razón por la que arrasó con muchos de mis socios rusos no fue para ir contra mí, como creí todos esos años. Eran sus enemigos.

Se perdió durante tres años, igual que Enzo, pero cuando regresó ella no recordaba nada. Los mismos tres años que Massimo...

— Señor — Vincent acaba de entrar — ha llegado.

Una razón más por la que esta mujer me ha hecho caer en lo más bajo. Estoy dispuesto incluso a dialogar con el enemigo.

Elevo la vista de los documentos de Ángel, frente a mí, está el hombre al que tanto odio. Al que quisiera asesinar sin duda alguna.  Jensen camina, vestido en un traje negro de alguna cara marca y se sienta en la butaca frente a mi escritorio, mirándome directamente a los ojos.

Ambos estamos a punto, preparados, por si tenemos que dispararnos.

— Tu tienes el poder para encontrar a Ángel — explica en un tono demasiado calmado, es la primera vez en toda mi vida que me habla así.

— ¿Vas a decirme que tu sabes dónde está?

Jensen suspira — la ruleta rusa, eso es lo que ella quiere destruir con tanto ahínco, imagino que tienes una idea de ello.

Presiono mis manos alrededor del botón de metal cuyas letras grabadas son dos R, una contra la otra.

— ¿Vienes a pedirme paz cuando fuiste tú quien inició esta guerra? — demando.

Jensen esboza una mueca en su cara, demostrando su odio por mi — hace años, aprovechando un evento de caridad, pusiste bombas en mi coche. Fue uno de tus intentos más imbéciles para intentar matarme. ¿Adivinas a quién casi asesinas esa noche?

— ¿Me importa?

Intento no demostrar mi miedo ante él.

— Esa noche, Ángel pidió irse a casa antes, así que viajaba con su madre de regreso en esa limusina que hiciste volar en pedazos.

Mis ojos se oscurecen — no...

— Casi matas a la mujer que amas.

— Quién te ha dicho que yo la amo.

Jensen ríe — porque vas a entregarme a Lia a cambio de la información de todas las ruletas rusas que existen esparcidas por todo el continente Europeo e incluso si no lo haces, estás hablando conmigo.

Esta vez soy incapaz de mantener una expresión serena. Paso la lengua por mis dientes y sonrío sin verdaderas ganas de hacerlo.

Es un hijo de puta demasiado listo.

— ¿Creías que un cuerpo parecido al de mi mujer, con sus mismas lesiones y una pizca de su ADN quemado en una caseta en medio del bosque sería suficiente para engañarme a mí, al hombre que te creó?

Mi labio superior empieza a temblar por culpa de la ira contenida — no sé de qué me hablas.

— Está bien, deja que Ángel se enfrente sola a la ruleta rusa. Mátala. O mejor, deja que sea Massimo quien la ayude. Quien la proteja. Quien gane al final de esta guerra — me provoca.

— ¡No te atrevas a pensar esa mierda! — bramo, dando un golpe con mi puño cerrado en la mesa — Ángel es mía, ¿me oyes? Mía.

— Entonces sálvala, porque va directa a su muerte. Y no confía en mí — el tono de voz de Jensen es menos exigente, puedo notar una débil súplica en él.

¿Suplica por Ángel?

— Intentaste venderla a ese hijo de puta, por supuesto que no confía en ti.

— No iba a vender a mi única hija. Trataba de protegerla, de ti.

Me río con sorna — yo la he tenido en una mansión todo el tiempo, consentida y satisfecha. Ella ha sido feliz a mi lado, Jensen.

— Por supuesto, por eso sigue aquí. Ah, no, la estás buscando desesperadamente pero no la encontrarás si no aceptas mi ayuda.

Hijo de puta.

Tras un largo silencio repaso en mi mente todo lo que el me ha hecho. Las humillaciones, los engaños. Las ausencias. Yo también era su hijo.

Pero eso no importa. No hay más dolor en mí. No hay más odio, o calma al pensar que llevé a cabo mis planes y le arrebaté todo.

Los únicos momentos de paz han sido con Ángel entre mis brazos. Consentir sus caprichos o los días en el cuarto rojo. Toda mi vida es Ángel ahora.

— Cómo sé que lo que me dices no es mentira. Que vas a permitir que me quede con ella. Tengo mucho que perder si intentas engañarme, ni siquiera estoy seguro de que quieras a Ángel.

— Solo perderías a Lia.

— Perdería el control que tengo sobre ti, a mi mujer y probablemente acabaría peor que tu.

