③ «𝙼𝚊𝚕𝚊 𝚜𝚎𝚗̃𝚊𝚕»

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Caminaba por toda la casa, con la mano alzada en busca de tan solo una raya de señal.

Al encontrarla, a un lado del establo de caballos, aún con el fuerte olor al estiércol y las heces del animal, marcó el número de Kirishima.

Al tercer pitido contestó.

-¿Bro? -Saludó aunque a Bakugou le costó entender lo que decía

-Hola.

-Me estás llamando ¿Tu?

Bakugou frunció el ceño.

-Que te la estoy mamando, vete a la mierda -Correcto la comunicación era tan mala que las palabras empezaron a confundirse-. Esto no es una booty call.

-¿Que se te perdió el mando, al lado de la sal? -El potro pataleo provocando un alarido de caballo-. ¿Eso fue un caballo?

-¿Sexo oral, al lado del gato?

-¿Que dijiste sobre el sábado?

Fastidiado de aquella conversación que no llegaba a ningún lado, la cortó. Abrió su aplicación de mensajería.

Kirishima permaneció en un constante estado de "Escribiendo". Cuando lo verificó notó como la pequeña señal se esfumó.

Apagó su celular y entró a la casa.

Al lado de la entrada había visto, al llegar un teléfono fijo.

Era de color Azul y no estaba seguro de que funcionara, lo intentó mientras recordaba el número de Kirishima.

-¿Hola? -Confirmó la voz de Kirishima que se notaba clara y nítida-. Kirishima.

-No necesito un seguro.

-Demonios no te estoy ofreciendo un seguro.

Eijiro espero un segundo y dijo.

-No quiero que un testigo de Jehová, me entretenga por más de media hora.

-Soy Bakugou, pelos de mierda.

Una gran y larga exclamación se escuchó a través de la llamada. Bakugou desvió su mirada al lapicero de la mesa, en donde el teléfono se apoyaba.

-Hola, Bro -Termino diciéndole, Katsuki agarró uno de los bolígrafos y comenzó a darle vuelta sobre sus dedos, índice y pulgar- ¿Por qué llamas? Eso no es del todo normal y de un número desconocido.

-Estoy en la casa de mis abuelos, trate de llamarte por mi móvil pero -El lápiz se cayó, rodando hasta el otro extremo de la mesa-, terminaste ofreciéndome servicios sexuales.

La risa de Kirishima tildó los oídos de Bakugou. Alejó el auricular de su oreja.

-Ahora estoy llamando por el teléfono fijo, me siento como si estuviese en un museo -Se apoyó a espaldas de la superficie, para quedar más cómodo-. Esta cosa hasta tiene rueda. Es como si vieses a una persona con un Blackberry, en pleno 2020.

-Oh, vintage.

Bakugou negó con la cabeza como si Kirishima estuviese al frente suyo. Tan solo tenía algunos frascos con mermeladas caseras de su abuela.

-¿Estás leyendo algo nuevo?

Y ahí fue cuando, para Katsuki, empezó la verdadera conversación.

Siempre había sido así, Bakugou aguantaba que Kirishima le hablara sobre sus partidos de Baloncesto, fútbol, o cualquier otro deporte, si el soportaba que la voz de él le relatara sobre los libros que leía.

Todas las veces, sin excepción, terminaba recomendando algún libro, aunque sabía que a él no le gustaba leer.

Y todas las veces, Kirishima le trataba de convencer sobre salir a jugar con él, aún sabiendo que el odiaba cualquier tipo de actividad física.

Por algo se saltaba educación física. Y le pedía a Kirishima que creará una excusa perfecta para cada clase.

Por algo Kirishima se escabulló a de leer el libro mensual, y le pedía a Bakugou que le resumiera (minutos antes del examen) el libro. Siempre pasaba con la nota justa.

Ese era su pacto.

-Hoy jugué con unos tipos del barrio sur -Bakugou dijo algo de forma afirmativa, como si tan siquiera supiera lo que significaba barrio Sur-. Gané.

Trató de fingir interés, aunque sabía que no era lo suficiente bueno en esos temas.

-Hey no es tan malo jugar básquet -Conocía lo suficiente a Kirishima para saber que ahora, él estaba en su cama con el maldito balón debajo del hombro, aún con las gotas de sudor en su frente-. Hay veces que tienes que probar jugar distintos deportes.

-Conozco lo suficiente para saber que implica correr, saltar y sudar.

-No cuenta si lo leíste -Bakugou suspiró, ya había perdido la cuenta de; cuántas veces había tenido esa conversación.

Esperó un momento, tal vez y tan solo tal vez, le daría una pequeña oportunidad.

-Lo haré, cuando vuelva a la ciudad -Accedió Katsuki-. Espero que sea pronto, ya estoy cansado de que me despierte una puta ave y no mi jodida alarma.

-No cambias.

-Ja, Ja -Rió de forma sarcástica-. Y tú ¿Qué esperabas?

-Que tantos rayos solares, te harían calmar tu vulgar forma de hablar.

-Tranquilo, tan solo llegaré con un bonito bronceado. Para que veas que, si me afectó.

Los gritos de su abuela, pidiéndole que corte la llamada, lo alertaron.

-Mi abuela dice que eres mala influencia.

-Oh, tu abuela es sabia -Escuchaba la risa entrecortada de Kirishima-. Igual me tengo que bañar, adiós.

-Adiós.

Luego de colgar y separarse vio como su abuela se acercaba.

Tenía un papel en la mano con números escritos.

-Ya era hora de que dejaras de hablar con tu novia

Bakugou suprimió un sonrojo y le dedicó una mirada feroz.

-Era un amigo.

La mujer comenzó a darle vueltas a la rueda, con lentitud.
Se puso el auricular en el oído y esperó.

-Hola Rosa

En ese instante, cayó en cuenta de que ya no tenía nada que hacer ahí.

Subió las escaleras, y se recostó en su cama.
Cerró los ojos y admitió lo estúpido que había sido al aceptar los regates de Kirishima.

Ni siquiera sabía botear bien un balón sin que esté, se fuese a cualquier lado.
El en realidad no era bueno para los deportes.

Por algo se saltaba educación física.
Odiaba la sensación mojada del sudor y de su corazón bombardeando sangre como loco.
También odiaba el calor, por lo mismo

Bostezó y cambió de posición a una más cómoda. Cerró los ojos y de imaginó jugando.

Tampoco era alto, ni tan delgado como para pasar inadvertido.

No sabía lanzar.

Sería una carga.

«da igual»

Asintió la cabeza, cerró los ojos y durmió.

Por un Libro (TodoBaku)Where stories live. Discover now