Capitulo 20: Protegido por burbujas.

4.7K 545 63
                                    

Shikamaru: Konohagakure No Sato. 1 hora después.

Después del beso con Naruto, que me dejó como una colegiala enamorada, ambos charlamos por un rato más sobre nosotros y sobre el tiempo que estuvimos separados.

Luego de un rato y con la excusa de que debía verse con Jiraiya-sama, el rubio se retiró del lugar, dejando un casto beso en mis labios como despedida, en una acción tan cotidiana que me dió mareo.

Cuando ví que el Uzumaki ya estaba lo suficientemente alejado, lleve dos de mis dedos a mis labios, tocando el lugar donde aquel osado había besado momentos antes, soltando una risita feliz ante aquello.

Acomodé mi cabello con paciencia hasta formar nuevamente mi coleta, que el rubio entre jugueteos del beso había desarmado.
Una vez alistado, metí las manos a mis bolsillos y emprendí camino nuevamente a la aldea.

No era tonto, años de entrenamiento y sudor para poder sensibilizar mis sentidos dieron sus frutos.
Aquel barato tipo del kimono azul, que antes había querido acercarse a Naruto con osadía, se encontraba siguiéndome desde hace ya varios minutos.

Desvíe mi camino hacia el norte, buscando un campo de entrenamiento vacío donde el maldito pudiese salir de su escondite para saber qué demonios quería.
Estaba teniendo un día perfecto y no iba a dejar que este idiota lo arruinara.

- Puedes salir ¿Estabamos jugando escondidas?- solté al aire, aún dándole la espalda al chico.
Una risa de gracia y algo de altanería se escuchó entre los árboles del campo de entrenamiento 6 y pocos segundos después, el castaño se encontraba unos tres metros a mis espaldas.

Me dí la vuelta con calma, casi aburrido de tales acciones tan predecibles.

- ¿Que necesitas?- pregunté sin más, harto de aquel hostigamiento de parte del joven. Una ceja se alzó en el rostro contrario, demostrando clara burla ante mis palabras.- Si solo vienes a verme, pues jodete. Tengo cosas que hacer.- mis manos jamás abandonaron mis bolsillos y seguí mi caminata unos metros, antes de que el tipo del kimono se metiese en mi camino.

- Soy Utakata, compañero y amigo de Naruto desde hace un año y medio.- presentó, extendiendo su mano en mi dirección como un saludo cordial. Miré aquello algo sorprendido, el tipo que en un principio había resultado hostil e imponente, ahora estaba hablando civilizadamente conmigo.

- Shikamaru, amigo de Naruto desde la niñez.- respondí con simpleza, intentando volver a mi rostro impacible y aceptando su saludo.- Aún no entiendo que haces siguiendome.- sentencie, exigiendo una respuesta a sus raras acciones. Una sonrisa dulce se poso en sus labios.

- Naruto es mi mejor amigo y cuando me enteré de que tú eras el famoso Nara del que siempre hablaba, decidí investigar un poco. Debo decir que me sorprendió el desenlace de las cosas.- dijo calmadamente y yo fruncí el ceño.

- ¿Nos espiaste en momentos tan privados como lo eran aquellos? Idiota.- gruñi con molestia, casi escuchando mis dientes crujir por la fuerza que ejercía.

- No me malinterpretes, Naruto no me interesa amorosamente más allá del amor que puedes tenerle a un amigo. No vengo a quitartelo, vengo a cuidarlo.- cruzó sus brazos entre sí, mostrándose imponente.- No me interesa que seas el mismísimo Kami-sama, si le haces algún daño, te asesinaré.- afirmó. La amenaza fue clara y sin limitaciones y yo solo pude sonreír al darme cuenta de que el rubio se había ganado el cariño de un joven tan seco como parecía serlo él.

- Me alegra de que tenga amigos como tú. Es imposible que Naruto no te caiga bien ¿Verdad?- comenté, sonriéndole al castaño, que imitó mi sonrisa pero más leve.

- Él me salvó de muchas maneras y la única forma que tengo de ayudarlo es cuidarlo.- dijo con convicción. Yo asentí al sujeto, que repitió la acción y se alejó en silencio.

Miré el cielo, ahora estrellado y con una hermosa luna llena, antes de seguir caminando sin rumbo alguno.

Una sonrisa de idiota surcaba mi rostro y una felicidad inimaginable se había instalado en mi pecho, aunque controlé muy bien mi deseo de gritar a todo pulmón la razón de mi delirio.

Sin embargo, tal como una adolescente enamorada, decidí ir rápidamente al lugar donde me escucharían y gritarían más que yo; la casa de Ino.

Caminé hacia allí con paso calmo, disfrutando la noche levemente fresca que hacía y mirando las estrellas, que parecían brillar más de lo normal.

Disfrute de ver a los niños acompañados de sus padres, felices y correteando por doquier en las calles animadas de la Aldea, hoy había comenzado la llamada 'Feria de las locuras' en Konoha, dónde muchos animadores que viajaban de pueblo en pueblo iban mostrando su magia y juegos.

Sin duda amaba esas ferias tan infantiles, sin embargo, jamás lo demostraría para conservar toda la dignidad que me quedaba. No sería bueno para mi imagen de shinobi.

Una vez llegué al complejo de clanes, me encaminé al lugar que le correspondía a los Yamanaka y toque la puerta de la casa principal, siendo recibido casi de inmediato por Inoichi Yamanaka, jefe del clan y padre de Ino.

El hombre me saludó con una sonrisa y me dejó pasar, tan acostumbrado a estás visitas esporádicas y orgulloso de ellas por la confianza que significaban, sobre todo positivamente para el trío Ino-Shika-Cho.

- Ino está en su habitación, pasa.- luego de saludar a la madre de Ino, tomé la orden y me encaminé hacia allí.

Toque la puerta y recibí el permiso de entrar.

Salté a la cama de la heredera sonriente y tape mi cara con una de sus almohadas, soltando un pequeño chillido de emoción.

- ¡Él me beso!- dije sin más, ganándome un chillido de la rubia y un abrazo emocionado, que correspondí enseguida.

Sentí una felicidad absoluta, que hace un tiempo no sentía.

𝕊𝕖𝕥𝕫𝕦𝕤𝕠𝕜𝕦•ShikaNaru• 🍂Where stories live. Discover now