②⑤ «𝚅𝚊𝚌𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚛𝚊𝚍𝚒𝚜𝚒́𝚊𝚌𝚊𝚜... 𝙼𝚊́𝚜 𝚘 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚜»

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Minutos posteriores de despertar con una resaca de niveles impresionantes, fue tambaleándose a la cocina para beber medio litro de agua mezclado por el agrio sabor de la pastilla para el dolor de cabeza que, comenzaba a deshacerse en su boca. Todo esto mientras intentaba hacerse con los ánimos necesarios para empacar sus cosas antes del viaje.

Los boletos a Okinawa descansaban dentro de su billetera. Viajaba el lunes con el resto de su curso. No era un destino demasiado emocionante, mucho menos para el que ya conocía el sitio, pero sabía que le vendría bien para refrescar sus pensamientos y lograr sobrellevar toda la información reciente recibida.

Katsuki todavía no lo desbloqueaba y Shoto tenía la leve sospecha que se había olvidado de hacerlo. De todas formas, el dispositivo no estaba a su alcance, porque aun se encontraba metido dentro del bolsillo del pantalón de tela. Era un alivio, considerando la avalancha de mensajes que le esperaba al encenderlo.

Su cabeza estaba repleta de una única persona; Katsuki y si ya pensaba a diario en él, ahora lograba quitárselo de la cabeza por la incertidumbre de esa inesperada oportunidad.

Era la chance de ambos, o por lo menos lo seria en el momento en que lograran entablar una conversación, de nuevo. Saber que todo ese dilema amoroso que creó se iba resolver pronto (positiva o negativamente) lo motivaba a medias a apurarse.

Pero la otra mitad le decía que pisara freno y asentara la cabeza un rato. Para calmar los ánimos.

Sobre la cama deshecha subió una maleta negra liviana. Metió dentro toda la ropa que usaría en el lapso de una semana. Le dio un par de leídas extras al panfleto que le habían dado. Quedarían a alojarse en un hotel cuyas vistas daban a la playa y la cual estaba a pocos metros de los cimientos del edificio. Dentro del afiche también había corcheteado un itinerario seleccionado con pinzas por los representantes de la clase y profesores. Además de una larga lista de las nomas de todo lo que (no) estaba permitido en el viaje.

No beber alcohol (aunque recordaba ciertas conversaciones turbias de sus compañeros ideando la forma más eficiente de meter botellas dentro de sus maletas.)

No salir tarde sin un grupo de gente y/o con el profesor a cargo. Se agrega toque de queda a las 10 p.m.

Las fiestas en las habitaciones no están permitidas.

Y un largo etcétera.

Con la cabeza zumbándole se recostó en su cama agotado. Nunca había bebido, de esa forma, por el hecho de ser un "deportista" pero ayer la noticia se merecía unas copas, tal vez de satisfacción o victoria. Solo dios sabe porqué.

Se atrevió a encender el teléfono. Ignoró todos los mensajes recientes y reviso el clima. Tratando de hacer oídos sordos al registro de llamadas que demostraba con claridad las por lo menos cinco veces que había intentado llamar a Katsuki, todas en vano.

Abrió una vez más el calendario. Decidiendo que mejor, debía escribir una lista de todas las cosas que no debía olvidarse llevar.

«•❁•»

Katsuki subió al tren con la intención clara de leer por las siguientes cinco horas. Pero después de media hora de mareos, las estridentes risas de sus amigos y una considerable desconcentración, terminó descartando la idea y dormir todo el tiempo restante.

Al despertar sentía la garganta seca, el cuello de su camiseta estaba húmeda por la saliva que se había hecho camino por su boca entreabierta y el su brazo izquierdo había adquirido un color rojo vivo al pasar tanto tiempo expuesto a los calurosos rayos de sol.

Por un Libro (TodoBaku)Where stories live. Discover now