Capitulo 26: Insomnio.

3.3K 349 35
                                    

Shikamaru: Aldea de Konoha. 20:37 p.m

Entrelacé nuestras manos y salimos del puesto de dangos dónde habíamos compartido aquella agradable velada, otra de nuestras improvisadas y espontáneas citas.

- ¿Creés que podamos ir a visitar a Iruka-niisan la próxima semana? Hace bastante no lo veo.- pidió el rubio, regalándome una sonrisa algo nostálgica.

- Claro, podemos ir el fin de semana. Llevaremos algo para hacer de comer.- Naruto me sonrió con gratitud y besó mi mejilla, susurrando un suave 'Arigato, Shika.'

Ambos seguimos caminando por la aldea, disfrutando de la compañía del otro.
Las calles de la aldea eran decoradas por múltiples colores y numerosas luces. La gente, tanto civiles como shinobis en su día de descanso, recorrían el lugar y disfrutaban del ambiente festivo que había.

La próxima semana era navidad y como cada año el festejo se adelantaba varios días para celebrar la paz duradera que la aldea tenía desde hacía años, gracias a todos los héroes de nuestro hogar que habían luchado por ella.

- Deberíamos comenzar a buscar los obsequios para estas navidades.- comenté, ganándome la atención del rubio.

- No sé que regalarle a Yoshino-san y Shikaku-san.- un tono nervioso se escuchaba en su voz, si bien no era la primera navidad que pasaba con mi familia, sería la primera como pareja oficial.- Pensé en comprar ese vestido floreado que tanto le había gustado...- divagó. Una sonrisa se posó en mi rostro al ver la atención que el rubio ponía a esos detalles tan pequeños.

- Le encantará todo lo que venga de tí, ella te quiere más a que a mí.- dije burlón mientras rodeaba su cintura con mi brazo, hundiendo mi nariz en su cabello. Él soltó una risita divertida, uniendo mis manos sobre su estómago y colocando sus manos encima.

- Pero quiero que sea algo que le guste-ttebayo.- nos separamos y retomamos el camino, viendo los puestos de artesanías y comida que había a nuestro alrededor.- Yo puedo comprar el de tu madre y tú el de Shikaku-san.- ofreció.

- Me diste el más fácil.- comenté.

- Conozco a tu padre, pero los gustos de Yoshino-san los tengo más mentalizados. Además recuerdo algunas de nuestras pláticas de la tarde, ella solía decirme que cosas veía cuando hacia las compras... ¿Qué?- preguntó al notar que lo miraba. Mi sonrisa enternecida se borró solo cuando uní nuestros labios.

- Es demasiado tierno que recuerdes esos detalles de mi madre, a ella va a encantarle lo que le compres.- aseguré, ganándome una sonrisa de su parte.- A mi padre le compraré un nuevo tablero de Shōgi, también podré usarlo yo.- dije burlón, siendo seguido por las carcajadas del rubio.

- Entonces no tendrás problemas en elegir también el regalo de mi padre, yo me encargo de comprar el regalo de mamá.- temblé ante la idea. Si bien Jiraiya-sama había aceptado nuestra relación despúes de algunas charlas, y golpes, de parte de su esposa, aún no le caía del todo bien. Sabía que no era algo personal, si no más bien el inmenso miedo que tenía de que alguien lastimara a su tesoro de rubios cabellos.

- Está bien, acepto el reto.- una sonrisa confiada se posó en mis labios, mostrando seguridad que claramente no sentía.

Seguimos recorriendo las calles, comprando una que otra cosa para probar; helado, de esos que Naruto solía compartir con Jiraiya-sama de pequeño, chocolates, de aquellos que mamá solía darme cuando terminaba de hacer mis tareas de la academia y también caramelos de miel, como los que comías cuando te dolía la garganta.

