DELÍRIUM

By JorgeMoonRodriguez

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Pepe y sus amigos, viven en la indigencia, limpiando los vidrios de los automóviles e intentando sobrevivir... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
FINAL

Capitulo 13

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By JorgeMoonRodriguez

Pepe, Brandon y doña Evangelina,  se encontraban en la sede de la lotería nacional.
Los tres estaban emocionados por la entrega del premio.

—¡Y aquí está el ganador!.— Dijo la presentadora, sosteniendo el cheque con la cantidad millonaria.— Pepe, ahora eres el afortunado ganador de la bolsa acumulada, dinos ¿Qué se siente tener todo este dinero?.

—Pues... Pues yo... Estoy emocionado... Y... No sé, solamente estoy feliz y contento. — Pepe estaba algo cohibido por aparecer en televisión. Incluso aunque doña Evangelina y Brandon estaban ahí.

—Y queremos saber, ¿Cómo se siente su familia?.— La mujer le pasó el micrófono a doña Evangelina.

—Ay, pues yo, estoy feliz. Pero tengo que aclarar, que no somos familia. Nosotros estamos apadrinando el sueño de este pobre chico de la calle. Nosotros también tenemos una organización benéfica, llamada el corazón de Jesús. — Pepe sintió un pinchazo al oír a doña Evangelina. La mujer lo había tratado cómo a su hijo, y ahora lo negaba en televisión nacional.— Estamos muy emocionados de que este huérfano reciba su premio. — Aplaudió la mujer.

—Muy bien, pues hacemos entrega del cheque millonario a José Hernandez Garcia, conocido cómo Pepe.— La mujer le entregó el premio a al chico.

Pepe tuvo que fingir una sonrisa, pero le dolió ser despreciado por aquella mujer, aquella señora a quién ya veía cómo a una madre.

—¡Y recuerden seguir participando por la bolsa acumulada, y muchas felicidades al ganador!.— Concluyó la presentadora.

Pepe seguía un poco decepcionado por las palabras de la mujer, y ella lo notó.

—Ya mi amor, no te pongas así. Tu sabes que eres de la familia. No necesitamos que todo el país se entere. Ven aquí. — Doña Evangelina abrazó a Pepe y este le correspondió.

—Si... Disculpe doña Evangelina. — Suspiró Pepe.

—Pepe... Felicidades.— Se acercó Brandon para abrazar al aludido.

—Gracias.— Respondió Pepe mientras correspondía al abrazo y se inundaba con el hermoso aroma de Brandon. Olía tan masculino y limpio.

—Bueno, basta ya de tantos arrumacos. Recuerda que tienes que comprar la casa dónde vivimos. ¿O quieres que Brandon se quede en la calle?.— Preguntó la mujer.

—Ah... No, por supuesto que no. Yo les prometí comprar la mansión y ustedes no van a tener que irse a la calle.

—¡Magnífico mi amor! Eres tan lindo mi pequeño. Vamos Brandon, agradecele a Pepe.— Le animó la mujer.

—Si... Tía. — Brandon se acercó a Pepe y le dio un besó en la mejilla.— Muchas gracias Pepe.

—De nada Brandon, mientras tu... Digo, mientras ustedes estén felices, yo lo estaré. — Se sonrojó el chico.

—Bueno, ¿Y además de la casa, en que piensas gastar el dinero?.— Preguntó la viuda.

—Pues, estoy pensando darle una parte al chacal y otra a la pelos. Quiero quedarme con algo para fundar un refugio para niños de la calle. Ya estoy haciendo muchos planes con lo que gané.— Pepe se emocionó al pensar en todos los planes que tenía.

—Ay querido, no te precipites tanto. Mejor deberías consultarlo con la almohada. Es decir, es tu dinero claro, pero por eso, debes aprovecharlo en ti. Puedes ayudar a tus amigos, pero darles dinero así cómo así, se me hace algo exagerado. Estoy segura que tus amigos se ofenderían querido, no seas impulsivo. — Se alarmó doña Evangelina.

—Bueno, eso ya lo veré después. Lo que sí es seguro, es el refugio para los niños. Lo haré cómo un hotel y ahí no pasaran, ni hambre, ni frío. Porque yo sé lo que es eso y pues es horrible y...

—Ay querido, disculpa la interrupción, pero se nos hace algo tarde. Además, tenemos que planear ya tu fiesta de bienvenida a la alta sociedad. Tienes que causar una gran impresión ¿Estás de acuerdo?.

—Claro que sí, estoy de harto emocionado.— Saltó Pepe.

—Para empezar, no seas tan efusivo cariño, eso no está bien visto en sociedad.

—Lo siento. — Se apenó el chico.

—Ay ya, no pasa nada amor. Ve con Brandon y ahorita los alcanzo, necesito hacer una llamada.— Dijo la viuda.

