35. La duda de mis principios | Día 3° y 4° |

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Día 3: "Saeyoung y tú".


La guitarra y la fotografía... ¿Tenía Jace algún tipo de relación con esa casa?

Repasé en mi mente los hechos que habían sucedido ese día esperando encontrar una respuesta.

"Buscamos información sobre las personas que ahora viven en este lugar —continuó Jace—. Siguen teniendo los cuadros de los antiguos residentes... Esto es confuso".

"—No —respondió el pelinegro—. De hecho, es mejor que lo sepan. Los antiguos propietarios tenían una gran deuda con nuestra agencia, y no hablo de una deuda monetaria".

"—Todos los políticos son una basura —masculló Seven.

—No todos. —Jace respondió tranquilamente—. Ahora él está muerto. El jefe no se quedó tranquilo. Quiero pensar que, por eso..."

No. No tenía relación con esa casa. Sólo estaba haciendo su trabajo. Y su trabajo no involucraba su vida personal, ¿o sí?

La suave melodía de la guitarra a unos metros robó toda mi concentración. Mis labios se curvaron en una sonrisa al reconocer la canción. Había intentado tantas veces desarrollar un talento musical, pero esa habilidad en mí era nula. Al girar fijé mi mirada en los largos y delgados dedos de Jace acariciando las cuerdas con una frágil delicadeza.

Estaba inmerso con las manos sobre el instrumento. Cerraba los ojos como si cada nota lo teletransportara, protegiéndolo de lo que había a su alrededor. No me atreví a interrumpir. Me quedé observándolo desde lejos mientras me preguntaba qué secretos escondía detrás de su máscara de agente.

—Siento una mirada sobre mí y dudo que sea el fantasma de alguna de las personas que asesiné. —Pestañeé un par de veces al oír su voz, pero no me estaba mirando, mantenía los ojos cerrados—. Entonces, ¿dejas de mirarme?

—Sólo estaba escuchando —me defendí, pero, aún ensimismada en él, seguí con la vista en su guitarra—. ¿Cuándo aprendiste a tocar?

—No lo recuerdo —contestó esta vez dejando el instrumento a un lado—, fue a muy corta edad. Me llamó la atención desde la primera vez que la vi, practiqué solo por un tiempo y se volvió un hábito. No hay más.

Di un grito de emoción en mi interior. Tenía su atención. Parecía dispuesto a entablar una conversación y aclarar mis dudas.

—Esta guitarra tiene conmigo casi doce años —susurró más para él mismo que para mí—. Ya no le queda mucho tiempo de utilidad...

Mis labios se entreabrieron por la impresión. Era la misma guitarra que estaba en esa casa. Los mismos detalles, el mismo color... ¿Por qué algo de su propiedad estaría allá?

No pregunté. Mantuve mis manos apoyándose en el pequeño mueble y mi postura rígida. Cuando Jace empezó a susurrar más cosas, el sonido de mi celular lo distrajo.

Era una llamada de Saeyoung.

—Creo que no tengo que recordarte que esta ubicación es secreta, y que no debes contestar esa llamada —se adelantó Jace.

—Pero...

—Si contestas, va a rastrearte. Si te rastrea, se acaba el trato pacifista. El agente Vanderwood ya calmó a Eve, ¿quieres arriesgarte otra vez?

—Es extraño —repetí sus palabras mentalmente—. Llamas a todos "agente", pero nunca te he oído llamar a un compañero por su nombre.

Puso ambas manos en el bolsillo de su cintura para sacar los dos cuchillos que siempre llevaba. Y, como solía hacer, jugó nerviosamente con ellos como si se trataran de dos plumas.

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें