②⓪«𝚅𝚒𝚜𝚒𝚝𝚊𝚜 𝚗𝚊𝚟𝚒𝚍𝚎𝚗̃𝚊𝚜»

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Shoto, en la última hoja de su cuaderno de química, escribió lo siguiente:

"Lista de cosas más aburridas de mi vida:

-Vivir con mi padre

Y aquello significa que el 80% de mi vida es aburrida (genial Shoto)"

Mientras dibujaba círculos con ningún orden específico, pensaba en lo que haría al salir de clases. Tendría natación y no le apetecía, en lo más mínimo, meterse en tan solo un pequeño bañador a una piscina con el clima nevado que podía apreciarse en el exterior.

Era extraño ver nieve en Tokio. Cuando vivía con sus hermanos, cada invierno, caía el suficiente como para dejar impregnado el suelo de una gruesa y blanca capa, pero, aquello contrastaba con la realidad de la gran ciudad, donde las personas se alarmaban al ver caer un sencillo copo de nieve encima de la punta de sus narices.

De todos modos, hacia un frio de mil demonios. De ese que, por más ropa que vistiera abajo de su uniforme, seguía con los dedos de sus extremidades entumecidos por completo y su nariz no dejaba de moquear, aunque no estuviese enfermo.

Navidad era la próxima semana. Ante la negación, prefirió asumir que lo pasaría en soledad. Encerrado en su habitación que lo hacía sentir más aislado aún, viendo como la nieve caía por fuera de su ventana y el hielo comenzaba a congelar los bordes del cristal.
Recibiría un cheque de compensación por la ausencia de su padre, el mismo suéter que tejía su hermana cada año (porque lo hacía para enseñarles a los niños más pequeños otras habilidades) y su hermano le regalaría algún libro de segunda mano.

Reconocía que, para algunas cosas, era un visionario. Y no entendía muy bien como sentirse al respecto.

Pese a las dificultades que significaba el conjunto de lo anterior, no odiaba la navidad. Le gustaba lo suficiente para sentir esa minúscula sensación de emoción recorrer su cuerpo al darse cuenta que la fecha se acercaba, mucho más rápido de lo esperado.

Cuando la clase terminó, con su profesor dejando una tarea inmensa y él sin haber tomado atención alguna. Salió paso apresurado del instituto, directo hacia Akihabara. No iría a hacer la maldita natación y estaba seguro que se metería en problemas por ello ya que, era uno de los ejes principales del equipo y que se saltara un entrenamiento era un problema para el profesor.

Hacer novillos no era cosa suya, pero, lo sobrellevaba bien. Caminó por fuera de las casas adornadas con luces colgantes en el techo de distintos colores navideños y niños que jugaban en las plazas lanzándose bolas de nieve.

Iba a comprarle el regalo de navidad a Katsuki, sin tener ni idea de que regalarle. No quería algo tan básico como un libro, porque lo convertiría en alguien predecible. Buscaba algo bonito. Como su hermana siempre le decía "Un detalle"

El día que le dijo aquello, él trataba de hallar un presente para Momo (tenía que llamarla pronto) y acabó comprando un bonito colgante, que le fascinó y siempre que la veía lo traía puesto.

"Un detalle" pero esta vez, para Katsuki.

Río sabiendo que no era escuchado por nadie, porque no tenía ni la más remota idea de que sería considerado un detalle sin ostentar demasiado.

«••»

Ese día se levantó más temprano de lo usual. Talvez había sido el espíritu navideño que lo despertó o tan solo el inquietante sonido de la lavadora poniéndose a funcionar desde las primeras horas de la mañana. Su madre y sus manías y como nadie podía decirle que no hacer.

Por un Libro (TodoBaku)Where stories live. Discover now