La asíntota del mal [#1] - ✔

By Jos13JR

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¡FINALISTA WATTYS 2022! Miranda Roux está por cumplir tres años de noviazgo con Hunter Armentrout. Sin embarg... More

Epígrafe
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1708: Oscuros favores
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1814: Eterna condena
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1911: Ruina y ascenso
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2018: Ofrendas de amor
Glosario

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By Jos13JR

Respirando varias veces, me dije que él no era mi padre, alguna vez lo fue, claro que sí, pero el hombre sin vida que estaba frente a mí, era un completo desconocido, alguien que tenía una energía oscura en su cuerpo por mi culpa y trató de matar a Holly.

Aun así, me dolía ver la forma en que murió.

Llorando en silencio, rebusqué en sus bolsillos hasta encontrar la copia de la llave.

Logrado eso, acaricie el rostro frío de papá.

—Perdóname, no quise que pasar esto —sollocé—. Ustedes no tenían nada que ver en esto. Es mi culpa, todo es mi culpa.

Coloqué mi mano encima de su corazón, que ya no latía y, antes de irme, le di un beso en la frente y por fin salí corriendo.

Pero, mamá intervino en mi camino.

Tenía el rostro inexpresivo y blanco, el cabello enmarañado y la sangre en su mano estaba seca. Se acercó a mí, sin expresar palabra. Retrocediendo, traté de razonar con ella, sin embargo, sabía que no funcionaría.

—Detente, mamá —susurré—. No lo hagas, por favor...

Ella seguía sin hablar.

—¡Déjame ir! —le supliqué.

Mamá se lanzó sobre mí y atacó, presionando con fuerza mis brazos.

—¡Me lastimas! —yo intentaba zafarme de ella, dando patadas y soltando chillidos frenéticos. Y antes de que ella pudiera hacerme algo, una sombra oscura saltó y la derrumbó, emitiendo gruñidos.

Era el Dwaal, aquella criatura enorme que me perseguía incluso en sueños y ahora me estaba defendiendo de mis padres, asesinándolos. Y no sabía muy por qué lo había hecho.

Sin esperar una respuesta, salí huyendo de ese lugar.

—¿Lo conseguiste? —preguntó Holly al verme llegar.

—Sí, lo hice. ¿Sabes manejar? Porque yo no.

—Cuando naces y creces en la ciudad —respondió Holly—, hay cosas que aprendes antes que los demás.... espera, ¿y mi teléfono? ¡Necesito mi teléfono!

(Todos deténganlas).

—¡Olvídalo! ¡Tenemos que irnos ya! —exclamé.

(Intrusa).

—¿Y tus padres...? —repuso ella.

(Detengan a la intrusa).

—¡Están muertos! —siseé, al borde de las lágrimas—. ¡Están muertos por mi culpa!

Sentía la angustia, aquella aflicción mezclada con el aturdimiento y la culpa debilitando mi cuerpo, tanto era mi horror que las náuseas tensaban mi estómago. Me sudaban las manos, no podía controlar el temblor del resto de mi cuerpo y por más que intentaba asumir el duelo, no podía; estaba atrapada en una profunda alteración.

(Bloqueen las salidas).

(Hagan algo).

(No dejen que escape).

Las voces rugieron y se alzaron como un coro enardecido amplificándose en mi cráneo; me sujeté las partes laterales la cabeza y empecé a gritar. Desagradable, era muy desagradable porque parecían tener una punta afilada y cortaban todo a su paso.

—¡Miranda! ¿Qué tienes? ¿Estás bien?

(Intrusa).

(Hagan algo).

—Sí, estoy... tenemos... —musité, resoplando.

(Miranda está escapando).

Holly... rápido... —agregué entre jadeos.

(Cierren las fronteras).

—Tenemos... que... —mi voz sonaba entrecortada.

(Miranda está escapando).

—... irnos... rápido... —supliqué en voz baja.

Me visón era pésima y me costaba respirar.

Holly asistió en mi dirección, apenas pude distinguir su mirada convertida en una mueca de miedo y consternación.

(Cierren las fronteras).

—No quiero morir. No quiero morir. No quiero morir... —repetía Holly.

(Todos deténganlas).

Entramos al auto apresuradamente; ocupé mi lugar en el asiento de copiloto, haciendo un enorme esfuerzo en recuperar la respiración. Mientras tanto, Holly insertó la llave y ponía en marcha el vehículo, prendiendo las luces delanteras.

(Atrapen a la intrusa).

Cerré los ojos y empecé a divagar en mis pensamientos.

(Intrusa).

El auto no había avanzado lo suficiente, cuando Holly soltó un grito de sorpresa y frenaba de golpe; alrededor de nosotras varias figuras empezaban a remolinarse, como un conjunto de depredadores buscando a un par de indefensas presas.

Eran los vecinos.

Y no parecían amistosos con nosotras.

(No dejen que escapen).

(Intrusa).

(Atrapen a la intrusa).

(Maten a la intrusa).

—¿Qué están haciendo? ¿Están locos? —Holly trataba de razonar con las figuras que se acercaban de manera amenazante.

(Intrusa).

—¿Qué pasa? ¡Quítense del camino! —exclamó Holly.

Todos los vecinos tenían las expresiones apagadas, ninguno de ellos se movía o reaccionaba y por más que lo intenté, no pude reconocer a nadie, solo pude notar que entre ellos había hombres, mujeres y niños.

Y el fulgor dorado de sus ojos aumentaba considerablemente.

(Están escapando).

—¿Acaso enloquecieron? —repuso Holly, alarmada.

