Caminaba por toda la casa, con la mano alzada en busca de tan solo una raya de señal.
Al encontrarla, a un lado del establo de caballos, aún con el fuerte olor al estiércol y las heces del animal, marcó el número de Kirishima.
Al tercer pitido contestó.
-¿Bro? -Saludó aunque a Bakugou le costó entender lo que decía
-Hola.
-Me estás llamando ¿Tu?
Bakugou frunció el ceño.
-Que te la estoy mamando, vete a la mierda -Correcto la comunicación era tan mala que las palabras empezaron a confundirse-. Esto no es una booty call.
-¿Que se te perdió el mando, al lado de la sal? -El potro pataleo provocando un alarido de caballo-. ¿Eso fue un caballo?
-¿Sexo oral, al lado del gato?
-¿Que dijiste sobre el sábado?
Fastidiado de aquella conversación que no llegaba a ningún lado, la cortó. Abrió su aplicación de mensajería.
Kirishima permaneció en un constante estado de "Escribiendo". Cuando lo verificó notó como la pequeña señal se esfumó.
Apagó su celular y entró a la casa.
Al lado de la entrada había visto, al llegar un teléfono fijo.
Era de color Azul y no estaba seguro de que funcionara, lo intentó mientras recordaba el número de Kirishima.
-¿Hola? -Confirmó la voz de Kirishima que se notaba clara y nítida-. Kirishima.
-No necesito un seguro.
-Demonios no te estoy ofreciendo un seguro.
Eijiro espero un segundo y dijo.
-No quiero que un testigo de Jehová, me entretenga por más de media hora.
-Soy Bakugou, pelos de mierda.
Una gran y larga exclamación se escuchó a través de la llamada. Bakugou desvió su mirada al lapicero de la mesa, en donde el teléfono se apoyaba.
-Hola, Bro -Termino diciéndole, Katsuki agarró uno de los bolígrafos y comenzó a darle vuelta sobre sus dedos, índice y pulgar- ¿Por qué llamas? Eso no es del todo normal y de un número desconocido.
-Estoy en la casa de mis abuelos, trate de llamarte por mi móvil pero -El lápiz se cayó, rodando hasta el otro extremo de la mesa-, terminaste ofreciéndome servicios sexuales.
La risa de Kirishima tildó los oídos de Bakugou. Alejó el auricular de su oreja.
-Ahora estoy llamando por el teléfono fijo, me siento como si estuviese en un museo -Se apoyó a espaldas de la superficie, para quedar más cómodo-. Esta cosa hasta tiene rueda. Es como si vieses a una persona con un Blackberry, en pleno 2020.
-Oh, vintage.
Bakugou negó con la cabeza como si Kirishima estuviese al frente suyo. Tan solo tenía algunos frascos con mermeladas caseras de su abuela.
-¿Estás leyendo algo nuevo?
Y ahí fue cuando, para Katsuki, empezó la verdadera conversación.
Siempre había sido así, Bakugou aguantaba que Kirishima le hablara sobre sus partidos de Baloncesto, fútbol, o cualquier otro deporte, si el soportaba que la voz de él le relatara sobre los libros que leía.
Todas las veces, sin excepción, terminaba recomendando algún libro, aunque sabía que a él no le gustaba leer.
Y todas las veces, Kirishima le trataba de convencer sobre salir a jugar con él, aún sabiendo que el odiaba cualquier tipo de actividad física.
Por algo se saltaba educación física. Y le pedía a Kirishima que creará una excusa perfecta para cada clase.
Por algo Kirishima se escabulló a de leer el libro mensual, y le pedía a Bakugou que le resumiera (minutos antes del examen) el libro. Siempre pasaba con la nota justa.
Ese era su pacto.
-Hoy jugué con unos tipos del barrio sur -Bakugou dijo algo de forma afirmativa, como si tan siquiera supiera lo que significaba barrio Sur-. Gané.
Trató de fingir interés, aunque sabía que no era lo suficiente bueno en esos temas.
-Hey no es tan malo jugar básquet -Conocía lo suficiente a Kirishima para saber que ahora, él estaba en su cama con el maldito balón debajo del hombro, aún con las gotas de sudor en su frente-. Hay veces que tienes que probar jugar distintos deportes.
-Conozco lo suficiente para saber que implica correr, saltar y sudar.
-No cuenta si lo leíste -Bakugou suspiró, ya había perdido la cuenta de; cuántas veces había tenido esa conversación.
Esperó un momento, tal vez y tan solo tal vez, le daría una pequeña oportunidad.
-Lo haré, cuando vuelva a la ciudad -Accedió Katsuki-. Espero que sea pronto, ya estoy cansado de que me despierte una puta ave y no mi jodida alarma.
-No cambias.
-Ja, Ja -Rió de forma sarcástica-. Y tú ¿Qué esperabas?
-Que tantos rayos solares, te harían calmar tu vulgar forma de hablar.
-Tranquilo, tan solo llegaré con un bonito bronceado. Para que veas que, si me afectó.
Los gritos de su abuela, pidiéndole que corte la llamada, lo alertaron.
-Mi abuela dice que eres mala influencia.
-Oh, tu abuela es sabia -Escuchaba la risa entrecortada de Kirishima-. Igual me tengo que bañar, adiós.
-Adiós.
Luego de colgar y separarse vio como su abuela se acercaba.
Tenía un papel en la mano con números escritos.
-Ya era hora de que dejaras de hablar con tu novia
Bakugou suprimió un sonrojo y le dedicó una mirada feroz.
-Era un amigo.
La mujer comenzó a darle vueltas a la rueda, con lentitud.
Se puso el auricular en el oído y esperó.-Hola Rosa
En ese instante, cayó en cuenta de que ya no tenía nada que hacer ahí.
Subió las escaleras, y se recostó en su cama.
Cerró los ojos y admitió lo estúpido que había sido al aceptar los regates de Kirishima.Ni siquiera sabía botear bien un balón sin que esté, se fuese a cualquier lado.
El en realidad no era bueno para los deportes.Por algo se saltaba educación física.
Odiaba la sensación mojada del sudor y de su corazón bombardeando sangre como loco.
También odiaba el calor, por lo mismoBostezó y cambió de posición a una más cómoda. Cerró los ojos y de imaginó jugando.
Tampoco era alto, ni tan delgado como para pasar inadvertido.
No sabía lanzar.
Sería una carga.
«da igual»
Asintió la cabeza, cerró los ojos y durmió.
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Por un Libro (TodoBaku)
Fanfiction𝐓𝐨𝐝𝐨𝐁𝐚𝐤𝐮/𝐁𝐚𝐤𝐮𝐓𝐨𝐝𝐨. Katsuki, tan solo tiene que pasar su último mes de vacaciones en casa de sus abuelos maternos. Una gran casa ubicada en medio de la nada, con granja incluida y cuyo pueblo más cercano se encuentra a veinte minutos...