La McCall Menor [2]

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Katherine

Peter- ¿Podrías bajar tus sucias botas de esa mesa? Es de italiana y es carísima.

Kat- También mis botas.

Peter solo puso los ojos en blanco y volteo a ver a las otras dos chicas.

Peter- Ellas dos se van- dijo hacia Lydia y señalandonos a Allison y a mi.

Kat- ¿Que no te enseñaron que señalar es de mala educación?

Lydia- La última vez que estube a solas contigo, casi muero desangrada por tu culpa. Así que ellas se quedan.

Kat- También trataste de matarme Peter, por cierto, mi yo pequeña esta desepcionada de ti.

Peter- ¿En realidad creen que intentaba matarlas? Tú, Lydia, eras mi plan de contingencia y tu Katerina, un efecto colateral. Sin mencionar que la mordedura fue lo que hizo salir tus habilidades y tu te convertiste en alfa. Soy la chispa que encendió su vida.

Allison- Las atacaste y casi las matas.

Peter- Todo poder no se obtiene sin pelear ni sin dolor.

Lydia- Yo no lo pedí.

Peter- Aunque ahora lo disfrutas ¿no?

Kat- Oh, y tampoco hay que olvidar que activaste una maldita profecía que puede hacer que mueran demasiados inocentes. Enserio gracias Peter, gracias.

Estaba haciendo flotar mis llaves, poco a poco e ido aprendiendo a usar mis dones de hechicería. Solo tengo que pensar lo que quiero que pase y sucede, pero tengo que avanzar poco a poco o si no tengo migrañas muy fuertes.

Allison- ¿Que tal el hecho de que le lavaste el cerebro y la usaste para volver a la vida?

Peter- Gracias a ello estoy aquí para ayudarte a dominar tus habilidades. ¿No es asombroso cuando las cosas cuadran a la perfección?

Allison- Está loco, ya vamonos- dijo tomando a Lydia de la mano y viendome a mi.

Me comencé a parar del sofá y a caminar hacia ellas.

Peter- ¿Quieres la verdad Lydia?- la mencionada se detuvo- El grito no es lo que te da poder, lo único que el grito hace es anular el ruido; permitiendote escuchar lo que necesitas escuchar. Yo puedo ayudarte a concentrar tu oído.

Allison- Pero quieres algo a cambio.

Kat- ¿Acaso lo dudaste?- dijo viendo a Allison y riéndo.

Peter- No, dedicaré mi vida a las pobres adolescentes narcisistas. Claro que quiero algo a cambio- tomó una caja y la abrió, luego lanzó lo que había dentro de esta, unas garras.