S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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*21 Abril 2007, Laboratorios Subterráneos - La comisión*
—¿Sigues ahí experimento cero? —preguntó la encargada con su chirriante voz a través de los alto parlantes.
—Vete al carajo —contestó debilmente Jude, que permaneció inmóvil sentada en el suelo abrazando sus rodillas.
—Espero que sepas que todo lo que hacemos, es para que tu cerebro y tu cuerpo alcancen su máximo potencial —habló con calma la mayor.
Jude rió amargamente y recargó su cabeza contra la pared.
—Un mes... —murmuró con molestia.
—Pasó rápido ¿No es cierto?
—¡Un maldito mes en la oscuridad, en silencio, completamente sola! —gritó la castaña furiosa —ni siquiera sabía si estaba muerta...
—Eres demasiado dramática querida, en fin. ¿Lista para la prueba de hoy? —preguntó.
Al escucharla, los ojos de la castaña se abrieron con lentitud. Había llegado un punto en el que ella simplemente estaba harta, harta de luchar, de intentar, de soportar a las voces gritar, de los miedos ajenos que la hacían temblar y sobre todo de la oscuridad que parecía no terminar.
Simplemente estaba harta de ser el títere, el títere que podías manejar, manipular. Pero sin saberlo, todo eso estaba a punto de cambiar.
Jude no contestó, en cambio sus delgadas manos se aferraron a la bata de hospital que cubría su cuerpo y cerró sus ojos con fuerza cuando nuevamente se comenzaron a hacer presentes esas horribles visiones que la atormentaban.
Luego de un mes en la oscuridad, las luces de esa habitación se encendieron, pero lo primero que Jude notó al abrir sus ojos que fueron deslumbrados ante la luz brillante, fue que esa no era una habitación con las blancas paredes a las que estaba acostumbrada, pues ésta habitación tenía grandes espejos que cubrían desde el piso hasta el techo.
Sorprendida, entre tambaleos se puso de pie, observando su extraño reflejo en cada uno de esos espejos, que el único propósito que parecían tener era terminar de volverla loca. O al menos eso parecía dentro de su mente..
Pero la mente de Jude era engañosa, era cruel, y definitivamente amaba jugarle en contra. Tanto, que para ella se había vuelto un verdadero problema diferenciar lo real de lo que no lo era.
Una muestra de eso fue cuando un hombre vestido completamente de blanco, la contemplaba con una tristeza inimaginable, con una muy conocida maquina de descargas entre sus manos.