—Está bien tía, ven Pepe, vamos al auto.— Brandon le dio la mano a Pepe y a este le comenzó a sudar de los nervios. Jamás se imaginó estar así con un hombre tan guapo como el nieto de la viuda.— Eres muy lindo cuándo te sonrojas.— Dijo Brandon.

—Gra... Gra... Gracias, tu también... Digo, tu eres muy guapo y muy lindo conmigo. Y me gustas... Quiero decir, es que tu, bueno... Yo... Disculpa... Soy un torpe...

—Hey, no pasa nada.— Brandon tomó de la barbilla a Pepe y le dio otro beso en la mejilla.— Me gustaría conocerte más a fondo y bueno... No me gusta que escondas lo que sientes ¿Ok?.

—¡Yo también quiero conocerte más!... Me gustas mucho y eres demasiado guapo... Y bueno, no creas que estoy contigo solamente por eso. Se nota que eres bastante amable, buena onda, bonachón y... Pareces perfecto.

Brandon sonrió al escuchar hablar a Pepe. En el fondo no lo amaba y no le gustaba de ninguna manera, pero le caía bien. Brandon sabía que engañar a Pepe no estaba bien, pero sabía también que no tenía otra alternativa.

—Bueno, vayamos al auto o mi tía se va a poner cómo un ogro.— Brandon le pasó el brazo a Pepe y se lo llevó al auto.

Mientras tanto...

Doña Evangelina hablaba por un teléfono público, nada más y nada menos que con el Chucky.

Jefa, llamó usted muy pronto. Creí que tardaría más.

—Dejate de idioteces. Necesito hablar contigo urgentemente, pero no por teléfono.

—Supongo que me va a decir a quién me tengo que quebrar.

—No, por ahora no. Lo que necesito es información. ¿Conoces al tal chacal y a la famosa "pelos"?.

—Ah... ¿Esos pendejos? Son unas miserables ratas que me deben hasta los calzones. ¿Qué quiere usted con ellos?.

—Pepe planea sacarlos de la pobreza, dándoles una parte del dinero de la lotería. Y cómo ya debes suponer, eso no lo voy a permitir.

—No diga más jefa. Tengo mi pistola aquí bien cargadita la cabrona. Usyee diga y de un plomazo me tiro a los dos.

—Ay querido, por eso yo soy tu jefa mi cielo. No, no quiero que seas tan obvio y estúpido. Tengo planes para eliminar a esos dos mugrosos muertos de hambre, pero no así. Necesito que todo parezca una mala obra del destino.

—¿Y entonces?...

—Por el momento, necesito hablar contigo, urgentemente. Pero por Dios, vistete bien, que yo soy una mujer decente y no quiero pasar la vergüenza de que me vean con un zarrapastroso.

Uy, que rabiosa mi doña. Usted tranquila y yo nervioso. Voy a ir vestido cómo todo un catrin.

—Eso espero. Entonces, lo veo mañana en el café " Grano de Oro" ¿Sabe dónde queda?.

—Si, algunas veces asalté por ahí y secuestramos a un ricachón ahí en la esquina.

—¡Ay que horror, que asco!. Bueno, lo espero mañana, bye.

Doña Evangelina colgó el teléfono y se dirigió al auto. Pero en el camino, se encontró al licenciado Rodriguez.

—Buenas tardes doña Evangelina, que sorpresa verla por aquí.— Le sonrió el licenciado.

—Mire mequetrefe, no sea haga el gracioso. Tengo muchas cosas que hacer, y no puedo perder mi tiempo con un licenciado fracaso y mediocre. Ahora, sí me disculpa.— La viuda estaba a punto de retirarse, pero el hombre la sujetó del brazo.— ¡Suelteme desgraciado, infeliz! O soy capaz de gritar para que venga la policía.

—Solamente quiero recordarle que ya casi es hora de que desaloje la mansión. Y avisarle que la investigación sobre la muerte de su marido, sigue en pie y avanzando. Ayer descubrimos que en la farmacéutica, estaban probando un medicamento que induce a la muerte casi instantánea. Según tengo entendido, era para un refugio de animales, dónde duermen a los gatos y a los perros. Probablemente su marido fue envenenado con ese medicamento.

—¡Ya le dije que haga lo que se le dé la gana, maldito licenciaducho de mierda! Si sigue fastidiando, lo va a lamentar. — Aseveró la mujer.

—¿Debo tomarlo cómo una amenaza?.

—Tomelo cómo quiera ¡Pelele!.— Exclamó la viuda, mientras le daba un golpe con su bolso.

