Capítulo 33: Amanecer.

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Shikamaru: Casa de la familia Nara-Uzumaki. 10:32 a.m

- ¡Levántate, Shikamaru! ¡Se te hace tarde!- los gritos de mi esposo desde la planta baja me despertaron por décima vez, o quizás más ¿Quien sabe?- ¡Shikamaru Nara! ¡¿Me estás escuchando?!- al escuchar los fuertes pasos escaleras arriba me deshice rápidamente de las sábanas que cubrían mi cuerpo y corrí al baño para simular que ya estaba despierto desde antes.

- ¡Ya oí, amor! ¡Estoy en el baño, bajo enseguida!- grité mientras quitaba mi ropa rápidamente y abría la ducha de agua fría para bañarme.

- ¡Oh, está bien! ¿Puedes despertarlo tú?- la voz de Naruto, que ahora salía mimosa como de costumbre, se escuchó alejándose nuevamente hasta la planta baja.

- ¡Claro, amor!- suspiré al no escuchar un nuevo grito de su parte. Con el paso de los años, Naruto se había hecho cada vez más maduro y responsable. Yo, en cambio, había aumentado mi vagancia e impuntualidad, algo que enojaba mucho al rubio que siempre intentaba que llegase a tiempo a mi trabajo o a cualquier compromiso que tuviera.

Después de la rápida ducha me vestí con mi uniforme de Jounnin y me peine el cabello con mi habitual coleta alta.
Salí de la habitación luego de tender la cama y caminé unos metros por el pasillo del segundo piso hasta llegar a una puerta color azúl marino.
Entré a la habitación- que era color blanca con bordes celestes bebé y muchos juguetes.- y caminé hasta la cama, dónde había un bulto escondido debajo de las sábanas color crema.

Sonreí viendo cómo se revolvían las sábanas al prender la luz y me acerqué al borde de la tela para alejarlas, dejando ver un pequeño cuerpo en pijama.
Un pequeño niño de piel canela con cabellos negros ocre se mostraba.
Besé su mejilla con amor y comencé un beso esquimal, chocando mi nariz con la suya, haciéndolo sonreír entre sueños por las cosquillas.

Revolví sus cabellos con cuidado y besé todo su rostro, logrando que el pequeño despertara poco a poco entre risas, intentando alejar con sus manitas mi rostro del suyo y quejándose falsamente de la muestra de cariño.

- Buenos días, papi.- sus manitas sujetaron mis mejillas y besó mi frente antes de sonreírme.

- Buenos días, Tsuki.- lo tomé entre mis brazos y lo alcé para dirigirnos hasta su armario de ropa.- Hoy es tu primer día ¿Estás listo? Bebé.- pregunté mientras admiraba todas las prendas. Las mejillas del menor se sonrojaron y asintió con una enorme sonrisa, que se borró unos segundos después.

- Aunque... Estoy un poco nervioso ¿Que pasa si nadie quiere ser mi amigo? Papi.- preguntó. Sus deditos jugaban entre ellos con nerviosismo y su carita tenía un lindo puchero, casi invisible. Le sonreí con ternura y junté nuestras frentes.

- Todos te amarán, Tsuki. No tengas miedo.- consolé. Ambos giramos hacia la puerta de la habitación, por dónde entraba Naruto con una sonrisa llena de amor.

- ¿Cómo estás? Bebé.- saludó a Tsuki, que enseguida corrió hacia los brazos de su padre y enterró su carita en el cuello del mayor cuando éste lo tomó en brazos.

- Tiene un poco de miedo.- comenté, acercándome a mi esposo que, aprovechando que el menor no lo veía, formó una cara de preocupación medio disimulada. Negué.

- No te preocupes, amor. Siempre habrá alguien a quien le caigas bien y quién esté contigo.- con unas caricias en la espalda del menor lo hizo separarse de su cuello para que pudiese ver los ojos azules de su padre. Los ojos ónix de Tsuki miraban con atención a Naruto.

- ¿Tú estuviste solo? Papá.- preguntó, observando con suma atención al mayor que sonrió con un deje de nostalgia.

- Estuve solo mucho tiempo, hasta que entre en la academia...- comentó, besando la mejilla de Tsuki que sonrió.

𝕊𝕖𝕥𝕫𝕦𝕤𝕠𝕜𝕦•ShikaNaru• 🍂Where stories live. Discover now