②④ «𝙲𝚎𝚛𝚎𝚖𝚘𝚗𝚒𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚗 𝚍𝚒𝚜𝚌𝚞𝚛𝚜𝚘𝚜 𝚜𝚒𝚗𝚐𝚞𝚕𝚊𝚛𝚎𝚜»

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Anudó la corbata roja por quinta vez, no obstante, seguía sin convencerle la imagen que veía de sí mismo reflejada ante el espejo.

Pasó la peineta por su cabello, pero esta terminó por quedarse estancada en uno de sus remolinos rubios. Con el mango de plástico en su mano derecha y la otra parte del peine atrapada en su melena, luego de decir una frase plagada de insultos, abandonó la tarea de peinarse.

Katsuki, quien cursó toda la preparatoria en el mismo instituto se encontraba seguro que era la tercera vez que usaba el uniforme al completo. Una semana antes Mitsuki revolvió su armario por completo, mientras él no estaba en casa y se percató de que todas las prendas del uniforme estaban modificadas y/o ya le quedaban pequeñas.

Al final de cuentas, él siempre usaba pantalones anchos para asistir a clase más cómodo.

Esa misma tarde, después de haberse comido un buen regaño por parte de su madre, tenía un uniforme nuevo de su talla actual planchado encima de su cama.

Usar la chaqueta con el sol que hacia afuera era equivalente a caminar en el mismo infierno. Mitsuki la esperaba lista, luciendo su vestido celeste favorito a un lado de la puerta con las llaves de la casa entre las manos. Antes de salir agarró a Katsuki por la corbata y le apretó el nudo de la corbata hasta la manzana. Katsuki la observó con sufrimiento y ella le respondió con una sonrisa orgullosa.

El auto estaba ardiente. Su padre tenía toda la frente sudada y se quitó su propio saco dejándolo en el respaldo del asiento del piloto. Katsuki lo imitó apenas se sentó en el lugar de siempre.

De una forma metafórica, Katsuki no sentía que "el día" había llegado. Ni siquiera había asimilado sus diez y ocho años todavía. Iba a su licenciatura, una ceremonia para todos los estudiantes de último año, recibiría su bonito diploma y por haber sido el mejor estudiante de su año (gracias a sus buenas calificaciones, porque por su comportamiento era de los peores) tendría que dar el discurso representado a toda su generación.

Irían a cenar luego que sus profesores lo echaran de la escuela a patadas.

Su situación era algo inusual. Durante los primeros dos años había sido un chico problemático, aunque se daba el mérito de nunca descuidar sus estudios, era su cuarto año consecutivo que sacaba el primer lugar algo que, siendo solo un niño se propuso.

—Por mi nombre, Bakugou Katsuki, nunca dejaré que unos descerebrados extras me roben el primer lugar ¡Escuchaste Kirishima!

Si, aquel día Kirishima había sido el que hizo la pregunta "¿Por qué te esfuerzas tanto si igual acabamos castigados?" Recibió un buen certamen de palabras y terminó con un chichón en la cabeza por el golpe que Katsuki le dio con el libro de matemáticas.

El texto del estudiante de matemáticas, ese que tiene más de cuatrocientas páginas.

Cuando se aburrió de ser un «chico malo» decidió adoptar un perfil como «El aburrido»

Sus últimas clases según su percepción fueron de las más tediosas, pero tampoco estaba dispuesto a sacrificar su perfecta asistencia solo por una rabieta. Se sacaron las fotos que iban a aparecer en el anuario (individuales y de grupo) para que sus compañeras el resto del tiempo se la pasaran gritando lo entusiasmadas que se encontraban por la gala.

Mina Aishido, había sido la que más gritó de todas.

Ajeno a todo, solo deslizaba un libro en su escritorio. Y si se cansaba mandaba un mensaje "infraganti" a Shoto.

«Las clases son una mierda. Las chicas chillan como un parlante roto y cada día estoy más cerca de asesinar a Kirishima»

Luego de la amenaza daba el golpe de gracia.

Por un Libro (TodoBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora