Emily Brown creía que tenía todo bajo control en su vida, hasta que llegó el momento de irse a la universidad.
Era una buena estudiante, buena hija, buena hermana y buena amiga, cumplía cada meta que se proponía y era feliz con su novio Nathan, inc...
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Emily.
¿Cómo estuvo tu ejercicio mañanero? –Preguntó Lysa desde la encimera con un café entre sus manos. -
Cerré la puerta detrás de mí, deposité las llaves en la pequeña mesa que teníamos a un lado de la entrada para dejar nuestros documentos y caminé a paso lento hacia la barra de la cocina en donde se encontraba mi mejor amiga.
Jolín, el mejor día de mi vida. –Me lamenté, dejando que mi trasero encontrara estabilidad en los altos asientos que manteníamos en nuestra cocina. - creo que jamás había comenzado el día de mejor manera.
¿Y por qué te lamentas por ello? –Preguntó confundida y deslizó una taza en mi dirección, rápidamente la rodeé con mis manos y di un pequeño sorbo, permitiendo que el hielo de la calle se fuera de mí. -
Porque tengo novio. –Aclaré con un nudo en mi garganta y dejé mi móvil sobre la mesa, verificando que no tenía ninguna notificación nueva. - y no debo sentir algo por el mejor amigo de mi hermano.
Emmy, nada puede impedir que sientas algo por un hombre que te hechizó a los dieciséis años. –Mencionó Lysa, caminando hasta sentarse a mi lado y con una de sus manos comenzó a brindarle suaves caricias a mi espalda. - ni tu novio, ni tú hermano, ni Noah.
¿Qué puedo hacer? –Pregunté con sinceridad y solté un suspiro profundo. - es tan guapo y me trata tan bien. –Musité en un susurro bajo. - ¿puedes creer que Tatiana, la dueña de Taty's, es su madre? –Confesé con una pequeña sonrisa en mis labios y Lysa abrió sus ojos sorprendida. - y mucho mejor, esta mañana luego de nuestro pequeño maratón me llevó a la cafetería de su madre y probamos cada exquisitez que había disponible.
No puedo creerlo. –Musitó mi mejor amiga con su boca entreabierta por la sorpresa y asentí, confirmando que lo que decía era completamente cierto. - ¿has desayunado con el chico que consideras candentemente apuesto en el restaurante que resultó ser de su madre? –Preguntó para confirmar y solté una carcajada. -
Joder, sí. –Confirmé una vez más y bebí otro sorbo de café, viendo la hora en el reloj que teníamos en un costado de la encimera. - y buenas noticias, tengo clases con él en cuarenta minutos. –Mencioné con una sonrisa en mis labios. - debo presentar el trabajo más largo de la historia.
Suerte, lo harás estupendo. –Aseguró mi mejor amiga con una gran sonrisa en sus labios, asentí ligeramente y me levanté de la silla para correr hacia la ducha y alistarme. - ¿necesitas ayuda con el atuendo? –Preguntó. -
Lo he dejado listo en la noche, pero siempre necesitaré tu opinión una vez que esté vestida. –Murmuré con una gran sonrisa en mis labios, besé su mejilla a modo de despedida y corrí hacia mi habitación para entrar al baño rápidamente, solo contaba con cuarenta minutos y necesitaba sacarles el mejor provecho. -
En momentos como éste agradecía el trato de Noah y el tener que ir en coche a la universidad, definitivamente lo hacía.
Luego de una corta ducha, salí de inmediato para secar mi cabello con una mano mientras con otra intentaba secar del todo mi cuerpo, generando un completo caos que luego de cinco minutos terminó conmigo completamente seca, lo cual agradecí. A grandes pasos caminé hacia mi tocador para sacar el maquillaje necesario, mientras pensaba en todas las opciones me puse la ropa interior adecuada para el día de hoy y me senté en la felpuda silla, permitiendo que mis manos trabajaran en mi rostro, maquillándome de una manera sutil y elegante para el día de hoy.
