S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Laboratorios subterráneos - La comisión. 15:00 p.m.
Cuando Diego llegó junto a ella, apartó con delicadeza el cabello que cubría su rostro, percatándose de que la castaña se encontraba inconsciente, pero que su corazón aún emitía un débil palpitar que bastaba para mantenerla con vida.
Suspiró aliviado y se arrodillo frente a ella, sacando una de sus cuchillas metió la punta en la cerradura de uno de los grilletes y movió su muñeca tratando de abrirla —Tranquila, te sacaré de aquí —murmuró, aunque sabía que Jude no podía escucharlo.
Sin embargo, el sonido de las cadenas siendo manipuladas y una nueva presencia en la habitación, fueron suficientes para que poco a poco Jude fuera abriendo sus ojos con pesar, lo primero que pudo notar eran un par de botas negras, lo siguiente una cuchilla que conocía bastante bien en el cinturón de la persona frente a ella.
Estaba mareada y sentía como si su cabeza fuera a reventar, pero aun así logró incorporarse un poco para poder confirmar su sospecha —¿...D-Diego...? —preguntó con un hilo de voz.
Diego la miró unos segundos y sonrió de lado de forma burlona —Soy yo —afirmó —Te ves realmente terrible —mencionó sin quitar la sonrisa de su rostro volviendo su atención a la cerradura de su grillete.
Jude apretó la mandíbula y volvió a bajar la cabeza.
—Vete —le exigió con severidad.
Diego no se inmutó ante sus palabras, ni siquiera le dirigió la mirada antes de pronunciar en un tono relajado: —Nos iremos en cuanto te quite esto.
—Tienes que irte Diego, ellas volverán pronto. —Repitió la castaña con el entrecejo hundido buscando su mirada.
—No voy a dejarte Jude, hice un trato por tu cabeza —contestó él con simpleza.
Al escucharlo, Jude sintió como su corazón se encogía nuevamente, sus ojos se abrieron por la sorpresa y de su garganta sólo salió una débil e incrédula pregunta —¿Qué?
—Que hice un trato, te intercambiaré por una hamburguesa con el señor del puesto de abajo del apartamento de Elliott —Bromeó con ella dándole una sonrisa socarrona.
En ese momento, si Jude no estuviera tan débil y sus muñecas encadenadas, lo habría golpeado. Pero como no pudo hacer más que girar los ojos y soltar un bufido frustrado se limitó a responder con una simple palabra cargada de desagrado.
—...Piérdete.
Pero nuevamente, Diego la ignoró por completo haciendo oídos sordos a lo que acababa de decir —¿Cómo mierda cerraron esto? Es algo complicado abrir la cerradura. —se quejó entre dientes para sí mismo, formando una fina línea con sus labios.