—Por cierto. La he visto acompañando a un simpático chico que acaba de ganar la lotería. Y no he dejado de pensar en sus intensiones con él. Y déjeme decirle, que voy a estaría vigilando, porque, no quiero que ese chico muera "misteriosamente", con permiso. — El licenciado extendió la mano cómo forma de despedida, pero la viuda solamente hizo un mal gesto y lo dejó ahí, con la mano extendida.

—" Maldito desgraciado. Tenía pensado matar a esos mugrosos primero. Pero al parecer, tu tendrás el honor antes que ellos".— Dijo para si misma la malvada mujer.

Mientras tanto...

—Tengo una curiosidad.— Confesó Pepe.

—¿Cuál?. — Preguntó Brandon.

Ambos estaban en el asiento del auto, esperando a doña Evangelina.

—A la mejor soy bien atrevido con esto, pero me gustaría... Saber... Quisiera saber... Quiero saber cómo besas.— Soltó el chico, sorprendiendo a Brandon u dejándolo sin saber que decir.
Porque evidentemente, el sobrino de doña Evangelina, lo ultimo que deseaba, era besar a Pepe en los labios.

—Ah... Es que yo... No me lavé los diente hoy, porque se me olvidó... Si, eso fue.

—Tranquilo, yo tampoco me los lavé. Pero tengo goma de mascar, y es de menta. Te doy uno y ya luego me regalas un beso ¿Va que va?.— Dijo Pepe sacando la goma.

—Si... Bueno...

Brandon masticó un par de veces la goma, mientras tanto, Pepe lo observaba detenidamente.
Se fijó en sus labios, su nariz recta , su cabello rubio y sus ojos claros. Él chico estaba ilusionado, y no podía creer que alguien cómo Brandon gustara de él.

—Pues, supongo que ya tenemos aliento fresco... Así que... Claro, si no te molesta, podemos... Besarnos.— Pepe se acercó un poco a Brandon, causando la incomodidad de este.

—Si... Eso... Este... Bueno.— Dijo con resignación el chico.

Pepe cerró los ojos y levantó los labios para ser besado, mientras se acercaba lentamente a Brandon.

Este por su parte, se hizo un poco hacía atrás y miraba con incomodidad aquella escena.
Interiormente, rogaba a Dios que su tus llegara.
Y cómo si Dios lo hubiese escuchado, la puerta del auto se abrió.

—Ya vine queridos.— Dijo la mujer e inmediatamente, Pepe abrió los ojos y se repuso, tomando su lugar en el asiento al igual que Brandon.— Haganme espacio.

—Que bueno que llegas tía.— Sonrió Brandon.

—Ay querido, lo dices cómo sí te hubiera dejado horas aquí. Mi bombón, me haces recordar cuándo tenías 5 años y llorabas cuándo no me veías. Pareces un bebé ahora, mi precioso hombre guapo. — Doña Evangelina pellizcó la mejilla de su sobrino.

—¡Auch tía, basta!.— Se quejó el chico y Pepe soltó una risa ante aquella tierna escena familiar.

—Bueno, vámonos ya. Tenemos que hablar a bienes raíces para que Pepe compré la mansión, y todavía tenemos que ver lo de la fiesta de presentación. ¡Ay que horror, son tantas cosas! A penas y me va a dar tiempo. — Se quejó la mujer.

—¿Fiesta? ¿Yo voy a tener una fiesta?. — Se emocionó Pepe.

—Si querido, naturalmente, tenemos que presentarte en sociedad. Por eso vamos a organizar una fiesta en tu honor. Ahí estará la crema y nata de la sociedad, vaya, la gente más poderosa de la región. Vamos a invitar a tantas personalidades. — Se emocionó la viuda.

—¡Qué bien! Me muero por decirle a el chacal y a la pelos. — Se entusiasmo Pepe.

—Ay querido, no quiero romper tus ilusiones, pero, no creo que sea conveniente. No me lo tomes a mal, pero, tus amigos no encajan ahí... Y pues, ellos no se van a sentir cómodos entre tanta ostentosidad. Yo sé que los quieres, pero mejor no lo hagas. Ya después yo organizo una pequeña fiesta para ustedes solamente.

Pepe cambió su semblante. No le agradaba la idea de no invitar a sus amigos y dejarlos fuera.

—Bueno... Si usted lo dice.

—Pero no pongas esa cara Pepe. Vamos a comprarte ropa y verás cómo vas a olvidarte de todo. Tu vida va a cambiar, y no sabes cuanto.— Sonrió con maldad, aquella codiciosa mujer.

Continuará...

Pepe

El Chacal

Brandon

Martina

El Diablo... Digo, Doña Evangelina.



En el próximo capítulo subiré los otros personajes que faltan. Muchas gracias a quienes me han seguido hasta aquí.

Y quizás no lo saben, pero estoy cumpliendo 6 años aquí en Wattpad. Gracias por seguir leyendo las locuras que escribo ❤✌😊

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