— Amo a mi hija — admite — es lo único que tengo en todo el mundo. La luz de mis ojos, mi diamante azul.

De nuevo nos quedamos en silencio. Sopeso la posibilidad de tener alguna clase de tregua con este energúmeno, pero finalmente desisto. No entregaré a Lia.

— No voy a hacer ningún pacto contigo.

El primer instante no ocurre nada, luego, veo odio en sus ojos. Sigue ahí, justo igual que todos los años anteriores cuando era un niño. Jensen, pese a su carácter para nada flexible, saca un pendrive de su bolsillo y lo deja encima de la mesa.

— Intenté hacer las paces contigo, recuerda eso cuando nos volvamos a encontrar y pidas clemencia. Te dejaré ganar esta vez, por Ángel. Pero no esperes una segunda oportunidad, hijo.

La sola mención de esa palabra revuelve mi estómago, me veo a mí mismo levantando recorriendo la silla hacia atrás y haciendo que el rechinar de las patas de madera contra el suelo resuenen en todo el despacho.

Jensen se levanta y me dedica una sonrisa un tanto tétrica — cuando Ángel se entere de que tienes a su madre encerrada en algún lugar, me gustaría saber qué hará contigo.

Con esta última advertencia Jensen sale por la puerta y me deja contemplando a un extrañado Vincent.

Mantengo a Lia conmigo porque es una forma de tener a Jensen controlado, pero es una daga de doble filo, si Ángel se enterara de que su madre está en mi poder, probablemente yo sería su siguiente objetivo.

Por desgracia para Jensen, Ángel ha perdido la fe en él. Desconozco si él sabe que ella es el angel oscuro.

🥀🥀🥀

Han pasado ocho meses desde la ultima vez que la vi. Estuvimos durmiendo juntos durante tanto y me acostumbré tanto a su presencia que las horas en las que duermo son escasas.

Por eso al verla en esa cama, atada, para otro, duele el doble.

— Alex... — musita en llanto — no dejes que me hagan esto.

Esas palabras, no han cambiado, Son las mismas con las que me suplicó ese día, encadenada a aquel pilar en medio de la nada. Toda la escena es exactamente idéntica. Incluso el pesado ambiente  y la oscuridad se asemejan. Para mi desgracia, el tipo que entra es también el hijo de puta que nos separó antes.

Perdí los estribos, encontré a Ángel pero el precio de llegar a ella es este.

Debí confiar en Jensen.

Ella está acostada, con su ropa desgarrada. Sus ojos derraman lágrimas mientras me mira. No puedo moverme, estoy atado a una columna de hierro con las mismas cadenas de la última vez. Ángel intenta hablar, sus labios se abren en innumerables ocaciones, pero nada consigue salir de su boca.

Jass entra mientras tiro con todas mis fuerzas para intentar desatarme. Ángel solo chilla cuando él está sobre ella, el grito desgarrador de mi mujer rompe mi corazón. Le veo a él sobre su delgado cuerpo, meciéndose en un vaivén lleno demasiado rudo. Sé, por sus gemidos y por la forma en la que tira de las cadenas que la atan, que mi ángel está sufriendo. Ese hijo de puta la está destruyendo con cada embestida. Ensuciándola. Presiono los dientes con fuerza, un gruñido sale de mi boca cuando logro deshacer las cadenas.

No logro llegar a tiempo, cuando me desato ya es tarde. Ya la ha tomado contra su voluntad. Pese a que logro llegar a él y ahorcarlo con las cadenas. El dolor en la piel de Ángel ya ha sido marcado.

Sus gritos no se detienen pese a que ya no está tocándola, al contrario, solo aumentan cuando intento acercarme a ella. Nuestros ojos quedan mirándose. Por sus mejillas corren lágrimas de sangre. Su piel brilla con el sudor y veo sus piernas manchadas de sangre.

— ¿Porque no le dijiste? — me atormenta con su dulce voz convertida en un hilo roto.

Siempre me tortura con lo mismo, pese a que moriría por ella, y lo haría dos veces si quedara satisfecha con ello, sigue sin confiar en mí.

Cuando abro los ojos, el dolor en mi pecho logra dejarme sin respirar pese a que busco desesperadamente el aire en mis pulmones a través de exhalaciones. Bjorn entra en la habitación, alertado por mis quejidos.

— ¿Otro sueño? — pregunta, entregándome un baso de agua.

Niego.

— No es un sueño, es una pesadilla — acepto — es mi peor pesadilla — admito, sin aliento.

Con el dolor en mi pecho todavía taladrándome el alma, empiezo a recuperar la respiración y bebo todo el contenido del baso para luego dejarlo sobre la mesa. En este punto estoy actuando con cautela, he dejado de tirar objetos tras recordar que no está conmigo.

Estoy haciendo las cosas bien. He enviado a un grupo de hombres a investigar una de las ruletas. Estoy manteniendo mi poder e intentando que mi gente no se hunda pese a las drogas que el círculo dejó libres.

Todo para recuperarla.

Y aún así no es suficiente para detener esa pesadilla.

Observo a Bjorn, sentado en la butaca frente a mí. Veo su cabello despeinado, sus ojos hundidos en ojeras y la barba de hace días creciéndole sin que tenga la mínima intención de cortarla.

Es un reflejo de lo que soy ahora mismo.

— ¿Sabías que Alice era parte del círculo?

Bjorn suspira — desde el principio — acepta, hay cosas que todavía no ha podido contarme, aunque sé que pretende explicármelo todo la— la noche que nos desaparecimos, después de que le hiciera firmar el contrato, encontramos el círculo.

— Dijiste que Ángel fue quien te salvó, ¿entonces porque...?

— Va a ser una noche larga si le cuento todo lo que sé.

— No tengo ganas de dormir, presumo que tu tampoco.

Bjorn asiente, su vista se centra en la ventana, como si eso le ayudara a concentrarse mejor.

— Fue un ángel en medio de todo mi caos. Así empezó.

Actualidad

Ha pasado un mes desde la última vez que nos vimos. No niego que ocupo mis manos con todo lo que puedo pero inevitablemente, cada vez que acaricio mi estómago, al bebé que ya no existe, la imagen de Alex cruza mi mente.

Ya es difícil lidiar con su recuerdo atormentándome por las noches, llamando mi nombre antes de obligarme a despertarme entre jadeos en busca de aire. Mi pecho duele con tal intensidad que he tenido que volver a la única persona en la que he depositado algo de confianza, el médico de la última vez.

— No encuentro nada, Ángel — explica, enseñándome las radiografías.

Niego — no, hay algo que está mal conmigo. Me levanto envuelta en sudor, tengo pesadillas, no puedo comer o dormir con normalidad y siento que me están asfixiando sin ninguna razón aparente. La visión se me nubla, casi me desmayo hace poco y....

Los ojos acusadores de ese hombre me miran, logrando callarme, me observa como si él hubiera descifrado lo que me ocurre a la velocidad de la luz. Algo que soy incapaz de hacer por mi cuenta.

— Tiene que pasarme algo — musito, mordiendo mi labio inferior — dígame que es. Una enfermedad, algún rastro de veneno en mi cuerpo, o uno de los efectos secundarios del elixir. Puede ser un problema interno de mi organismo que no ha podido detectar y no podrá hacerlo si no me realiza las pruebas pertinentes.

— Has perdido un hijo — explica.

Niego, las lágrimas, pero, ya amenazan por salir — era un conjunto de células — menciono, con voz temblorosa — hasta los... no sé qué semana... no se considera un bebé para la ciencia. Y tampoco lo quería.

— Has perdido un hijo — repite.

Me atrevo a mirarlo con la rabia irradiando a través de mis poros — ¡No era un bebé! — chillo — ¿Me entiende? Y hace unas semanas no estaba sí de horrible. Me dolió pero no así, no quemaba mi pecho hasta dejarme sin oxígeno, recordándome todo lo que hago mal en mi vida.

El silencio nos envuelve. El hombre logra mantener su mirada fija en mí. No se inmuta por mis gritos. Humedezco mis labios y vuelvo a sentarme en la camilla de su consultorio con la vista fijada en un punto del mosaico blanco utilizado para cubrir el suelo.

— El corazón, es un órgano capaz de morir de tristeza, Ángel.

— Me duele más que antes — admito — saber que nunca le veré... es indescriptible. Pero eso no explica porqué parezco una puta loca incapaz de hacer nada que no sea trabajar o ahogarse en sus propios lamentos. Yo no soy así.

— ¿Quién era el padre de tu bebé? — demanda, ignorando mi largo discurso.

Esa pregunta me deja estática. El padre de mi bebé. El hombre que lo asesinó. Ana. Todo un cúmulo de sensaciones atraviesan mi sistema nervioso.

Una sonrisa cruza mis labios.

— No hay bebé.

