Capitulo 14: Refugio de males.

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Shikamaru: Konohagakure No Sato. Tres meses después.

Besé el pecho de Naruto, justo allí donde la cicatriz del fatídico día había quedado. El rubio solía esconderla, no porque le diese vergüenza si no porque no quería que todos pensaran que el Uchiha era malo.

Me había costado tiempo y esfuerzo darme cuenta que Sasuke no era realmente un mal chico, más bien era la víctima de toda la historia.
Lo entendía hasta cierto punto, yo también buscaría venganza hasta la muerte si alguien lastima,o peor aún, asesina a todo lo que me importa.

Grande sorpresa se llevó el rubio cuando un ojeroso Sasuke Uchiha se arrodilló ante él frente a su casa, rogando perdón por sus acciones.
Naruto solo le sonrió y lo abrazó, tirándose al suelo igual que el azabache que lloraba a mares.

Hace unos días que Sasuke se había enterado de la verdad, por parte del mismísimo Itachi. Danzo Shimura, un shinobi de alto rango y ex compañero del Tercer Hokage fue asesinado luego de mucho revuelo y pelea, además de que Itachi fue eliminado del libro bingo con pruebas y se lo acepto en la aldea.

Al parecer Naruto era un imán de Uchihas, porque cuando Itachi vio al pequeño rubio, jamás se volvió a separar. Al parecer lo veía como su pequeño hermanito y lo consentía cada que podía, sobre todo llevando dulces a escondidas mías.
El rubio cuando comía mucha azúcar se ponía demasiado energético.

Suspiré, admirando el cuerpo que descansaba a un lado de mí en la cama. Acaricié los rebeldes mechones de cabello dorados y besé la frente acanelada.
Trasé los pequeños bigotitos que tanto me gustaban con el dedo índice y luego bajé a su cuello, dejando una leve caricia con la punta de mi nariz. Seguí con el pecho, besando la cicatriz de guerra del pequeño y luego lo observé, tan pacífico.

- Naru...- susurré, mientras hacia leves caricias en las mejillas del rubio para intentar despertarlo.- Vamos a llegar tarde con el Hokage si no te levantas ahora.- amenacé, ahora besando todo su rostro y haciendo que se remueva. Besé sus labios con ternura, siendo correspondido casi de inmediato y reí.- Para eso no estás dormido ¿No?- me burlé, sacándole una sonrisa adormilada a él también.

- Desperté recién.- se excuso mientras se levantaba, colocando su camisa de red y por encima su campera.

- Mi madre está apunto de llamarnos, creo que deberíamos apurarnos.- avisé, haciendo al rubio abrir los ojos sorprendido y luego salió corriendo en dirección al baño.

- ¡Enseguida salgo, amor!- gritó el rubio algo alterado desde el baño y sentí un incomparable calorcito formarse en mi pecho ante lo natural que aquella frase sonaba. Todo había ido de maravilla en los últimos meses, nuestra relación se había formalizado más aún, ya no había nadie que molestase entre nosotros y mi familia lo aceptaba totalmente, incluso creo que lo quieren más a él que a mí.

Cuando el rubio salió del baño corriendo hacia la puerta con una terrible cara de pánico, lo tome de la cintura y lo apegue a mi pecho. Tomé su nuca con fuerza y lo besé lento, con amor y deseoso de probar ese sabor de los labios que me tenían tan enloquecido desde que era pequeño.

El beso fue correspondido de inmediato con más intensidad, sentí unas manos enredarse en mi cabello y desligarlo, haciendo que caiga libre hasta casi mis hombros y sea más fácil enrollar los dedos en él. Un leve tirón en mi cabello me hizo jadear, el rubio tenía una obsesión con mi pelo, pero debía admitir que me fascinaba.

- Si no bajamos pronto, Yoshino-chan nos matará.- susurró jadeante el rubio luego de separarnos, aún rozando nuestros labios.

- Ajá.- contesté distraídamente, besando la comisura de su labio y siguiendo hacia su mentón, bajando por su cuello. Disfrutando de los suspiros y caricias del rubio.

- Shika...- murmuró agitado, intentando alejarme para que bajemos finalmente a desayunar. Besé nuevamente sus labios, con amor y cariño, para finalmente asentir.

- Bien, vamos. Mamá nos matará.- comenté divertido, haciendo reír al más pequeños mientras bajabamos las escaleras camino al comedor.

                              
                           [...]

- ¡Ese parece Akamaru!- gritó emocionado el rubio, señalando una de las tantas nubes que hoy adornaban el cielo y yo no pude evitar reírme.

- ¡Eso no se parece en nada a Akamaru, Naru!- contesté con tono gracioso, dejando escapar carcajadas después.

- ¡Porsupuesto que sí! ¡Esas son las orejas y esa la cola!- se defendió, enumerando las partes y señalandolas con el dedo, manteniendo en sus labios un tierno puchero.- Ya no quiero jugar.- murmuró dentro de su boca con tono enfadado.

Me subí sobre él y comencé a hacerle cosquillas, logrando que en pocos segundos la colina se llenará de las aniñadas carcajadas del rubio y sus gritos suplicando piedad.

- ¡Basta, basta! ¡Por favor, amor!- logró gritar en medio de las risas. Otra vez aquella palabra que desbordaba todos mis sentidos y nublaba mi juicio. Me detuve y solo lo miré mientras recuperaba el aire.

- Dilo de nuevo, por favor.- pedí en un susurro suave mientras me iba acercando a él.

- ¿El qué? ¡No rogaré que pares, te haré pagar si me haces cosquillas de nuevo-ttebayo!- contestó animado.

- Dime amor una vez más.- rogué, rozando sus rosados labios que parecían pedir a gritos mis besos. Las mejillas del Uzumaki se pusieron rojas, casi compitiendo con un tómate.

- ¿Q... qué?- desvío la mirada con vergüenza, pero lo sujete de la barbilla para que me miré directo a los ojos.

- Por favor.- susurré y sonreí levemente. Él me miró rojo y luego sonrió con ternura, soltando una risita.

- ¡Te amo, amor-dattebanya!- chilló meloso, uní nuestros labios en una lenta danza.

- También te amo.- susurré en su oído mientras nos abrazabamos. Se acomodó en mi brazo derecho, mientras el izquierdo lo tenía debajo de mi cabeza y ambos nos quedamos mirando el paisaje.

La colina, aquella que alguna vez visitamos para nuestra primera cita, ahora se encontraba en plena primavera rellena de flores. El cielo celeste brillaba como nunca y el sol parecía estar siendo opacado por los sedosos cabellos del rubio al lado mío, que casi se quedaba dormido.

Y allí, en ese preciso momento, me dí cuenta de que podría atravesar cualquier cosa si él seguía a mi lado.
Yo sería su refugio así como él es el mío, protegiendo siempre a mi rey.

𝕊𝕖𝕥𝕫𝕦𝕤𝕠𝕜𝕦•ShikaNaru• 🍂Where stories live. Discover now