29. No dejes de amarme

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Si pudieras escoger entre un camino que te llevará a una felicidad que decaerá poco a poco, pero los momentos de ella están asegurados, o arriesgarte a ir por un camino donde la felicidad y tranquilidad son algo escaso, ¿qué escogerías?

Esos boletos nos llevarían a cualquier parte del mundo. Caminar de la mano en una isla paradisiaca, tomando sol en traje de baño parecía tentador. Recorrer las calles de ciudades inglesas o refugiarnos en una simple casa en medio de las montañas junto a él, a Saeyoung.

¿No era lo que siempre había querido?

Formar una vida juntos, lejos de las balas, peligros y asesinatos. Sí, lo era.

Antes del atentado en la cabaña lo único que buscaba era escapar de todo. Quería irme, huir. Pero estaba atrapada con la amenaza de Jace, eso era lo que siempre me había impedido alejarme, y a la vez algo que usaba como pretexto para estar cerca de Saeyoung. Se suponía que tendría que sentir un peso menos, pero no era así.

¿Por qué? No comprendía.

Estaba claro que no era solamente por el pelirrojo. Me conocía, tal vez gracias a este tiempo lo hacía más que antes, y sabía que en el fondo, tenía una razón más. Extrañaba ese peso, o esos pensamientos fugaces sobre Jace que venían a mi mente.

"Eso, inevitablemente, despierta interés".

Las palabras de Rutherford fueron claras. Interés. ¿Qué tipo de interés? Si yo no podía responderme esa pregunta, ¿acaso no tenía definidos mis sentimientos?

Mientras miraba las manos de Saeyoung recorrer el teclado los primeros días, sólo buscaba un poco de su atención, ofrecerle mi comprensión era mi fuerza para soportar las amenazas. Lo que sentía no había desaparecido, pero algo nuevo empezaba a cosquillear mi mente, impidiéndome ceder ante su petición.

—¿Y Saeran? —fue lo único que salió de mis labios mientras trataba de buscar una respuesta clara—. ¿Y la RFA? ¿Jace? ¿Vanderwood? ¿Y la vida que yo tengo acá?

—Él... ya no es el mismo, tal vez todos tengan razón. Y tú, ¿no te has dado cuenta? —Saeyoung aún tenía la mano extendida hacia mí, tomando el boleto—. Tu vida jamás será la misma, ya cambió. Si es por el dinero, no te preocupes. Con mi trabajo de la agencia tengo suficiente, si se nos acaba podemos fabricar más.

Lo miré incrédula.

—Oh, algo que aprendí —guiñó un ojo— ¡pero tranquila! No es nada difícil.

—No —interrumpí—. Me refiero a... ¿de verdad crees que mi vida ya no vuelva a ser la misma?

Él tragó saliva. Alternó la vista entre varios puntos del carro y finalmente recayó en mi rostro para decir:

—Mi vida ya no es la misma desde que te conocí, mis pensamientos no son los mismos. La agencia es peor de lo que cualquiera puede imaginar. Y si podemos huir, tú y yo...

Había dejado la faceta de 707 por un momento. Ahora me suplicaba que cediera, que abandonara lo que tenía para seguirlo.

Recordé los primeros días donde llegué a su casa. En los momentos difíciles, hasta la persona más fuerte se quiebra, y Saeyoung lo estaba haciendo. La muerte de Vanderwood y Jace nos tenía al borde de la desesperación. Él explotó con los sentimientos que había guardado desde el principio, y mis pensamientos ya confusos se bloquearon aún más.

—No estoy segura de lo que siento —confesé, abrumada por los recuerdos que venían atormentándome—. ¿Qué... que me sucede? ¿Qué me está pasando?

Miré mis manos. Una capa cristalina no me permitía ver con claridad. Empezaba a temblar y las imágenes que sólo se habían presentado en mis pesadillas aparecieron frente a mis ojos.

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]Where stories live. Discover now