— Pero lo hubo.

— Lo mataré.

El médico me mira con el ceño fruncido — ¿porqué harías eso?

— Él mató a mi hijo.

El hombre frente a mí cierra los ojos, con calma, arrastra una silla, la que más cerca tiene y tras tomar asiento apoya los codos sobre sus rodillas sin molestarse en mirarme.

— ¿Crees que eso eliminará el dolor?

— Funciona para mí la mayor parte de las veces — explico — por eso estamos aquí, queriendo acabar con la R.R.

— Pensé igual que tu, por eso cuando me enteré de que fue mi mujer la que envió a ese pozo sin fondo a mis hijos, la asesiné con mis propias manos. Pensarás que no he matado a nadie, Ángel, pero la verdad es que llevo las manos manchadas de sangre.

Nuestros ojos se encuentran — se lo merecía.

— Lo sé, pero con esa momentánea paz vinieron las preguntas. ¿Era tan culpable como la hice?

— Lo es.

— ¿Crees que el dolor desapareció después o solo incrementó al perder a la única persona capaz de entenderme?

— Lo sabré cuando lo asesine, volveré a contarle al respecto.

— Apuesto a que no sabía que estabas embarazada.

— No — admito, tras un largo suspiro.

Llevo la mano a mi pecho, al lugar donde me duele la mayoría de las noches. 

— Medio círculo vio cómo te pedía matrimonio por la televisión con una anillo valorado en millones, nadie habla de ello porque tus miradas asesinas son todo lo que necesitan para distribuir miedo en ellos, pero esa clase de gestos son difíciles de borrar de la memoria.

— Su conclusión es que casi colapso en medio de una reunión porque me han roto el corazón.

— Mi conclusión es que deberías estar reposando, pasando tu duelo y visitando a un psicólogo. No preparándote para una guerra o pensando en venganzas sin saber el otro lado de la historia. ¿Te lo imaginas sabiendo que ha perdido un hijo, igual que tu? Creas o no, él, en todo el planeta, es el único capaz de entenderte porque también perdió un hijo, el mismo que tu.

Me bajo de la camilla y empiezo a colocarme las botas negras junto al chaleco.

— Si pudiera volver a hacerlo, estoy seguro de que volvería a asesinarla.

Con esto último, salgo de su consulta. Caminando por el pequeño recorrido de piedras negras llego hasta la arena, el olor salado del mar y la brisa me saludan, removiendo mi cabello. Camille está apoyada en una de las palmeras cercanas a la salida de la casa. El médico es el único que dispone de un ala completa de la casa para él solo.

El cabello negro de Camille le llega hasta la cintura. Sus ojos ámbar me examinan  a cada paso que doy. Trae el mismo traje que yo, pero sus botas son algo más altas que las mías. No puedo usar las mismas por la falta de práctica, todavía debo fortalecerme para volver a ser yo misma.

Una sonrisa cruza sus labios y deja caer sus brazos, hasta ese momento formados en una cruz sobre su pecho.

— ¿Todo bien?

— Estoy eliminado el veneno que Jass me inyectó — miento — nada serio.

— Te ves cansada.

Asiento — lo estoy, puede que esta noche sea agradable emborracharnos.

— Bien dicho.

Las olas del mar se escuchan desde aquí, es un compás rítmico, casi hipnótico. Observo el reloj en mi muñeca antes de deleitarme con el horizonte durante algunos segundos.

Luego observo la zona de la playa que delimitamos para los chicos más jóvenes. Aquellos que no irán a la guerra pero su única familia es alguien que sí lo hará. Entre el grupo de niños jugando en la costa, se encuentra Ámber. 

Por un momento, mientras veo a Sebastian jugando con Ámber cerca del agua, ambos atareados construyendo un castillo de arena, me imagino a Alex tratando con ella. Probablemente querría asesinarla por llamar mi atención. Haría lo mismo con nuestro hijo. Le daría igual su muerte, solo estaba utilizándome. Fue un bonito espectáculo, pero hasta yo soy capaz de crear esas maravillosas ilusiones.

Con esto último en mente, sigo a Camille hacia nuestra zona de entrenamiento. Al final acabamos comprándonos tres islas en medio de la nada. Alejados de la civilización, cada pocos días un nuevo grupo de miembros aparece en un bote con nuestras provisiones y una cantidad considerable de material de guerra.

— A este paso solo tardaremos seis meses en conseguir nuestro objetivo — dice Camille, observando el grupo al que Jade está entrenando.