(Maten a la intrusa).

—¡Apártense o los voy a arrollar! —advirtió ella.

(Hagan algo).

—No te escuchan —dije en voz baja.

(No dejen que escape).

—¿Qué? ¿Por qué? —quiso saber Holly.

—Ellos...

(Cierren todas las fronteras).

—¿Qué está pasando aquí, Miranda? ¿Sabes qué está mal con ellos?

No quise responder, por lo que aparté la mirada y guardé silencio.

(Están escapando).

—¡Quítense del camino! —gruñó Holly.

(Todos bloqueen las fronteras).

—¡Déjennos ir ya! —masculló ella. En ese momento, el perro monstruo salió por la puerta, destruyéndola completamente. Avanzó hacia el auto y atacó a los vecinos—. ¡Dios! ¿Viste eso? ¡Es horrible! —gritó Holly, señalando con la mano la criatura..

(Hagan algo).

—¡Date prisa, Holly! —ladré—. ¡Tenemos que escapar!

(Maten a la intrusa).

—Lo siento, lo siento —susurró Holly, pisando el acelerador. Tenía los ojos escocidos y la expresión fuera de sí—, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento... —repetía entre lágrimas y jadeos, mientras aplastaba los primeros cuerpos de los vecinos que se interponían en nuestro camino.

Holly viró a la izquierda y no se detuvo, a pesar de que todas las calles estaban repletas de personas que intentaban frenarnos; algunas de ellas salían de sus hogares y avanzaban hacia nosotras, siempre murmurando en mi cabeza.

El pueblo entero estaba sumido en un propósito en común: detenernos o matarnos.

(Miranda está escampando).

No sabía quién los estaba controlando, supuse que tal vez Hunter, pero probablemente había otra entidad más poderosa detrás de todo esto. Una entidad que me estaba buscando y quería llevarme al refugio.

(Hagan algo).

Y yo no dejaría que hiciera eso conmigo.

(Todos deténganlas).

—¿Qué está pasando, Miranda? —jadeó Holly tras el volante—. ¿Por qué intentan matarnos?

Negué con la cabeza, sollozando.

—¡Dímelo! —gritó Holly, frenética—. ¡Dímelo! ¡Dímelo ahora!

—Sigue manejando —la exhorté, apretando los dientes—, no nos alcanzarán.

—El perro... ¿qué clase de perro era ese?

—¡Cállate! —protesté.

—Necesito mi teléfono —repuso Holly—, podría llamar a la policía o a Dante...

—No funcionará —indiqué.

—¿Cómo sabes?

Guardé silencio, deseando no haber hablado.

No le dije a Holly dónde tenía que llevarnos, porque ella ya lo sabía, así que solo me limité a cerrar los ojos y sentir el movimiento del auto sobre la carretera, a punto de dejar atrás la frontera.

Pronto la conexión entre Hillertown y yo terminaría.

Sin embargo, fuimos interceptadas por un grupo de vecinos y también por una pared de fuego que se levantó en medio de la oscura noche; las llamas rojas ondulantes alcanzaron una altura impresionante y parecían expandirse a medida que avanzábamos.

Entre chillidos, Holly tuvo frenar pero, las llantas del vehículo derraparon en el camino y aplastaron a los vecinos.

Algunos de ellos gritaban y gemían cuando sus huesos y créanos eran reducidos en una masa de carne roja en la carretera. Otros se aferraban a las ventanas y terminaban en el suelo por la velocidad del auto.

(Miranda está escapando).

Mis padres estaban muertos.

(Hagan algo).

Yo quería estar muerta.

(Maten a la intrusa).

Holly perdió el control de auto y salió de la carretera; avanzó varios metros hasta estrellarse en un montículo de tierra, vegetación y probablemente piedras. Al no llevar puesto el cinturón de seguridad, mi cabeza se estampó en la ventanilla.

No tuve tiempo de reaccionar, simplemente grité muy fuerte; todo a mi alrededor giraba y me sentía muy mareada.

(Entrégate a él).

—Holly... Holly... —murmuré, tratando de buscarla a tientas con mi mano derecha..

Ella no mostraba señales de seguir consciente, así que ladeé la cabeza y en un movimiento repentino de mi cuello, escuché un crujido y solté un gemido

(Por fin serás nuestra).

Alguien abría la puerta y me sacaba en brazos.

(A salvo).

—Tú vendrás conmigo. Estaremos a salvo —afirmó una voz.

(Estarás a salvo).

—Nos están esperando —repuso la voz.

—Holly... —jadeé—, no dañes... a... Holly.

(Ya es hora).

—Shh, no lo haré.

Mis ojos entrecerrados veían la noche, tan cálida y distante como la presencia que me llevaba en sus brazos.

—Holly... —susurré.

(No te resistas más).

—Vendrás conmigo, Miranda —afirmó la voz y supe que era Hunter—. Eres tan hermosa. Tan perfecta y única —repuso—. Llegó el momento de irnos. Ellos nos esperan.

(El Circulo).

—Eres mía, solo mía, Miranda.

(Es ahora).

Cada músculo de mi cuerpo se sentía, frío, casi entumecido y perdía el control de mis extremidades. Entonces, un acto de reflejo y confusión, oculté el rostro en el pecho de Hunter, escupiendo sangre.

(Tu nuevo hogar).

Hubo un destello que me cegó momentáneamente, y en la intensidad de la luz, escuché las incontables voces que se regocijaban por mi captura.

Segundos después, fuimos arrastradospor un tornado oscuro y solo hubo silencio.

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