Al final, terminamos volviendo a casa pasadas las doce de la noche.
Decidimos acostarnos en mi cama, que ahora se encontraba justo debajo de la ventana por petición de mi rubio novio. Nos quedamos por horas viendo las estrellas que esa noche nos ofrecía.

Intercambiamos caricias amorosas, sin segundas intenciones.
Besos dulces y pausados.
Susurros y declaraciones de amor, que nos hacían sentir a ambos en el mismísimo cielo.

Finalmente nos dormimos cerca de las tres de la madrugada, abrazados con las piernas entrelazadas.

                            [...]

Al despertar, el lado de la cama que ocupaba mi rubia adoración estaba vacío, pero una nota brillaba sobre la mesita de luz.

" Shika:

Mamá me llamó para respaldar una misión, posiblemente llegué en unos días.

Si me tardo, busca los regalos sin mí.

Lo lamento."

                                            - Naruto.

Dejé con un poco de desgano el pedazo de pergamino de nuevo en su lugar y decidí tomar un baño antes de comenzar mi día.
Desayuné con mi madre, ya que al parecer mi padre estaba trabajando, y me reuní poco despúes con Tsunade, para cumplir con mis deberes de mano derecha de la Hokage como cada día.

Claro que no perdí oportunidad para preguntarle sobre la misión que le había asignado al rubio. Al parecer Sasuke había necesitado refuerzos por qué se habían presentado enemigos de mayor rango y en bastante número en medio del camino, así que se envió un escuadrón de tres personas para ayudar a Sai y Sasuke, que eran los dos shinobi que se habían asignado primeramente en la misión.
Naruto fué enviado con Sakura y Kiba como refuerzos.

Posiblemente tardarían dos o tres días en venir si todo salía bien.

                           [...]

Las horas habían pasado rápidamente, hacia unos minutos había abandonado mi puesto de trabajo junto a Tsunade-sama y ahora estaba en mi cama, dando vueltas porque no lograba dormir.
La ausencia de Naruto a un lado del colchón era muy notoria despúes de dormir tanto tiempo a su lado.

Si bien no vivía en casa conmigo enteramente, solía quedarse a dormir la mayoría de las noches por pedido de mi madre, que insistía en que debía vivir aquí y que no sería molestia alguna.
El rubio se había negado con educación, alegando que no quería causar problemas o incomodar, pero aceptaba dormir conmigo para no hacer enojar a mi madre.

Claro que antes de aceptar, había tenido una charla con mi padre para consultar su permiso y opinión al respecto, Shikaku se lo había dado con una sonrisa sincera y enternecida, diciendo que él era bienvenido en todo momento.
El rubio despúes lo había consultado conmigo, insistiendo en que no era necesario y que no quería incomodarme.

Meses después, finalmente había aceptado y ahora, por culpa del aroma dulce y el calor corporal que sentía a su lado, no podía dormir sin su presencia.
Abracé la almohada que Naruto solía usar, aspirando el olor que había quedado de mi novio en la tela y finalmente cerré los ojos, cayendo en un profundo sueño.

                           [...]

Dos días habían pasado desde aquella madrugada dónde dormir se me hacía imposible y no había mejorado mucho en los días siguientes.
Está noche finalmente había podido dormir más temprano, pero en un momento de la madrugada algunas caricias me hicieron removerme entre sueños.

Unos besos húmedos y cariñosos en mi cuello me despertaron, sujeté el cuello de mi acompañante para unirnos en un abrazo.

- Perdón por despertarte, pero te extrañe.- susurró, besando mis labios con amor. Sonreí, aún con los ojos cerrados.

- También te extrañé...- susurré, disfrutando del calor que el cuerpo del rubio me brindaba.

Esa noche nos dimos la bienvenida haciendo el amor, disfrutando de la compañía del otro, acallando los gemidos en la boca ajena.

Esa noche, volví a dormir bien.
                                      

𝕊𝕖𝕥𝕫𝕦𝕤𝕠𝕜𝕦•ShikaNaru• 🍂Where stories live. Discover now