S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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C A P Í T U L O D E D I C A D O A: softsilvery
21 Noviembre 1963, Dallas - Texas. 16:00 p.m.
—Estuvimos tan cerca... tan cerca —exclamó Número Cinco sumamente furioso caminando de un lado a otro mientras acariciaba nerviosamente su nuca.
Jude hizo una mueca, observando con pena el lugar donde había desaparecido el maletín sintiéndose completamente abatida, por un momento lo había tenido todo, pero como de costumbre, el universo se encargaba de arremeter en su contra arrebatándoselo justo frente a sus ojos nuevamente.
Era cruel, tener esperanza en algo y al siguiente segundo... un montón de nada. Así eran los últimos días, como una montaña rusa en la que de pronto un sin fin de posibilidades nuevas aparecían siendo prometedoras y luego, sin previo aviso te las arrebataban todas de forma dolorosa, como un golpe en el estomago que te dejaba sin aire.
—¿Y ahora que? —preguntó Luther hacia su hermano.
—¡Ahora nada, Luther. Haz las pases con Dios! —volvió a gritar completamente fuera de si.
—¿Qué? ¿Y Allison y Vanya? —le interrogó ofendido ante la declaración y el mal genio de su hermano.
—Que se pudran. Deberían haber estado aquí —escupió de forma venenosa.
—Seguro les pasó algo —opinó Luther haciendo que todos lo miraran, a excepción de Número Cinco que se encontraba liberando su frustración golpeando todo lo que se le atravesara en frente.
—¡Al diablo con Diego y con todos! —gritó Cinco nuevamente —Estaba mejor sólo en el apocalipsis.
—¡Vamos Cinco! —se quejó Luther igualmente con el ánimo por los suelos.
—¿Sabes qué, Luther? Que cada quien haga su camino ¡Ahora cada hermano es responsable de si mismo! —vociferó Cinco dándose por vencido en un tono bastante apático, dándole una sonrisa cínica antes de irse.
—Tiene que haber otra forma Cinco, la encontraremos —habló Jude con un tono suave.
Número Cinco se detuvo abruptamente al escucharla, y con una mirada llena de odio se dio media vuelta y caminó pesadamente hasta quedar frente a ella, con un aura amenazadora y la vena de su cuello haciéndose cada vez más gruesa ante su disgusto por oírla.
—¿No me escuchaste Jude? ¡No hay otra opción! —explotó dejándose llevar por toda su ira desquitándose finalmente con la castaña.
Todos lo miraron perplejos por la forma tan agresiva en la que se había dirigido a ella.
—Cinco... —lo riñó Luther a su derecha tratando de calmarlo ya que Jude se había quedado sin habla.
Pero Número Cinco lo ignoró, dio unos cuantos pasos más para acercarse a ella, sin dejar de mirarla de esa forma fría y distante, cargada de rabia.
