Feng Xiao lucía como si no hubiera sufrido ningún daño. No solo eso, sino que ni siquiera escatimó una mirada a la dirección de Cui Buqu y Pei Jingzhe. Continuó impulsándose hacia arriba con su mano y bloqueó su mirada con Fo Er.

—Tus artes marciales no son malas, se consideran similares al nivel de un maestro. Sin embargo, es realmente desafortunado que te encontraras conmigo —Feng Xiao se rio astutamente—. Si todos estamos destinados a cruzar caminos con un enemigo, yo soy quien fue enviado por Dios para probarte. Aunque eres talentoso, solo puedes aceptar tu destino cuando te encuentras con alguien como yo que es un genio. Regresa a tus tierras herbosas y entrena por otros tres o cinco años. Entonces quizás podríamos tener un encuentro más equitativo.

Fo Er respiró lentamente. Justo ahora, la represalia de Feng Xiao le había dado algunas heridas internas, incluso ahora su pecho seguía doliéndole de manera severa. Sabía que Feng Xiao también estaba un poco herido, pero era más probable que fuera una herida externa débil y moderada. Si los comparaba, él ya había perdido el encuentro.

Sabía que ciertamente no podría asesinar a Feng Xiao esta noche.

Al principio, su meta podría haber sido cumplida debido a todas las personas que habían venido hoy y que había otros molestando en la noche, pero a ellos solo les importaba el jade. Simplemente se pusieron al margen y observaron, o cuando la situación no estuvo a su favor, se levantaron y se fueron, o en otra circunstancia, solo retuvieron a la gente de Feng Xiao y la tomaron como rehenes. Pero al final, ninguno quería pelear de frente con Feng Xiao.

Al final, solo tenía que culparse a sí mismo por no ser tan poderoso como su oponente.

—Un luchador no debería tener distracciones en su corazón, solo entonces podrá lograr el nivel más alto de las artes marciales. Sin embargo, tu corazón no está en ello esta noche. Me niego a pelear con un oponente como tal —Fo Er respondió fríamente, dándose la vuelta y yéndose. Aunque sus artes marciales eran densas y explosivas principalmente, también podían ser ligeras. En un abrir y cerrar de ojos, ya estaba a millas de distancia, siendo tragado rápidamente por la noche.

La razón por la que había dicho esas palabras solo era para salvar su orgullo. El artista marcial número uno de Kan Ishbara de los Göktürks definitivamente necesitaba su orgullo.

Feng Xiao no lo persiguió.

Mientras miraba al otro desaparecer de su vista, ocultando la mirada frívola de su rostro, se giró y corrió a la mansión velozmente.

Sin sorprenderle, la mansión Qiushan era un completo desastre. Todos los sirvientes se habían escondido, sin atreverse a decir nada. Después de que vieron regresar a Feng Xiao, solo entonces se arrastraron hacia fuera desde abajo de la mesa, temblando y quejándose con él.

—Langjun, justo ahora cuando estaba afuera, dos hombres forzaron su entrada y derribaron todo. No tenemos idea de qué querían encontrar, pero no tenían nada en sus manos cuando se fueron, ¡como si no hubieran logrado encontrarlo!

Feng Xiao respondió con un "En". Solo podía ser que los otros concluyeron que el jade que acababa de ser destruido minutos antes había sido un artículo falso, así que querían buscar el jade real.

En cuanto al Jade Tianchi...

Los labios de Feng Xiao giraron hacia abajo, ostentando una risa sardónica.

Sin importar qué expresión estaba sobre el rostro de una persona hermosa, sin duda, sería diferente de los demás. Aunque estaban llenos de miedo e impresión, los sirvientes no pudieron evitar levantar sus cabezas y mirarlo.

• ✦ •

El hombre de blanco tomó a Cui Buqu con él, pero no se apresuró. Cui Buqu tenía su hombro herido y con su vieja enfermedad actuando, sentía como si el otro simplemente estuviera llevándose a un acompañante para un trote ligero.

El sonido del gong nocturno venía desde la distancia, las pequeñas velas estaban siendo encendidas en todos lados y la oscuridad alboreaba sobre ellos. La noche estaba bajando de temperatura lentamente y, aunque Cui Buqu estaba vistiendo prendas suficientes, todavía sentía frío y no pudo evitar estornudar.

—No eres un hombre del jianghu —Cui Buqu tosió dos veces, su voz estaba ronca.

Él supuso que una fiebre se le estaba asentando, sintió ardor y dolor por su cuerpo entero. Sintió la necesidad de buscar una cama y recostarse por un momento.

Pero el mundo era implacable. Su situación era miserable, siendo perseguido por alguien que ni siquiera conocía y que estaba jugando con él.

El hombre de blanco sonrió.

—Si yo no lo soy, ¿lo eres tú?

Era como si Cui Buqu no pudiera oír lo que decía, respondiendo con:

—Esta noche viniste por la multitud, así que naturalmente también viniste por el jade. Sin embargo, si no eres un hombre del jianghu, no tienes necesidad de sus poderes. No te interesan. Para alguien como tú, agradable y amable en la superficie, portas un aire de arrogancia. No eres una persona que solo le serviría a cualquiera. No obstante, que vinieras aquí en beneficio de tu maestro, solo podría significar que el hombre detrás de ti es bastante poderoso. Por lo tanto, la razón de que quisieras el jade probablemente es para llevárselo de regreso a este maestro tuyo.

—¿Nadie te ha dicho antes que las personas inteligentes tienen vidas cortas? —El hombre de blanco preguntó.

—No necesitas decirme tantas tonterías —Cui Buqu respondió suavemente—. Solo siete palabras: las personas normales envidian a los genios.

El hombre de blanco se rio.

—Maestro Taoísta Cui, tú también eres muy interesante. Si tan solo no nos hubiéramos conocido en un momento tan inconveniente, creo que te invitaría un té y veríamos el panorama.

—Entonces quizá no sea capaz de tomar ese té ni de ver ese panorama —Cui Buqu dijo.

El hombre de blanco no respondió, pero dijo de repente:

—¿Tienes hambre? ¿Hay algo que comer en la ciudad a esta hora? Déjame llevarte a buscar un buen tazón de sopa caliente.

—Mi hombro duele. No tengo hambre.

El hombre de blanco sonrió.

—Si te niegas a venir conmigo, tu hombro dolerá aún más.

La manera en que había hablado fue increíblemente educada sin una pista de ira, pero sus técnicas eran mucho más crueles que las de cualquiera que hubiera conocido.

—Si me niego a ir contigo, alguien más te acompañará.

El hombre de blanco sonrió.

—¿Quién?

—Yo, por supuesto.

Siguiendo a las palabras, un hombre apareció. Era alto y sus pasos se detuvieron a una larga distancia de donde se encontraban de pie, con su espalda recta y derecha.

—Lord Feng, qué rápido ha sido en llegar. ¿El luchador número uno de Göktürk fue ahuyentado tan fácilmente por usted? —Respondió el hombre vestido de blanco con sorpresa.

—Por supuesto que no —Feng Xiao dijo—. Tomaste a mi amante, ¿cómo no podría actuar más rápido?

Inigualable [WS]Where stories live. Discover now