S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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Laboratorios subterráneos - La comisión. 12:58 p.m.
Imagina estar atrapado en tu propio cuerpo. Con ganas de gritar pero sin voz, con ganas de llorar pero sin lágrimas, respiras profundamente pero aún sientes como si te ahogaras en un mar sin agua, como si alguien apuñalara tu corazón no hay herida alguna en tu pecho, tener los ojos abiertos y aún así no lograr ver nada más que oscuridad.
De pronto, te das cuenta que es inútil gritar, que llorar no funcionará. De pronto deja de importarte si te estás ahogando y aquel dolor en tu pecho que sentías que te mataría deja de importarte, dejas de buscar desesperadamente una luz dentro de la oscuridad y entonces llegas a un punto de paz absoluta.
Aún no estás muerto, pero te sientes tranquilo, el miedo que antes se apoderaba de tu cuerpo ya no está ahí y es cuando dejas de pensar en todo lo que perdiste y simplemente lo aceptas.
Dicen, que es entonces cuando has perdido tu voluntad. Estás vivo, pero sólo deseas morir.
Dentro de la oscuridad, la única prueba de que Jude seguía con vida, era el débil latido de un corazón que estaba a punto de rendirse y una respiración dificultosa que se volvía poco a poco más apagada.
Completamente agotada y sin ese brillo obstinado en sus ojos, daba la impresión de que sólo era un cuerpo vacío que un alma rota había dejado atrás.
Jude había perdido su voluntad.
—Eres patética —Escupió Lila con desagrado observando a Jude arrodillada frente a ella con la cabeza baja.
Sin embargo ella no contestó, tampoco alzó la cabeza o emitió algún sonido. Sólo se limitó a escuchar y parpadear lentamente. Había escuchado esas y un montón de otras burlas a lo largo de toda la noche que estuvo siendo lastimada de un montón de formas diferentes, y desde hacía mucho había dejado de importarle, incluso su orgullo y ego parecían haber desaparecido junto con su voluntad.
—Ni siquiera eres tan fuerte... o tus poderes tan impresionantes —resopló nuevamente con recelo la morena dejándose caer en el respaldo de su silla con los brazos cruzados.
Hace un par de horas que Lila se había resignado a obtener una respuesta de Jude y en cambio se había dedicado a hablar sola y tirar comentarios ásperos y sarcásticos con la esperanza de causar alguna reacción interesante en ella, pero por más cosas hirientes y molestas que ella dijera Jude seguiría permaneciendo en silencio.
O al menos eso se había mantenido hasta ese momento.
Apenas Jude abrió la boca sintió como si le insertaran un hierro ardiente por la garganta, con la boca completamente seca y un dolor punzante en su mandíbula.
—Es... es fácil decirlo cuando tengo pesados grilletes en las muñecas y tu tienes en las manos un control para electrocutarme apenas me mueva —habló Jude arrastrando las palabras con la voz completamente desgarrada por haber gritado toda noche.
