S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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23 Noviembre 1963, Dallas - Texas. 15:23 p.m.
Todos subieron al auto de Allison, quien condujo en un silencio tenso hacia las oficinas del FBI en la ciudad, con Diego a su lado y Klaus y Jude en la parte trasera, las manos de Allison se abrían y cerraban nerviosamente sobre el volante a medida que se acercaban exponiendo su inquietud.
Quería llegar rápidamente con su hermana, pero al mismo tiempo no se sentía preparada para lo que fuese que los estaba esperando en aquel lugar, amaba a Vanya con todo su corazón, y no podía con la idea de no estar ahí para salvarla, sin embargo, un miedo abrasador recorre desde su columna hasta la punta de sus dedos.
Aunque llegaran a tiempo, ¿Podrían ayudarla?
Ya habían fallado una vez, incluso antes de eso le habían fallado a Vanya innumerables veces como sus hermanos, y se arrepiente profundamente. Se arrepiente por no haber escuchado los gritos silenciosos de su hermana, por no poder ayudarla cuando la necesitó... Y por eso se promete así misma que nunca más volverá a fallarle.
Porque la ama, y de verdad espera que no sea demasiado tarde para poder decírselo.
Allison aprieta los labios y sigue conduciendo en silencio perdida en sus pensamientos.
Diego nota la angustia de su hermana, sus músculos tensos y su mandíbula apretada, quiere consolarla y decirle que lo lograran, que todo estará bien... pero no lo hace, porque ni siquiera él lo sabe así que guarda silencio y no puede hacer más que tratar de tranquilizarla con una simple mirada, aún siendo él el más ansioso por llegar hasta dicho lugar, ya que había visto con sus propios ojos como era que su pequeña hermana Vanya volvía a ser la razón del fin del mundo.
Apartó la mirada un momento y vio a través del espejo retrovisor como Jude y Klaus parecían tener una pequeña charla que lo hizo fruncir el ceño, pues aunque su hermano mantenía su apariencia rejalada se notaba ligeramente tenso, mientras que la castaña a su lado parecía bastante impaciente.
Sus ojos no pueden apartar la vista de Jude, se ve agotada, herida, pálida, débil. Es ella, pero de alguna forma no se siente como si lo fuera, sus ojos brillan pero se sienten vacíos, como si le faltara algo, como si estuviera incompleta.
Como si le faltara alguien que caliente su corazón y sane sus heridas.
Jude es fuerte, pero también parece estar hecha de cristal.
—Diablos Klaus, apestas a alcohol ¿Cuánto has bebido? —le cuestionó Jude por lo bajo arrugando la nariz.
Klaus cruzó los brazos por detrás de su cabeza y le restó importancia —Hum... ¿dos...? ¿Tres botellas quizá? —contestó con simpleza estirándose en el asiento.
Jude lo miró asombrada y niega con la cabeza incrédulamente, sin poder evitar que su boca se abriera un poco con la sorpresa tomando una forma de "O" —Si salimos vivos de ésta, te meteré a rehabilitación —lo amenaza con una sonrisa sarcástica y encantadora en su rostro, aleteando sus pestañas inocentemente hacia numero cuatro.