— Eso espero.

Alice se acerca hacia nosotras al vernos, lleva un teléfono en las manos. Lo que me recuerda a que lo más difícil de instalarnos aquí fue traer un satélite al que poder conectarnos.

— Alex está atacando una base de la ruleta.

Las siguientes palabras de Alice  desaparecen.

🥀 🥀 🥀

¿Cuántas copas llevo?

Doce.

Quince.

El plan estaba diseñado para que se llevara a cabo, ¿no?

Debería estar feliz, no revolviéndome en mi propia mierda porque el hace algo cuando en realidad quería que lo hubiera hecho antes de joderme la existencia. Esa sensación de disgusto al obtener aquello ansiado cuando ya no lo necesitas, soy yo ahora mismo.

Una sonrisa tira de mis labios. Una borracha Camille canta en la barra del bar improvisado al estilo exótico. Adam, a mi lado, se burla de ella. Alice está sentada frente a mí, igual de borracha, perdida en sus recuerdos, sonríe como loca. Hunter se ve igual de borracho a su lado.

— Vamos a la cama, Ángel — susurra una voz en mi oreja, una mano me aleja de mi copa de Vodka.

— Odio el Vodka — admito, pero la boca de Alex siempre sabía a algo parecido —lo odio.

— Está bien, nos vamos.

Los brazos de, detengo mis pensamientos para mirar hacia arriba y encontrarme con Sebastian, sí, era demasiado bonito para que Alex apareciera. ¿Verdad?

No recuerdo ni siquiera lo que hago aquí o dónde me está llevando. Acerco mi nariz a su cuello con la esperanza de encontrarme el típico olor calmante, en su lugar, otro diferente me saluda.

Chasqueo la lengua y me resigno tras un largo suspiro. Con gran habilidad logro soltarme. Puede que el mundo esté dando vueltas en mi cabeza, aunque agradezco que el alcohol vuelva a hacer efecto, puedo olvidar todo mientras estoy borracha. Hasta aquello que quería olvidar, se me ha olvidado.

Las olas del mar no cesan, una tras otra llegan a la orilla, llamándome. Dejo mis chancletas de playa en la arena y acerco la punta de mis dedos, les permito mojarme y salpico un poco tras sentirme satisfecha.

— Ángel vigila, estás borracha, la corriente podría llevarte.

A medida que él habla, me saco al vestido, dejándolo caer en la arena, cerca de mis chancletas. Bastian enfoca los ojos en mis pechos. Sonrío de forma instantánea. Algo deben tener.

— Ven conmigo al agua. Vamos.

Es una orden que el no va a desobedecer. Veo a Sebastian sacándose la camisa por encima de la cabeza y me quedo embobada en sus abdominales mientras se despoja de su pantalón. No fue hace mucho que dijo que me amaba.

Y lo rechacé porque soy estúpida.

Oh, no, fue por los veintiséis centímetros de Alex.

¿Quién es Alex?

Antes de que pueda llegar a mi raciocinio, Bastian me aleja de él con un beso en los labios lleno de hambre. Enredo mis manos en su cuello, le dejo besarme hasta quedarnos sin aire, solo entonces él se separa de mí.

Ambos nos quedamos en la arena, damos vueltas en ella hasta que él queda encima de mí. Nuestra risa no se detiene. No sé si Sebastian esté tan borracho como yo. Solo puedo notar el bulto entre sus piernas y acerco, sin pudor alguno.

Aunque el me detiene en el momento en el que voy a introducir mis dedos por debajo de la tela de sus boxer. 

— Bastian — llamo su nombre, él me mira mientras lentamente abro mis piernas para él — fóllame.

Sus ojos se abren en medio de la noche y un extraño brillo de deseo nace en ellos.  

— ¿Estás segura?

Jadeo cuando besa mi cuello — necesito borrar sus marcas de mi piel.

****

Yo dije que no ibais a llorar. Aunque si vais a odiarme un poco. No se permite odiar a Ángel.

Lamento la tardanza. Ahora sí, a esperar capítulo mañana porque hoy ya no hay. Estuvo difícil escribir a Alex, porque le duele su pérdida pero sigue siendo un bastardo. No sé qué pretenda cuando encuentra a su mujer, si encerrarla en el cuarto rojo o torturarla por desobediente.

En otros temas, ¿hablamos de mi bebé Bjorn incapaz de hacer nada a diestras sin su Alice?

Me retiraré lentamente.

Att: Nicky 💋

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