Capitulo 4: Sol y nube.

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Shikamaru: Academia. Meses después.

Los meses habían pasado rápidamente, ya es agosto y el viento frío es una clara prueba de ello.

Caminé hacia el salón, cabe destacar que estaba llegando tarde. Hoy el cielo estaba lleno de nubes, totalmente nublado, eso fue una gran distracción mientras venía caminando.

Toque la puerta, rogando por qué el maestro Iruka me deje entrar por más de que lleve retraso. Ésta se abrió, mostrando a un Umino bastante serio.

- Lo siento, Iruka-sensei. Se me hizo un poco tarde. Es un fastidio, pero ¿Puede dejarme entrar solo por esta vez?- la ceja del Chunnin se levantó ante mi desinterés y asintió.

Me adentré al salón y mi ceño se frunció totalmente. Escuché una pequeña risita provenir del profesor, pero no despegue la vista de aquel escenario: Naruto estaba siendo abrazado por Hinata Hyuga, que estaba sentada a un lado de él. Ese era mi asiento, hacía meses me sentaba allí ¿Quién se creía esa niña?

Maldije por lo bajo, aún con el ceño muy fruncido y unos inminentes celos recorriendo mi cuerpo. Estaba tan enojado ¿Porqué Naruto parecía tan feliz de tenerla cerca? Quizás es lo que él quería.

Me dí media vuelta y salí del salón sin escuchar a Iruka que me llamaba, ordenandome que me detuviera o se vería obligado a llamar a mi padre. No podía importarme menos.

Subí a la azotea de la academia, dónde podría disfrutar de la soledad y pensar en paz. ¿Porqué me sentía tan herido? ¿Porqué estaba tan furioso? Pero, sobre todo ¿Que era esa sensación de tristeza que gobernaba todo mi ser? Derrepente me sentí muy solo, me sentí débil y eso solo me hizo enfurecer aún más.

Fué allí, en esa misma azotea, que decidí alejar al rubio de mí. Me afectaba más de lo que debería todo lo que tuviese que ver con él y eso, en un futuro no muy lejano, sería un verdadero problema.

Suspiré derrotado cuando la puerta se abrió, mostrando a mi padre que se veía enojado. Ese enojo pareció desaparecer cuando me vió, ahora se veía preocupado.

- ¿Que ocurre? Shikamaru.- preguntó, sentándose a la par y observando las nubes que poco a poco iban separándose gracias a la brisa.

- No es nada. Me siento un poco mal y es un fastidio estar en clases así ¿Podríamos ir a casa?- no le contaría, claro que no. Él sería insistente en que debo luchar por el rubio, que debo ser paciente y todas esas cosas. Pero eso sería una flojera, además traería problemas, estoy seguro. Y, por una razón que desconocía en ese momento, simplemente necesitaba y tenía que estar lejos de él lo más que pueda por un tiempo. Me sentía dolido.

El hombre simplemente asintió y ambos nos levantamos para salir camino a casa. Recorrimos los pasillos y las escaleras hasta estar cerca de la salida.

- ¡Shika!- fruncí el ceño levemente, manteniendo la mirada en mis pies. Insulte a todo ser vivo por mi mala suerte y me dí la vuelta, viendo al rubio correr hacia mí. Mi ceño se frunció aún más.- ¿Que ocurre? ¿Porqué te vas?- preguntó al llegar junto a mi.

- No pasa nada, solo me voy a casa, Naruto.- contesté tajante, al parecer más de lo que quería ya que mi padre me miró extrañado y la mirada del rubio se tornó sorprendida.- Nos vemos.- dije simplemente antes de dar la vuelta y caminar para salir.

- Nos vemos luego, Naruto. No te preocupes, solo no se siente muy bien.- escuché cuchichear a mi padre, que me alcanzó rápidamente.- Bien ¿Qué demonios fue eso?

Chité, frunciendo más el ceño ante su intromisión.

- No es nada, si lo fuese te lo hubiese dicho. Salvo que no te involucre.- lo miré frunciendo el ceño aún más. Él me miró severo.

𝕊𝕖𝕥𝕫𝕦𝕤𝕠𝕜𝕦•ShikaNaru• 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora