Emily Brown creía que tenía todo bajo control en su vida, hasta que llegó el momento de irse a la universidad.
Era una buena estudiante, buena hija, buena hermana y buena amiga, cumplía cada meta que se proponía y era feliz con su novio Nathan, inc...
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Emily.
Acomodé mi cabello en una alta coleta y de igual manera ajusté el top deportivo que estaba utilizando, para luego deslizar por mis hombros una enorme sudadera con el logo de Harvard en ella, lista para nuestra sesión de deporte, aunque nos habíamos retrasado un poco.
¿Estás lista? –Preguntó Noah, saliendo de la ducha y amarrando una toalla en sus caderas luego de secar superficialmente su cuerpo. - estaré listo en cinco minutos.
Porque sí, a pesar de que aún no salíamos a correr, necesitábamos una ducha luego de nuestra alocada mañana.
Esperaré por ti en la cocina y buscaré agua para nosotros. –Musité, inclinándome ligeramente sobre su cuerpo con mis manos en su pecho para depositar un casto beso en sus labios. -
No tardaré. –Murmuró contra mis labios y palmeó mí trasero al estar de espaldas a él, solté una carcajada mientras cerraba la puerta de la habitación detrás de mí y desbloqueé mi móvil, bajando las escaleras con pequeños saltos. -
>Cómo va todo por allá?< le envíe a Lysa, pues la extrañaba como una loca al estar tan lejos.
Al llegar a la cocina saludé con un dulce beso en la mejilla a Nora, quien se encontraba revolviendo una mezcla que suponía era para cupcakes de arándano, los preferidos de Jacob. Ella dejó a un lado la preparación y rodeó mi cintura con sus brazos, levantándome ligeramente del suelo.
¡La extrañé tanto, señorita Emmy! –Dijo ella, lo que me hizo rodar los ojos y soltar una carcajada, ya que odiaba la formalidad que utilizaba algunas veces, pues la considerábamos parte de nuestra familia. -
También yo. –Respondí, besando la coronilla de su cabeza con una dulce sonrisa en mis labios. - creí que llevaba bien lo de estar lejos de casa, hasta que volví ahora, días después de irme. –Bromeé, sacando dos botellas de agua de la nevera. -
Tu padre compartió la noticia antes de irse a la oficina. –Musitó Nora con una pícara sonrisa en sus labios y con sus manos nuevamente trabajando en la mezcla. - y muero por conocerlo, seguro es igual de guapo que usted.
Solté una carcajada y negué con mi cabeza, sentándome en uno de los altos taburetes de la cocina, justo en el instante en que Noah atravesó la puerta, preparado con su ropa deportiva y una pequeña sonrisa en sus labios, la sonrisa ladeada que tanto me gustaba ver en él.
No tendrás que esperar mucho. –Dije con gracia, mirando con determinación a mi chico. - Nora, él es Noah, mi novio. –Musité, lamiendo mi labio inferior ligeramente. - y Noah, ella es Nora, la magia de nuestro hogar.
Nora limpió sus manos en uno de los paños que mantenía siempre cerca de ella, para luego caminar hacia el mejor amigo de mi hermano y rodearlo con sus brazos, lo que produjo que Noah sonriera y la estrechara contra su cuerpo a modo de saludo. El ambiente familiar se sentía en el ambiente, lo cual me fascinaba.
