17. ¿Dónde está mi mente?

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Ninguno me quitaba la mirada de encima. Me estaban observando como si tuvieran a un monstruo frente a ellos. 

Tal vez... ¿Lo soy?

¿Dónde quedaron mis valores, mis principios? ¿Todo este tiempo me he estado engañando a mí misma creyendo que soy una buena persona? 

Cualquiera en mi posición habría reaccionado igual. ¿Verdad?

—¿Vas a seguir acuchillándolo hasta desfigurarlo o ya podemos deshacernos de la carroña? —La voz del agente Jace ahora tenía un tono distinto.

No respondí. 

Una fuerte punzada me hizo caer al suelo y una fina línea de líquido amarillo salió cuando intenté tocar la herida. 

Aún con el arma en mano, empecé a girarla para observarla con detenimiento. Nunca había tenido la oportunidad de verla así.

El agente siempre tenía sus dos cuchillos, uno con un mango verde oscuro y el otro azul, como si uno se complementara con el otro. Tenía pequeños detalles plateados que decoraban el filo. 

Sentí la mirada de Jace sobre mí. Estaba observándome alerta, desconfiado. Levantó el mentón lentamente, desafiante. Segundos después, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa de satisfacción.

Entonces lo noté. Estaba cubierta de sangre, con un cadáver a mi lado, sosteniendo uno de sus preciados cuchillos. Como si a partir de ese momento, una barrera entre nosotros acabara de derribarse. 

¿Todo este tiempo estuvo buscando sacar ese lado de mí?

 Ahora creía entender las provocaciones, las constantes amenazas. La situación me había llevado al límite. 

Seven aseguró que daría su vida por la mía, y oír las intenciones de ese hombre me llenó de terror. Debía impedir a toda costa que le hicieran daño. Ya no se trataba de mí, ni de la persona que pudiera salir herida, era para protegernos entre todos. 

O eso quería pensar. 

El agente Jace fijó la mirada a su arma de mango verde oscuro, casi negro y se acercó para arranchármela. Mis ojos se encontraron con los suyos mientras tomaba el cuchillo, dándome cuenta de algo nuevo en él. 

El agente podía herir tanto como quisiera y, tal vez, sólo se estaba conteniendo. 

Algo en esos cuchillos formaba parte de él. Y yo quería averiguar qué era.

—¡Leonor! —Seven corrió hacia mí sin importarle la mirada de su superior—. ¡¿Estás bien?! ¡Dios! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Perdón!

Su labio inferior empezó a temblar al ver la herida en mi hombro y sus cejas se fruncieron al leer lo que habían dibujado en mi piel. 

—Voy a matarlos —afirmó. Todos sus músculos se tensaron y su mandíbula parecía estar a punto de contraerse en cualquier momento. 

Su mirada se suavizo cuando mis ojos se encontraron con los suyos. Intentó acercarse, pero el olor del cadáver empezaba a ser más fuerte. 

Alternó su mirada entre el hombre muerto y mi rostro mientras sus cejas se hundían hasta formar una expresión de asombro y culpa. Se acercó al cuerpo y revisó las heridas ocasionadas por el cuchillo, luego volvió a mirarme, incrédulo.

—A veces hay que acabar con una vida para salvar otra. —Las palabras del castaño me tranquilizaron.

Seven se dio cuenta de cómo me había estado juzgando con la mirada y soltó una risa nerviosa. Empezaba a entender el sentimiento de culpa que él sintió cuando lo observé matar a alguien en esa casa. 

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]Where stories live. Discover now